- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 19
Me
desperté de un salto por culpa del sonido de muchos golpes y algún que otro
grito. El sonido de una llave abriendo la puerta heló mi sangre, ¿qué habría
pasado? Me incorporé rápidamente, preparándome. Entonces una silueta bajó
corriendo las escaleras.
- ¡Ann! -
entonces Zico casi me aplasta de un abrazo.
- ¿¡Qué
haces aquí!? ¿¡Cómo estás!? - le devolví el abrazo entusiasmada.
- Eso te
pregunto yo a ti, anoche G-Dragon me mandó algo... Esto... - me quitó la mirada
y yo hice un gesto, dándole a entender que no entendía nada - ¡Escúchalo tú! -
acabó diciendo enfadado.
Metió la
mano en el bolsillo de su pantalón y sacó un móvil. Tras unos cuantos pitidos
una grabación empezó a sonar donde se escuchaba perfectamente todo lo que pasó
antes de que yo cayera dormida.
Con los
ojos como platos, la rabia empezó a recorrer mi cuerpo y yo a ponerme nerviosa.
- ¿Estás
bien? Me asustó mucho - miró al suelo.
- ¿Dónde
está? - dije marcando muy bien esas dos palabras.
Me cogió
de la mano y me llevó escaleras arriba, entrando en su habitación donde pude
verle perfectamente sentado en la cama, atado de pies y manos y rodeado por los
demás miembros de Block B.
- Aquí le
tienes, te lo dejo a ti - dijo Zico sabiendo que era lo que quería desde hace
bastante tiempo.
Miré a
G-Dragon desconcertada pero esa sonrisa sucia que me traía tantos recuerdos
iluminó su rostro. Vuelta a empezar, era la única frase que se me venía a la
mente.
- No, yo
no tengo nada que ver con él - dije enfadada.
- Eso no
dijiste anoche, cariño - me miró.
- Vuelve a
decir algo parecido y te cruzo la cara, ¿entendido? - gritó Zico.
- Bueno,
bueno... - dijo P.O desde una esquina de la habitación - Zico, ¿qué tal si
empezamos a divertirnos? - rió y sacó una navaja de su bolsillo.
- Dejadme
a solas con él, por favor - dije mirando al suelo y apretando los puños.
- Sus
deseos son órdenes - rió Zico - Pero toma esto - me cedió la navaja que hace
unos segundos tenía P.O.
Todos
salieron de la habitación y yo me quedé frente a él, mirándolo.
- Adelante
- rompió el silencio.
- ¿A qué
coño venía esto? - pregunté enfadada.
- Me hacen
mucha gracia los celos de Zico, ojalá algún día asimile que eres mía - dijo con
un tono prepotente y sobrado.
- No soy
de nadie - contesté cortante.
- Yo no
estaría tan seguro - rió.
Esa risa
fue la gota que colmó el vaso. Saqué rápidamente el filo de esa navaja y me abalancé
hacia alante, dejándola en su cuello.
- Hazlo,
lo estás deseando, hazme pagar por todo lo que te he hecho - me incitó.
- No sabes
como me gustaría... - dije frustrada y enterré un poco más esa cuchilla, lo
justo para no hacer sangre.
- Solo un
poco más... - su cabeza miraba hacia arriba, dejándome todo su cuello libre,
pero sus ojos se centraban en los míos.
Moví la
navaja rápidamente, haciendo un corte para nada profundo y lágrimas de
frustración e impotencia se asomaron por mis ojos.
- No puedo
- empecé a llorar.
- Sí que
puedes - parece que quería que lo hiciera - Nunca me harías el suficiente daño
como para estar tranquila, me he cargado toda tu vida, he hecho contigo todo lo
que he querido y más, sin pensar en ti ni en tus sentimientos. ¿De verdad estás
diciendo que no puedes ni siquiera pegarme cuando yo te he apuntado más de una
vez con una pistola?
- Cállate
- dije bastante bajo.
- Está
bien, entonces me sacarás de aquí y me cargaré a Zico - dijo tranquilo.
No aguanté
más, le di una bofetada, haciendo que su rostro mirara hacia un lado. Estaba
empezando a querer más, a cebarme con él, pero no podía, no debía.
- No le
pongas ni un dedo encima - grité.
- No me
hace falta, solo tengo que apretar el gatillo - rió.
Un
puñetazo interrumpió su risa, dando paso a otro y otro, dejándolo perplejo y
sin palabras. Cuando quise darme cuenta, ya estaba encima de él, viciada.
Entonces me fijé en sus ojos. Paré de sopetón y le miré, estaba tan... indefenso.
Era sólo lo que aparentaba, simplemente. No podía hacerme nada.
- Lo... Lo
siento - empecé a llorar y me fui corriendo, saliendo de la habitación.
Crucé la
puerta y la cerré, no quería que nadie entrara ahí, ni siquiera yo.
- ¿¡Qué te
ha hecho ahora!? - gritó y entró corriendo en la habitación.
- ¡No
entres! - sollocé.
Abrió la
puerta, le vio y la cerró rápidamente. Me miró sorprendido y rió.
- Entonces
lloras de felicidad, ¿eh? - siguió riendo.
- Por
favor, iros - intenté decir.
- ¿No
vienes con nosotros? - dijo Taeil de repente.
- No -
seguí mirando el suelo.
Ellos, perplejos,
debatieron con las miradas, para acabar saliendo de allí. Antes de irse, Zico
vino y me dio un abrazo y un beso en la frente, sabía que iba a volver a
buscarme.
Cuando ya
no había nadie apoyé la espalda en la pared, dejándome caer hasta sentarme en
el suelo, al lado de la puerta. Empecé a llorar con fuerza, abrazándome a mis
piernas. Estaba empezando a hacerle lo mismo que él me había hecho a mí, a
convertirme en él. No podía olvidar quién era, no puedo olvidar a donde voy y
mucho menos quién era cada uno. Intenté calmarme y volver a regular mi
respiración pero la ansiedad me lo impedía.
Me levanté
con cuidado, me quedé observando la puerta por unos segundos y decidí entrar
allí. Tenía que enfrentarme a él, pero sobre todo, tenía que enfrentarme a mí
misma.
Entré y él
seguía tirado en la cama, suspirando. Me senté a su lado y vi su cara, llena de
manchas rojas mezcladas con algunas moradas y un hilo de sangre en la comisura
de su boca. Puse una mano en su nuca y lo senté, incorporándome y poniéndome
detrás suya, sacando la navaja y cortando las cuerdas. Él me seguía con la
mirada cuando hice lo mismo pero en sus tobillos. Acabé y me senté a su lado,
él sonrió.
- Lo
siento - las lágrimas seguían brotando solas.
- Eso
deberías de decírtelo a ti misma, no a mí - me miró - A mí no me has hecho
nada.
- Pero
mírate, tienes la cara... - me arrepentí.
- La he
llegado a tener peor - sonrió.
Entonces
me abrazó, un abrazo que caló mis huesos, un abrazo que hizo que mi corazón
pasara de mi pecho al suyo. Ya no había vuelta atrás.
Dejé de
llorar, por mucho que me resistiera, lo negara o no quisiera... estaba
enamorada de él y siempre había sido así. Sin deshacernos del abrazo caímos
sobre la cama, suspiré y cerré los ojos, quería que el tiempo se parara. Con su
respiración y el latido de su corazón logré conciliar el sueño más plácido en
el que había estado nunca.
Me
desperté pero no quería abrir los ojos, tenía miedo a no verle, a que hubiera
sido un sueño, a despertarme en mi antigua vida, monótona y aburrida. A veces
la echaba de menos, pero ahora mismo estaba en una nube, de la cual me costaría
bastante bajar.
No me
torturé más y abrí los ojos, para ver su espalda subir y bajar lentamente, con
su respiración, tranquilo. Sonreí, ojalá fuera siempre así.
Me levanté un poco, lo suficiente para poder verle la cara. Puse mi mano
en su hombro, empujando levemente para que acabara boca arriba en la cama. Este
hizo una mueca e intentó abrir los ojos.
- Buenos
días - dijo sin abrir los ojos.
- Hola -
sonreí.
- Bueno,
voy a arreglarme, espérame aquí - se levantó y fue al baño.
Me eché en la cama asomándome, podía ver desde aquí cómo se miraba en el
espejo, se tocaba la cara y se quejaba. Me miró y se rió.
Abrió un pequeño armario de al lado del espejo y sacó algodón y algo que
derramó en él, para luego pasárselo por la cara.
- No te
preocupes, dentro de unas horas estará mucho mejor - me dijo desde allí.
Cruzó la puerta y volvió a mi lado, sentándose en la cama.
- Les he
dicho que estabas con Block B, haremos como que anoche fui a buscarte - planeó.
- Perfecto
- sonreí.
- Te noto
muy feliz hoy, ¿qué te pasa? - se sorprendió - Eso es que te desahogaste ayer -
rió.
- Será -
reí.
Nos
levantamos y salimos aun en pijama, dirigiéndonos a la cocina donde estaban
todos los demás.
- Ji Yong,
te lo perdiste anoche, los de B.A.P... - se quedó a medias T.O.P.
- Mirad lo
que me encontré anoche por ahí - rió G-Dragon.
- Buenos
días - sonreí.
- ¿Con que
durmiendo juntos sin mi permiso, no? - bromeó Seungri.
- No hemos
dormido juntos, nos... - me intenté excusar.
- Nos
hemos encontrado en el pasillo - dijo G-Dragon y se sentó entre T.O.P y
Seungri.
Solo
quedaba un sitio libre: entre Taeyang y Daesung, el cual me miró y sonrió, lo
que hizo que le devolviera una sonrisa el doble de brillante. Hoy estaba de
buen humor. Me senté y me encontré un plato lleno de tostadas y una jarra de
zumo de naranja al lado de mantequilla y un cuchillo.
- ¿Qué, tú
también te los encontraste? - se refirió T.O.P a G-Dragon.
- No, me
encontré a Block B - rió - No te preocupes, no fue nada, Zico pega como una
nenaza - justo tras eso sentí una leve patada bajo la mesa, directa a mi
espinilla.
Levanté la
vista y le vi sirviéndose zumo sin mirarme, lo que casi me hace sonreír pero no
quería ser tan obvia.
- ¿Cómo
has dormido? - me llamó la atención Daesung.
- Bueno,
como siempre - le acabaría contando una pequeña parte de lo que pasó, pero no
era el momento.
- ¿Cómo
encontró el gato al ratón? - me dijo bastante cerca, como queriendo que nadie
se enterara.
Miré a mi
alrededor y todos estaban hablando, metidos en sus asuntos, así que me acerqué
un poco más a él.
- Digamos
que el ratón lleva bajo tu habitación unos cuantos días - confesé.
- Espera,
¿eso es literal? - se sorprendió y nos quedamos cara a cara.
- Sí,
demasiado - miré hacia delante, sentándome recta.
- Tú y yo
tenemos que hablar - dijo perplejo.
- No te
preocupes que te estoy viendo - cogí mi vaso y bebí.
El
desayuno transcurrió normal, sin nada especial. Pregunté la hora, era algo
tarde pero tenía que ir a estudiar un poco. Me levanté y me duché, poniéndome
la primera ropa que encontré. Cogí mis libros, las llaves y una chaqueta y salí
por la puerta, sin darle tiempo a nadie a detenerme.
Subí al
coche y encendí el motor y la radio, conduciendo rápidamente pero con
precaución, no era momento de que tuviera un accidente. Aunque no había muerto
ya... Llegué sana y salva, aparqué corriendo e, igualmente, corriendo atravesé
la puerta, parándome a mirar el corcho de anuncios, cuando un rótulo captó mi atención.
"Inscripción
para el examen de becas extranjeras abierta"
Lo había
olvidado completamente, hace unos cuantos meses este cartel era algo que me
hubiera quitado el sueño, mi mismo sueño, mi motivación. No me lo pensé dos
veces, fui dirección a la recepción, preguntando dónde había que inscribirse.
La señora que estaba allí me cedió un papel y un bolígrafo.
Empecé a
rellenar ese formulario, pero de repente un salto de imágenes me vino a la
mente, no podía creer que no fuera capaz de... Bah, tenía que olvidarlo. Seguí
escribiendo pero mi pulso no me dejaba. No podía dejarlos aquí, sabía que como
me fuera no volvería.
- ¿Hasta
cuando puedo entregar esto? - pregunté amable.
- Una
semana - me contestó esa mujer.
- Muchas
gracias - le dejé el bolígrafo y cogí mi maleta del suelo - Buenos días - me
despedí.
Andé hasta la clase, contemplando los pasillos, pensando que hace algún
tiempo me pasaba todo el día aquí. Entré intentando no hacer ruido para no
interrumpir la explicación, pero nadie me echó cuenta.
Me senté
en el primer sitio que vi, al final de la clase, sacando un cuaderno para
apuntar el esquema que estaba en la pizarra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario