jueves, 27 de diciembre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan


CAPÍTULO 19

Me desperté de un salto por culpa del sonido de muchos golpes y algún que otro grito. El sonido de una llave abriendo la puerta heló mi sangre, ¿qué habría pasado? Me incorporé rápidamente, preparándome. Entonces una silueta bajó corriendo las escaleras.

- ¡Ann! - entonces Zico casi me aplasta de un abrazo.
- ¿¡Qué haces aquí!? ¿¡Cómo estás!? - le devolví el abrazo entusiasmada.
- Eso te pregunto yo a ti, anoche G-Dragon me mandó algo... Esto... - me quitó la mirada y yo hice un gesto, dándole a entender que no entendía nada - ¡Escúchalo tú! - acabó diciendo enfadado.

Metió la mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un móvil. Tras unos cuantos pitidos una grabación empezó a sonar donde se escuchaba perfectamente todo lo que pasó antes de que yo cayera dormida. 
Con los ojos como platos, la rabia empezó a recorrer mi cuerpo y yo a ponerme nerviosa.

- ¿Estás bien? Me asustó mucho - miró al suelo. 
- ¿Dónde está? - dije marcando muy bien esas dos palabras.

Me cogió de la mano y me llevó escaleras arriba, entrando en su habitación donde pude verle perfectamente sentado en la cama, atado de pies y manos y rodeado por los demás miembros de Block B. 

- Aquí le tienes, te lo dejo a ti - dijo Zico sabiendo que era lo que quería desde hace bastante tiempo.

Miré a G-Dragon desconcertada pero esa sonrisa sucia que me traía tantos recuerdos iluminó su rostro. Vuelta a empezar, era la única frase que se me venía a la mente.

- No, yo no tengo nada que ver con él - dije enfadada.
- Eso no dijiste anoche, cariño - me miró.
- Vuelve a decir algo parecido y te cruzo la cara, ¿entendido? - gritó Zico.
- Bueno, bueno... - dijo P.O desde una esquina de la habitación - Zico, ¿qué tal si empezamos a divertirnos? - rió y sacó una navaja de su bolsillo.
- Dejadme a solas con él, por favor - dije mirando al suelo y apretando los puños.
- Sus deseos son órdenes - rió Zico - Pero toma esto - me cedió la navaja que hace unos segundos tenía P.O.

Todos salieron de la habitación y yo me quedé frente a él, mirándolo.

- Adelante - rompió el silencio.
- ¿A qué coño venía esto? - pregunté enfadada.
- Me hacen mucha gracia los celos de Zico, ojalá algún día asimile que eres mía - dijo con un tono prepotente y sobrado.
- No soy de nadie - contesté cortante.
- Yo no estaría tan seguro - rió.

Esa risa fue la gota que colmó el vaso. Saqué rápidamente el filo de esa navaja y me abalancé hacia alante, dejándola en su cuello.


- Hazlo, lo estás deseando, hazme pagar por todo lo que te he hecho - me incitó.
- No sabes como me gustaría... - dije frustrada y enterré un poco más esa cuchilla, lo justo para no hacer sangre.
- Solo un poco más... - su cabeza miraba hacia arriba, dejándome todo su cuello libre, pero sus ojos se centraban en los míos.

Moví la navaja rápidamente, haciendo un corte para nada profundo y lágrimas de frustración e impotencia se asomaron por mis ojos.

- No puedo - empecé a llorar.
- Sí que puedes - parece que quería que lo hiciera - Nunca me harías el suficiente daño como para estar tranquila, me he cargado toda tu vida, he hecho contigo todo lo que he querido y más, sin pensar en ti ni en tus sentimientos. ¿De verdad estás diciendo que no puedes ni siquiera pegarme cuando yo te he apuntado más de una vez con una pistola? 
- Cállate - dije bastante bajo.
- Está bien, entonces me sacarás de aquí y me cargaré a Zico - dijo tranquilo.

No aguanté más, le di una bofetada, haciendo que su rostro mirara hacia un lado. Estaba empezando a querer más, a cebarme con él, pero no podía, no debía.

- No le pongas ni un dedo encima - grité.
- No me hace falta, solo tengo que apretar el gatillo - rió.

Un puñetazo interrumpió su risa, dando paso a otro y otro, dejándolo perplejo y sin palabras. Cuando quise darme cuenta, ya estaba encima de él, viciada. Entonces me fijé en sus ojos. Paré de sopetón y le miré, estaba tan... indefenso. Era sólo lo que aparentaba, simplemente. No podía hacerme nada.

- Lo... Lo siento - empecé a llorar y me fui corriendo, saliendo de la habitación.

Crucé la puerta y la cerré, no quería que nadie entrara ahí, ni siquiera yo. 

- ¿¡Qué te ha hecho ahora!? - gritó y entró corriendo en la habitación.
- ¡No entres! - sollocé.

Abrió la puerta, le vio y la cerró rápidamente. Me miró sorprendido y rió.

- Entonces lloras de felicidad, ¿eh? - siguió riendo.
- Por favor, iros - intenté decir.
- ¿No vienes con nosotros? - dijo Taeil de repente.
- No - seguí mirando el suelo.

Ellos, perplejos, debatieron con las miradas, para acabar saliendo de allí. Antes de irse, Zico vino y me dio un abrazo y un beso en la frente, sabía que iba a volver a buscarme.
Cuando ya no había nadie apoyé la espalda en la pared, dejándome caer hasta sentarme en el suelo, al lado de la puerta. Empecé a llorar con fuerza, abrazándome a mis piernas. Estaba empezando a hacerle lo mismo que él me había hecho a mí, a convertirme en él. No podía olvidar quién era, no puedo olvidar a donde voy y mucho menos quién era cada uno. Intenté calmarme y volver a regular mi respiración pero la ansiedad me lo impedía. 
Me levanté con cuidado, me quedé observando la puerta por unos segundos y decidí entrar allí. Tenía que enfrentarme a él, pero sobre todo, tenía que enfrentarme a mí misma.
Entré y él seguía tirado en la cama, suspirando. Me senté a su lado y vi su cara, llena de manchas rojas mezcladas con algunas moradas y un hilo de sangre en la comisura de su boca. Puse una mano en su nuca y lo senté, incorporándome y poniéndome detrás suya, sacando la navaja y cortando las cuerdas. Él me seguía con la mirada cuando hice lo mismo pero en sus tobillos. Acabé y me senté a su lado, él sonrió.

- Lo siento - las lágrimas seguían brotando solas.
- Eso deberías de decírtelo a ti misma, no a mí - me miró - A mí no me has hecho nada.
- Pero mírate, tienes la cara... - me arrepentí.
- La he llegado a tener peor - sonrió.

Entonces me abrazó, un abrazo que caló mis huesos, un abrazo que hizo que mi corazón pasara de mi pecho al suyo. Ya no había vuelta atrás.
Dejé de llorar, por mucho que me resistiera, lo negara o no quisiera... estaba enamorada de él y siempre había sido así. Sin deshacernos del abrazo caímos sobre la cama, suspiré y cerré los ojos, quería que el tiempo se parara. Con su respiración y el latido de su corazón logré conciliar el sueño más plácido en el que había estado nunca.

Me desperté pero no quería abrir los ojos, tenía miedo a no verle, a que hubiera sido un sueño, a despertarme en mi antigua vida, monótona y aburrida. A veces la echaba de menos, pero ahora mismo estaba en una nube, de la cual me costaría bastante bajar.
No me torturé más y abrí los ojos, para ver su espalda subir y bajar lentamente, con su respiración, tranquilo. Sonreí, ojalá fuera siempre así. 
Me levanté un poco, lo suficiente para poder verle la cara. Puse mi mano en su hombro, empujando levemente para que acabara boca arriba en la cama. Este hizo una mueca e intentó abrir los ojos. 

- Buenos días - dijo sin abrir los ojos. 
- Hola - sonreí.
- Bueno, voy a arreglarme, espérame aquí - se levantó y fue al baño.

Me eché en la cama asomándome, podía ver desde aquí cómo se miraba en el espejo, se tocaba la cara y se quejaba. Me miró y se rió.
Abrió un pequeño armario de al lado del espejo y sacó algodón y algo que derramó en él, para luego pasárselo por la cara.

- No te preocupes, dentro de unas horas estará mucho mejor - me dijo desde allí.

Cruzó la puerta y volvió a mi lado, sentándose en la cama.

- Les he dicho que estabas con Block B, haremos como que anoche fui a buscarte - planeó.
- Perfecto - sonreí.
- Te noto muy feliz hoy, ¿qué te pasa? - se sorprendió - Eso es que te desahogaste ayer - rió.
- Será - reí.

Nos levantamos y salimos aun en pijama, dirigiéndonos a la cocina donde estaban todos los demás. 

- Ji Yong, te lo perdiste anoche, los de B.A.P... - se quedó a medias T.O.P.
- Mirad lo que me encontré anoche por ahí - rió G-Dragon.
- Buenos días - sonreí.
- ¿Con que durmiendo juntos sin mi permiso, no? - bromeó Seungri.
- No hemos dormido juntos, nos... - me intenté excusar.
- Nos hemos encontrado en el pasillo - dijo G-Dragon y se sentó entre T.O.P y Seungri.

Solo quedaba un sitio libre: entre Taeyang y Daesung, el cual me miró y sonrió, lo que hizo que le devolviera una sonrisa el doble de brillante. Hoy estaba de buen humor. Me senté y me encontré un plato lleno de tostadas y una jarra de zumo de naranja al lado de mantequilla y un cuchillo. 

- ¿Qué, tú también te los encontraste? - se refirió T.O.P a G-Dragon.
- No, me encontré a Block B - rió - No te preocupes, no fue nada, Zico pega como una nenaza - justo tras eso sentí una leve patada bajo la mesa, directa a mi espinilla.

Levanté la vista y le vi sirviéndose zumo sin mirarme, lo que casi me hace sonreír pero no quería ser tan obvia.

- ¿Cómo has dormido? - me llamó la atención Daesung.
- Bueno, como siempre - le acabaría contando una pequeña parte de lo que pasó, pero no era el momento.
- ¿Cómo encontró el gato al ratón? - me dijo bastante cerca, como queriendo que nadie se enterara.

Miré a mi alrededor y todos estaban hablando, metidos en sus asuntos, así que me acerqué un poco más a él.

- Digamos que el ratón lleva bajo tu habitación unos cuantos días - confesé.
- Espera, ¿eso es literal? - se sorprendió y nos quedamos cara a cara.
- Sí, demasiado - miré hacia delante, sentándome recta.
- Tú y yo tenemos que hablar - dijo perplejo.
- No te preocupes que te estoy viendo - cogí mi vaso y bebí.

El desayuno transcurrió normal, sin nada especial. Pregunté la hora, era algo tarde pero tenía que ir a estudiar un poco. Me levanté y me duché, poniéndome la primera ropa que encontré. Cogí mis libros, las llaves y una chaqueta y salí por la puerta, sin darle tiempo a nadie a detenerme.
Subí al coche y encendí el motor y la radio, conduciendo rápidamente pero con precaución, no era momento de que tuviera un accidente. Aunque no había muerto ya... Llegué sana y salva, aparqué corriendo e, igualmente, corriendo atravesé la puerta, parándome a mirar el corcho de anuncios, cuando un rótulo captó mi atención.

"Inscripción para el examen de becas extranjeras abierta"

Lo había olvidado completamente, hace unos cuantos meses este cartel era algo que me hubiera quitado el sueño, mi mismo sueño, mi motivación. No me lo pensé dos veces, fui dirección a la recepción, preguntando dónde había que inscribirse. La señora que estaba allí me cedió un papel y un bolígrafo.
Empecé a rellenar ese formulario, pero de repente un salto de imágenes me vino a la mente, no podía creer que no fuera capaz de... Bah, tenía que olvidarlo. Seguí escribiendo pero mi pulso no me dejaba. No podía dejarlos aquí, sabía que como me fuera no volvería.

- ¿Hasta cuando puedo entregar esto? - pregunté amable.
- Una semana - me contestó esa mujer.
- Muchas gracias - le dejé el bolígrafo y cogí mi maleta del suelo - Buenos días - me despedí.

Andé hasta la clase, contemplando los pasillos, pensando que hace algún tiempo me pasaba todo el día aquí. Entré intentando no hacer ruido para no interrumpir la explicación, pero nadie me echó cuenta.
Me senté en el primer sitio que vi, al final de la clase, sacando un cuaderno para apuntar el esquema que estaba en la pizarra.

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