- Tipo: B.A.P,serial, menores 18, idol (misterio) x fan, hetero
CAPÍTULO 2: EL CONEJO AFÓNICO
— ¿Qué diablos ha pasado aquí? — Yongguk se abrió paso entre
los miembros del equipo, que formaban un apretado círculo encima del escenario
de fotografía. Los restantes miembros de B.A.P. junto con la chica estaban en
el centro del mismo, arrodillados alrededor de un Daehyun pálido y confuso que
permanecía con la mirada perdida en el suelo y una de sus manos en la frente,
ajeno a todo el revuelo que lo rodeaba — ¿Daehyun?
Apenas
Yongguk hizo el amago de agacharse, el vocalista principal se impulsó de forma
torpe y se levantó, haciendo que todos a su alrededor hiciesen lo mismo. Miró
hacia todos lados de forma disimulada y al mismo tiempo sin fijar la mirada en
nadie.
— Estoy bien
— su mentira era demasiado obvia, pero quizá nadie tenía el valor para
rebatírselo. Se abrió paso por entre la multitud y se alejó de todos,
terminando por desaparecer detrás de la puerta de los grandes servicios del
estudio.
Nadie sabía
que decir. Los miembros se miraron unos a otros.
— ¿Qué ha
pasado? — insistió Yongguk.
— Parece ser
que se ha mareado — aclaró Himchan, rascándose con parsimonia una de sus
patillas recortadas y mirando hacia la puerta del baño — Actúa muy raro
últimamente.
— Estamos a
punto de volver a la rutina de escenario tras escenario. Estará nervioso
después de estos meses sin apenas un solo directo — dictó Youngjae.
Una de las
ayudantes de vestuario llamó a Yongguk desde lejos, era su turno en el
photoshoot. Con un suspiro pesado y poco convencido abandonó al grupo y
respondió a la llamada, caminando hacia el vestuario.
Sus
compañeros no tardaron en dirigirse hacia el servicio: Daehyun aún no había
salido y empezaban a preocuparse. Youngjae y Jongup se quedaron fuera con
Yoori, mientras que Himchan y Zelo entraron al servicio para hablar con
Daehyun.
— Sentimos
que te hayas metido en tantos problemas al primer día — por su mueca podía
verse que Youngjae se veía realmente afectado por ese tema — No queremos que
pienses que somos unos alborotadores ni nada por el estilo.
— No… No,
que va — respondió ella, negando con apuro — Ni siquiera tenéis la culpa de lo
que ha pasado. Intentaré no tocar nada, por si acaso — añadió, riendo.
— Daehyun no
es el único que se comporta de forma extraña — Jongup se cruzó de brazos y
señaló con la cabeza hacia el lugar donde Yongguk posaba, en medio de su sesión
de fotos — Él también parece en las nubes.
Yoori se
quedó mirándolo, perdida. Aunque escuchaba hablar al vocalista realmente no lo
estaba escuchando, tan sólo veía al líder posar y poner muecas extrañas cada
vez que el flash del fotógrafo iluminaba la escena. Youngjae y Jongup
intercambiaron una mirada cómplice.
— Tierra
llamando a Yoori. ¿Hola? — Jongup se echó a reír, pero no obtuvo respuesta.
Entonces,
alguien se acercó a ella por detrás.
— ¡Ririmato!
— Zelo apareció de la nada y gritó prácticamente en su oído, haciéndola brincar
tontamente del susto. Con el corazón en un puño y las risas de todos los demás
miembros rodeándola se cubrió la cara con una de sus manos, sintiéndose
nuevamente sonrojada.
— ¿Qué me
has llamado? — exclamó la chica sin sacarse la mano del rostro, con un gritito
ahogado y desafinado, en medio de un berrinche nervioso.
— ¿Ririmato?
— insistió Himchan, entre risas.
— Ah — Zelo
asintió, acercándose a Yoori y dándole un caderazo suave entre risas — Combina
conmigo. Totomato y Ririmato — y volvió a reírse alegremente.
Viendo la
cara que se le había quedado a Yoori, Jongup tuvo la bondad de dejar de reírse
para explicarle lo que pasaba. Cada miembro del grupo poseía una caricatura en
forma de conejo, el logo de B.A.P., con su respectivo nombre. Shishimato,
Tatsmato, Totomato… “Ririmato no está mal”,
pensó, no muy convencida. No estaba nada mal. Y siendo un mote cariñoso que
provenía de Zelo, estaba mejor aún.
— ¿Te
encuentras bien, Daehyun? — Yoori levantó la mirada hacia él y sonrió, dudosa.
Se sintió un poco estúpida cuando el chico se le quedó mirando sin decir
absolutamente nada. No era capaz de adivinar sus pensamientos ni tampoco lo que
sentía, era como una pared, silenciosa e irrompible.
— Estoy
mejor — susurró, haciendo una leve reverencia de agradecimiento.
“¿Mentirá siempre tan mal?”, pensó Yoori.
………
Entre
aplausos terminó la sesión de aquella tarde. Uno a uno fueron pasando a los
escenarios de fotografía y Yoori se entretenía charlando con los demás y
averiguando curiosidades y secretos de detrás de las cámaras. La conclusión que
había sacado de aquella tarde de charla desinteresada era que la vida de la
fama no era nada fácil, y que era mucho más oscura y enrevesada a como la
pintaban en el exterior.
— ¡Gracias
por vuestro trabajo de hoy! — el fotógrafo se inclinó ante los chicos, que le
respondieron al gesto amablemente entre aplausos. La gente empezó a recogerlo
todo y a abandonar el estudio, hasta que prácticamente sólo quedaban ellos
siete.
— ¿Dónde te
alojas? — le preguntó Youngjae a Yoori mientras caminaban por los pasillos del
edificio.
— En un
edificio al norte de aquí — entonces cayó en lo obvio — Pero ahora que lo
dices… no tengo ni idea de cómo llegar desde aquí.
— ¿Cómo? —
Yoori le explicó que había sido el ayudante el que la había traído hasta el
edificio y Youngjae no pudo evitar exhalar un suspiro de resignación — Es
increíble, cuánta incompetencia.
— Podemos
hablar con algún técnico que pase por aquí para que te acerque hasta el lugar.
¿Es muy lej-?
— No
importa. Yo me encargaré de acercarla a donde sea — todos se giraron ante las
palabras de Daehyun, que alzó una mano y asintió con pasividad. Se miraron los
unos a los otros, y el enmascarado se anticipó a todas esas preguntas que
rondaban la mente de sus compañeros — Necesito un poco de aire, me vendrá bien.
— ¿Y qué
pasa si vuelves a encontrarte mal?
— No pasa
nada. Ririmato cuidará de mí.
— ¡Iah,
hyung, ese mote es mío!
A pesar de
su máscara, Yoori pudo notar por la ligera curvatura en sus rasgados ojos que
Daehyun había esbozado una tierna sonrisa.
………
— ¿Estás
seguro de que quieres acompañarme? — los demás miembros del grupo habían dejado
el edificio y ya deberían estar a medio camino de sus dormitorios. Yoori y
Daehyun se habían quedado en el recibidor del edificio.
— Siempre
estoy seguro de lo que digo — para sorpresa de la española, el chico alzó las
manos y se desabrochó la máscara con normalidad. Aunque por pocos segundos,
pudo ver perfectamente su rostro, ovalado, bien proporcionado… Y sus labios
carnosos; Yoori no podía encontrar una razón para esconder tal perfección.
Guardó la máscara en una maleta y se puso un fular negro alrededor del cuello
que lo cubría igual o incluso más y unas gafas de sol negras. Le enfundó la
maleta a uno de los ayudantes al susurro de “llévame esto al dormitorio, por
favor”, y entonces miró a Yoori.
— Podemos
marcharnos cuando quieras.
Caminaron
hasta la parada de autobús más cercana, teniendo en cuenta la dirección que
estaba anotada en la tarjeta que Yoori le había brindado al vocalista. No
estaba muy lejos, según él, pero aún así era fácil perderse. Se alegró de que
hubiese decidido acompañarla, ella nunca se habría atrevido pedírselo a ninguno
de los seis. Odiaba depender de la gente.
— Vaya, por
fin una calle que se me hace conocida — exclamó entre risas Yoori, cuando por
la ventana del autobús vio un cartel a tamaño gigante de Sexy, Free &
Single que colgaba de un edificio totalmente iluminado. Aquel sitio le trajo
malos recuerdos, pero le bastó girar la cabeza hacia Daehyun, que estaba
sentado enfrente de ella toqueteando su teléfono móvil, para olvidar todo lo
malo.
— ¿Es aquí?
— dijo finalmente, quitándose las gafas de sol con un gesto elegante. Empezaba
a oscurecer, y las calles se habían teñido de un color rojizo bastante apagado.
— Sí, es el
tercer piso — Yoori miró hacia arriba y después se giró hacia Daehyun,
sonriendo — Gracias por acompañarme, era imposible que consiguiese llegar yo
sola. Ni siquiera hace una semana que he llegado.
— Claro, no
fue- …nada — la voz de Daehyun se rompió instantáneamente, sin avisar, incluso
él parecía sorprendido. Yoori puso una mueca de sorpresa imposible de ocultar
ante aquel tono de voz tan extraño que había puesto al terminar su frase, una
afonía repentina que claramente el chico intentó ocultar a pesar de ser
imposible. Tragó saliva sin decir nada más, quedándose en silencio después de
ese pequeño incidente. Se echó una de las manos al cuello, apretando el fular
contra su piel, y casi sin poder aguantar más empezó a toser. Una tos seca y
rasposa que incluso a Yoori le producía dolor en la garganta. Daehyun apoyó una
de sus manos en la pared del edificio y agachó la cabeza, intentando recuperar
el control sobre su tos.
— ¿Estás
bien? — “Claro que no está bien, idiota,
¿o es que no ves que está a punto de echar los pulmones en un ataque de tos?”
— ¿Daehy-?
— Estoy
bien, estoy bien — se apresuró a decir alzándose de repente. Tenía los ojos
llorosos y la voz ronca, pero mantenía el porte como si quisiese convencerse a
sí mismo de que no pasaba nada. Se despidió de forma apurada de ella y se giró,
dispuesto a irse, pero la voz de la chica lo sorprendió en medio de su huída.
— ¿Por qué
no subes conmigo? — Yoori era incapaz de creer que le hubiese hecho esa
pregunta, pero no podía quedarse simplemente de brazos cruzados — Quizá deberías
tomarte una taza de leche con miel, es buena para las irritaciones de garganta…
Daehyun
permaneció de espaldas a ella durante unos segundos que se le hicieron eternos.
Pronto pudo ver cómo se giraba hasta mirarla a los ojos, y antes de darse
cuenta ya estaban los dos sentados en la pequeña mesa de su salón, él
observando la taza humeante de leche sobre la que la chica derramó dos
cucharadas de miel.
Aquella
situación era bastante incómoda.
— Esa tos no
es normal, ¿me equivoco? — Yoori no obtuvo respuesta, Daehyun se limitó a
quitarse el fular, coger la taza con ambas manos y dar un sorbo a la leche
templada. Cerró los ojos como si le hubiese sentado como un placer de los
dioses y desvió la mirada hacia Yoori, cuya mueca había mutado al nivel de “estoy
perdiendo la paciencia”.
— Es sólo
tos — sentenció.
— La tos no
marea.
— Estoy
tomando medicamentos — su voz habló más rápido que su pensamiento. Se llevó la
taza a la boca al darse cuenta de que había dicho algo que realmente no pensaba
decir — Es sólo tos.
— ¿Sabes? No
sé si soy la indicada para decir esto pero… Eres tan… — Yoori entrecerró los
ojos, cogiendo aire y gesticulando como si estuviese buscando la palabra
perfecta para aquel momento — …transparente.
— ¿Qué?
— Que
mientes muy mal, Daehyun. ¿Cuál es el problema? — Yoori se cruzó de brazos y
suspiró — Entiendo que no quieras decírmelo a mí, pero prométeme que hablarás
con los demás cuando te reúnas con ellos. Youngjae se veía muy preocupado por
ti — añadió, suspirando.
Daehyun no
parecía tener intención de contar nada. Miraba su taza de leche con la mirada
vacía y perdida, carraspeando de forma disimulada cada pocos segundos.
— Bébete eso
— terminó diciendo Yoori, con una mueca de resignación — Te sentirás mejor.
Daehyun
suspiró.
— Me han
dicho que tengo una infección en las cuerdas vocales.
Yoori
levantó la mirada hacia él al escucharlo hablar pero realmente no había
asimilado lo que le había dicho nada más oírlo. Le tomó varios segundos
asimilar el vocabulario y lo que una enfermedad así podía suponer para un
vocalista principal como lo era él y su mueca se tornó en varios segundos tan
sorprendida como Daehyun se esperaba que fuese. Yoori no sabía que decir.
— Pero-
— No es
grave — se adelantó el chico — pero me han dicho que lo más probable es que
tenga que pasar por quirófano. Es una operación sencilla, pero sigue siendo una
operación, al fin y al cabo — Yoori lo escuchaba en silencio. El muro que
parecía levantarse alrededor de Daehyun y que siempre bloqueaba sus emociones
parecía estar desmoronándose lentamente ante una avalancha de diversos
sentimientos que llegaron al alma a la chica. Sentía temblar la voz del chico,
que ahora no paraba de dar vueltas a la taza entre sus manos — En el mejor de
los casos tan sólo tendría que pasarme un par de semanas en reposo. Pero…
Daehyun
soltó la taza y suspiró profundamente, llevándose las manos a la cara y
peinando su cabello hacia atrás en medio de un suspiro de nerviosismo.
— ¿Pero…? —
inquirió ella, no muy segura.
— En el peor
de los casos no podría volver a cantar nunca más — fue muy tajante en su
respuesta, casi ni dejó terminar a Yoori su pregunta. La miró fijamente, y ella
pudo sentir el pánico en su mirada — ¿Te das cuenta ahora de por qué no puedo
decírselo a los demás?
Daehyun
apoyó los codos en la mesa y ocultó la cabeza entre ambas manos, tironeándose
del pelo con suavidad. Yoori no sabía exactamente qué decir.
— Pero… no
tiene por qué pasar nada — opinó, insegura.
— ¿Y si
pasa? — sentenció él, sin mirarla, con un tono de voz frío y seguro. Entonces
giró el rostro y la miró fijamente, y Yoori sintió todo el miedo que irradiaban
cayéndole encima como un cubo de agua fría — ¿Sabes todo lo que he sufrido para
conseguir lo que tengo? ¿Para llegar a lo que soy? — su tono de voz iba
aumentando a medida que hablaba. Yoori le hacía señas para que se tranquilizase
pero parecía fuera de sí — ¡Me he pasado la mitad de mi vida, la mitad!
¡Encerrado en una sala de entrenamiento! ¡Ensayando día y noche para poder
pasar de trainee a proyecto, y el
doble para pasar de proyecto a parte de B.A.P.! ¡¿Todo lo que necesito es mi
garganta y pretenden privarme de ella?!
Yoori no
podía creerse lo que estaba sucediendo. “Pero
no te enfades conmigo, que yo no tengo la culpa”, pensaba, mientras lo
escuchaba con los ojos cerrados como dando a entender que gritaba mucho.
— Habla con
ellos, ¿de acuerdo? — le dijo, muy suave, con una mueca de preocupación.
Daehyun le respondió a sus palabras con una fría mirada que la heló por dentro
y la hizo bajar la mirada.
— Tampoco
esperaba que una simple fan lo entendiese.
Golpeó la
mesa con ambas manos y se levantó, vertiendo la taza y la leche sobre su
superficie por el impacto. Yoori no se movió de su asiento, ni siquiera abrió
los ojos para ver cómo se marchaba; tan sólo escuchó el eco de sus pasos
furiosos retumbar en el suelo del apartamento y el portazo que finalizó aquella
conversación tan drásticamente. Se quedó varios minutos quieta, suspiró, y
entonces decidió que sería mejor limpiar el estropicio antes de que los muebles
se estropearan.
“Supongo que una simple fan no podría
entenderlo.”
……….
Días
después, Yoori no era capaz de sacarse aquel asunto de la cabeza. Se había
pasado noches en vela buscando canciones del grupo y había visto que Daehyun
tenía una voz realmente asombrosa. Lo veía disfrutar en el grupo, y con el
grupo. Definitivamente no podía sacarse el asunto de la cabeza.
Salió del
apartamento cámara en mano con la intención de visitar algunos lugares
turísticos en la ciudad. “Necesito
despejarme”. Lo que no se esperaba es el revuelo que se encontró de camino
a la parada de autobús. Un griterío que se le antojó molesto e irritante y que
la hizo detenerse justo detrás de la avalancha de gente que se amontonaba del gran
centro comercial. Montones de chicas esperaban en filas poco ordenadas con unos
extraños cuadernos naranjas en las manos, en los que Yoori pudo distinguir las
siglas B.A.P. al acercarse a una de ellas. Entonces levantó la mirada y entre
cientos de cabezas los pudo ver: Zelo y Yongguk charlaban con un par de fans a
las que estaban firmando sus ejemplares, Himchan saludaba a la multitud
frenéticamente con su sonrisa natural y Jongup y Youngjae cotilleaban
disimuladamente, entre risas. Daehyun parecía ausente del mundo, firmando
ejemplares y haciendo vagas reverencias en su asiento.
“Estúpido cobarde.”
Lo que no se
esperaba es que el avistamiento sería recíproco.
— Oe —
Jongup, que estaba sentado al lado de Zelo, le dio un codazo disimulado y
señaló al fondo de la calle con la cabeza — ¿Esa no es Ririmato?
Daehyun
escuchó a sus compañeros de fundo y, a pesar de que algo en su interior le
decía que debía ignorarlo, terminó alzando la mirada con disimulo, buscándola
por toda la calle. La vio desaparecer entre la multitud y aún así seguía con la
mirada perdida en la calle. La llamada de una fan lo devolvió al mundo real.
……….
Yoori caminó
al lado del ayudante una vez llegaron a su destino aún con una mueca de
vergüenza en su rostro. El móvil le había sonado en mitad de un silencioso
templo y parecía ser que a los que estaban allí no les gustó demasiado su
‘Nyancat’ a todo volumen. El equipo decidió invitarla a una sesión de prácticas
de B.A.P. y ella aceptó tras negarse a continuar con su recorrido turístico,
viendo lo que había ocurrido.
Aquel
edificio no era tan impresionante como el anterior pero mucha más gente andaba
de un lado a otro, sobre todo gente joven. Yoori siguió al ayudante por
pasillos y ascensores hasta llegar a una planta donde sonaba música que le
resultaba conocida. La sala a la que el ayudante la invitó a entrar era
gigantesca. Entró en silencio, colándose tras la puerta para no molestar a
nadie y sentándose en el suelo, donde no molestase. La sala tenía una acústica
muy nítida y poco eco, el suelo era de madera pulida y una de las largas
paredes estaba totalmente cubierta con espejos que permitían a los bailarines
verse mientras bailaban. La música sonaba alta y en ese momento los chicos de
B.A.P. bailaban de forma asombrosamente profesional mientras cantaban una de
sus canciones. Yoori tensó su mueca cuando sintió cantar a Daehyun. Estaba
forzando la voz y el tono se le notaba rasposo y ahogado.
— ¿Qué te
pasa hoy, Daehyun? — exclamó Yongguk, parando de bailar en mitad de la canción.
Hablaba con un tono de enfado bastante irritante y soberbio. Todos se
detuvieron viendo que el líder no estaba contento con el resultado — No das una
nota a derechas hoy.
— Lo siento
— le respondió, escueto, con las manos apoyadas en los muslos y respirando con
agitación, agotado.
— Todo el
mundo se equivoca alguna vez — todos se giraron de repente hacia Yoori, que no
resistía quedarse callada durante más tiempo. Miraba a Yongguk con seriedad,
pero sus ojos transmitían todo el enfado que parecía brotar de ella en ese
momento — No seas arrogante.
— ¿Y tú qué
haces aquí? — le preguntó Yongguk con mala cara.
— ¿Y a ti
que te importa? — le espetó, sin prestarle mucha atención. Ni siquiera lo
estaba mirando, sino que miraba fijamente a Daehyun, quien la evitaba de forma
poco disimulada — Todo el mundo se equivoca alguna vez.
Todos
giraron la vista hacia Daehyun, que ignoró las últimas palabras de la chica y
salió de la habitación con paso apurado, ignorando la llamada de sus
compañeros. Yoori permaneció allí sentada con el rostro ligeramente oculto y
una sonrisa cansada, como si ya se estuviese esperando aquella reacción. Todos
salieron en busca de su compañero sin dejar de llamarlo, todos excepto uno;
alguien que permaneció en su sitio, de brazos cruzados e irradiando molestia.
— Tú sabes
qué le pasa, ¿verdad? — la voz de Yongguk parecía aún más grave en aquella
habitación. Yoori no levantó la mirada, ni siquiera le hizo caso, pero Yongguk
sabía que realmente lo estaba escuchando — Algo ocurrió cuando te acompañó a
casa.
— No ocurrió
nada — le respondió rápidamente, con un tono tranquilo — Me acompañó, le di las
gracias y se fue. No sé que más querías que pasase.
— Mientes
igual de mal que Daehyun.
— Eso es lo
que a ti te gustaría — añadió con seguridad, alzando la mirada — Tus métodos de
convicción son igual de malos, entonces — Yoori no se veía con ganas de
discutir. Yongguk se aproximó en silencio y se colocó de cuclillas delante de
ella, con los brazos rodeando sus rodillas.
— No me
gustas — le espetó el chico tras unos segundos en silencio, con la tranquilidad
en su rostro de quien dice una verdad innegable. La miraba a los ojos mientras
se lo decía y ella no modificaba su mueca extrañamente sonriente — Ni como
persona ni como fan.
— ¿Qué
pasaría si alguien llega a enterarse de que le has dicho eso a una fan?
— Sé que no
se lo dirás a nadie — Yongguk esbozó una sonrisa curiosa ante la pregunta de
Yoori, alzando una de sus cejas con suavidad.
— Quién
sabe. Soy una mala persona, al fin y al cabo — Yoori no parecía alterada. De
hecho, ni siquiera parecía estar pensando lo que decía, tan sólo hablaba — Tú
tampoco eres Míster simpatía. Si no tienes nada más que decir deberías ir con
tus compañeros, alguien necesita ayuda, y… el líder debería ser el primero en
darse cuenta.
Ese fue el
momento en que Yoori sintió que debía parar de hablar. La lengua la había
traicionado e incluso ella se dio cuenta de que había dicho algo inapropiado.
Frunció los labios disimuladamente mirándolo de reojo, su sonrisa se había
borrado. Yongguk no dijo nada, sólo desvió la mirada hacia un lado y chasqueó
toscamente la lengua, molesto.
— No voy a
dejarte aquí. Levántate — sentenció, poniéndose de pie.
— No me
moriré por quedarme aquí sola, ¿eh?
— Eso no me
preocupa. Pero te veo capaz de robar nuestra ropa interior y subastarla por
Ebay — Yongguk la cogió de la mano y la levantó del suelo, llevándosela de la
sala casi a rastro.
— ¡¿Perdón?!
— el eco furioso del ‘español pura cepa’ de Yoori se oyó durante todo su
recorrido por el pasillo — ¡¡Serás capullo!!*
……….
Daehyun
había salido del edificio y desaparecido calle arriba. A pesar de que los
miembros carecían del permiso salieron del estudio y empezaron a recorrer la
ciudad en busca de su compañero. Obviamente, Yoori no iba a ser menos. En
realidad, cuando se echó a correr todo lo que tenía en mente era encontrarlo.
No pensó en su situación, en lo que estaba haciendo, en que no tenía ni idea de
a dónde ir, ni como volver. Se dio cuenta tarde. Media hora tarde. Después de
pasarse media hora corriendo de un lado para otro sin avistarlo por ningún
lado; ni a él ni a los demás.
“Mierda”, susurró, respirando agotada.
Supuso que
alguno de los demás lo había encontrado ya y desistió en su tarea. Pensó en
preguntar a algún transeúnte cómo se volvía al estudio pero un carrito de
helados desvió su atención de su tarea principal. El calor y el agotamiento
fueron los que dirigieron sus pasos.
Se sentó en
un banco a la sombra de un árbol en un parque alejado del revuelo urbano. La
arboleda era fresca y silenciosa y un refrescante olor a clorofila invadía el
ambiente. El revuelo que se oía entre el silencio, alejado del lugar, era
incluso agradable. Yoori disfrutó del silencio hasta que una voz agudizó sus
sentidos. Era una voz realmente hermosa, un canto suave y frágil que al mismo
tiempo reflejaba un poderío vocal importante. Le bastó con girarse para ver a
su espalda una pierna que sobresalía por uno de los lados de un gran tronco,
cuyo pie se movía con suavidad al compás del canto.
La voz le
resultaba familiar.
— Tienes una
voz preciosa — no dijo nada hasta que terminó de cantar. En ese momento el pie
dejó de moverse y la pierna se escondió detrás del tronco como si se tratase de
un gato asustadizo — Te envidio — añadió, sonriendo, dulce y comprensiva.
— ¿Qué
motivos hay para envidiarme? — preguntó Daehyun desde el otro lado del tronco,
sin dejarse ver.
— Bueno…
Unos cuantos, realmente — Yoori volvió a sentarse en el banco correctamente,
por lo que ambos quedaron dándose la espalda a unos cuantos metros de distancia
— Eres famoso. Tienes una voz preciosa y muchas chicas que se desviven por ti.
Y tienes un futuro prometedor, ¿qué más quieres?
— Podría
perderlo todo en un solo día — dijo, con la seguridad marcada en un suave tono
— La voz, la fama, consecuentemente las chicas… y mi futuro — Daehyun esbozó
una silenciosa mueca de sorpresa cuando escuchó una suave risita al otro lado
del árbol — ¿De qué te ríes?
— Es normal
que tengas miedo — Daehyun frunció el ceño — pero no puedes huir de las cosas
toda tu vid-
— No tengo
miedo — la interrumpió.
— Sí, tienes
miedo. Los hombres también sienten miedo, ¿sabes?
El vocalista
permaneció en silencio, sin saber realmente qué decir. Aunque tampoco era como
si Yoori esperase que fuese a decir algo.
— ¿Sabes por
qué estoy yo aquí? — fue más el silencio que provocó la ausencia de respuesta
en Daehyun la que clarificó su curiosidad que cualquier palabra que pudiese
pronunciar — Porque era mi sueño — Yoori rió — ¿No te has parado a pensarlo?
Estoy completamente sola en un país al otro lado del mundo, alejada de mi casa
y de todo lo que quiero. ¿Cómo he sido capaz de superar todos mis miedos e
indecisiones para estar ahora aquí? Porque es mi sueño.
Sonrió.
Daehyun se había levantado y justo al terminar de hablar se estaba sentando en
el banco, a su lado. Yoori ni siquiera giró la mirada hacia él. Siguió
sonriendo mientras se comía su helado con parsimonia, disfrutando nuevamente
del silencio, aunque realmente duró poco.
— Gracias.
Alzó las
manos y se quitó la máscara, tirándola a sus pies antes de girarse hacia Yoori,
que se vio sorprendida por su gesto. Daehyun cogió una de sus manos e
inconscientemente la fuerza abandonó la otra mano de la chica, que dejó caer el
helado al suelo con un sonido seco, a los pies del banco. Sus dos manos fueron
capturadas antes de que llegase a darse cuenta, y los grandes dedos del
vocalista se entrelazaron con los suyos con lentitud mientras su voz volvía a
sonar de nuevo. Había cerrado los ojos. Yoori conocía esa melodía, le estaba
cantando el estribillo de ‘I remember’, donde colaboraba con el líder. Sin
embargo aquel soneto improvisado no transmitía la fuerza de la canción, sino
que era suave, delicado, un tono incluso romántico que estaba consiguiendo
ponerle la piel de gallina a la chica. Pestañeaba como una idiota mirando su
rostro perfecto moverse con suavidad con cada nota, el movimiento de sus labios,
el temblor de sus párpados. Sonreía como un niño a punto de dormirse y emanaba
una ternura que Yoori no se creía capaz de soportar. Daehyun apretó sus manos
entre las suyas propias. Ella se mordió los labios con disimulo intentando no
echarse a llorar.
— Se nota
que amas lo que haces — le dijo con una sonrisa, sintiéndose como una idiota
cuando llegó el momento en que ya no pudo retener sus lágrimas mientras caían —
Tienes realmente una voz preciosa — añadió, agachando la cabeza.
— La
necesito para hacer felices a muchas fans como tú — soltó una de sus manos y le
alzó la cabeza, obligándola a mirarlo directamente. Le secó las lágrimas con
una sonrisa amistosa — Supongo que ese es mi sueño.
Yoori agachó
de nuevo la cabeza, sonriendo con timidez mientras seguía sintiendo el calor de
una de las manos del chico entrelazada con la suya.
— ¿Sabes?
Realmente… No eres una fan tan ‘simple’ como creía.
……..
A la mañana
siguiente, los noticiarios de todo el mundo habían estallado ante la bomba: “¡Integrante del grupo B.A.P., a punto de ser
operado por una infección en las cuerdas vocales!”
……….
— ¿Tienes
miedo? — Yoori lo observaba con la mirada de una madre preocupada, minutos
antes de que se lo llevasen a quirófano.
— En
absoluto — rió.
— Daehyun…
— Ya lo sé,
ya lo sé. Miento muy mal.
simplemente me encanta, no tengo mas palabras, por favor sigue escribiendo asi, espero con ansias el próximo capitulo
ResponderEliminarjdskfldjfkdg me encantó sigue please <3
ResponderEliminarhay mi vido!!! mi sexy Dae Oppa también puede ser tierno
ResponderEliminarjejeje puse la canción para poder imaginarme todo el suceso... que hermoso *^*