lunes, 3 de septiembre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan

CAPÍTULO 9

Cuando llegué al salón desperté a Taeyang con un ligero beso. Abrió los ojos y me abrazó, haciendo que cayera sentada a su lado.
- Venga, vamos a la cama - reí.
- Quédate conmigo - me abrazó más fuerte.
- Sí, pero en la cama - reímos.
                Se levantó medio dormido y llegamos a la cama. Se acostó y durmió de seguida, así que aproveché para arreglar unos cuantos asuntos.
                Crucé de nuevo ese pasillo y entré en la última habitación: la de G-Dragon. Estaba sentado en la cama, mirando a la puerta como si estuviera esperándome y como si fuera un acto reflejo, le pegué una bofetada. Este se rió con la mano en la cara, como si lo hubiera visto venir.
- Eres muy predecible - me miró con esa asquerosa sonrisa.
- No quiero saber nada más de ti - dije muy enfadada.
                El líder se levantó y de un mismo empujón acabe con la espalda contra la pared y las muñecas a los lados de mi cabeza, aguantadas por sus manos.
- ¿Segura? - dijo excesivamente cerca de mis labios.
- Segura - lo quité de un empujón y salí corriendo de la habitación.
                Volví a la habitación de mi sol y me acosté a su lado, intentado no temblar de los nervios y la rabia contenida. Me cobijé en su pecho y cerré los ojos.
                Me desperté y no había nadie a mi lado, estaría desayunando. Fui a la cocina y no había nadie, ni en el salón. Me recorrí toda la casa y no había nadie... Salí al pasillo para abrir la puerta pero una mano me tapó la boca. Una mano con uñas turquesas.
- Shhhh... Tranquila... - dijo una mujer contra mi oído - ¿Te acuerdas de mí?
                Asentí mientras su brazo rodeaba mi cintura y pegaba mi cuerpo contra el suyo.
- Creo que tenemos tiempo de sobra... ¿Qué tal si nos divertimos un rato? -
                Me besó el cuello dejándome algo de pintalabios rosa en la curva que une el cuello y el hombro. Me arrastró hacia la primera habitación que encontró y me tiró contra la cama boca abajo, para sentarse sobre mis piernas, quitarse los tacones y atarme las manos.
                Me puso boca arriba y me desabrochó la camisa de pijama de Taeyang que llevaba, dejándome en ropa interior. Abrió mis piernas y se echó encima mía, invadiendo mi boca dejando restos de carmín en ella. Bajó hasta mis pechos, mordisqueándolos a través de mi sujetador. Siguió bajando por mi tripa, besando mi ombligo y tirando del elástico de mi ropa interior con los dientes. En un visto y no visto sus manos se hicieron cargo de toda la ropa excepto la camisa - la cual no me podía quitar por culpa de las cuerdas -.
- Grites o hagas lo que hagas, nadie va a venir, cariño - dijo mirándome.
- No pretendía hacer nada, para algo que puede pasar sin que me meta en problemas... - pensé en voz alta.
- Tú misma eres los problemas en persona, por eso me gustas - y tras eso no pude articular ninguna otra palabra, ya que mi boca estaba ocupada.
                Quizás era eso, yo. No quise pensar más, ya que tras esto lo máximo que me pudiera pasar sería que me volviera lesbiana, es decir, un problema menos. La verdad es que nunca vi estos temas como tabú, al contrario, me intrigaban.
                Pero en ese momento la puerta se abrió violentamente.
- Veo que os estáis divirtiendo sin mí - dijo Zico.
                Totoro se levantó, dejándome a la vista de todos y le dio un beso a Zico, dejándole restos de mi saliva.
- Te dije que tú eras los problemas, cariño - me miró Totoro y se fue con Zico mientras el resto de Block B me amordazó y me metió en una furgoneta. Se volvieron a abrir las puertas para transportarme dentro de otro desván, ya que estábamos en un garaje.
                Me dejaron en el suelo de una habitación oscura, sin absolutamente nada, igual que vine: con la camisa de Taeyang. Vi entrar una silueta, era Totoro. Se sentó a mi lado y me quitó la mordaza.
- Cuéntame, puedo ser la novia de Zico, pero también odio a G-Dragon - pareció compasiva.
- Eso no parecía el otro día - recordé esa escena en el pasillo.
- Era el plan, aunque él ya hubiera jugado antes conmigo - dijo y empezó a abrocharme la camisa.
                Le conté todo lo que había pasado, ya no me daba miedo a lo que pudieran hacerme. Desde ese día camino a mi casa hasta la llegada a este "calabozo" pasando por besos, puñetazos y puñaladas.
- Pues ya has tenido más que yo - rió - lo mío con G-Dragon fue muy fugaz. No sé qué tiene pero engancha a toda tía que quiere y luego ellas no se pueden desenganchar.
- Ya me dijo, que todas las chicas que había conocido eran de un polvo y adiós - recordé.
- Exacto, lo suficiente como para no haberse acordado de mí la última vez -
                Zico cortó la charla irrumpiendo en la habitación. Totoro se levantó colocándose bien su vestido y fue a recibir a Zico dándole un abrazo.
- Quita puta, ya no te necesito - la apartó de un empujón.
- ¿¡Cómo!? - dijo boquiabierta mientras Zico se acercaba a mí.
- Al fin te tengo - dijo mientras levantó mi cara agarrándola.
                Le escupí en la cara, a lo cual él se limpió con la manga y me dio tal bofetada que me volvió a tirar en el suelo.
- Creo que voy a tener que adiestrarte. ¿Big Bang no lo hizo o qué? - rió - Chicos, vigilad las puertas, creo que esto va a empezar a coger otro color - mandó quitándose la chaqueta.
                Todos se fueron y nos quedamos Zico, yo y Totoro agarrada por P.O, el chico de la cresta el cual se enfrentó con T.O.P la primera vez que los vi.
- Suéltala - volvió a mandar a P.O, el cual le hizo caso.
- ¿Cómo eres tan rastrero? - dijo llevando toda la razón del mundo.
- Calla y haz lo que te digo - la empujó y cayó a mi lado - Acabad lo que empezasteis en la casa, que parecía bastante interesante... - sonrió maliciosamente mientras se sentaba en un sillón en frente de nosotras.
- Lo hago por ella, no por ti - Totoro miró desafiante a Zico y se giró hacia mí.
                Volvió a desabrochar mi camisa y a besarme frenéticamente. Sus besos llegaron a todos los lugares de mi cuerpo dejando marcas rojas de mordiscos mezclados con carmín. Uno de sus dedos se deslizó entre mis labios para salir y volver a entrar en mi interior.
                Totoro se puso de rodillas abriéndome las piernas introduciéndome un dedo más. Su otra mano se dedicaba a jugar con mis pezones mientras yo intentaba desatar mis manos, revolviéndome en el suelo, pero no muy concentrada.
- No lo intentes, mis nudos no suelen soltarse nunca - dijo depositando besos en el interior de mi rodilla e introduciendo un dedo más.
                Sus labios siguieron trepando mis piernas, mi tronco y mi clavícula para volverse a encontrar con los míos. El ritmo pausado que llevaba su manos se convirtió un poco más rítmico. Nuestras bocas se despegaron y un gemido se me escapó, el cual creo que Totoro disfrutó. Esta me cogió de la nuca y me incorporó encima suya sin sacar sus dedos de mí, dejándome sentada sobre ella.
- Muévete - me ordenó.
                Me limité a seguir órdenes - como siempre - haciendo que sus dedos cada vez llegaran más profundo y rápido en mí, con los ojos cerrados y con ella besando la parte frontal de mi cuello.
                No podía parar, la esencia de esa mujer noqueaba mis sentidos haciendo que solo me pudiera concentrar en ella olvidando que Zico nos estaba observando. Un dedo más se sumó y mis caderas no aguantaron más, dando sus últimos movimientos. Me dejé caer hacia el suelo cansada, intentando relajar mi respiración. Entonces unas palmadas me sacaron de mi concentración.
- Brillante - aplaudió Zico.
                P.O se llevó a Totoro en milésimas de segundos, yéndose él también. Perfecto, me había quedado sola con Zico, pensé aun desperdigada por el suelo.
- Acércate - me incorporé y decidí hacerle caso, a ver si así me deshacía de estas cuerdas.
                De pie en frente suya, me miró de arriba a abajo como si me comiera con la mirada.
- Ponte de rodillas - no le hice caso, entonces una pistola salió de uno de sus bolsillos - He dicho que te pongas de rodillas - insistió.
                Bajé lentamente y la pistola siguió el mismo camino que mi cabeza. Ya de rodillas, pude notar que la escena que acabábamos de tener Totoro y yo no había tenido desperdicio para Zico. Este se desabrochó el cinturón y los pantalones con una mano y sacó su miembro de entre sus boxers.
                La verdad es que no sería la primera vez que lo hiciera. Zico abrió mi boca con una mano, presionando mis mejillas, mientras que con la otra sujetaba la pistola. Mi cabeza comenzó a moverse de arriba hacia abajo, esperando que esto acabara rápido. Zico enredó su mano sobrante en mi pelo, tirando de mi cabeza hacia abajo haciendo que hiciera de garganta, boca. Mis amígdalas se quejaban pero el rubio no hizo caso. Con él tirando de mi cabeza, mis movimientos se volvieron más rápidos, saciantes. El sonido de su fuerte respiración llegó a mis oídos, por lo que intenté mirar hacia arriba. Me vio y tiró de mi pelo hacia arriba, buscando mis labios con su lengua. Tras varios besos, volvió a llevar mi cabeza hacia abajo, dirigiéndola rápidamente y jadeando. Volvió a imitar el gesto de antes, presionando mi nuca solo que esta vez su semen inundó mi garganta.
                De un empujón, volvió a dejarme en el suelo, con algún que otro raspón. Zico salió de la habitación con mueca de satisfacción, cerrando la puerta y dejándola totalmente a oscuras. Me recosté sobre mi costado y pasaron las horas - Dios sabe cuantas - hasta que me dormí. Me despertó el frío que desprendía el suelo a mi cuerpo, así que me incorporé, sentándome. Otras cuantas horas pasaron hasta que escuché la puerta abrirse y algo de luz entró en la habitación.
                Estaba de espaldas a la puerta, no pensaba girarme. Escuché dejar caer una bandeja en el suelo justo después de que cerraran la puerta. ¿Esa persona pretendía quedarse a hacerme compañía, o qué?
- ¿Ni siquiera me saludas? - bromeó una voz que conocía demasiado bien.
                Me giré y vi a G-Dragon con una postura vacilante, esperando un gracias o una sonrisa al menos.
- ¿Sabes? Nunca me había alegrado tanto de verte. - y sí, una sonrisa se me escapó.
- Lo que no sé es si quitarte estas cuerdas o dejarte así - dijo mientras jugaba con una navaja entre las cuerdas.
- Creo que lo inteligente sería soltarme - deduje.
- Si fuera a lo inteligente, tú no estarías aquí - vale, llevaba razón.
                Me cogió y me colgó de su hombro, sin soltarme, y salió por la puerta.
- Esto... Creo que la camisa no es lo suficientemente larga - me quejé
- No es nada que no haya visto ya - sonrió - Y te aseguro de que nadie se va a asustar - rió.
                Llegamos a una furgoneta negra donde estaban TOP en el asiento del conductor, Seungri en el del copiloto, Taeyang en los asientos del medio y Daesung atrás del todo. Me sentó al lado de Taeyang en cual me abrazó y, al separarse de mí se fijó en un detalle.
- Esa camisa me suena... - bromeó.
                G-Dragon se sentó a mi lado e intenté esconderme tras la camisa del señorito de mi derecha, el cual no me soltó la mano hasta que llegamos a nuestro destino.
- Toma - me dijo antes de que bajara del coche cediéndome una chaqueta.
- Gracias - le sonreí y me la até a la cintura.
                Por el rabillo del ojo ví un gesto un poco quemado por parte de G-Dragon aunque quise dejar ese tema a parte.
- Andrea, dentro de un rato nos gustaría hablar contigo, así que nos vemos en el salón - me anunció TOP, me parecía bastante razonable.
                Me adentré en mi cuarto, cogí ropa de mis cajones y dejé la camisa y la chaqueta encima de la cama. Me duché y me arreglé el pelo, tomándome mi tiempo, la verdad. Me puse unos pantalones cortos y una camiseta ancha de mangas largas, a rayas blancas y negras. La verdad es que la temperatura ambiente estaba muy bien.
                Crucé el pasillo y llegué al salón, encontrándome una escena muy común: cada rey en su trono.
- Aquí estoy - cerré la puerta detrás mía.
- ¿Qué pasó? - me preguntó TOP más que serio.
- No sé, me levanté y la casa estaba sola, salí de la habitación y me secuestraron.
- ¿Y nosotros te estamos dando clases para nada? Perfecto - reprochó Seungri.
- Me cogieron por sorpresa, además... ¿Cuánto han sido? ¿Tres días? - me empecé a enfadar.
- Tsk - chaqueó Ji Yong y se levantó de su sillón - dejádmela a mí un día y veréis como cambia la cosa.
- No estaría yo tan seguro... - saltó Taeyang - la verdad que el otro día estuviste muy bien, Ann, ¿qué te ha pasado?
- Es que así en frío... - me quejé.
- En frío es como mejor se piensa - me reprochó TOP.

2 comentarios: