- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 8
Sin pensarlo más salí de mi habitación con una
dirección: la habitación de G-Dragon.
Siempre le podía enseñar lo que se perdía o dejarle con la miel en los
labios. Crucé ese largo y blanco pasillo y abrí la puerta para verme a G-Dragon
de pie, sin camiseta dándole la espalda a la puerta, acabaría de llegar de la
calle. Le tiré del hombro, se dio la vuelta y me lancé hacia sus labios a lo
que él me agarró de la cintura y haciendo pasar su lengua entre los míos.
Estábamos
enfadados, pero en ese momento teníamos la mente en blanco. Me agarró de los
muslos y me alzó en el aire, haciendo que quedara agarrada a su cintura con las
piernas y con los brazos a su cuello. De un empujón mi espalda quedó contra la
pared mientras ese beso se intensificaba e incluso podría decir que tenía una
pizca de odio.
De
un momento a otro toda mi ropa quedó en el suelo y sus labios bajaron hacia mi
cuello pasando por mi oreja y parándose en las heridas todavía marcadas.
Pasando su lengua por ellas, bajó hasta mi clavícula cuando mi espalda se
despegó de la pared para acabar contra la cama. Con él encima, le quité la
hebilla del cinturón aunque él seguía bajando. Se paró en mis pechos donde
reposó unos cuantos besos hasta llegar a mis pezones los cuales mordisqueó y
jugó para volver a mi boca.
Pero
cuando me di cuenta escuché un "crack" y mis muñecas estaban
encerradas en unas esposas las cuales me impedían despegarme del cabecero de la
cama.
- Hoy tú no te vas de aquí hasta que me pidas
perdón y me des las gracias - dijo de rodillas en la cama, pudiendo verme
perfectamente.
Completamente
desnuda, él se quitó los pantalones y bajó a mis pies para subir con una hilera
de besos por mis piernas hasta llegar al interior de mis muslos.
- ¿Lista? - me preguntó.
Entonces
subió, me dio un beso y se abrió paso entre mis piernas.
- Haré que te olvides de ese Taeyang - susurró
en mi oído y entró de sopetón en mí.
Un
escalofrío recorrió mi columna vertebral - no sé si por el susurro o por otra
cosa-. Me gustaría haberle podido contestar pero si habría la boca no saldrían
palabras precisamente. Una parte de mí no quería estar aquí pero a la otra le
encantaba y se recreaba en no poder escapar de él, ni ahora ni nunca. Exacto,
eso es lo que pasa, no puedo escapar, pensé mientras él seguía dejando su
esencia en mí al igual que yo dejaba fuertes respiraciones contra su cuello.
Cada vez ese fragmento de mí el cual odiaba esta situación se iba escondiendo
más y mis piernas empezaban a temblar.
- Para - intenté decir.
- No - dijo de la forma más autoritaria
posible y siguió incluso más rápido - Dilo.
- Nunca - me negué.
Cerré
los ojos con un "está bien" por su parte. Ralentizó bastante el ritmo
y se echó encima mía para darme besos en la mejilla y llegar a mi boca.
- Qué pena que Iris y Raquel no puedan
contarlo - dijo sobre mis labios y me dio un beso.
Me
intenté apartar pero me era imposible, entre mis manos amarradas y mis piernas
agarradas por sus manos no podía poner resistencia. Volvió con su ritmo
frenético pero se despegó de mis labios.
- A partir de ahora vas a hacer lo que yo te
diga, única y exclusivamente - dijo mirándome a los ojos y sin parar - sino, ya
sabes lo que les espera.
- ¿Por qué no me matas ya? - intenté decir
entrecortadamente.
- Porque me perdería muchas cosas.
Justamente
al acabar esa frase, subió el ritmo y mi cuerpo se rindió ante él totalmente.
Cada vez se me hacía más adictivo, más irresistible. De entre nuestros labios
algunos gemidos querían escapar. Con la mente en blanco, creo que ya no pude
concentrarme en nada más que en las descargas que transmitía a mi cuerpo el
solo hecho de que me tocara.
- Dilo - intentó gritar enfadado.
- Gracias -
No
pude aguantar más y mi interior cedió, dejando que controlara mi cuerpo y mi
mente. Él salió de mí y se acercó a mi rostro para tirar de mi pelo y darle
otro uso a mi boca. En dos empujones más, mi garganta se vio bañada por su
semen.
Controlando
su respiración, abrió el cajón y sacó las llaves que me desharían de las
esposas. Me gustaría estar enfadada, qué digo, estaba enfadada, pero estaba tan
agotada que no podía exteriorizarlo. Me levanté y intenté vestirme pero un
tirón me llevó de nuevo hacia la cama.
- No, dije que harías todo lo que yo dijera,
así que hoy te quedas aquí - dijo divertido tirado sobre la cama.
Me
recosté en frente suya pero dándole la espalda pero de repente su brazo
envolvió mi cintura y su respiración chocó contra mi nuca.
- Buenas noches -
Y
esas fueron las últimas palabras que le escuché esa noche.
Esperé
a que cayera dormido para intentar deshacerme de su abrazo. Por muy
irresistible que me parezca, no podía dejar que me vieran aquí. Me levanté y me
vestí sin hacer ruido. Salí por la puerta y ya eran las 3 de la mañana. Me
dirigía la habitación de Taeyang, entreabrí la puerta y me asomé para ver si
estaba dormido, pero no lo estaba.
- Pasa - su sonrisa resaltó en toda la
oscuridad.
Me
senté en frente suya y intenté empezar a hablar pero no sabía como.
- ¿No puedes dormir? Yo tampoco - rió.
- Ni siquiera lo he intentado - confesé.
- Ven - me cedió un sitio a su lado en la
cama.
- No puedo, de verdad, lo siento - intenté
disculparme pero ya había conseguido que estuviera a su lado.
- Duerme conmigo - dijo abrazándome y cerrando
los ojos.
La
verdad es que un poco de cariño no me vendría mal. Era cariño sano, aunque solo
fuera por su parte. No es que no le tenga cariño, pero no es precisamente ni el
mismo cariño, y mucho menos sano. Dejé que mis párpados también se cerraran,
escondiendo algunas lágrimas que querían salir. Una llegó a mojar la mejilla de
Taeyang, el cual creía que ya estaba durmiendo y me abrazó más fuerte aun.
- Tranquila... - dijo acariciando mi pelo - Te
quiero.
Más
lágrimas querían salir, igual que mi corazón quería quererle, pero los deseos
no suelen cumplirse. Me intenté tranquilizar y ser egoísta, porque sino iba a
ser una noche muy larga para mí. Y con ese último pensamiento, me dormí.
Me
desperté tal y como me dormí, entre sus brazos. La verdad es que había una gran
diferencia entre el sol y el dragón, abismal diría yo. Abrí los ojos y me
encontré con los suyos.
- Buenos días, pequeña - tras eso, depositó un
dulce beso en mis labios.
- Buenos días - le abracé, no era el momento
como para romperlo.
- ¿Has dormido bien? - me preguntó
- Mejor que nunca - la verdad es que no mentí
- anda, vamos a desayunar - dije mientras me levantaba.
Fuimos
a desayunar aun en pijama, no había nadie despierto, era aun temprano. Preparé
dos tazones con leche mientras Taeyang sacó los cereales y los cubiertos.
Desayunamos en una mesa demasiado grande para solo dos personas y fui a
ducharme y prepararme para ir a la universidad.
Cuando
salí, lo vi perfectamente vestido y arreglado con las llaves de mi coche en la
mano.
- Venga, que te llevo - y me cogió de la mano.
Este
momento me dio un pequeño dejavu, aunque fuera prácticamente distinto. Tenía
que hablar con él, aunque sería mejor en casa así que quise dejar que todo
fuera bien aunque fuera por una porción de tiempo.
Llegamos
a las puertas de la universidad y ya estaban allí Iris y Raquel esperándome. Se
acercaron al coche y me saludaron mirando a Taeyang.
- Buenos días - saludó sonriente mientras mis
amigas tenían un gesto de satisfacción.
- Bueno, me voy, adiós - abrí la puerta.
- Espera, se te olvida algo -
Entonces
me di la vuelta y otro dulce beso sorprendió mis labios. Todo iría bien,
estupendamente bien, de no ser porque tenía a un dragón marcado aun en la piel.
Salí
del coche y una ola de preguntas de mis amigas - bueno ola, tsunami mejor dicho
- sobre como se lo había dicho a GD, cómo se lo había tomado... Y todo eso.
Entramos
cada una en su clase pero yo no podía concentrarme en nada, ahora me daba más
miedo lo que pudiera hacer yo misma que lo que llegaran a hacerme. Miedo por
perder a Taeyang, miedo por lo que tuviera que hacer por culpa de G-Dragon,
miedo por lo que él le pudiera hacer a mis amigas por mi culpa... Ahora Block B
se había convertido en mi menor problema.
Fue
la mañana más fugaz de mi vida. Salimos de clase y ya estaba mi coche
esperándome fuera. Me despedí de mis amigas y me subí en él, pero el que lo
conducía no era precisamente Taeyang...
- ¿Qué haces aquí? ¿Y Taeyang? - pregunté.
- ¿A ti qué te parece? Tenemos que hablar -
dijo sonriente el dragoncito.
- Sorpréndeme - me resigné suspirando.
- ¿Cómo dormiste con Taeyang? Espero que bien,
ya que estabas tan incómoda conmigo - siguió sin quitar la mirada de la
carretera - Me gusta que busques el cariño que no te doy en otras personas,
cruel y egoísta, no me esperaba menos - seguía sonriendo con malicia.
- Te recuerdo que eras tú el que estaba tan
seguro con que le quería - tampoco me digné a mirarlo.
- Eso no te lo escuché decir anoche - me miró
con esa asquerosa sonrisa - Bueno, a lo que iba, sigue con Taeyang, no soy
nadie como para decirte qué tienes que hacer. Si lo quieres, claro.
En
ese momento se me descolocó más la situación. Un "¿En serio?" salió
de mi boca inconscientemente. Él asintió y el coche se paró, ya habíamos
llegado. Me pareció volver a ver esa asquerosa sonrisa en su cara pero no
quería volver a mirarle.
Llegamos
y Daesung nos llamó a comer. Me senté entre él y Taeyang, como siempre.
Entonces T.O.P rompió el silencio en cuanto estuvimos todos.
- Hoy tienes clases con Seungri, Andrea - dijo
mirándome. Perfecto, pensé.
- ¿En tu cama o en la mía? - me guiñó un ojo
Seungri, pronto empezábamos.
Taeyang
lo miró con cara de pocos amigos y T.O.P le dio un codazo.
- ¿Entonces es que no son ese tipo de clases?
- rió - Bueno, a las 6 donde siempre, cariño.
Seguimos
comiendo y Taeyang y yo nos fuimos a ver la tele. Ahora que G-Dragon me había
dejado en paz podía darle una oportunidad a mi corazón para que conociera lo
que de verdad necesitaba.
El
tiempo pasó y me fui a poner ropa cómoda para entrenar. Tras cambiarme, salí al
pasillo donde Seungri ya me estaba esperando.
- Pasa - dijo abriéndome la puerta y
cediéndome el paso.
Llegamos
abajo y se me quedó mirando con las manos apoyadas en su cintura.
- Nunca me equivoqué diciendo lo de las
piernas bonitas - dijo mirando mis pantalones cortos.
- No empecemos, no estoy para muchas bromitas
- me puse en posición como para darle un puñetazo.
- No, cariño, hoy no vamos de eso - dijo
bajando mis puños lentamente con las manos.
Retrocedió,
se subió con poco los pantalones como si fuera a sentarse y le dio una patada
alta al aire, dando una voltereta y repetirlo con la otra pierna.
- ¿Lo vas pillando? - se quedo recto en frente
mía.
- No tengo elasticidad como para hacer eso -
me reí.
- Bueno... Eso precisamente no me ha dicho
G-Dragon - rió, me encanta...
- Más te gustaría poder decirlo tú, tsk - me crucé
de brazos, iba a ser una tarde larga.
- Sabes que si quiero, puedo - cuando quise
darme cuenta estaba excesivamente cerca, abrazando con un brazo mi cintura.
- ¡Déjame! - lo empujé.
Entonces
empezamos con la clase, con algún que otro percance pero son los típicos
comentarios de Seungri. Descubrí que era más elástica de lo que parecía, porque
lo de la velocidad ya lo sabía - tantos años de DDR no han sido en vano -.
Seungri cogió los mismos guantes que Taeyang ayer y me hizo darle patadas en
las manos, las cuales cada vez estaban más altas.
- Tienes que acostumbrarte, Zico es bastante
algo - bromeó.
Hice
caso omiso a su comentario y seguí con mi entrenamiento. La tarde y la verdad
que fue una clase un tanto interesante, nunca había hecho nada parecido.
Volvimos arriba, me duché pero cuando salí del baño Daesung irrumpió en mi
habitación.
- ¡Andrea, rápido, reunión! -
Llegué
al salón y estaban todos en formación, en sus respectivos sillones.
- Chicos, B.A.P y Block B se han aliado -
empezó hablando T.O.P.
- ¿B.A.P? - pregunté extrañada.
- Otro grupo el cual estaba de nuestra parte -
dijo Seungri con cierto coraje.
G-Dragon
me miró con cara de "ya sabes de qué hablamos" entonces recordé ese
chico el cual estaba hablando con él a los pocos días de yo haber llegado.
- Ahora sí que de verdad estás en peligro,
Andrea - me miró el jefe.
- Siempre estoy en peligro, recuerda - le contesté
desafiante.
No
hizo caso a mi comentario, sabíamos que si empezábamos no parábamos.
- ¿Algo más? ¿O puedo irme ya? - me quejé, no
aguantaba más su mirada.
- Yo también me voy - dijo.
Yo
fui a mi habitación mientras Ji Yong salió por la puerta hacia la calle. A los
pocos minutos Taeyang apareció en mi habitación.
- Hola - sonrió y se sentó a mi lado.
- Taeyang, yo... ¿Puedo decirte algo? -
pregunté, tenía que intentarlo, me vendría bien.
- Claro - sonrió, como siempre.
- Puede... Pero solo puede que te quiera - le
miré a los ojos y le sonreí, iba a intentarlo.
- Yo puede... Pero solo puede... Que también -
me devolvió la sonrisa y me dio con la yema de un dedo un toque en la nariz.
Nos
abrazamos, creo que podía empezar a ser feliz aquí, solo me sobraba - o
faltaba, depende de como se mire- un pequeño detalle.
Taeyang
me ofreció ir a ver una película al salón y así fue, empezamos a ver una
comedia típica americana. Minutos más tarde, reventado, Taeyang cayó rendido,
así que pensé en prepararle la cama. Me levanté y me dirigí a su habitación
pero lo que me encontré en el pasillo fue un poema: G-Dragon con una chica ni
muy alta ni muy baja, muy blanca y pelo marrón, muy rizado. Iban sonriendo como
si se estuvieran divirtiendo haciendo algo malo y entraron en la habitación de
Ji Yong.
Intentando
dejarlo pasar, ya que no me tendría que importar, seguí mi camino hacia la
habitación, destapé la cama y apagué las luces. Me quedé un rato sentada en la
cama, pensando. No tengo que decir ni hacer nada, no me incumbe, para nada. Es
G-Dragon, ya lo conoces, le odias, también ha jugado contigo... Solo que a mí
me gustaba ese juego.
Salí
de la habitación y vi a esa misma chica salir, corrigiéndose el pintalabios
rosa, con un vestido de palabra de honor negro con lunares blancos y unos
tacones del mismo color que los lunares y el pelo muy largo y rizado.
- Hola - me saludó sonriendo, igual que antes,
asquerosamente divertida.
- Buenas noches - dije y le di la espalda.
- Mi nombre es Totoro - intentó captar mi atención,
a lo que yo me giré.
- El mío Andrea - le respondí.
- Bueno, tengo que irme, a ver si nos volvemos a ver -
y salió por la puerta.
Es Tan Intenso!!! Me Encanta
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