lunes, 3 de septiembre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan

CAPÍTULO 8

Sin pensarlo más salí de mi habitación con una dirección: la habitación de G-Dragon.  Siempre le podía enseñar lo que se perdía o dejarle con la miel en los labios. Crucé ese largo y blanco pasillo y abrí la puerta para verme a G-Dragon de pie, sin camiseta dándole la espalda a la puerta, acabaría de llegar de la calle. Le tiré del hombro, se dio la vuelta y me lancé hacia sus labios a lo que él me agarró de la cintura y haciendo pasar su lengua entre los míos.
                Estábamos enfadados, pero en ese momento teníamos la mente en blanco. Me agarró de los muslos y me alzó en el aire, haciendo que quedara agarrada a su cintura con las piernas y con los brazos a su cuello. De un empujón mi espalda quedó contra la pared mientras ese beso se intensificaba e incluso podría decir que tenía una pizca de odio.
                De un momento a otro toda mi ropa quedó en el suelo y sus labios bajaron hacia mi cuello pasando por mi oreja y parándose en las heridas todavía marcadas. Pasando su lengua por ellas, bajó hasta mi clavícula cuando mi espalda se despegó de la pared para acabar contra la cama. Con él encima, le quité la hebilla del cinturón aunque él seguía bajando. Se paró en mis pechos donde reposó unos cuantos besos hasta llegar a mis pezones los cuales mordisqueó y jugó para volver a mi boca.
                Pero cuando me di cuenta escuché un "crack" y mis muñecas estaban encerradas en unas esposas las cuales me impedían despegarme del cabecero de la cama.
- Hoy tú no te vas de aquí hasta que me pidas perdón y me des las gracias - dijo de rodillas en la cama, pudiendo verme perfectamente.
                Completamente desnuda, él se quitó los pantalones y bajó a mis pies para subir con una hilera de besos por mis piernas hasta llegar al interior de mis muslos.
- ¿Lista? - me preguntó.
                Entonces subió, me dio un beso y se abrió paso entre mis piernas.
- Haré que te olvides de ese Taeyang - susurró en mi oído y entró de sopetón en mí.
                Un escalofrío recorrió mi columna vertebral - no sé si por el susurro o por otra cosa-. Me gustaría haberle podido contestar pero si habría la boca no saldrían palabras precisamente. Una parte de mí no quería estar aquí pero a la otra le encantaba y se recreaba en no poder escapar de él, ni ahora ni nunca. Exacto, eso es lo que pasa, no puedo escapar, pensé mientras él seguía dejando su esencia en mí al igual que yo dejaba fuertes respiraciones contra su cuello. Cada vez ese fragmento de mí el cual odiaba esta situación se iba escondiendo más y mis piernas empezaban a temblar.
- Para - intenté decir.
- No - dijo de la forma más autoritaria posible y siguió incluso más rápido - Dilo.
- Nunca - me negué.
                Cerré los ojos con un "está bien" por su parte. Ralentizó bastante el ritmo y se echó encima mía para darme besos en la mejilla y llegar a mi boca.
- Qué pena que Iris y Raquel no puedan contarlo - dijo sobre mis labios y me dio un beso.
                Me intenté apartar pero me era imposible, entre mis manos amarradas y mis piernas agarradas por sus manos no podía poner resistencia. Volvió con su ritmo frenético pero se despegó de mis labios.
- A partir de ahora vas a hacer lo que yo te diga, única y exclusivamente - dijo mirándome a los ojos y sin parar - sino, ya sabes lo que les espera.
- ¿Por qué no me matas ya? - intenté decir entrecortadamente.
- Porque me perdería muchas cosas.
                Justamente al acabar esa frase, subió el ritmo y mi cuerpo se rindió ante él totalmente. Cada vez se me hacía más adictivo, más irresistible. De entre nuestros labios algunos gemidos querían escapar. Con la mente en blanco, creo que ya no pude concentrarme en nada más que en las descargas que transmitía a mi cuerpo el solo hecho de que me tocara.
- Dilo - intentó gritar enfadado.
- Gracias -
                No pude aguantar más y mi interior cedió, dejando que controlara mi cuerpo y mi mente. Él salió de mí y se acercó a mi rostro para tirar de mi pelo y darle otro uso a mi boca. En dos empujones más, mi garganta se vio bañada por su semen.
                Controlando su respiración, abrió el cajón y sacó las llaves que me desharían de las esposas. Me gustaría estar enfadada, qué digo, estaba enfadada, pero estaba tan agotada que no podía exteriorizarlo. Me levanté y intenté vestirme pero un tirón me llevó de nuevo hacia la cama.
- No, dije que harías todo lo que yo dijera, así que hoy te quedas aquí - dijo divertido tirado sobre la cama.
                Me recosté en frente suya pero dándole la espalda pero de repente su brazo envolvió mi cintura y su respiración chocó contra mi nuca.
- Buenas noches -
                Y esas fueron las últimas palabras que le escuché esa noche.
                Esperé a que cayera dormido para intentar deshacerme de su abrazo. Por muy irresistible que me parezca, no podía dejar que me vieran aquí. Me levanté y me vestí sin hacer ruido. Salí por la puerta y ya eran las 3 de la mañana. Me dirigía la habitación de Taeyang, entreabrí la puerta y me asomé para ver si estaba dormido, pero no lo estaba.
- Pasa - su sonrisa resaltó en toda la oscuridad.
                Me senté en frente suya y intenté empezar a hablar pero no sabía como.
- ¿No puedes dormir? Yo tampoco - rió.
- Ni siquiera lo he intentado - confesé.
- Ven - me cedió un sitio a su lado en la cama.
- No puedo, de verdad, lo siento - intenté disculparme pero ya había conseguido que estuviera a su lado.
- Duerme conmigo - dijo abrazándome y cerrando los ojos.
                La verdad es que un poco de cariño no me vendría mal. Era cariño sano, aunque solo fuera por su parte. No es que no le tenga cariño, pero no es precisamente ni el mismo cariño, y mucho menos sano. Dejé que mis párpados también se cerraran, escondiendo algunas lágrimas que querían salir. Una llegó a mojar la mejilla de Taeyang, el cual creía que ya estaba durmiendo y me abrazó más fuerte aun.
- Tranquila... - dijo acariciando mi pelo - Te quiero.
                Más lágrimas querían salir, igual que mi corazón quería quererle, pero los deseos no suelen cumplirse. Me intenté tranquilizar y ser egoísta, porque sino iba a ser una noche muy larga para mí. Y con ese último pensamiento, me dormí.
                Me desperté tal y como me dormí, entre sus brazos. La verdad es que había una gran diferencia entre el sol y el dragón, abismal diría yo. Abrí los ojos y me encontré con los suyos.
- Buenos días, pequeña - tras eso, depositó un dulce beso en mis labios.
- Buenos días - le abracé, no era el momento como para romperlo.
- ¿Has dormido bien? - me preguntó
- Mejor que nunca - la verdad es que no mentí - anda, vamos a desayunar - dije mientras me levantaba.
                Fuimos a desayunar aun en pijama, no había nadie despierto, era aun temprano. Preparé dos tazones con leche mientras Taeyang sacó los cereales y los cubiertos. Desayunamos en una mesa demasiado grande para solo dos personas y fui a ducharme y prepararme para ir a la universidad.
                Cuando salí, lo vi perfectamente vestido y arreglado con las llaves de mi coche en la mano.
- Venga, que te llevo - y me cogió de la mano.
                Este momento me dio un pequeño dejavu, aunque fuera prácticamente distinto. Tenía que hablar con él, aunque sería mejor en casa así que quise dejar que todo fuera bien aunque fuera por una porción de tiempo.
                Llegamos a las puertas de la universidad y ya estaban allí Iris y Raquel esperándome. Se acercaron al coche y me saludaron mirando a Taeyang.
- Buenos días - saludó sonriente mientras mis amigas tenían un gesto de satisfacción.
- Bueno, me voy, adiós - abrí la puerta.
- Espera, se te olvida algo -
                Entonces me di la vuelta y otro dulce beso sorprendió mis labios. Todo iría bien, estupendamente bien, de no ser porque tenía a un dragón marcado aun en la piel.
                Salí del coche y una ola de preguntas de mis amigas - bueno ola, tsunami mejor dicho - sobre como se lo había dicho a GD, cómo se lo había tomado... Y todo eso.
                Entramos cada una en su clase pero yo no podía concentrarme en nada, ahora me daba más miedo lo que pudiera hacer yo misma que lo que llegaran a hacerme. Miedo por perder a Taeyang, miedo por lo que tuviera que hacer por culpa de G-Dragon, miedo por lo que él le pudiera hacer a mis amigas por mi culpa... Ahora Block B se había convertido en mi menor problema.
                Fue la mañana más fugaz de mi vida. Salimos de clase y ya estaba mi coche esperándome fuera. Me despedí de mis amigas y me subí en él, pero el que lo conducía no era precisamente Taeyang...
- ¿Qué haces aquí? ¿Y Taeyang? - pregunté.
- ¿A ti qué te parece? Tenemos que hablar - dijo sonriente el dragoncito.
- Sorpréndeme - me resigné suspirando.
- ¿Cómo dormiste con Taeyang? Espero que bien, ya que estabas tan incómoda conmigo - siguió sin quitar la mirada de la carretera - Me gusta que busques el cariño que no te doy en otras personas, cruel y egoísta, no me esperaba menos - seguía sonriendo con malicia.
- Te recuerdo que eras tú el que estaba tan seguro con que le quería - tampoco me digné a mirarlo.
- Eso no te lo escuché decir anoche - me miró con esa asquerosa sonrisa - Bueno, a lo que iba, sigue con Taeyang, no soy nadie como para decirte qué tienes que hacer. Si lo quieres, claro.
                En ese momento se me descolocó más la situación. Un "¿En serio?" salió de mi boca inconscientemente. Él asintió y el coche se paró, ya habíamos llegado. Me pareció volver a ver esa asquerosa sonrisa en su cara pero no quería volver a mirarle.
                Llegamos y Daesung nos llamó a comer. Me senté entre él y Taeyang, como siempre. Entonces T.O.P rompió el silencio en cuanto estuvimos todos.
- Hoy tienes clases con Seungri, Andrea - dijo mirándome. Perfecto, pensé.
- ¿En tu cama o en la mía? - me guiñó un ojo Seungri, pronto empezábamos.
                Taeyang lo miró con cara de pocos amigos y T.O.P le dio un codazo.
- ¿Entonces es que no son ese tipo de clases? - rió - Bueno, a las 6 donde siempre, cariño.
                Seguimos comiendo y Taeyang y yo nos fuimos a ver la tele. Ahora que G-Dragon me había dejado en paz podía darle una oportunidad a mi corazón para que conociera lo que de verdad necesitaba.
                El tiempo pasó y me fui a poner ropa cómoda para entrenar. Tras cambiarme, salí al pasillo donde Seungri ya me estaba esperando.
- Pasa - dijo abriéndome la puerta y cediéndome el paso.
                Llegamos abajo y se me quedó mirando con las manos apoyadas en su cintura.
- Nunca me equivoqué diciendo lo de las piernas bonitas - dijo mirando mis pantalones cortos.
- No empecemos, no estoy para muchas bromitas - me puse en posición como para darle un puñetazo.
- No, cariño, hoy no vamos de eso - dijo bajando mis puños lentamente con las manos.
                Retrocedió, se subió con poco los pantalones como si fuera a sentarse y le dio una patada alta al aire, dando una voltereta y repetirlo con la otra pierna.
- ¿Lo vas pillando? - se quedo recto en frente mía.
- No tengo elasticidad como para hacer eso - me reí.
- Bueno... Eso precisamente no me ha dicho G-Dragon - rió, me encanta...
- Más te gustaría poder decirlo tú, tsk - me crucé de brazos, iba a ser una tarde larga.
- Sabes que si quiero, puedo - cuando quise darme cuenta estaba excesivamente cerca, abrazando con un brazo mi cintura.
- ¡Déjame! - lo empujé.
                Entonces empezamos con la clase, con algún que otro percance pero son los típicos comentarios de Seungri. Descubrí que era más elástica de lo que parecía, porque lo de la velocidad ya lo sabía - tantos años de DDR no han sido en vano -. Seungri cogió los mismos guantes que Taeyang ayer y me hizo darle patadas en las manos, las cuales cada vez estaban más altas.
- Tienes que acostumbrarte, Zico es bastante algo - bromeó.
                Hice caso omiso a su comentario y seguí con mi entrenamiento. La tarde y la verdad que fue una clase un tanto interesante, nunca había hecho nada parecido. Volvimos arriba, me duché pero cuando salí del baño Daesung irrumpió en mi habitación.
- ¡Andrea, rápido, reunión! -
                Llegué al salón y estaban todos en formación, en sus respectivos sillones.
- Chicos, B.A.P y Block B se han aliado - empezó hablando T.O.P.
- ¿B.A.P? - pregunté extrañada.
- Otro grupo el cual estaba de nuestra parte - dijo Seungri con cierto coraje.
                G-Dragon me miró con cara de "ya sabes de qué hablamos" entonces recordé ese chico el cual estaba hablando con él a los pocos días de yo haber llegado.
- Ahora sí que de verdad estás en peligro, Andrea - me miró el jefe.
- Siempre estoy en peligro, recuerda - le contesté desafiante.
                No hizo caso a mi comentario, sabíamos que si empezábamos no parábamos.
- ¿Algo más? ¿O puedo irme ya? - me quejé, no aguantaba más su mirada.
- Yo también me voy - dijo.
                Yo fui a mi habitación mientras Ji Yong salió por la puerta hacia la calle. A los pocos minutos Taeyang apareció en mi habitación.
- Hola - sonrió y se sentó a mi lado.
- Taeyang, yo... ¿Puedo decirte algo? - pregunté, tenía que intentarlo, me vendría bien.
- Claro - sonrió, como siempre.
- Puede... Pero solo puede que te quiera - le miré a los ojos y le sonreí, iba a intentarlo.
- Yo puede... Pero solo puede... Que también - me devolvió la sonrisa y me dio con la yema de un dedo un toque en la nariz.
                Nos abrazamos, creo que podía empezar a ser feliz aquí, solo me sobraba - o faltaba, depende de como se mire- un pequeño detalle.
                Taeyang me ofreció ir a ver una película al salón y así fue, empezamos a ver una comedia típica americana. Minutos más tarde, reventado, Taeyang cayó rendido, así que pensé en prepararle la cama. Me levanté y me dirigí a su habitación pero lo que me encontré en el pasillo fue un poema: G-Dragon con una chica ni muy alta ni muy baja, muy blanca y pelo marrón, muy rizado. Iban sonriendo como si se estuvieran divirtiendo haciendo algo malo y entraron en la habitación de Ji Yong.
                Intentando dejarlo pasar, ya que no me tendría que importar, seguí mi camino hacia la habitación, destapé la cama y apagué las luces. Me quedé un rato sentada en la cama, pensando. No tengo que decir ni hacer nada, no me incumbe, para nada. Es G-Dragon, ya lo conoces, le odias, también ha jugado contigo... Solo que a mí me gustaba ese juego.
                Salí de la habitación y vi a esa misma chica salir, corrigiéndose el pintalabios rosa, con un vestido de palabra de honor negro con lunares blancos y unos tacones del mismo color que los lunares y el pelo muy largo y rizado.
- Hola - me saludó sonriendo, igual que antes, asquerosamente divertida.
- Buenas noches - dije y le di la espalda.
- Mi nombre es Totoro - intentó captar mi atención, a lo que yo me giré.
- El mío Andrea - le respondí.
- Bueno, tengo que irme, a ver si nos volvemos a ver - y salió por la puerta.

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