- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 15
Kwon
Ji Yong P.O.V
Acaricio su cabello, la echo de
menos, la siento respirar sobre mi pecho, la sigo echando de menos, abro los
ojos y salgo de mi ilusión. Una gran melena castaña era lo único que venía
desde aquí, pero sólo eso me hacía falta para saber que no era ella.
Suspiro,
y vuelvo a cerrar los ojos. No quería salir del sueño en el que tanto me había
costado entrar. La chica, de la cual no recordaba ni siquiera su nombre, me
miró y yo intenté sonreír.
- ¿Vas a la universidad? - pregunté.
- Sí, te lo dije anoche - respondió
- Lo siento, no me acordaba - me
disculpé - Vístete que te llevo.
No era por ser caballero, se nota en
mi carácter que no era tan "simpático" como anoche. Ahora, estaba
seco.
Nos vestimos y fui al coche, ella me
siguió, ya no me hacía falta dirigirle la palabra. Arranqué el coche y surqué
esas calles que hacía bastante poco pisé.
Llegamos, la busqué, no estaba, como
todos los días. No sé por qué sigo intentándolo, aunque ya sabía que esto iba a
pasar tarde o temprano.
- Adiós - una sonrisa me sacó de mis
pensamientos.
- Adiós - la chica intentó besarme,
pero la ignoré.
Se bajó del coche y me fui
rápidamente. Esto de trasnochar todas las noches y madrugar no tiene que ser
bueno, aunque tengo que retomar el ritmo.
A quién quiero engañar, puede que
ahora sea libre, pero mi corazón no, y a un chico como yo no le gustan nada
estas cosas. Sí, me costó admitirlo, pero porque no me quedaba otra.
El amor es doloroso, pero el dolor
es precioso, igual que ella.
Se me vienen a la cabeza todos los
sitios donde podría estar ahora mismo, incluso temo a algunos, pero no quiero
ir a buscarla, porque sé lo que seguramente me encuentre. Puedo sobrevivir,
como hice antes de conocerla. Es solo un capricho, el amor es eso, un capricho,
nada es eterno ni perfecto... Mis manos, las cuales sujetaban el volante
empezaron a temblar, mi mismo cuerpo me lo decía: quería su imperfección.
Soy egoísta, lo sé, no la dejo ser
feliz, también lo sé, pero sería capaz de verla llorar todos los días para
poder protegerla. Al principio intenté protegerla de mi mismo, alejándome, pero
me fue imposible y ya que no surgió efecto, no puedo hacer otra cosa.
Llegué a casa y dejé el coche ahí en
medio, salí y saqué de mi bolsillo un paquete de tabaco. Cogí un cigarro y lo
puse entre mis labios, sacando un mechero de mi chaqueta. "Hasta esto me
recuerda a ella" me dije mientras la llama quemaba un poco del filtro.
Apoyé la espalda en el coche, húmedo
por cierto, ya que hoy no hacía un gran día. Tenía que olvidarla o recuperarla,
pero algo tenía que hacer, por mucho que me guste quedarme así.
Me gusta esta situación, nunca me
había pasado nada parecido. Se puede decir que sea la primera vez que he
querido a alguien, aunque yo nunca me enamoro. Y con nunca, es nunca.
Tiré lo poco que quedaba del cigarro
y entré en la casa, era temprano, así que pensé en volver a dormir, ya que solo
quería que fuera por la noche.
No había nadie en la casa, aproveché
para entrar a su habitación. Sus cosas todavía estaban aquí. La cama está
deshecha, tal y como ella la dejó, su ropa en una silla, tal como se la quitó y
la soltó. Suspiré, esto está empezando a ser cada vez más grave.
Me senté en su cama y una sensación
de tranquilidad me inundó. Se me pasará, seguro. Me quité los zapatos y me
acosté. No podía más con mi cuerpo, estaba cansado: cansado de esta casa,
cansado de mi rutina - la cual está volviendo -, cansado de... Sentirme
vacío.
Cerré los ojos, no quería pensar más
en nada, y con la mente en blanco, me propuse dormir.
La luz traspasó mis párpados, parece
que el día había mejorado. Abrí los ojos y me puse de rodillas en la cama para
asomarme a la ventana. Unos cuantos rayos de sol aparecieron.
Miré el reloj: las 5 de la tarde.
Había dormido bastante, la verdad. Tanta falta de sueño es mala.
Salí de la habitación, supongo que
ya habría llegado alguien. Fui a la cocina y me encontré con Seungri.
- Hey tío, ¿dónde estabas? - dijo
comiendo unas tostadas.
- Durmiendo, ¿no me ves la cara? -
sonreí levemente.
- Es lo que tienen las noches
moviditas... - rió - Parece que desde que Ann se fue te has soltado.
- Bah, que le den, si no supo
valorar las oportunidades que le dimos... - maldije.
- Siéntate, anda. ¿Te crees que soy
tonto? - preguntó.
- ¿Perdona? - reí.
- Te perdono - sonrió - La echas de
menos y mucho.
- Sí, y tú eres gay - bromeé.
- Venga ya, admítelo - me ignoró.
- Kwon Ji Yong nunca se enamora,
recuérdalo - le sonreí y fui hacia el salón.
Estaban todos los demás, sentados
concentrados en la televisión, excepto T.O.P que estaba leyendo un libro.
- Qué ambientazo - llamé la
atención.
- ¡Shh! - me mandó a callar Daesung,
abrazado a un cojín.
- ¿Qué están viendo? - le pregunté a
T.O.P.
- Una película - levantó la vista
del papel - De amor, además - rió como sin ganas.
- Asco - hice una mueca y me senté
al lado de Taeyang - Dadme el mando - me ignoraron - Vale, me lo tomo como un
no - crucé los brazos.
Ya que no tenía otra cosa que hacer,
me puse a ver la película. Por lo visto, iba sobre un chico que se enamora de
una chica y no le dice nada, hasta ahí típico. Seguí viéndola y en una escena,
la chica es atropellada por un coche y muere.
- Muere... - susurré sin querer.
El final, como no, es el chico
lamentándose por no haber dicho nada. Bastante triste. Chasqueé la lengua y le
quité el mando a Taeyang.
- ¿De verdad? - pregunté al fijarme
que Daesung tenía algunas lágrimas en sus mejillas y a Taeyang le brillaban
demasiado los ojos.
- ¡Es muy tiste! ¿¡Vale!? - se
indignó Daesung.
- No no, si ya lo he visto - sonreí.
- Cállate y cambia - dijo Taeyang.
- Está bien... - reí.
Y nos quedamos allí. Entre un
programa y otro... Las 10. Me levanté y me desperecé, cruzando el salón para
llegar a mi habitación.
- Creo que es hora de ver qué me
pongo - dije frente al armario.
Me llevé cerca de media hora
buscando entre mi ropa, o era excesivamente arreglada o excesivamente
deportiva. Llegó un momento en el que me rendí y me puse lo primero que vi.
Cogí unos pantalones vaqueros blancos gastados que tenían una raya negra a cada
lado, unas botas bajas blancas y una camiseta negra con dibujos blancos. Puse
la ropa encima de la cama y me duché.
Acabé de ducharme y arreglarme el
pelo y me vestí, buscando accesorios como pulseras, anillos y un cinturón y
miré la hora. Las 12, pues sí que había tardado.
Cogí una chaqueta negra como de
cuero y salí, despidiéndome de todos con un grito de "me voy" y un
portazo. Llegué al coche y arranqué rápidamente, no sabía a donde ir. Conduje pensativo,
había ido a muchos sitios últimamente, pero todavía no había ido al de esa
chica... ¿Cómo era? ¡Ah sí! Totoro.
Di unas vueltas haciendo memoria y
lo encontré. Aparqué al lado de un coche negro, bastante bonito, y crucé ese tramo
de tierra, hasta llegar al local. Bastante antes de llegar a la puerta, ya se
escuchaba la música. Entré y lo primero que hice fue dirigirme a la barra,
tenía que calentar motores.
Había mucha gente en toda la
extensión de la barra. Me quedé mirando al camarero para poder llamar su
atención cuando se girara, pero dejó el vaso que llevaba en la mano en frente
de alguien. No podía ser verdad. Abrí y cerré los ojos, esa brazo... Tenía un
tatuaje, y no un tatuaje cualquiera, un electrocardiograma. Era ella.
Fui rápidamente a ese lado de la
barra, apartando a la gente, pero ya no estaba. Bueno, puede que no fuera ella,
puede que... Da igual. Me quedé allí y me pedí algo para beber, lo primero que
vi en la estantería: Vodka negro.
Tras acabar con ese vaso enseguida,
y con otro también igual de rápido, decidí buscar alguna diversión para esta
noche. Di una visual a la barra, pero nada, así que acabé donde siempre: en la
pista del baile. Recorrí su perímetro, esto estaba empezando a ser aburrido, no
había nada interesante. Me adentré entre la gente, algunas chicas se me
acercaban bailando, pero yo las ignoraba.
Oh, ahí parecía que había algo. Vi
unas botas negras, bastante brutas, y unas medias enganchadas a ligeros, me
llamó la atención. Seguí subiendo la mirada, una camiseta de Iron Maiden que me
dejaba a la vista - y a la de todos - todo el costado. Me acerqué un poco más
para poder ver su rostro, pero un piercing en la oreja me llamó la atención.
Espera... Me acerqué más ágilmente, pero no se daba la vuelta, aunque yo cada
vez estaba más nervioso. Bruscamente, dio un giro y la pude ver. Era Andrea.
Corrí hacia ella, apartando a toda
la gente a empujones. Alguien me manchó con un vaso, pero no me
importaba.
- ¿¡Cómo tú por aquí!? - Totoro se
puso en mi camino.
- Nada, dando una vuelta - seguí
mirando a Andrea, pero ella se puso en medio.
- ¿Quieres tomar algo? Te invito -
sonrió.
- No, gracias, ya me tomé dos copas,
no quiero más - dije pareciendo agradecido, pero solo quería que me dejara
pasar.
- ¿Seguro? Mira que la noche es muy
larga - me volvió a ofrecer.
- Seguro - sonreí - Si no te
importa, voy a saludar a alguien, un placer haberte vuelto a ver - dije y me
fui.
Llegué al sitio donde la vi, pero ya
no estaba. La frustración empezó a correr por mis venas, haciendo que la rabia
se apoderara de mí. Salí corriendo de allí, por algún lado tenía que estar.
Pero no.
Me maldije, a mí, a Totoro, a
Andrea, a todo. Fui camino al coche, ahora que la había encontrado, no podía
volver a perderla. Busqué con la mirada ese coche negro, que me hizo situarme
al lado del mío.
Intenté tranquilizarme en el camino
hasta el coche, pero eso solo hizo que me enfadara más. Le pegué una patada a
la llanta trasera, aun maldiciéndolo todo. Posé mi cara sobre las palmas de mis
manos, ya sabía donde estaba. Lo sabía. Si aún estaba por aquí, solo
significaba una cosa: Block B.
Subí al coche y salí de allí,
volviendo a casa, era tarde, pero no demasiado tarde como para que la sangre
corriera.
Ni siquiera aparqué, tal y como
llegué salí del coche y entré en la casa, buscándolos a todos.
- ¡Reunión, ya! - grité, ya que no
venía a nadie.
Entré al salón y estaba Seungri en
el sofá, el cual señaló para la cocina, donde estaba Taeyang y T.O.P.
- ¿Dónde está Daesung? - pregunté
nervioso.
- En su habitación - contestó
Taeyang.
Me faltó tiempo para ir a buscarlo.
Irrumpí en su habitación, repitiendo la misma frase que dije cuando entré. Ande
rápidamente hacia el salón, sentándome en mi sillón, esperando que volvieran
todos los demás.
- ¿Qué ha pasado? - preguntó
Seungri.
- Block B, está con ellos - dije
rápidamente.
- Déjala que se quede con ellos -
Taeyang pasó del tema.
- No creo que sea conveniente... -
se preocupó Daesung.
- Me da igual que sea conveniente o
no, esos no se van a salir con la suya, vestiros y vámonos. ¡Ya! - ordené.
- Está bien... - sonrió Seungri.
Mientras ellos se vestían, yo fui a
mi habitación. Busqué por mis cajones, ¿dónde estaba? Hacía tanto tiempo que no
la usaba... Hice memoria y miré bajo la cama, encontrando una caja. Aquí está.
Arrastré la caja hasta sacarla, poniéndola encima de la cama. La abrí y
encontré mi G-17 con bastantes cartuchos de balas y mi navaja. Llené mis
bolsillos y salí a buscar a los demás.
Cuando crucé la puerta, ya estaba
todos listos en el pasillo. Cogí las llaves del coche grande y salimos
"pitando".
- Menos mal que no la echabas de
menos - me dijo Seungri mientras subíamos al vehículo.
- Y sigo sin echarla de menos - puse
el coche en marcha.
Conduje como si pudiera recorrer
este camino con los ojos cerrados: con confianza y bastante rápido. Era de
noche, así que no se veía muy bien la carretera, pero me daba exactamente
igual.
Llegamos en un abrir y cerrar de
ojos, pero antes de bajarnos del coche tenía que decir algunas palabras...
- Vosotros cubridme, de Zico me
ocupo yo - sonreí, y me bajé del coche.
Que comience el juego.
Me desperté de un salto, unos golpes
me asustaron. Miré a Zico, también estaba sorprendido.
- ¿Qué... ? - susurré.
- Quédate aquí, ¿vale? - me dio un
beso en la frente y salió de la cama.
Se asomó lentamente por la puerta y
al verlo, salió y cerró.
- Ahora mismo me quedo yo aquí -
dije mientras me destapaba bruscamente, saltando fuera de la cama.
Abrí lentamente la puerta, para que
no se enteraran y me asomé un poco. No lo podía creer... Pude ver perfectamente
a cinco chicos perfectamente alineados. ¿Que quieres eran? Eso mismo quisiera
yo no saber.
Cerré la puerta, aquí iba a correr
la sangre. No podía salir así, además, mis botas querían volver a salir del
armario.
Rápidamente me puse la misma ropa
que anoche y salí, esperando a que se hubiera calmado un poco la cosa.
Nada más pisar el pasillo, Zico
agarró mi mano y salió corriendo, llevándome con él. Llegamos a la última
habitación: el salón. En una de sus esquinas había una puerta. Zico sacó unas
llaves de su bolsillo y la abrió, dejándome ver unas largas escaleras que
llevaban hacia abajo, Dios sabe a donde. Zico cerró la puerta tras él para
bajar corriendo.
- Ni se te ocurra moverte de aquí,
si no quieres volver con ellos - me ordenó.
- Pero yo quiero... -
- Es demasiado arriesgado - me
interrumpió - Volveré lo más pronto posible.
Y con eso se fue, dejándome allí
sola, ansiosa e intrigada. Quería saber lo que estaba pasando fuera, quería
verlo, quería intervenir. Sería mi oportunidad perfecta para devolverle un poco
de su medicina a G-Dragon, de otra forma, claro. Me senté en el suelo, esto
daba para largo, pero un ruido me sorprendió. Alguien abrió la puerta y bajó
las escaleras tranquilamente.
- ¡Zico! - exclamé poniéndome de
pie.
- No precisamente... -
G-Dragon apareció por el umbral de
la puerta, deslumbrándome: llevaba una navaja, la cual agarraba con una mano a
la altura de su boca, pinchándola levemente en un dedo de su otra mano, dándole
vueltas.
- Tú - dije con rencor.
- ¿Esta vez no te alegras? - sonrió
tras el metal.
- ¿Por qué debería de hacerlo? - apreté
los puños.
- ¿No te secuestraron? - dijo
divertido, acercándose - No serías capaz de irte por tu cuenta, ¿verdad?
- Y si fue así, ¿qué? - estaba
empezando a gritar, tenía que relajarme.
- Te estás volviendo muy mala, ¿eh?
- esa sonrisa perversa...
- Al menos no soy tan rastrera -
intenté ofenderlo.
- Tsk - me dio la espalda y empezó a
dar vueltas por la habitación - ¿Lo dice la misma persona que se enamora de mí,
me intenta olvidar tirándose a Taeyang y ahora está con Zico? - rió levemente,
dándome la espalda - Eso no me parece precisamente de buena persona - se dio la
vuelta de repente y me miró.
Esa mirada fue la última gota que
colmó el vaso. Corrí hacia él, mientras me miraba. Levanté el puño para
"partirle la cara" como se diría pero algo frío se posó sobre mi
cuello.
- ¿Seguro? - sonrió - Comprendo que
te hayamos entrenado bien, pero nunca serás mejor que el mismo profesor - rió -
Ahora, si no te importa... - se puso detrás mía ágilmente, sin separar la
navaja de mi piel - Sube las escaleras, por favor - sonrió en mi cuello.
- No serías capaz, si has venido a
buscarme es porque me echas de menos, no me matarías - podría llevar razón.
- Ese es mi único pecado,
precisamente por eso, no me importaría - agarró mis muñecas con una de sus
manos, dejándolas a mi espalda.
Me dio un empujón y empezamos a
caminar, subiendo lentamente las escaleras. Llegamos a la puerta y me soltó por
un momento, aun apuntándome con la navaja desde lejos.
- Bueno, creo que es hora de
guardarte - dobló la navaja y la metió en uno de sus bolsillos, suspiré - Yo no
estaría tan tranquila - sonrió mientras metía la mano en el interior de su
chaqueta.
Su brazo se movió lentamente y una
pistola asomó. Al verla, se me quitaron todas las ganas de correr.
- Bonita, ¿verdad? - preguntó mirándola
y me apuntó - Vámonos, despídete de todo esto porque no vas a volver nunca -
recalcó la palabra "nunca" bastante.
Abrió la puerta y cedió el paso,
dejándome delante suya por todo el camino. Cruzamos el salón y nos asomamos al
pasillo, donde estaban todos peleando.
- ¡Chicos, nos vamos! - gritó
G-Dragon.
- ¡Ni de coña! - dijo Zico al verme
y salió corriendo hacia mí.
- ¡No! - grité.
Entonces un disparo pasó al lado de
mi cabeza, impactando en el hombro de Zico, lo que me hizo estremecer. Al mismo
tiempo que la bala le tocó, yo empecé a llorar y me di la vuelta.
- ¿Por qué siempre eres así? - grité
frustrada y corrí hacia Zico, el cual estaba en el suelo.
Me agaché y le abracé, para luego
mirarle a la cara. Tenía un gesto doloroso.
- Todo irá bien - dijo cogiendo mi
mano.
Un recuerdo heló mi mente: mi sueño.
Al escuchar esa frase, algo se reveló en mí y empecé a llorar con más
fuerza y me acerqué al oído de Zico.
- No te preocupes, volveré lo más
pronto posible, lo prometo - me puse de pie y salí de allí, lentamente,
sintiendo la mirada de Ji Yong en mi nuca y mis lágrimas recorrer mis mejillas.
Me da cosita con Zico u.u
ResponderEliminarMuy bueno!! WoW!!!!
ResponderEliminarAIGOOOOO~ me encanta, parece que me leo un libro!!D: quiero más!
ResponderEliminarGeniaaal:! sigue xfavoor!: XD
ResponderEliminarno puedo esperar mas D: necesito una continuacion!!!! o.O
ResponderEliminar>n< unnie! quiero leer el proximo capitulo...!
ResponderEliminarOye esta super :O escribe en calidad de novela, en realidad te admiro, solo espero quedar satisfecha con el fianl sigue asi te apoyo!! :D
ResponderEliminarLo amé con Zico*0* mi horrible cerdito narizón :3 <3
ResponderEliminarNOOO YO AMO LA MALDAD DE GD PERO QUE A LO ULTIMO LE DIGA QUE LA AMA CON EL ♥ *-*
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