- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 12
Llegué y entré a
clase directamente, no quería ver a nadie, la verdad. El profesor empezó a explicar
pero no tenía la cabeza como para células y enfermedades. Intenté tomar apuntes
pero iba a explotar. No sé si eran nervios, miedo, impaciencia... Pero quería
estar ya en manos de Block B.
La campana sonó y yo todavía estaba
inmersa en mis ideas. La verdad no sabía qué iba a conseguir exactamente con
esto, pero algo sí que cambiaría. Solo con la mente de Zico a mi lado y el odio
contra nuestra víctima creo que vamos sobrados.
Salí y me encontré con Raquel e Iris
las cuales me preguntaron por Taeyang. Les dije que estaba malo y que me tenía
que ir rápido para ver como estaba y estar con él, eso me excusaría bastante. Salí
pitando de allí a casa, ya quedaba menos, creo que incluso conducí demasiado
rápido. Llegué y abrí la puerta rápidamente, mi primera misión: llamar a
Totoro.
Corrí hacia mi habitación, tiré la
maleta encima de la cama y busqué la tarjeta que me dió anoche. Tenía que estar
encima de la mesa, no se podía haber ido andando. La encontré y cogí el móvil, marcando
el número. Varios pitidos sonaron antes de que su voz contestara con un
"¿Sí?" desde el otro lado.
- Hola, soy Ann - le recordé.
- ¡Hola! - exclamó - ¿A qué hora te
viene bien hoy?
- A la que tú me digas, tengo toda
la tarde libre - quería salir pronto de aquí, la verdad.
- Pues vente antes a mi casa que
tengo que explicarte varias cosas - planeó.
- A las 7 estoy allí. ¿Qué me pongo?
- dudé.
- Yo te presto ropa - rió.
- Será mejor, no tengo bastante ropa
así... -
- Lo sé, te conozco - me interrumpió
y siguió riendo.
- Bueno, pues hasta esta tarde -
dije emocionada.
- De acuerdo, adiós - colgó.
Mi
primera misión completada, ahora tenía que buscar a Daesung. Salí de mi
habitación hacia la suya, no quería pasar por muchas áreas comunes, la verdad.
No estaba allí así que me tomé la libertad de esperarle allí sentada.
Varios
minutos después apareció. Se asustó un poco ya que no me esperaba allí pero fue
directo al grano.
- Vale, ¿esta tarde a qué hora
sales? - preguntó.
- A las 7 he de estar en casa de
Totoro - le informé.
- ¿Cuándo se supone que hay que
informar sobre tu "desaparición"? - hizo comillas con los
dedos.
- Pues espérate unos días y si nadie
se da cuenta, que lo dudo - aclaré y asintió.
- ¿Has comido? - cambió de
tema.
- La verdad es que no - reí - No
quería encontrarme con nadie más, esta mañana ya me encontré a Taeyang.
- Anda ven, que te voy a preparar
algo, que allí vas a pasar más hambre... - reí.
- No sabría yo qué decirte - seguí
riendo con el doble sentido de la situación.
- ¡Tú me has entendido! - dijo con
un toque infantil.
Fuimos a la cocina y puso en marcha el microondas el cual parecía que ya tenía un plato dentro.
- ¿Te has acordado de mí? - pensé en
voz alta.
- Más vale prevenir que curar - rió.
El
microondas acabó de calentar y nos avisó con un pequeño timbre. Yo cogí
cubiertos y un vaso con agua mientras Daesung sacó un plato con un gran pedazo
de tortilla. Empecé a comer, los nervios afectaban a mi apetito. Daesung se
sentó en frente de mí y me contempló como si no me fuera a volver a ver, aunque
puede que tuviera un poco de razón. Volvería... Creo.
- Sé lo que estás pensando - dije al
acabar de tragar y cogí el vaso de agua.
- Venga, adivina - me miró apoyando
su mejilla en su mano.
- Voy a volver - bebí del
vaso.
- Sé que vas a volver, la cosa es
cómo - miró hacia otro lado.
- Explícate - llamé su
atención.
- Si vas a volver bien, tú sola o...
- suspiró - tengamos, bueno, en realidad, que yo tenga que intervenir
seriamente.
- Intervenir vais a hacerlo de todas
maneras, aunque te he entendido - di otro sorbo y dejé el vaso sobre la mesa -
Volveré lo antes posible, pero no puedo asegurarte cuando.
Dije eso y me levanté para dejar el plato y el vaso en el lavavajillas. Él se levantó a su vez y suspiró.
- Anda, vamos a ver la tele que te
quedan... - miró su reloj - dos horas - le hice caso.
Nos
sentamos a hacer un poco de "Zapping" ya que no había nada
interesante. Veíamos un cacho de una cosa, otro cacho de otra... Me quité los
zapatos y me acurruqué pegándome a Daesung. En ese momento, G-Dragon entró por
la puerta, mirándome con cara de asombro y odio a la vez, como si se creyera
que estuviera con Daesung. Chasqueé la lengua y apartó la mirada. Se acercó a
la mesa a coger yo que sé qué y se fue, menos mal.
- Bueno, yo creo que voy a ir a
prepararme ya - me incorporé - Antes de irme te veo.
Me levanté e hice lo que dije:
prepararme. Me duché y me puse lo primero que pillé guardando en una mochila
los "regalitos" de Totoro, mis famosos tacones y mis pintalabios:
rojo y negro. Sin contar las llaves y el móvil, claro.
Salí de mi habitación y fui a buscar
a Daesung al salón el cual aun estaba sentado en el sofá. Este, me vio aparecer
y estiró el brazo, apagando la televisión.
- ¿Estás lista? - dijo levantándose.
- Nunca había estado tan lista - me
acompañó hasta la puerta.
- Con cualquier cosa, llámame - se
preocupó.
- Va a salir bien, hazme caso -
sonreí y le acaricié la mejilla - Gracias.
- No hay de qué, pequeña - me
acarició la cabeza.
- Adiós - le di un abrazo - Te
llamaré de vez en cuando para contarte, si quieres.
- Por favor - suspiró - Ten
cuidado... - siguió preocupándose.
Nos
separamos, le sonreí y me fui. Me subí en el coche y lo puse en marcha. Pisé el
acelerador y me adentré en las calles. Ya no volvería a ver esa casa en bastante
tiempo, puede que me viniera muy bien despejarme. Busqué la dirección que me
dio Totoro en su tarjeta, había salido con tiempo así que no tenía prisa.
Encontré la calle y aparqué en el primer sitio que vi libre, buscando su casa a
pie.
La encontré sin problemas ya que
todo lo que había en esa calle eran casas, así que solo tenía que encontrar el
número. Llamé al telefonillo y me abrió directamente la puerta. Era un piso
bastante grande, la verdad. Cogí el ascensor y subí al cuarto. Cuando las
puertas se abrieron pude ver a Totoro esperándome en la puerta de su
apartamento.
- Hola - me acerqué a ella.
- Pasa -
entró haciendo que la siguiera.
Tenía una toalla enredada en la
cabeza, la cual recogía todo su pelo, y otra que enredaba todo su cuerpo.
Entramos en su habitación y vi un traje encima de la cama, a su lado un
conjunto de lencería de leopardo y encaje negro - cómo no - . El traje era
cortado bajo el pecho con la parte superior blanca y la inferior negra,
separándolos una especie de tira turquesa, del mismo color que su ropa
interior.
- Bonito conjunto - dije mirando la
ropa.
- Ahora tenemos que buscarte algo a
tí - abrió una puerta que daba a otra habitación.
Ella
entró y la seguí, era un vestidor, aunque parecía un armario gigante. Era muy
grande para ser un armario pero pequeño para ser una habitación. Todo en tonos
marrones, como madera, haciendo conjunto con las perchas y las barras. Allí
podría haber trajes de todas las clases y colores sin contar los innumerables
cajones que había.
- Dime un color - me ordenó.
- Negro, parece que no me conoces -
obviamente.
- Pues... - echó un vistazo por
encima a todos los trajes - ¡Este!
Escogió un traje de tirantes que
tenía bastante escote y en la parte del estómago tenía transparencias como si
fuera un zig zag: una parte sí y una no, formando triángulos que me cruzaban de
un lateral al otro.
- Me gusta, los tacones los he
traído yo - dije quitándome la maleta.
- ¿Algún accesorio en concreto? –
buscó más adornos.
- Pinchos - dije enseñándole mis
tacones.
Abrió
un cajón lleno de pulseras y collares. Cogió una gargantilla típica con pinchos.
-
Espera... - se volvió y empezó a buscar como una loca por las perchas - ¡Te
encontré!
Sacó una chaqueta de cuero
y me lo dio todo, esperando a que me lo probase.
- Ay, se me olvidaba - exclamó antes
de que me retirara - ¿Qué talla de sujetador tienes? - dijo
tranquilamente.
- Esto... Una 90 - dudé.
- Creo que puedo tener algo de tu
talla - y volvió a buscar por todos los cajones.
De un cajón salió un conjunto de lencería rojo con lunares y pequeños encajes negros en los filos.
- Me encanta - quedé
boquiabierta.
- Anda, pruébatelo que yo voy a
vestirme - me casi empujó.
Fui
al bajo a cambiarme y metí la ropa que llevaba puesta en la maleta, sacando los
pintalabios y los tacones. Me miré en el espejo, me encantaba. No sabía que
podría tener tan buen cuerpo cuando quería. Salí y me encontré a Totoro
arreglándose el pelo en el espejo de su cuarto. Me miró con ojos como platos.
- Wow... - quedó fría.
- Sí, esto... ¿Me maquillas? -
reí.
- Pues claro, pásame el pintalabios
- vio que lo tenía en la mano.
Me pintó los labios
de rojo y trajo una especie de cajita con muchas sombras de ojos y
delineadores. Acabé con sombra blanca y delineador negro solo en el párpado, ya
que los colores oscuros en cantidad, en los ojos, no me quedaban bien.
- ¿Lista? - preguntó.
- ¡No, espera! - busqué en mi maleta
y saqué su "regalito" - ¿Me lo pones? - reí.
- Claro - un déjà vu me vino a la
mente cuando me lo puso.
Salimos y cogimos
el ascensor. Cada vez estaba más nerviosa y Totoro lo sabía. Mientras el
ascensor bajaba, me cogió de la mano y me miró, intentando tranquilizarme.
- Sabes que si pasa algo malo,
puedes llamarme - dijo sin dejar de mirarme.
- Muchas gracias - suspiré.
Llegamos
a la planta baja y fuimos en busca del coche. Ella se sentó en el asiendo del
piloto ya que sabía la dirección, arrancando el coche y saliendo de allí
velozmente. Yo intenté quedarme con el camino, por si acaso. Empezamos a surcar
calles desconocidas para mí y un poco desiertas. La verdad es que con eso de
los vestidos se nos había hecho un poco tarde. Llegamos a un descampado con una
especie de nave en medio, parecía una fábrica abandonada. Totoro aparcó el
coche en un sitio escondido, bastante lejos.
- Será mejor que no vean el coche,
sino sabrán que tienes una escapatoria - dedujo.
- Bueno, vamos - suspiré y salí del
coche sin esperarla.
Tenía
que actuar sin pensar y es lo que estaba haciendo. Totoro me siguió hasta la
puerta de la nave, en ese momento, me paró dándome a entender que la dejara a
ella delante. Tocó la puerta ruidosamente, seguramente estaban allí.
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