- Tipo: Minho x fan, SHINee, +18, serial, hetero (aunque puede haber yaoi con personajes secundarios)
II
Mea culpa
Estaba
allí de pie, siendo bombardeada por todas esas preguntas sin sentido, clavada
en el suelo sin poder moverse, hablar, o tan solo pensar.
Así
como estaba plantada fuera en el patio, en un abrir y cerrar de ojos estaba a
salvo en el vestíbulo, sin saber cómo había llegado hasta allí.
Alguien
la tenía sujeta por los hombros con un brazo y la había llevado a una zona
oscura del vestíbulo, donde los fotógrafos y cámaras no pudieran verlos.
Victoria levantó la vista y lo vio: era el mismo hombre encapuchado que había
irrumpido en su clase momentos antes. Miraba hacia la puerta principal de
manera seria, preocupado, como si los periodistas fueran a entrar de un momento
a otro. Victoria se deshizo de su abrazo y se apartó de él.
- ¿Se puede saber a qué viene todo ese circo?
- le casi gritó al encapuchado - Esto es
una escuela ¡No un teatro!
- Mea culpa - se limitó a contestar. Vic se
quedó esperando una respuesta más larga, y al no obtenerla se dio la vuelta,
resoplando.
- Márchese, por favor.
- ¡Hyung hyung! ¿Qué hacemos? - exclamó Hyun
Jae - Las personas malas no nos dejan volver casa. - El hombre abrazó al
pequeño, acariciándole la cabeza, y luego miró a Victoria con una expersión en
la mirada que bien podía significar ¡¿Ves
lo que has hecho?!
Victoria
se lo pensó dos veces y cambió su oferta: ¿P-por qué no subís a c-clase hasta
que s-se vayan?
- Subiremos - contestó el encapuchado - pero
no se irán - agregó en un susurro al pasar por su lado.
Subieron
en silencio y entraron en el aula. Se hizo el silencio absoluto, tal vez
únicamente interrumpido a ratos por los sollozos de Hyun Jae, todavía abrazado
a su... ¿padre?
- ¿Quién eres? - preguntó Victoria al
encapuchado - ¿Y por qué te siguen todas esas cámaras? ¿Acaso eres...?
- ¿Famoso? - terminó la frase, con un tono de
voz imitando a la de Victoria - por desgracia, sí. Y fuiste tan estúpida de
salir delante de todas esas cámaras, ¡Ahora nos relacionarán! - le echó en
cara.
- ¿Relacionarnos? ¿Pero por qu...? - se lo
pensó mejor. Recordó las palabras de aquel periodista, acusándola de estar
saliendo con alguien. - ¡Eres tú! Eres ese tal Choi Min... Min...
- Minho.
- ¿Pero por qué? Yo no te conozco. ¿Cómo
pueden decir que estamos juntos si es la primera vez que nos vemos?
- A veces pareces tonta - soltó el encapuchado
- No pienso molestarme en explicarte nada, pareces un poco cortita. - Se acercó
a la ventana y al ver el panorama golpeó el cristal con fuerza.
- Eh... está bien, ¿puedo hacer algo? - le
preguntó, algo temerosa de que Minloquesea se rebelase en su contra.
- ¿¡Algo como qué!? ¿Eh? - le gritó - ¡Lo
único bueno que podrías hacer ahora es callarte y desaparecer!
- Hyung hyung! ¿Por qué chillas? No te
enfades...
Todo
había ocurrido muy rápido. Por un momento Victoria se preguntó si todo eso
había sido real o simplemente se había quedado dormida corrigiendo montañas y
montañas de papeles. Lo único que sabía era que quería irse lo más rápido
posible a casa y desaparecer hasta el día siguiente.
Recogió
su chaqueta de la silla su bolsa a medio cerrar, como si ya nada importase. Las
llaves del coche... ¿dónde las había puesto? Estaba segura de que estaban en el
cajón del escritorio...
- Imposible...
Salió
disparada hacia el aparcamiento, donde sabía que estaba su coche. Al llegar
encontré su sitio vacío. Tiró todo lo que llevaba al suelo y se llevó las manos
a la cabeza.
- ¡Lo ha hecho! ¡Ese maldito...!
Estaba
atrapada. Por su culpa estaba atrapada en aquel lugar con una horda de
paparazzis sedientos de noticias que divulgar en los distintos medios de
comunicación. Hoy era uno de esos días en los que más valía ser aplastada por
un piano de cola al salir de casa.
- ¡Ahí está! ¡Corran! ¡Que no escape!
Varios
paparazzis habían aparecido de la nada y corrían como locos, grabadoras,
cámaras y demás en mano como lobos a su presa.
No
tenía escapatoria. Estaba rodeada. Otra lluvia de preguntas sin sentido,
flashes y micrófonos esperando esas suculentas respuestas.
- ¡Dejadme en paz! ¡Dejadme! ¡Dejadme! -
gritaba con las manos en los oídos, intentando no escuchar.
Un
ruido de claxon la devolvió al mundo, al igual que a los paparazzis, que se
dieron la vuelta, unos enfadados por la interrupción y otros claramente
asustados al ver lo que les venía
encima: su coche. Algunos paparazzis cayeron al suelo al tropezarse con otros,
pero la mayoría de ellos se quedaron en su sitio, e incluso un par de
temerarios se acercaron peligrosamente al coche en marcha para saber más sobre
el espontáneo que había interrumpido su caza.
El
coche se paró a su lado y la puerta se abrió; solo podía ser una persona, y no
sabía si alegrarse o enfadarse a causa del “préstamo del vehículo”.
- ¡Sube! - dijo Minho desde dentro. Victoria recogió
su chaqueta y su bolsa y saltó al mullido asiento del copiloto. Apenas había
cerrado la puerta, Minho ya había arrancado, dejando tras de sí la marca de los
neumáticos.
Conducía
a gran velocidad, y por los espejos, Vic pudo ver como unos paparazzis corrían
detrás del coche intentando alcanzarlos en vano.
Esta
vez, más relajada, Victoria se dejó caer sobre el respaldo del coche. Cerró los
ojos y dejó que el desconocido la guiara por las calles de Seúl, sin rumbo
fijo. Solo le importaba el silencio del coche, acompañado por el suave
ronrroneo del motor.
- Te llevaré a tu casa - Minho rompió el
silencio. Victoria lo miró asintiendo.
- La siguiente a la derecha... - indicó. Minho
hizo lo mandado y aparcó el coche.
- Hyun Jae, quédate en el coche, vuelvo
enseguida.
No veo los hetero
ResponderEliminar