- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 14
Zico metió una pizza
en el horno y se sentó a mi lado.
- ¿Qué te ha parecido
la habitación? - preguntó apoyando su mejilla sobre la palma de su mano.
- Me ha encantado, de
verdad - sonreí.
- ¿Cómo era tu
habitación allí? - no cambió de expresión.
- No era ni la mitad
de esta - las comparé.
- Pues dale las
gracias a B-Bomb y a Jaehyo - sonrió.
Esperamos hasta que la
comida estuviera lista. Cuando sonó la alarma del horno el rubio cogió un plato
y sacó la Pizza
con un guante, inclinando la bandeja haciendo que cayera en el plato. Cogió un
cuchillo y la cortó a cuatro trozos.
- ¿Quema much... ? -
fui a coger un trozo.
- ¡Sí! - me
interrumpió.
- Oh, lo siento - le
miré y bajé la mirada.
Sonrió y se sentó en
el mismo sitio que antes. Chasqueó los dedos y trajo dos latas de refresco del
frigorífico.
- Bueno, a ver qué tal... -
cogió un trozo con cuidado, yo lo imité.
Nos lo comimos todo,
al principio con cuidado ya que estaba muy caliente. Nos levantamos y tiré las
latas en una papelera que había en la esquina mientras Zico retiraba el
plato.
Salí por la puerta
esperando que Zico e siguiera y entré en la habitación. Mientras buscaba en mi
chaqueta el paquete de tabaco, mi acompañante cerró la puerta y se sentó entre
los cojines que había bajo la ventana. Me senté en frente suya, abriendo mi
parte de la ventana para que saliera el humo fuera y encendí el cigarro.
- Me habéis tratado
mejor en unas horas que ellos en todo este tiempo - dije mirando hacia el
exterior.
- Eso te pasa por
resistirte - sonrió - Hay que ver que rendirte ante G-Dragon y no unirte a
mí... - suspiró.
- Yo no me he rendido
ante nadie - le miré directamente.
- Bueno, si tú lo
dices... - puso los ojos en blanco - Se notaba que te tenían acostumbrada a
hacer lo que ellos quisieran. Uy perdón, lo que él quisiera - recalcó la
palabra "él".
- Di lo que quieras...
- no le hice caso.
- Tú misma lo dijiste
- sonrió, me estaba intentando picar.
- No dije nada, fue lo
que tú quisiste entender - le di otra calada al cigarro.
- ¿Entonces a eso te
referías con que fue "poco satisfactorio"...? - cuando miré hacia
delante me topé con su rostro a pocos centímetros del mío.
Se había puesto de
rodillas apoyándose sobre sus manos, las cuales estaba cada una a un lado de mi
cadera.
- Ts... - me quejé -
¿Solo piensas en eso?
- No me creo que me
vengas virgencita de ahí - sonrió.
- Para empezar no
venía virgencita ni de mi casa - le quité la mirada y fumé.
- ¿Por qué te
escondes? - empujó mi cara con un dedo desde mi barbilla, haciéndome encararle.
- No me escondo,
simplemente no te echo el humo en la cara - dije desconcentrada.
- Tíralo - dijo casi
besándome.
Seguí sus órdenes, su
voz era muy... Sexy. Simplemente con esa palabra pudo desconectarme de todo y
hacer que me centrara en él. Puede que tuviera razón con eso de que nadie se le
resistía. Me dio un beso y mordió levemente mi labio inferior, provocándome.
Acto seguido, se sentó en el sitio que estuvo ocupando anteriormente.
Suspiré y recorrí ese
pequeño escalón, sentándome encima suya. Puede que lo hubiera conseguido, pero
solo puede.
- ¿Acaso quieres
jugar? - rió.
- Me voy a casa de mi
abuelita, lobito - dije y me levanté, detapé la cama rápidamente y me tiré,
escondiéndome entre las sábanas.
- Yo no estaría tan
segura, caperucita - sonrió perversamente y se tiró encima mía sin nisiquiera
quitar las sábanas de entre nosotros.
De un movimiento
conseguí darle la vuelta a la situación, aprisionando a Zico en un enredo de
sábanas y poniéndome arriba. Apoyé las manos cada una a un lado de su cabeza y
le besé. Su lengua no tardó nada en reaccionar y nuestros labios empezaron a
jugar, como él quería. Sus manos bajaron a mis caderas y empezaron a subir por
dentro de mi camiseta.
En ese momento, me
volví a tumbar a su lado dándole la espalda.
- Buenas noches - dije
y cerré los ojos.
- ¿¡En serio!? -
exclamó.
Yo no le contesté,
haciéndome la dormida. Él se acercó y me abrazó por la cintura, haciéndome
notarle a él y a su... Emoción. Sonreí conteniendo la risa, me hacía bastante
gracia.
- Mañana verás... -
dijo contra mi nuca.
Me acurruqué en su
cuerpo. Él y la cama eran muy blanditos, muy cómodos. No sé como le podía tener
miedo a este hombre.
Me desperté boca
arriba con un brazo sobre la cara de Zico y él con su piernas sobre las mías.
Perfecto. Me reí y me deshice de ese lío. Me puse de rodillas en la cama y me
quedé mirándolo, no estaba dormido. Abrió un ojo y me vio mirándole, así que lo
cerró rápidamente.
- ¿Quieres que sigamos
lo de anoche...? - dije acercándome.
- Ven pa' cá - tiró de
mi cintura, echándome encima suya.
- Vamos a desayunar,
anda - le di un golpecito en el pecho y fui hacia la puerta - ¡Vamos! - le
esperé.
Fuimos hasta la cocina
y puerta por la que pasábamos, puerta que Zico aporreaba y gritaba. Desde
detrás de algunas puertas se escuchaban quejas y maldiciones. Llegamos al final
del pasillo y Zico se quedó mirándolo. De repente las puertas se empezaron a
abrir y gente medio dormida empezó a salir. Parecían zombies. Una risa se me
escapó cuando vi a P.O salir con cara de enfadado.
- ¡A ver si me voy a poner a
hacer yo eso a las 3 de la mañana! - le gritó a Zico, este rió.
Detrás suya estaba
Taeil, el más bajito del grupo pero el más mayor, era irónico. Andaba como si
le costara levantar los pies y arrastrando el pantalón de pijama. Se rascaba
los ojos intentando abrirlos. El siguiente fue U-Kwon que se acababa de
levantar y ya tenía una sonrisa, era el que estaba más fresco, la verdad. A la
vez salieron B-Bomb y Jaehyo, los dos mirando hacia abajo como si no quisieran
vivir. Y por último salió Kyung bastante activo con los ojos como platos.
- ¡Buenos días! -
exclamó.
- ¿Qué hay para comer?
- dijo B-Bomb con pocas ganas.
Entramos a la cocina y
desayunamos, como no, cereales con leche. Algunos un café, otros se hicieron
tostadas y zumo de naranja... Para gustos, los colores.
Nos lo acabamos todos
en un gran jaleo, todo el mundo hablaba y teniendo en cuenta que éramos ocho,
la cosa se hace más ruidosa. Yo me quedé en una esquina, al lado de Zico ya que
era con el único con el que había estado desde que había llegado, callada.
- ¿Te ha comido la
lengua el gato? - me preguntó Kyung y rió.
- No... - sonreí.
- Chica, ¡habla! -
exclamó Jaehyo el cual estaba su lado.
- ¿Hola? - reí, no
sabía qué decir.
- No te recordaba tan
tímida - dijo Zico con la boca llena, se me hizo muy gracioso así que me reí
levemente.
- No soy tímida, solo
que no sé qué decir - confesé.
- Eso, que para
tímidos ya tenemos a Taeil - dijo Jaehyo señalándole.
Taeil sonrió, miró
hacia abajo y siguió comiendo. Un sentimiento de ternura invadió mi corazón,
era monísimo.
- Cuéntanos, ¿cómo
eran tus desayunos allí? - me miró B-Bomb desde el otro lado de la mesa.
- Siempre acaba
desayunando solo con una persona, así que... No sabría qué decirte - contesté.
- ¿Nunca comíais todos
juntos? - se sorprendió B-Bomb.
- Sí, pero no
hablábamos a penas - dije.
- Normal que no sepas
qué decir - bromeó U-Kwon.
- Pues a partir de hoy
no te cortes con nosotros - sonrió Jaehyo.
- Sí, que aquí todos
decimos lo que pensamos - saltó P.O de repente.
- Y creo que no te
vamos a comer por hablar - bromeó Kyung.
- Bueno, eso es discutible...
- añadió Zico.
Unos silbidos y
comentarios se escucharon a la vez, parecía en patio de un colegio. Reí y acabé
de comer. La verdad es que estaba muy agusto aquí. Esperé a que todos acabaran
y ayudé a recoger las cosas.
Nos fuimos al salón -
sí, esa sala tan grande graffiteada con ese pedazo de sofá - , aunque yo no
tenía ganas de sentarme a ver la tele. Así que decidí investigar por la casa.
Me levanté del sofá y Zico me miró como preguntándome a donde iba, sonreí y me
fui.
Salí al pasillo y fui
pensando: esta era la habitación de Jaehyo, esta la de U-Kwon... Así hasta que
me faltaron dos puertas. Teniendo en cuenta de que cada habitación tiene su
cuarto de baño... Esta tenía que ser la habitación de Zico.
Abrí la puerta y tuve
que entrar para ver la habitación entera. Era gigantesca, como el patio de un
colegio y no tenía mucha pinta de habitación. Había muchos sacos de boxeo ,
haciendo como Zig-zag en el centro de la habitación, colgados de barrotes que
cruzaban toda la habitación, como si fueran tuberías. En el extremo izquierdo
se encontraba un gran armario. Me acerqué y lo abrí. Allí había más de 10
guantes de boxeo, vendas, pelotas, cuerdas... Todo lo que se necesita en un
gimnasio, vamos. Crucé de nuevo la habitación lo cual me llevó su tiempo y en
el extremo derecho me encontré un ring y detrás suya, en la pared unas
espalderas que tenían abajo como suelo acolchado y colchonetas. El cuarto
también era negro pero los sacos, el ring, las colchentas y todos los
accesorios eran azules y rojos. Esto tenía que probarlo yo...
Salí de la habitación
corriendo para cambiarme pero me acordé de que había otra habitación que me
faltaba por explorar: la habitación de Zico. Era seguro que era la suya.
Me puse en frente de
la puerta con curiosidad y la abrí, viendo directamente la cama la cual estaba
en el centro de la habitación. Estaba a rebozar de peluches de Hello Kitty.
Sonreí y seguí mirando. La habitación era blanca con los muebles en tonos lilas
y morados. Tenía un perchero con mucha ropa tirada por encima y bajo la cama se
veían las botas manchadas de tierra sobresaliendo. Me asomé bajo la cama y no
era solo un par, eran unos cuantos. Me levanté y lo primero que me saltó a la
vista fue la lámpara: imitaba a una antigua pero era moderna, de colores.
Me senté en la cama y
seguí contemplando la habitación, los armarios, las cómodas... Y sobre todo, la
de cosas que había de Hello Kitty.
La puerta, entreabierta,
se abrió del todo, lo cual interrumpió mi observación.
- Si vienes hasta tú
sola a mi habitación... - dijo Zico apoyado en el marco de la puerta.
- Tu habitación me
encanta, en serio - reí - No se nota que te guste Hello Kitty...
- ¡Ah! ¡Deja a mi
novia tranquila! - cogió un peluche y lo abrazó.
- Está bien - reí,
esto no se ve todos los días.
- ¿No te gusta? - me
miró con un puchero.
- ¡Sí! Pero no me lo
esperaba - sonreí - Si tengo hasta unas gafas de ella.
- Como... - fue a una
de las cómodas y abrió un cajón- ¿Cómo estas? - se dio la vuelta y llevaba unas
gafas de pasta blancas sin cristales con un lacito rosa.
- Sí - reí, no me lo
creía - pero en negras y azules.
- ¡Póntelas! - dijo
muy emocionado.
- Están en... -
- ¡Voy a tener que
hacerles una visita ya! - exclamó, interrumpiéndome.
- Tranquilo - reí - Quería
preguntarte... ¿Qué ropa se supone que me has traído?
- Ven a tu habitación
y lo verás - sonrió y se fue.
Salí y cerré la
puerta. Volvimos a surcar el pasillo y entramos en mi habitación. Zico empezó a
abrir cajones.
- ¿En serio? - miré
los cajones y me asusté, todo era rosa y celeste.
- ¿A caso te crees que
no te conozco? - abrió un armario el cual se volvió negro simplemente por la
ropa de su interior.
- Vale, más te valía -
le miré mal, bromeando.
- Eso eran solo los
pijamas, cariño - cruzó la habitación y abrió otro armario en el cual estaban
los pantalones.
Muchos pantalones de
cuadros y unos cuantos de colores llamativos. Se agachó y abrió un gran cajón
que había bajo esa ropa colgada. Eran todo zapatillas, de todos los colores y
marcas.
- ¡Y tanto que me
conoces! Creo que tengo ropa para... ¿Tres años? - reí.
- Espera, que ahora
viene lo mejor - me miró y se acercó a la otra cómoda, abriendo solo 3 cajones.
Estaba lleno de ropa
interior de Hello Kitty. Un ataque de risa pudo conmigo. La había de todos los
colores y formas.
- ¿Te gusta? - dijo
impaciente.
- Mucho, pero seguro
que no más que a ti - reí.
- Sino no te lo
hubiera comprado - sonrió.
- Ropa de deporte como
que no, ¿no? - pregunté.
- He dicho que te
conozco - rió - por lo que he visto has descubierto alguna habitación más que
la mía.
- A ver... - me
acerqué a la "cómoda Hello Kitty" y cogí una camiseta de tirantes
celeste - ¿Tienes unas bermudas?
- Claro, un segundo -
dijo mientras me daba la espalda para salir por la puerta.
Me quedé mirando entre la ropa
de esos cajones. Al fin, encontré calcetines. ¡Y eran blancos! Nada de Hello
Kitty, lo cual me hizo reír. Eso de que era su novia sonaba muy
convincente.
Cerré los cajones y
los armarios excepto uno. Me agaché para contemplar los zapatos. Todos eran de
deporte excepto dos o tres pares de tacones, aunque bajo la ropa, en la esquina
del armario, pude ver una gran caja. Prácticamente, me metí en el armario
cuando escuché a alguien aclararse la garganta detrás mía.
- Parece que las has
encontrado - sonrió mientras yo salía de entre la ropa - Anda, hazme un hueco -
me echó a un lado y cogió él esa caja.
- Imposible... - me
sorprendí al leer "New Rock" y ver el logo que adornaba la caja.
Zico la abrió
lentamente mientras yo miraba boquiabierta. Unas botas negras con cadenas que
la rodeaban de un lado a otro y pinchos que apuntaban hacia mí, hebillas y
llamas en el talón cosidas con un negro más brillante. La suela era bastante
gruesa con elementos metálicos en ellas.
- Oh Dios... ¡Te amo!
- dije mientras me tapaba la boca - Son mi marca favorita, nunca pude comprarme
un par, a parte del que tengo, que está súper gastado.
- ¿Blancas? - sonrió -
Sé que te encantan, además, te van a ser muy útiles. Por cierto - cambió de
tema - Aquí tienes las bermudas.
Miró a la cama como
señalándola. Estaban allí encima, bastante largas ya que Zico era muy alto,
negras con rayas blancas a los lados.
- Gracias, ahora si no
te importa... -
- Para nada - me
enseñó las palmas de sus manos - Dentro de un rato voy a ver como vas, hasta
después - sonrió y salió por la puerta.
Vale, me pienso quedar
aquí toda la vida, me ha ganado. Puede que me conozcan mejor que yo misma, eso
me choca, pero me siento bastante comprendida. Me cambié y escogí unas
zapatillas, las menos fantásticas que había, no quería estropearlas.
Salí al pasillo y
miré, recordando cual de todas las puertas llevaba a esa gran habitación. Me
pareció recordar así que ande y, efectivamente, la encontré.
Recorrí de una punta a
otra la gran superficie con un paso ligero, esquivando tantos sacos y cuerdas
que había por el suelo. Me encontré con un armario y lo abrí. Vendas y guantes,
aquí estáis.
Me di la vuelta para enfrentarme
a uno de esos grandes sacos cuando una personita se topó en mi camino. Era
Taeil, el cual me vio y bajó la mirada. Sonreí y le miré. Aunque fuera el más
bajito de allí, seguía siendo más alto que yo. Al estar en ese ángulo pude
fijarme en algo que no había visto antes: un piercing, en la ceja.
- Me gusta - dije
señalándolo.
- Gracias - sonrió y
levantó la cabeza.
Me aparté y se acercó
al armario para coger lo mismo que yo.
- ¿Necesitas ayuda? -
me dijo tímidamente.
- Por favor - a ver si
así podía mantener una conversación con él.
Estiré mi mano
izquierda, la cual agarraba una de las vendas. Él la cogió apoyó el dorso de mi
mano sobre la suya, para que le fuera más cómodo envolverme la mano y a mí ver
como lo hacía, aunque no estaba mirando a la mano.
- Eres muy mono - dije
mientras él le daba vueltas a su muñeca.
- Gracias, de nuevo -
volvió a sonreír.
- ¿Haces boxeo? -
pregunté a lo que él rió.
- Todos aquí lo
hacemos, sino este sitio no existiría - quitó la vista de mi mano - A parte de
eso, hay algunos que saben algo de artes marciales o cosas de ese estilo - dijo
mirándome-
- Me gustaría aprender
- dejé caer.
- A mí precisamente no
me preguntes - rió y volvió a la venda, pegando un velcro.
- ¿Entonces no puedes
enseñarme nada? - sonreí mientras me ponía el guante en esa mano.
- Lo máximo que
podemos hacer es echar un tanteo, si te parece - cogió mi otra mano.
- De acuerdo, aunque
yo no soy muy buena en esto - confesé.
- No te preocupes,
solo te aconsejo quitarte los piercings - acabó de vendar mi mano derecha a lo
que yo me puse el guante.
- Con esto va a ser un
poco complicado - dije mirando mis "manos" - ¿Me ayudas? - pedí.
- Esto... Sí - parecía
que le costaba hablar conmigo.
Se acercó lentamente a
mi oreja y giró uno de los pinchos que coronaba el palo que me atravesaba la oreja.
Se lo quedó en la mano mientras tiró del otro para sacar ese palo del
todo.
- El de la boca te va
a costar más - reí, la verdad es que era complicado.
Pasé la lengua por mis
labios lentamente, se estaba poniendo nervioso, lo cual me hacía bastante gracia.
Parecía que tenía una barrera que le impedía acercarse, era muy cuidadoso. Se
acercó a mis labios y miró la argolla. Una sonrisa ladeada se me escapó,
parecía tan inocente y pequeñito...
- ¿Es con rosca? -
preguntó sin apartar la vista del enganche.
- No, solo tira, pero
de las calaveras, no de el aro - reí.
Sí, el enganche de mi argolla
eran dos calaveras, soy así de tétrica. Dos de sus dedos aguantaban mi labio
mientras en uno de ellos se apoyaba mi pendiente. Su otra mano aguantaba las
calaveritas y de un pequeño tironcito que casi ni noté, ya estaban fuera. Saqué
el arito con la lengua y él lo cogió, estando bastante cerca de mi boca.
Subí un poco la cabeza
para encontrarnos nariz con nariz, a pocos centímetros. Sonreí acercándome un
poco más pero sin pegarme del todo. Su expresión era un poema, estaba como en
shock, así que yo me di la vuelta y me acerqué al ring.
Escuché sonidos
metálicos contra una de las estanterías, supongo que ya sé donde acabaron mis
pendientes.
Llegué a ese
cuadradito y pisé una de las cuerdas, subiendo la otra con una mano y pasando
por ese hueco. Me puse en medio y lo observé. Era la primera vez que me
encontraba en un sitio así, lo más parecido que he visto a esto fue el gimnasio
de mi colegio y seguía sin tener nada que ver.
Cuando quise darme
cuenta, Taeil saltó las cuerdas y se coló al lado mía, ya con los guantes y sin
pendientes, igual que yo.
- ¿Empezamos? - dijo
poniéndose en posición.
- Sí... Haré lo que
pueda - sonreí dulcemente y me puse en la misma posición.
Taeil esperó a que yo
atacara, pero al ver que no me decidía, paré un golpe el cual venía por mi
izquierda. Hice el amago de golpearle por la derecha, confundiéndolo y estiré
mi brazo izquierdo, dándole.
- Uno a cero, entonces
- dijo.
- ¿Apostamos? Si yo gano,
haces lo que yo quiera, y si tú ganas, al revés - tonteé, tenía que darle un
poco de morbo al asunto.
- Entonces procuraré
perder - sonrió.
- Al mejor de cinco - dije volviendo a la posición defensiva.
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ResponderEliminarunnie pudo poner esta fic en una pagina de facebook? esque me encanto *.* puedo?
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