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lunes, 30 de abril de 2012

PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele


- Twitter: @anus_kele


- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial


- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja.  




CAPÍTULO 6 (FINAL) : EL PRIMER Y ÚLTIMO AMANECER



-PERSONAJES: TODOS




Nunca un ángel lo había hecho. Podían ser personas que amasen a otras, pero nunca habían querido dejar sus poderes por los demás. Era el único fallo de la raza.
Con el cuerpo inerte de su mejor amigo en el suelo, KangIn cogió una mano de LeeTeuk y otra la llevó a su pecho. Se concentró en ambos corazones, lo único que escuchaba en ese momento eran los latidos de su corazón. "Allá vamos". Cerró los ojos, volvió a emitir la luz que tenía cuando bajó demasiado tarde, pero con una diferencia, en esos momentos no era el único que brillaba.
-Vamos...late...tú eres fuerte..esto no es nada-susurraba sin darse cuenta, eran ánimos a LeeTeuk-. Estoy aquí...nunca es tarde...
Algo apretó más fuerte su mano, y parecía que tenía un corazón en su oído de lo fuerte que sonaba. Estaba vivo, lo había revivido. Le había dado una segunda oportunidad. LeeTeuk se intentó levantar del suelo, pero un repentino abrazo le tumbó de nuevo.
-¡Hyung!-gritó alegre. El otro tardó en reaccionar, contagiado por la leve risa de su compañero, abrazándole también.
-Young...YoungWoon. Me aplastas...-pero se lo quitó de encima con facilidad. ¿Cómo? ¿Quizá algo de poder de híbrido? No sólo se quedó sorprendido de haberse quitado a KangIn, uno de los más fuertes, de encima, si no de la tercera persona que se encontraba ahí, también sorprendido.

Echa para atrás, SungMin, esos vampiros se te han metido bien metido en la cabeza, porque entre que te ha salvado un desconocido híbrido que te ha besado en medio de una huida (¿KyuHyun dijo?) y te encuentras que tu compañero, supuestamente muerto, está "iluminando" a tu otro compañero, que supuestamente está vivo pero que como que me llamo SungMin le has visto muerto y no tan coleando. Sí, me han hecho mucho más daño del que me imaginaba.
-¿SungMin?
-El mismo...¿LeeTeuk? ¿Kang...KangIn?
-¿He estado tanto tiempo muerto para que te hayas olvidado de mí, conejito pegapatadas?-no había perdido el humor en todo este tiempo. ¿Pero muerto? ¿Qué es, un zombi? "Un ángel", escuché en mi mente. Diría que esa voz es del KyuHyun, pesado, "pero sin tantos poderes". Gracias por la información, pero fuera de mi cabeza. "Tarde". Ya nos las veremos.
-¿Qué ha pasado con los demás? De la nada estaba todo negro y ahora puedo ver toda la ciudad-se quejó KangIn, mirando para todos los lados. A mí solo me hizo falta mirar al frente para saber el por qué de eso. Unos puntos rojos, una capa negra. Ya está. ¿Aun quedan?
-Ahí en frente. Quién le mate primero gana-empecé a correr hacia aquel edificio, LeeTeuk y KangIn tardaron un poco más. No me di cuenta de una cosa hasta que me enteré después por cierto cotilla escondido en la oscuridad: que se habían cogido de la mano.

Seguía retorciéndose en el suelo del dolor. Como si unas cuerdas finas le cortasen la circulación de la mano, pero sin dejar ningún rastro de sangre por el corte. Su corazón cambiaba de velocidad bruscamente: se paraba y latía a máxima velocidad, a la misma velocidad que en su cabeza las imágenes del pasado aparecían y eran seguidas por otras sin poder fijarse en los detalles. Dolor, pena, alegría, cariño...todas se mezclaban en segundos, algo explosivo en esos momentos. Pena psicológica y física, sí, en esos momentos vería la luz. Acabaría ahí, sin encontrarse de nuevo con él. Sin ver otra vez a aquella persona...
Abrió los ojos por acto reflejo. Sudando e hiperventilando se encontró en el edificio, delante del rifle, sujetándolo. Miró a la calle y lo vio tan vacío como el momento en el que la oscuridad se llevó a su compañero. ¿Se había quedado dormido? ¿Había sido todo una pesadilla? No podía preguntárselo ahora, tenía que seguir al tanto, los demás seguían abajo. 
Intentó acercar su cara a la mirilla y no pudo. No podía moverse. Quieto, congelado, como si mirara con los ojos de una estatua, en cambio, sabía que era su cuerpo. Escuchó algo detrás suya, no podía girarse para ver lo que era. No estaba solo.
-Nunca lo has estado, no me cansará de repetírtelo-la misma voz. Sí, la había reconocido a la primera, tenía que ser la misma persona de antes. Rabia e impotencia, así se podían resumir los sentimientos de HeeChul. Se había prometido que una patada por lo menos se llevaría. Oyó pisadas que iban hacia él-.Ya no sientes dolor, ¿verdad? En realidad sigues tirado en la calle, retorciéndote de dolor, pero no te dejaría ahí pudiendo hacer algo.
No podía salir de su asombro. ¿Cómo lo ha "salvado"? Cuando terminase eso-si es que salía de ahí vivo-se iría a un psicólogo. No, a un loquero. Lo tenía más que claro.
El otro rio. Era una risa suave, se la quería callar pero se le escapó.
-Otras personas también lucharán contra sí mismas, hasta que hayan exitinguido toda la oscuridad-su voz cada vez le sonaba más fuerte, se había acercado mucho.
¿Y no podría hacer nada? ¿Estaría quieto, escuchando una voz que había que su corazón se alterase? Empezaba a comprender cuánto necesitaba a sus compañeros, era uno de esos momentos que ya es demasiado tarde y no podías hacer nada. Mucha más impotencia, muchísima más ira a aquella persona a aquella persona que según él le había salvado, pero simplemente le estaba matando, poco a poco. Intentó hablar, gesticular algo, pero su cara no le obedecía.
-No necesitas decir nada, sé lo que sientes.
-NO LO HACES-esas palabras habían sido la gota que colmaban el vaso para él, se sentí orgulloso de sí mismo de al menos poder gritar. Su voz volvió a la vida-. Ahí afuera podía estar retorciéndome de dolor, pero quería encontrar a mis compañeros...aquellos que seguían ahí, conmigo....tú, tú te fuiste, me sentía tan solo en medio de tanta gente, no veía a nadie, solo me veía vacío. Luego, luego...
-Ocurrió todo, lo sé. En China ocurrió también. Me dio de lleno-se mordió el labio como pudo, eso le había impactado. ¿Eso quería decir que él, él en realidad...?-. No estaré muerto hasta que la última persona que haya vivido conmigo, aquella persona que tenga una parte en mí de ella muera tambié. Escúchame, por favor. Necesitas seguir luchando sin mí. Hay muchas cosas de ti que creer recordar pero aun no sabes. Es mejor. Tienes que empezar una nueva vida sin ellos, sin mí.-no pudo retener las lágrimás más. Le dolía, sí. En el momento en el que volvía a recordarlo todo, alguien tan importante para él le pedía que olvidase de nuevo. Que renaciese-. Eres fuerte, HeeChul, podrás hacerlo-le abrazó por detrás con delicadeza, con el mismo cariño y calidez que la anterior vez. Pero con el sentimiento de ser la última. Un abrazo de despedida. Volvería a ser el chico sin recuerdos, el frío, el solitario, el egocéntrico. Sería el HeeChul que todos los vivos conocen-.Te quiero-le abrazó más fuerte, mientras tarareaba una canción y secaba las lágrimas de su amigo.
Y en ese momento, llorando y abrazado por alguien que pronto volvería a ser un desconocido para él, volvió a la realidad. Al dolor físico, más fuerte que antes. Volvería para estar con los demás.

Había ganado el muchacho de pelo oscuro. Después de horas de golpes, espadazos, heridas y besos furtivos, consiguió vencer al pelirrojo y desatar toda su lujuria dentro de él, como había deseado desde el primer momento, haberle tenido completamente para él, repasar cada centímetro suyo de él, saborear la sangre que se escapa de cada herida. Pero RyeoWook no se dejaba hacer, era díficl, tenías que luchar para conseguirle, aunque fuese contra él. Aun así, la atracción se respiraba como oxígeno en el lugar. Podían haber escapado de la vida, pero no podían escapar el uno del otro, estuviesen donde estuviesen. Aunque RyeoWook aun intentase quitársele de encima, solo quería más de él, rendirse a sus embestidas y a la lujuria, que crecías más y más en él. No tuvo más escapatoria que redirse, no tenía más salida, YeSung le había acorralado contra el suelo, en contra y a la vez en favor de su voluntad. Cada embestida era más fuerte y más dolorosa, era el castigo por haberse hecho esperar tanto tiempo. Lo peor de todo, era que le gustaba, no era molesto para él, era satisfactorio, que aun con heridas, aun desangrando podía seguir dandóle como el monstruo que eran. 
Finalmente, se escuchó el grito del climax, un grito hecho por las dos personas.


De un rápido movimiento, el vampiro destapó a su muñeco a los dos humanos que tenía en frente suya.
Sus ojos no podían abrirse más, y habían perdido la respiración por el muñeco del vampiro.
Era HeeChul. Su pelo largo y oscuro, su mirada fría y soberbia con un pequeño rifle de francotirador, que hacía de accesorio a la figura.
Agarraron más fuerte las espadas, seguros de que pronto serían parte de sus brazos.
-Oh, no, por favor, esta noche no-decía el vampiro, aunque su tono no era de súplica, más bien cómico-. ¿De verdad me vais a hacer daño? O quiero decir...¿le vas a hacer daño?
Henry se adelantó a las palabras de Siwon, subiendo la espada a la altura de la capucha del vampiro.
-No tengo miedo a hacerte daño.
KiBum rio, mirando a Henry intensamente, queriéndole provocar miedo.
-Creeme que el daño que me hagas se lo harás a él-movió un poco su capa para hacer notar las cuerdas que le ataban al muñeco, que no eran pocas-. Hacen más daño que ese trozo de metal que tienes en las manos, chinito-la última palabra podía haberse cambiado perfectamente por un insulto por la forma en la que la escupió. El punto malo del chino es que tenía poco aguante, y KiBum lo descubrió rápidamente. Se hizo a un lado con elegancia ante el espadazo de Henry, que dio a algunas de las cuerdas. Sin despeinarse, pero el muñeco tenía varios cortes en los brazos y cerca del cuello. Siwon avanzó para pararle los pies a Henry.
-¡Para!-si nada de lo que decía el vampiro era una broma y ese muñeco era más que un simple muñeco, acababa de hacerle un grave daño a su compañero.
-Tu compañero es el más sensato de los dos...en parte-movió los dedos y tenía a Siwon a punto de cortarle la cabeza. La cara de sorpresa de Siwon le arrancó una risa macabra. Sí, en parte era sensato. Todo físico-.Me has encontrado preguntón, así que-miró a los dos-, ¿mataríais por salvar una vida?-acarició al muñeco.


No sabía dónde estaba. Solo recordaba haber vuelto a ver a su mono, haber terminado a un vampiro de una estocada...y que ese mono le convirtió en uno de ellos.
Lo mejor, y a la vez lo peor, es que era cierto.
Levantó la vista y vio a su amigo-amigo...si se habían besado y...¡memoria de pez!-aun encima de él, mirando a otro lado. Miró a ese lado y vio que no había nada. ¿Qué tenía en especial?
-Hyuk...¿qué hay ahí?
EunHyuk pasó su mirada a DongHae, robándole un beso de sus labios antes de hablar.
-Ya nada. Esperaba a que te despertases-sonrió levemente a DongHae. No sabían a dónde se habían metido. Se levantó y le dio la mano para ayudarle a levantarse-. Vámonos. Todo esto ha acabado.
No vio diferencia a ser vampiro que a ser humano. Se sentía igual que antes. Quizás echaba de menos eso de respirar inconscientemente, pero era cosa del pasado.
Echó una mirada atrás antes de saltar por el muro del callejón y olvidarse para siempre de la ciudad. La fogata seguía encendida, pero entre las lenguas de fuego pudo ver una figura conocida que se retorcía de dolor en el suelo.
-¡HeeChul!-corrió a por él, escuchó de fondo a EunHyuk gritar que parase de correr, sin embargo no pudo evitarlo. EunHyuk había heredado la fuerza, pero el cuerpo de DongHae se decantó por la velocidad. En mucho menos tiempo del que haría un humano, DongHae ya estaba socorriendo a HeeChul.
-¡Tonto, lentorro! ¡Has tardado mucho! ¡He caído al suelo por el dolor!-aun así, seguía pensando en sí mismo, para DongHae, la guerra no hizo mella a HeeChul, quizás porque no conocía lo que se coció por su mente. Miró si había gente cerca y se fijó en unos sonidos que le parecían voces.
-Deja de quejarte y sígueme-le cogió del brazo y corrió en dirección a las voces. HeeChul, más tarde, se arrepentiría de llamarle "lentorro".


Cuando creía que desde ese momento empezaría su eternidad con la persona más importante, esta al grito de "¡HeeChul!" se largaría a saber dónde. La sangre humana ahora le olía lejos, y cada vez más. No solo le preocupaba por si había tenido sed tan temprano, si no por la desaparición del cuerpo de YeSung. Ni cenizas, ni sangre, ni huesos ni nada. Como si no hubiese muerto.
Unos aplausos se escucharon detrás suyas, como salidas de la oscuridad inexistente del callejón.
-Acertaste-y ahí estaba. A YeSung no lo matarían tan rápido. No callarían esa risa tan pronto. Chascó los dedos e hizo de la fogata un gran incendio de cuerpos, sentía su calor tras su espalda y la gran sombra de su cuerpo por encima de la de YeSung. Se fijó de un detalle que le hizo sospechar-. No moriré tan pronto, ese humanucho me debilitó. Aunque...huelo que ahora es vampiro. Estabas desesperado, ¿eh?-le dio unas palmaditas en el hombro, sin parar de reir.
EunHyuk retrocedió, aun sentía respeto ante la figura del asesino.
-Ya no soy de los tuyos-dijo con toda la dureza y seriedad de esos momentos.
-¡Me vas a matar de risa! Y lo sabes bien, HyukJae, o eres de mi bando, o no eres. Acabas de decidir-su miraba se volvió sombría y sus ojos más rojizos. Detuvo la primera patada directa a su pecho y le tumbó en un momento a suelo, pero no sería una victoria rápida, YeSung en poco tiempo tuvo la pelea a su favor, con la mano en el cuello de EunHyuk.
-¿Entonces?-era difícil quitarle la sonrisa a YeSung, fuese del tipo del que fuese. Menos en una pelea en la que saboreaba la victoria.
Con la mano que no intentaba quitarse la mano en el cuello de YeSung, le empujó, tirándole cerca de las llamas.
-Entonces esto es lo que llamo yo "tirar las malas hierbas al fuego"-con facilidad, tiró el cuerpo del vampiro a las llamas.
Había estado mintiendo todo el tiempo, aun así, no tuvo más que luchar contra una figura sin sombra, algo que nunca existió en realidad. Era hora de encontrar a DongHae, pronto amanecería.


-¡TE MATARÍA A TI!-gritó KangIn al vampiro, al llegar a la escena con LeeTeuk y SungMin. El vampiro no le dedicó mucho tiempo a sus nuevos invitados, volvió su mirada algo molesta a SiWon y a Henry.
-No esperaré más tiempo para una respuesta. Mátale y...la muñequita sobrevivirá. ¿No matarías al extranjero por él?-movió la mano de nuevo y la espdad se clavó en el cuello de Henry-.Estás tan cerca...una vida por otra, me parece justo.
LeeTeuk suketaba a KangIn para que no se lanzara a KiBum y le matase en ese momento. Por haberle revivido se había debilitado demasiado, para él lo importaba es que aunque llegase tarde para quitarle de todos los vampiros de encima, había podido abrazarle de nuevo y seguir protegiéndole.
Si pudiese al menos saber quién hizo tanto daño a su hyung...De repente, todo se paró, ya no sentía el apretón de LeeTeuk. Miró por todos lados si era el único al que no le había afectado eso, y acertó. No era el único. RyeoWook le acompañaba, listo con su estoque.
-Has deseado saber quién casi termina con la vida de tu amorcito. RyeoWook, no tan encantando de conocerte-le saludó sarcásticamente. Le miró de arriba a abajo, se dio cuenta de qué se le escapaba algo de KangIn- ¡Pero qué tenemos aquí! ¡Un ángel! ¡Oooh, qué miedo, un ángel que ha cedido sus poderes! Repugnante, ¿ahora no voy a poder saber qué es lo que se siente al ser iluminado por alguien como tú? ¿No, de verdad? Maravilloso-con un movimiento de mano, la espada de Henry cambió de mano a la KangIn-. No voy a dejar que esas manazas de oso me toquen, te doy esa espaducha para que luego digan que si gano por mucha diferencia-levantó su estoque como un verdadero espadichín de esgrima-. Haz de estos segundos tu muerte digna.
Se lanzó a por KangIn. Le podías poner un palo de hierro que la espada mejor forjada de todas que las tomaría por igual y las controlaría igual. Con varios movimientos de muñeca se pudo defender torpemente de las estocadas de Ryeo, hasta que el estoque se deslizó con facilidad al cuello de KangIn.
-¿Tus últimas palabras?-preguntó con una sonrisa soberbia, sin adivinar que hasta él se había despitado
-Éstate.Más.Atento.Só.Creído-solo necesitó avanzar la espada y atravesar el pecho del vampiro para que este desapareciese y el tiempo volviese a correr.


Los siguientes en llegar fueron DongHae y HeeChul, tras un EunHyuk que tomó como medio de transporte las sombras, un poco más a lo lejos.
KiBum observó maravillado como su público creció por momentos, viendo hasta a su títere en carne y hueso.
-¡Qué alegría, qué gozo, qué sorpresa! Si tenemos a nuestro muñequito en vivo-miró también a DongHae, sus ojos a cada momento pasaban de ser chocolate a ser rojizos-. Al fin, alguien de los míos, es un alivio no oler sangre humana todo el tiempo-todos se quedaron mirando a DongHae, claro, tenía razón, ahora era un vampiro, pero no era igual que KiBum, seguía siendo un caza-vampiros novatos, no importaba que fuese él la raza a matar.
-No voy contigo-le contestó, mostrando sus colmillos. Señal de rivalidad.
-Por ahora-volvió su mirada a su querido juguete-, pero lo más importante es que tenemos a nuestro invitado especial, ¿cómo te sientes?
HeeChul ni siquiera le dirigió la mirada.
-Oh, por favor, háblame. ¿O a caso no te cosí la lengua al muñeco?-miró al muñeco como un niño pequeño, olvidándose de sus primeras presas. Cuando se sintió libre del control de KiBum, Siwon soltó la espada y Henry cayó al suelo, recuperándose del susto.
-Le da asco hablarte, simplemente eso, pero si quieres, hablo yo por él-se atrevió decir SungMin, uno de los que por ahora no había hablado, avanzó y se colocó para el combate. Uno de los erros de KiBum fue tomar a SungMin como alguien débil, o como un niño/niña. Uno de los errores del Titiritero fue creer que sus muñecos eran fieles a sus figuras, y que todos venían en cajas individuales. Olvidándose por completo del muñeco de HeeChul, haciendo desaparecer el muñeco, se lanzó a por SungMin, sediento de sangre fácil.
Antes de poder rozarlo, una bala de agua bendita estalló en su corazón. KyuHyun tenía una puntería digna en cuanto se pone en juego su sitio en el cielo.
-Te salve de nuevo, SungMin-esta vez el mensaje no fue directo a por su mente, si no que todos lo escucharon-. Ya está, mira, ya ha amanecido.
Todos miraron el cielo. Todos menos DongHae, que había sido raptado por EunHyuk para protegerle del nuevo peligro, en las sombras, era hora de separarse del grupo.
Ya era el momento en el que todo había terminado, sí, se podía decir eso. Todos miraban al para que era ellos un nuevo sol, una nueva era. Todos, menos HeeChul, que echó la mirada más abajo, a un hombre-diría que extranjero y extrañamente familiar para él- joven que, con una sonrisa tierna para el coreano, se dio la vuelta, desvaneciéndose con el sol.

"El corazón que una vez te amó
los ojos que una vez te miraron
siguen ahí".

PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele


- Twitter: @anus_kele


- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial


- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja.  





CAPÍTULO 5: EL PRIMER Y ÚLTIMO CREPÚSCULO


-PERSONAJES: TODOS


Esperó. Esperó a que su pecho parase durante unos minutos, que dejase de respirar. Acarició suavemente su pelo, bajando por la cara. No parecía que lo hubiese asesinado, no, no es la forma de decirlo, si no de haberlo convertido. Parecía profundamente dormido, seguro entre los brazos de quién más le amaba. Ahora sería como él, lo bueno es que podrían estar juntos durante mucho más tiempo, pero, ¿qué había de malo? Bastante más. Tendrían que esconderse del sol como el arma mortífera que era para ellos, tendrían que tomar la sangre de otros seres, y serían perseguidos como los monstruos que eran. ¿Se volverían ambiciosos? ¿Lo querrían todo para ellos solos? No, él no creía eso. Creía que todo lo que querría tener estaba debajo su cuerpo, vestido simplemente con unos pantalones y unas deportivas viejas y de nombre Lee DongHae.
Durante un momento, dejó de mirar a DongHae para mirar el cuerpo de al lado, a la supuesta persona que había estado controlando todos los movimientos del bando vampíricos.
Ese cuerpo ya no estaba.


Las lágrimas desobedecían a su portador, que pedía de una vez que dejasen de rodar por su cara, dificultándole la visión. Pero su razón era de gran peso: su mejor amigo, su mejor compañía, sangrando, mucho peor, muerto, en sus brazos. Porque había llegado demasiado tarde. Porque solo pudo observar, luchar contra las barreras entre el cielo y la tierra y cruzar hasta ellas hasta que fue demasiado tarde.
No sabía qué hacer. Llevaba poco tiempo de ángel, solo podía emitir una luz. ¿Por qué tenía que ser tan inservible en esos momentos? Antes era fuerte, antes podía decirle con toda seguridad "hyung, no te dejaré solo", "te protegeré". Y sí, había cumplido sus promesas hasta el último día de su vida, e incluso ahora, que no se le podía tomar por vivo, corría por la ciudad en busca de qué hacer, porque iba a enmendar el error, sea como sea. Culpable, más que culpable. 
Ambos se sentían culpables de la muerte del otro, ¿menuda coincidencia, no?
De repente, se le ocurrió una idea. Demasiado descabellada, pero gracias a sus amigos sabía que los locos eran los genios. Lo había visto hacer montones de veces, no podría surgir efecto del todo, pero había encontrado esperanza. No dejaría que esa confesión de amor fuesen sus últimas palabras. 
Tumbó suavemente el cuerpo en el suelo, preparado para la genialidad-o locura-que nunca había hecho un ángel a un muerto.
Darle su poder.


No había ningún sitio prohibido para su lengua, cuando sentía que las manos del otro arañaban sin piedad su piel le daban ganas de no parar nunca, de que ese momento fuese un festín sin fin de lujuria. El otro, en medio y de su excitación se separó de él, pegándole un fuerte tortazo que resonó en aquella cueva-si a aquello se le podía llamar cueva, habitación, o sitio parcialmente cerrado-con dureza. No se quedó en su sitio, no dejaría que un simple tortazo le dominase, solo era el comienzo de la guerra entre dos cuerpo que querían saciar su sed, pero a la vez no querían ser saciados por el otros. Odio y deseo, la mejor mezcla para la atracción fatal.
Con su fino y afilado estoque, le hizo una linea de sangre en los labios que no dudó el otro en lamer de forma provocativa. En menos de lo que se podría ver, había aprisionado el cuerpo del espadachín entre la pared y el suyo, acercándose a sus labios con una sonrisa maliciosa.
-¿Eso es todo?-sus ojos brillaban como nunca, más rojos que la sangre. No le dejó contestar, le besó con agresividad, mordiendo sus labios. Su compañero no se quedaba atrás, no era todo. Clavaba sus uñas en la espalda del otro, pasándolas después por su pecho medianamente formado pero extremadamente sensual para él. Gimió cuando los colmillos de su compañero se clavaron en su cuello, abriendo de nuevo un caminito de sangre que no dudó en chupar durante un tiempo, su cuello se echó para atrás automáticamente, dejando más espacio a esos colmillos que tanto placer le habían dado durante más noches.
Empujó el cuerpo como si fuese basura, mirándole con desprecio, cogió el estoque de nuevo y lo clavó suavemente en su cuello, señal de amenaza.
-Eres mío. ¿Entiendes? ¿Eso es todo, YeSung? No tendrás nada más que decir-apretó con más fuerza el estoque, lo lamió como si la mezcla del metal con la sangre fuera lo más exquisito, al menos, para él lo era. Miró a su compañero de juegos sin reprimir el deseo de que esa pelea continuase, que no le dejase ganar tan pronto.


¿Ahora que harás? Ya te he sacado de aquí, de su guarida. Le he matado por ti, he hecho algo impensable para mí, nunca había probado la sangre de un híbrido como lo hice hace unos momentos. Nunca te lo diré, es un secreto del que yo me sorprendo haber hecho: KiBum y yo nos conocíamos de antes, de mucho antes de llegar a ser lo que soy ahora, en los tiempos dónde creía que vampiros, ángeles e híbridos solo eran mitos de alguien muy aburrido y con muchísima imaginación. E incluso después del primer ataque de ellos, después de darnos a los dos la segunda oportunidad, seguimos sin separarnos. Roces, los hubo, fue con él que descubrí que la sangre de mi misma raza me descontrola mucho más que otra, aunque no me sacie tanto como la de un humano como tú. Yo también era del grupo de vampiros, de los "malos", como quieras llamarlo. Creyeron que éramos vampiros puros, pero no llegamos ninguno al campo de batalla. A mí me tocó entrenar a los convertidos, y a él ser la parte del cerebro de todo el bando, lo que nos separó más. Fue esa persona que me habló de ti, me habló del todo grupo. Te espié, no te creas que es obsesivo, solo acompañaba al otro, pero me llamaste demasiado la atención. Más tarde, él fue capaz de participar en las cruzadas nocturnas y yo me fui por mi camino, libre. Se pensarán que estaría muerto, menos KiBum. Había avanzado mucho, muchísmo más que yo. Había conseguido ser uno de los cabecillas, apodado el Titiritero. Unas cuantas figuras en forma de vampiros, unos palos, una maqueta de la ciudad y podía controlar todo el bando sin necesidad de ser entrenados. O peor de todo, controlar a los humanos, los que estuvieron cerca de ser convertidos pero el amanecer los salvó. No sé nada más de ellos, por esos días, ya me había decidido en protegerte en secreto para tener las puertas del cielo abiertas.
Ya queda poco tiempo, el azul marino del cielo se va debilitando, y tú sigues alerta. Éramos los unicos, la entrada al subsuelo estaba escondida, un punto estratégico para escapar. Caminaste por delante, ya comprendí por qué estabas tan alerta.
Luz. Un gran foco de luz. Y a lo lejos, el cuerpo de dos compañeros. Uno vivo, y el otro muerto. Te quedaste sorprendido, quieto, en shock. No me atrevía a mirar, esa luz era demasiado pura para el contacto directo con mis ojos. Corriste, echando la última mirada para atrás. No te seguía, te seguiré en las sombras, en un lugar seguro para mí.
-KyuHyun-grité, antes de deslizarme entre la poca oscuridad que quedaba.


Tengo que encontrarle. ¿Dónde se ha ido ese niño? Por otro lado, no podía parar de pensar en lo ocurrido en el edificio, en medio de la oscuridad. ¿Por qué tenía que haber recordardo eso? ¿No podía haber recordado quién era, si tenía algún sueño, habilidad especial, algo parecido? Al contrario, solo me acordaba que el muchacho que me habló, me abrazó y me pidió disculpas es un chino que una vez tuve una fuerte amistad y luego se fue. La próxima vez que le vea, le pegaré un puñetazo. Lo prometo.
Quería que mi corazón latiese con fuerza por todo el esfuerzo que hacía para encontrar a alguien. Después del mar de oscuridad, la calle se había quedado completamente vacía, casi entrecerraba los ojos por haberme acostumbrado tanto a la oscuridad.
Sin saber por qué, mi corazón se paró. No me llegaba el aire. Pero los recuerdos iban y venían como viento entre los árboles. Pensaba que terminaría ahí mismo, de rodillas en la calle, con las manos en la cabeza. No me salía la voz.
Solo.


Oculto tras una capa, sentando en una silla, en el edificio más alto de toda la ciudad, el último de los cabecillas observaba su obra de arte, acariciando su nuevo juguete, moviendo la tela que, extrañamente, se había agujereado en su corazón. Extraño, y curioso. Lo único que se podía distinguir de su cuerpo eran los ojos rojizos intensisos, que a lo lejos simplemente se veían como dos estrellas rojas que daban la nota en el cielo. Tiró de la cuerda varias veces, hasta que vio que varias personas se acercaban al lugar. De un elegante salto, fracturando el suelo, se presentó en frente de ellas.
-Bienvenidos al festín de la muerte-acompañó la frase con una reverencia. Su sonrisa se acentuó más, enseñando sus colmillos-, aunque vosotros no seais las víctimas...queridos títeres-sacó el muñeco, quitándole de un rápido movimiento la tela que lo cubría.
Los dos hombres que vieron quién era se quedaron atónitos, el vampiro que tenían delante era el más juguetón y peligroso de todos.

PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele


- Twitter: @anus_kele


- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial


- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja.  




CAPÍTULO ESPECIAL: EL PRIMER Y ÚLTIMO RENACER

- NARRA: KiBum




Tardó poco tiempo en abrir los ojos de nuevo. Sus heridas estaban en un proceso avanzado de cicatrización, KyuHyun ni se había moderado en dejarle el cuello con marcas de sus mordeduras y en sus brazos de la fuerza con que había clavado las manos. Se levantó, admirando sus ansiados espejos, su ansiada maqueta...pero lo que más admiró fue a si mismo. Sus colmillos ahora sí se podían llamar colmillos y sus ojos no perdieron el brillo rojizo en ningún momento.
Se giró, ahora se acordaba de otro de sus juguetes, parcialmente tapada por otra tela oscura, semitransparemente. La miró extrañado, la última vez no estaba así. Avanzó hacia ella con la lentitud que le caracterizaba, que había aprendido de sus maestros para dar más temor mientras pensaba qué hacer con ella. Una sonrisa maligna se curvó en su cara. Cogió el muñeco, se sacó unas cuerdas invisibles y le ató. 
Era hora de que el Titiritero fuera el protagonista.



PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele

- Twitter: @anus_kele

- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial

- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja.  


CAPÍTULO 4: EL PRIMER Y ÚLTIMO RECUERDO

- PAREJA: HanChul (HanGeng x HeeChul)
- NARRA: HeeChul


"¿Por qué no puede ser de noche de una vez?", pensaba mientras movía la bala de agua bendita como si fuese la primera vez que tuviese una en mis manos. Creo que son una de las cosas más preciosas, pero una pena que su final sea atravesar o quedarse dentro de uno de esos seres que no les da la mismísima gana de ocupar una tumba y dejar a los vivos en paz. Pero en el fondo, esa no era la razón porque me diesen tanto asco los vampiros. Ni por sus aspectos oscuros, ni llenos de sangre, con ropas rotas y malorientes y su cuerpo con un olor peor al de la descomposición. "Me la apunto como la segunda mejor razón. Me gustarían pegarles tiros con olor a vainilla. O desodorante". Me lo tomaré con humor mientras viva, porque esta noche puede terminar todo. Todo por lo que han luchado mis compañeros, por todo lo que han llorado a escondidas, por todo lo perdido. Porque, en cambio de ellos, yo no tengo nadie más que luchar que no sea yo mismo.
No me llamo HeeChul. No sé mi nombre de verdad, no sé si tuve uno. Fue así como me llamaron el día que me encontraron, alguien me llamó así por equivocación y se quedó como mi nombre. ¿Recuerdan cuando eran pequeños, el sol brillaba y todo parecía feliz? Yo no tengo ningún recuerdo de ello, solo he conocido la luz de las pocas estrellas que se ven aquí, y la tensión de quedarte solo en cualquier momento.
El tiempo pasaba lento, muy, muy lento y nadie parecía estar listo. Que si esto, que si lo otro, que si aun tengo que entrenar, que si la espada está nosequé...¡me sacan de quicio!
--Oh, por favor, ¿podemos ir ya? Este bombón no puede esperar TANTO tiempo para que luego vea como se manchan de la sangre de...esos-este tono de voz me sale por naturaleza, es una de las pocas cosas que quedan de mí antes de haberlo olvidado todo. Un chulo, me dicen, en parte les creo. No creo que otra persona hubiese tenido tanta puntería con un rifle de francotirador más viejo que LeeTeuk.
Al fin, nos separamos, yendo a mi segundo hogar. Primer piso, tercera ventana desde la izquierda, ahí se encuentra mi querida arma. Para este día tan especial había reservado todas las balas de agua bendita que había conseguido SiWon rezando a quién fuese todas las noches. Bueno, una vez utilicé una para probar y el resultado fue maravilloso, así que hoy van a caer como mosquitos que son.
Coloqué las balas, y acerqué mi cara a la mirilla, observando la situación más de cerca.la situación de los que estaban abajo. Ah, YeSung, sí, ese pesao que solo sabe reir, creyéndose algo sacando los colmillitos. A mí no me da ningún miedo, como si fuese alguien normal, o le conociese de antes...
¿Ya estamos de nuevo con el tema de la memoria? Antes mirando las balas me he quedado igual, que por qué me metí, que si no pinto nada...me han vuelto bipolar los vampiros. Otra razón más.
Cada vez había más oscuridad y yo cada vez veía menos, solo podía diferenciar al grupo de abajo que seguía tan quieto como antes, en guardia para los montones de vampiros que se les meten a los lados.
Oh, ya era hora. Pim pam, adiós a los que querían comerse a Henry y Siwon, y no digo con la mirada. Empezaron a correr a varios lados, a separarse, y solo SungMin se quedó pegando pataditas y puñetazos a los que seguían con él. Me parece extraño, quiero decir, haciendo lo que hace SungMin, arriesgándose así...ya hubiese muerto. Sé que alguien le protege, alguien. 
"¿Es que no vas a parar de pensar que estás solo". 
Me separé un momento del arma, tengo que estar loco. Sí, muy loco. Mi corazón empezó a latir mucho más rápido y fuerte. No digo por las voces, tengo oído y reoído la capacidad que tienen esos vampiros de meterse en cabecitas ajenas a hacer destrozos mentales de los buenos. Lo digo porque la voz me suena muy familiar, y no es nadie del grupo. Y lo peor de todo si era posible, es que quería escucharla otra vez. Como si la hubiese echado de menos. Moví la cabeza para quitarme la locura de encima y mirar de nuevo a lo que tenía que estar. Perfecto. SungMin y yo tenemos una coordinación perfecta para estar los dos en nuestros mundos a la vez. Pero terminé yo antes.
-¡¡IDIOTA!! QUE TENGO QUE HACERLO TODO YO O QUÉ-le grité, así le despertaría de forma más segura que un disparo. Había mentido, pero el no sabía nada de qué tenía en mente o no, mientras siga pegando puñetazos y patadas e inundándose en un mar de oscuri...¿qué? No podía creer lo que veía.
-SUNGMIN, SUNGMIN-gritaba, quizás serían ilusiones mías, pero no solo crecía la oscuridad en el suelo. No veía nada, todo estaba oscuro. No me podía ver ni las manos, solo sentía el roce del rifle. Esto empezaba a preocuparme. No tenía ni un mechero, ni una vela, ni nada para poder ver. Solo significa una cosa, habían entrado. Pero no olía de pena, no escucba nada. Tanto silencio 
-No, no es eso-otra vez la voz. A mi lado, esta vez no era en mi cabeza. Me eché para atrás por acto reflejo, porque no quería inspirarle ningún miedo a aquella persona.
-¿Quién eres?-le pregunté, con mi tono más seguro.
-¿Quién eres?
¿Cómo lo sabía? Se escuchó una pequeño sonido, como el que se forma al hacer una sonrisa.
-Yo lo sé. Y venía a pedir lo siento-ahora que hablaba más, notaba en su tono de voz un acento diferente-. Si hubiese sabido que ocurriría esto no me hubiese ido...pero es muy tarde para mí también.
No comprendía ninguna palabra de lo que decía. Nunca le había conocido, no le recordaba...Sentí su mirada clavada en la mirada. Aunque hay una completa oscuridad, mis ojos habían conectado con los suyos.
-¿No recuerdas o no quieres recordar?
La cabeza me daba vueltas. Estoy loco, lo vuelvo a decir. Una persona que no recuerdo de nada me pide disculpas por algo que no he "vivido" y se me encoge el corazón. Cada vez pienso más que no quiero recordar. El dolor de la cabeza es fuerte, muy fuerte. Había cogido mi mano.
-Te dije que no me tuvieras miedo, testarudo-seguía impactado, me resistía a creer que un desconocido en medio de una guerra que de repente se ha vuelto mucho más oscura de lo que podría ver por la mirilla. No sabía qué decir, mi mirada le decía mucho más de lo que quiesiese decir a ese desconocido para mí-.Vamos, ven aquí. Ya verás que todo se verá mejor-¡déjame! ¡no me tires hacia ti! No te conozco, no sé por qué me hablas de esa forma tan cercana ni tan cariñosa, ni por qué me tiras hacia a ti, ni siquiera de por qué me dejo hacer. Créeme que ahora tan cerca te pegaría un puñetazo, te tiraría al suelo y correría, correría tan rápido que ni a mi propia velocidad me encontrarías. Toda la rabia que tengo acumulada, no, todas las ganas que tengo de gritarte son mucho más de lo que te imaginas. Pero lo peor de todo es la impotencia. No sé cómo hacerlo, no saco las fuerzas ni para gritarte, ni para quitar tus brazos que ahora están al rededor mía. Hice un esfuerzo, voy a sacar las fuerzas para hacerlo y volver a la realidad. Antes de que la oscuridad se vaya. Cerré los ojos, cerré mi puño con fuerza y lo eché para atrás para después pegar un puñetazo.
Un puñetazo que nunca llegó. Lo empecé a recordar, no debería haber cerrado los ojos. Era más doloroso el dolor de los recuerdos que el dolor de la duda o del miedo. Se había ido. Por la presión. Por tener lo que más queria en otro sito, por no poder verlos todos los días. Porque al estar rodeado de tanta gente se sentía solo. Pero nunca se dio cuenta de que aquí tenía a lguien. ¡Joder, yo! ¡Yo! ¡Me había cambiado la vida! ¡Me había cambiado y se había ido! Y después vinieron ellos. Quería morir, quería quitarme el peso de encima de todos los días preguntarme que si por allí ocurriría lo mismo, o lo peor de todo, que si también estabas muerto. Lloraba con mucha fuerza recordando esto, aunque seguía sin saber cuál era mi nombre de verdad, quién era mi familia, cuál fue mi pasado...solo tú me venías a la cabeza. Recuerdos cualquiera, y cuando me dijiste "me marcho". Ese sobre todo.
-Idiota...idiota...VUELVE-le pegué un puñetazo, no tan fuerte como anteriormente porque la rabia se la había llevado mis lágrimas. Pasó a acariciarme suavemente mi cabeza, a poner mi cabeza sobre su pecho.
-¿Es que no vas a parar de pensar que estás solo?-eso fue lo último que dijo antes de que la luz volviese. Y mucho más fuerte. Una luz pura, blanca, como venida de más allá del cielo acompañada de un grito que más bien venía del suelo hizo que todo volviese a ser como antes. Volví rápidamente a mi puesto, con la mirilla. No había nadie, SungMin seguía sin estar ahí, pero tampoco había vampiros. ¿Había sido real? "Sí", pensé automáticamente. Las lágrimas seguían saliendo de mí, mi corazón seguía latiendo con una fuerza anormal y yo había recuperado parte de mi memoria. La más dolorosa, en medio de la oscuridad.
Me fui de allí, bajé a toda velocidad para encontrar a mis compañeros en la ciudad destruída. Sentía que todo esto había acabado. Hoy comenzaría mi vida. 

PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele

- Twitter: @anus_kele

- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial

- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja. 


CAPÍTULO 3: LA PRIMERA Y ÚLTIMA VISITA

- PAREJA: KyuMin (KyuHyun x SungMin)
- NARRAN: Los dos


Sonreí desde lo alto del tejado a la escena que se estaba dando a bastantes metros abajo. No había conocido a nadie que hubiese convertido a nadie por amor, quizás porque he conocido a poca gente. Dirías que la necesaria, pero no. Por ejemplo, a aquel que yace muerto al lado de la pareja. Ese hombre me daba por muerto, solo por haber dejado a EunHyuk malerido y un rastro de sangre que no llevaba a ninguna parte. Nunca se dio cuenta que no soy un no-muerto, ni tampoco soy un humano.
Soy un híbrido. Alguien que debería haber tenido su sitio entre el cielo y el infierno hace mucho tiempo, aunque en "edad" sea el más joven de los dos, humano. Tardarán mucho más en valorar mis acciones de mi anterior vida, y por eso me concedieron la resurrección, pero con todos mis recuerdos del pasado. Si fuese por mí, ya estaría en el infierno desde hace un largo tiempo, si no, ¿por qué soy un híbrido entre un humano y un vampiro?
Pero, después de todo, en esta he aprendido de mis antiguos errores, he cambiado. Por mí, si me jugazase, ya estaría muerto, en cambio, me dieron esta segunda oportunidad. No terminaré ahí abajo, y lo demostraré esta noche, como lo he hecho en todas las demás, escondido entre estos edificion sin más vida que los insectos y sin más cuerpos que los descompuestos.
Te voy a salvar la vida, Lee SungMin.

***

Sujeté la estaca con más fuerza, era mi único apoyo. Quería lanzarme, partirle las piernas en el sitio y dejarle el pecho como un colador. He visto a casi todos mis amigos caer por culpa suya, y hasta he visto peligrar mi vida más de una vez, pero hasta el cabrón de YeSung me quería vivo para la última batalla. Ese vampiro que congelaría el agua con solo mirarla, que ha matado a niños del terror con solo pasearse y reir...joder, lo quiero muerto. Y esta noche.
La risa resonaba en mi mente como todos los días, todas las noches, en todos mis sueños y pesadillas. No había puesto su mirada en la mía, pero yo solo podía mirarle a él, como todos los demás supervivientes: con odio y frialdad. Habíamos aprendido que lanzarnos hacia él era abrazar a la muerte, teníamos que ser como él, dejarle solo y después sorprenderle. Lo último sería difícil, pero posible. Él también había sufrido un gran número de pérdidas. Me alegro de ser parte de ellas. Los vampiros se reían de mí y me tomaban por un niño simplemente por mi cara, luego, era yo el que se reía por haberles dado una clase de artes marciales y haberles clavado la estaca cuando menos se lo esperaban. Para eso entreno duramente, yo, Lee SungMin, para al menos darles una muerte divertida.
Ni siquiera me moví cuando todo comenzó, simplemente tuve que pegar una patada a mi espalda para tumbar al que se lanzaba detrás de mí. Sin la cautela de callarse. En guardia, SungMin, frío, no corras, no me gusta hacerles cansar para nada.
-¡Eh! ¡Sangre fresca y en acción! ¿Quieren?-les provocaba con los dedos, sugiriéndoles que se acercasen, y los que picaban, o se llevaban un regalo por mi parte, o un disparo de parte de HeeChul. Oh, se me olvidó mencionar a la rosa del grupo, suerte que no lee mis pensamientos que si no el siguiente disparo me lo hubiese llevado yo por "tonto y olvidadizo". Yo no tengo la culpa de que esté todo el tiempo encerrado en una habitación con un rifle y...
-¡¡IDIOTA!! QUE TENGO QUE HACERLO TODO YO O QUÉ-ahí está, gritando. Le ignoré completamente, luego hablaríamos de quién hace más y quién hace menos. No, SungMin, no eres así. Eso es lo que ocurre por haber estado con KangIn tanto tiempo...a saber dónde ha ido el armario empotrado, solo sabemos que desapareció. Y eso nos ha jodido bastante, en estos instantes habría dejado la calle vacía. Me alegro de que al menos tenga de apoyo a HeeChul y de que los vampiros no se multipliquen por esporas. Ya estaríamos acabados. Seguía luchando, seguía aporreando con todas mis fuerzas a los vampiros hasta que se quedó oscuro.
Jodidamente oscuro.
Miraba a todos lados, estático, me permitía el lujo de recuperar el aire. Mala señal, muy mala señal.
-¡SungMin! ¡SungMin!-escuchaba a lo lejos, HeeChul seguía gritando, lo más normal es que me hubiese perdido de vista, con toda esta oscuridad quién veía algo. Pero era extraño. No había nadie, solo estaba voz de fondo. ¿Sería...sería YeSung? ¿Puede provocar tanta oscuridad? Ahora sí que tengo miedo. Estoy solo, en medio de la oscuridad...
Un golpe por detrás del que no me pude defender me hizo perder el conociento.

***

Exacto, te he estado protegiendo todo este tiempo. Has perdido a mucha gente, como todos, y has sufrido, como todos. Diría que más, que te sientes culpable de ello. "Si yo..." "Si yo...", esas son las frases que ocupan tu mente cuando entrenan, tus sueños y tus pesadillas, que practicamente, son lo mismo. No he necesitado mucho esfuerzo para conocerte así, estas tan concentrado en proteger a los demás y a matar a todos que te has olvidado a ti mismo.. No me preguntes por qué te escogí a ti, es una pregutna que yo tampoco sabría contestar. ¿Atracción?
Pronto dejaré ser un público más de esta tragedia, cumpliré con mi promesa. Desde aquí arriba se ve como a las marionetas se les cortan las cuerdas y caen al suelo como la materia inerte que son Pronto el Titiritero se enfadará y se las verá con aquel que rompe sus juguetes. Y no es un niño.
Agarré mi pistola y me dejé caer a la oscuridad que peligorsamente iba inundando la calle.

***

Me costó abrir los ojos por culpa de la fuerte luz que estaba delante mía. No me podía mover, estaba atado de manos y pies. No puede ser, me han atrapado, estoy atrapado y de pie. ¿Cómo...cómo fue que acabé así? Solo recuerdo como la calle se volvía oscura, nada más. Empecé a mirar al rededor mía, al parecer no había ninguna luz artificial, toda la habitación eran espejos que servían para reflejar aun más la luna. Y delante mía, veía al supuesto causante de todo esto. Sentado en una mesa, a mis espaldas, quitó con rápidez el paño negro que tapaba una maqueta de la ciudad.
El hombre se giró, parecía mucho más joven, diría que de mi edad más o menos, seguramente más joven. Su mirada era indiferente, cansada. Vestía casi todo de negro, menos una camisa blanca tapada por un esmoquin. ¿Va de gala o qué? Lo peor de todo es que me ignoraba. Solo se fijaba en los espejos, mirando a cada uno con tranquilidad, hasta que se quedó parado en uno. Su boca se curvó, no puedo decir que sea una sonrisa o qué, pero sé que hubo un cambio.
-Estás aquí-seguía mirando a los espejos, a veces su miraba se dirigía a otro, pero tenía un punto fijo al que hablar, en un tono de voz más alto de lo normal-No ha sido tanto tiempo-con las manos en los bolsillos empezó a andar por la sala, acarició de nuevo la mesa con la maqueta de la ciudad. Silencio, el muchacho no obtenía respuesta alguna-. Se han roto todas las cuerdas. Sabes lo que significa-es la primera vez que escuchaba esa frase como una afirmación y no como una pregunta. Cogió varios palos de madera unidos con cuerdas, del que caían también más cuerdas que solo se veían a transluz.
-Al menos he encontrado al culpable...pero tampoco te gusta eso-por primera vez me miró. Una mirada seria e indiferente. No era tan vacía como la YeSung, pero las dos daban miedo. Te decían claramente que estabas en peligro. Extremo-. No le he querido matar, creo que puedo hacer mejores cosas con él-tiró de la parte de cuerda que se salía de mi mano, haciendo más fuerte el nudo. La sorpresa fue cuando descubrí que tenía más hilos finos por todo mi cuerpo. Ese tirón hizo que las cuerdas se apretasen más, rompiendo parte de las ropas y haciéndome sangre. No pude evitar un grito de dolor .Cogió un poco de sangre de mi muñeca con el dedo y la probó, en ese momento volvió la mirada a ese punto fijo en el espejo.
-No sabe a nada en especial...simple sangre de humano. No me das razones para dejarle vivir. Tampoco le mataré ahora mismo-tiró de nuevo, esta vez fue la otra mano la que sufrió más, pero todo mi cuerpo acompañaba ese dolor. Mordí mi labio inferior para no darle el gusto de oírme gritar de nuevo, haciéndome una herida.
-¿Te gusta?-un disparo fue la respuesta. Casi me da en la cabeza, pero solo pasó al lado mía, en cambio, rompió el espejo.

***

No aguantaba más, no aguantaría ningún grito más tuyo de dolor, así que me atreví a destruír la segunda cosa más preciada del Titiritero después de sus títeres con sus cuerdas: sus espejos.. Era tan fotofóbico que no podía darle la luz de la luna directamente, así que se escondía y utilizaba los espejos para iluminar el lugar como podía. El Señor de la Noche, la Voz de Señora y el Titiritero, ellos solos habían podido con el país. Se decía de otras personas, como ShinDong, pero aquella persona era solo una leyenda, nadie le había visto y había vivido para contarlo. Muy típico, pero era cierto. Tampoco me había decidido a comprobarlo por mi cuenta.
-Me estás hartando, KiBum.
-Oh, gracias por recordarme cómo me llamaban en aquella vida-ambos éramos híbridos, vivíamos una segunda vida para el perdón de los pecados o para hacer más. Él había elegido el camino de la destrucción.
-Deja al humano en paz. Tus títeres no podían hacer nada más contra ellos, era hora que tus amiguitos entrasen en acción después de tanto tiempo-avanzaba sin miedo, posando durante unos segundos mi mirada en ti. Aterrador. Y además sabiendo que soy mucho más débil a la sangre que KiBum, dejarte así ha sido muy inteligente por su parte.
-Yo no le mataré-se volvió a su ciudad. Ahí podía controlar todo lo que los demás hacían, tanto el grupo de cazadores como el de los vampiros. Hasta la entrada y salida de otro seres sobrenaturales. Ángeles, para resumir-. Dímelo. Dime que si no estuviese aquí te lanzarías a por él. A por cada herida que tenga por mis cuerdas. A por sus labios, a por la herida que tiene para que no le oigas gritar. No me digas que no tomarías esa sangre hasta que fuese demasiado tarde. Dímelo, y estarás mintiendo-es cierto. Aunque sea híbrido, el magnetismo que tiene la sangre sobre mí es superior que la puede tener un vampiro, que para él la sangre solo le sirve para divertirse.
Levanté la pistola, apuntando a su cabeza. Desde este momento, no dejaré que te haga más daño, aquí terminará la vida del Titiritero Kim KiBum.
-Tienes razón, mi debilidad por la sangre me atrae a él, pero...-un disparo en el hombro fue más que suficiente para que la sangre saliese con más velocidad que con las cuerdas-...no recuerdas que la de un híbrido...simplemente me aloca-ya no podía decir más. Ahora verás mi lado más salvaje, lo que puede hacer mi cuerpo por unas gotas de sangre resbalando por mi garganta. Me lancé hacia él, fue una batalla cuerpo a cuerpo que poco a poco fue perdiendo por la herida del hombro. El último puñetazo le dejó bocaarriba en el suelo, y a mí de pie, con la pistola en medio de sus cejas.
-No, no te mataré así, tu sangre me llama-dejé la pistola ahí, pero así no acabaría. Mi boca fue a su cuello, clavando los dientes con fuerza, desgarrando la piel para que la sangre huyera del cuerpo del híbrido. Bebía con sed, con gula, era una adicción. Lo único bueno que pudo tener el Titiritero, la sangre de híbrido. Pasé a la herida del hombro, mi lengua se moría del gusto con tal sabor, no querías sentir nunca lo que es para mí esta sangre. Me detuve, tú seguías ahí, atado. Ahora era el turno de salir de ahí juntos, esto no acababa de empezar. No sabía que el trío había caído en su totalidad, que estaba todo terminado por la raza dominante en ese lugar, que extrañamanete no era la humana. Seguías impresionado por la escena que acabas de ver. ¿Quién era yo? ¿Por qué le maté? En tu mente no paraba de sonar que eras el siguiente, no me habías escuchado. He venido aquí para protegerte, para salvarte la vida, SungMin. Te quité cada una de las cuerdas que te robaban la libertad de movimiento. No te había dejado nada bien, sabía cómo hacer mucho daño en poco tiempo, pero aun tenías fuerzas para que no te tocase, pero eran pocas para resistirse a que cogiese tus muñecas con una mano. Acaricié tu labio inferior, dónde tenías la herida, mirándote. Nuestras miradas nos lo decían todo. No solo me había atraído la sangre de ti, SungMin, eso era lo último que había descubierto de ti. Y ocurría al revés. 
-Me juré que te salvaría la vida, SungMin, y lo he cumplido-no me di cuenta de lo cerca que estaba de tus labios y que con cada palabra que salían de ellas mis labios chocaban con los tuyos. Increíble, porque tú quién acortaste distancia entre ellos por un corto tiempo.
-Joder-volviste a besarme, esta vez más intesamente y por más tiempo. Ahora faltaba la parte de encontrar a tus demás compañeros. La guerra para nosotros había terminado, pero teníamos que volver a la ciudad. Tú sigues teniendo gente a la que proteger.

PRINCIPIOS Y FINALES

- Autora: Kele

- Twitter: @anus_kele

- Tipo: yaoi, menores 18, SUPER JUNIOR, serial

- NOTA: Este es un serial en el que cada capítulo irá tratando sobre una pareja distinta de Super Junior, por lo que en cada capítulo se especificará la pareja.

CAPÍTULO 2: LA PRIMERA Y ÚLTIMA LÁGRIMA

- PAREJA: KangTeuk (KangIn x LeeTeuk)
- NARRA: LeeTeuk



La guerra, como la vida, se termina solo. En realidad, no se celebra la victoria de un grupo, te alegras porque has podido llegar hasta el final. Me gustaría haberlo sabido de oído, de algún hombre borracho y lleno de cicatrices que no le importase la persona con la que hablaba, si no del qué. Pero yo lo sabía de la experiencia. De ver cómo caen tus compañeros, y a la vez consigues más fuerzas para aguantar una batalla más. ¿Triste, verdad?
Me llaman LeeTeuk. Soy el líder de un grupo de cazadores de vampiros. Al principio superábamos el centenar de personas, ahora mismo, estoy en un mismo sótano con otras 5 personas. También me llaman el "ángel". No sólo por mi aspecto, si no también por el aura que hay a mi alrededor. No se ve, pero se siente. Otra de las razones de mi mote es mi larga lista de vampiros muertos. Un ángel de verdad solo necesita estar presente para terminar con la vida de los vampiros a varios metros a la redonda. Pero yo no soy un ángel. Lo único que me hace iluminar son las llamas que controlo con maestría desde que la otra raza vino aquí, terminado con la vida de inocentes e indefensos humanos, asustando también al Sol. "La ciudad de la eterna noche", dicen. Yo terminaré con ello. Porque ellos se llevaron a mi luz. Fue el primero en unirse al grupo, "no te dejaré solo, Hyung", me decía siempre, desde que éramos unos niños hasta el día que lo perdí. Juraría que esas fueron las últimas palabras que dijo, aunque en ese momento no estuve a su lado, como me hubiese encantado estar ahí en ese momento. Más joven que yo, parecía todo lo contrario. Yo tengo un aspecto delicado y frágil, él era robusto y fuerte, el verdadero líder del grupo. En todas las demás batallas que libré sin él, mi misión no era quitarme a los vampiros de encima, si no buscarle. Vivo o muerto, le pediré perdón por no encontrarle. Por ser un idiota y orgulloso. Por no decirle lo que siento de verdad, no como él. "Trágate esos pensamientos, LeeTeuk, no servirán por ahora. Esta es la última batalla, después de eso podrás soñar, como no ahora". Lo mismo que le dije a DongHae. Un muchacho que compartía mi manía de dejar a los vampiros chamuscados. Me recuerda un poco a mí. También ha perdido mucho, y sueña. Hoy, su campo de batalla está en su mente. "Queda menos", me decía, fuera del sótano. Iba disfrazado de seriedad y frialdad, delante de mi pequeño equipo de cazadores. La cuidad de la eterna noche vería su última batalla hoy.
De la oscuridad se hizo ver, y la risa rompió todo el silencio que podía haber sido el arma más mortífera. Ahí se mostraba. YeSung. El eterno rival, el Señor del Negro. Un ser oscuro, joven y ambicioso. Si ya lo había sido así de humano, de vampiro se llevaba a los extremos más peligrosos.
-No nos gusta esperar...-a él le hacía gracia todo. Cómo se podía meter en las mentes de todos, como podía tomar la voz de nuestra conciencia, llenarla de miedo hasta explotar. Jugar más allá de lo físico. Pero conmigo era un caso aparte. No sentía miedo, solo escuchaba una risa sádica y gélida. Él no era nada para mí-LeeTeuk-nos conocíamos lo suficiente para que él supiese mi nombre y yo el suyo-,te creía más experto, pero será la última vez que me decepciones.
Nos decíamos más con la mirada que con las palabras. Un odio mutuo, intenso por mi parte, y cómico por la suya. No tenía vidas por la que luchar, solo un puñado de no-muertos que utilizar para luego él llevarse todos los méritos.
-Ah...YeSung-sshi, te creía más modesto. Pero esta será la última vez que abras la boca, YeSung-sshi. Esta ciudad es nuestra.
Un segundo después, la guerra había comenzado su fin. Las llamas salieron con coordinación perfecta a la manada de vampiros que se avalanzaron a nosotros, se habían colocado al lado de YeSung durante la corta conversación. Como si no nos hubiésemos dado cuenta. Corrí hacia el frente, a por YeSung, pero el muy cobarde ya estaba bien cobijado en las sombras. Seguí corriendo, quitando con facilidad a los vampiros inexpertos que se lanzaban a por mí. Ninguno era él, ninguno se merecía ser víctima del fuego, de vivir una segunda vida a la desperada, a seguir órdenes de un nadie, que al final les dará nada. Todos saldrían perdiendo, solo. ¿Por qué esto? ¿Por qué a mí? No tengo a nadie por quién luchar. Miento, mi grupo, mi equipo...sí, por ellos. Después de todo, nos hemos podido conocer, ser algo parecido a amigos. No paraba de correr, pero ignoraba que tenía que luchar. Había cambiado de plan, huiría. No podía aguantarlo más tiempo, este sufrimiento, he luchado todo este tiempo, ¿pero qué haré después? Somos los únicos aquí, solo defendemos un puñado de tierra, de edificios en ruinas, unos cuerpos inertes. Nuestros recuerdos.
-¡AAAAAAAAAAHHHHHHHHHH!-me agarré la cabeza, cayendo al suelo de rodillas, en medio de la calle, con lágrimas en los ojos. Giré mi cabeza, con las lágrimas de rabia en mis ojos. He caído en su juego, he estado a punto de matarme, de rendirme. Era un maestro de la mente, si yo era un supuesto ángel, él era apodado con la Voz de Sirena. RyeoWook. Jugaba con un estoque en su mano derecha, mientras con el otro taraeba una canción. De repente se calló, mirándome.
-Uh...tres minutos. Récord. Se supone que al minuto ya te tendrías que haber incinerado, pero eres un chico difícil-una figura pequeña, delgada. Su pelo no era oscuro como el de su compañero vampiro, si no de un rojo mezcla de todos los baños de sangre. Él nunca bebía sangre, tenía heridas escondidas en su cabeza por las que se filtraba la sangre. Él solo mordía para convertir. Yo ya estaba de pie, con las últimas lágrimas rodando por la cara y él tenía la respiración entre cortada de tanto reír.
-¿Te ha comido la lengua el gato?-me preguntó, me miraba detenidamente, ya había dejado de juguetear con el estoque para utilizarlo como un bastón-. En tu mente tenías tantas cosas guardadas que me he permitido el lujo de...verlas una por una. Siento si no las he dejado dónde estaban-alzo la espada, apuntándome con ella-...pero después de esta noche no harán falta-el estoque estaba afilado, y él tenía muchas nociones de esgrima, no era fácil evadir sus ataques, y menos, darle tú. Si en vez de ser yo hubiese sido Siwon o Henry quién estuviese aquí ya hubiesen hecho de su cabeza rebanadas, pero yo solo tenía el fuego. Y si es peligroso un estoque frío, más peligroso sería que no solo me cortase la piel, si no que me la quemase también. En esta pelea el fuego no era una opción.
-¡Atácame! ¡Por favor! ¡Quiero ver como un deseperado humano me ataca desesperadamente! ¡Una jodida venganza por su KangIn! ¿O quieres que lo llame YoungWoon? Total, estuve más cerca de él que tú...qué cuerpo-el acabose. Lo había conseguido. Un desesperado ataque de un desesperado humano lleno de rabia hacia su cara, un puñetazo limpio. Podría ser un vampiro, pero se cayó del golpe. Se dejó caer, junto su estoque, rodando en el suelo de la risa.
-¿Eso es todo? ¿Todo por la persona que amas?-se apretaba el pecho, buscando un aire que no necesitaba. Daba vueltas de croqueta-. Y después...jajaja...te lo has creído...jajaja...le vi, sí, le maté, sí...pero hasta ahí...Me haces tanta gracia LeeTeuk...humanucho.
No sabía que en ese momento estaba más desprevenido que ni siendo un humano. Mi fuego le buscaba, lamiendo su traje oscuro con las llamas, mientras él reía y reía. Escuchaba unos últimos murmullos mientras le veía arder, pero no comprendía lo que quería decir.
"Vendrás conmigo. No pude disfrutar de su cuerpo, ¡sin embargo, te fundirás en el Infierno conmigo, Park JungSoo!".
No fue el único que murió esa noche. Mi mente se había nublado, como la calle. Fui un idiota, no me había dado cuenta de todo el público que había visualizado el teatro, para después lanzar sus cuerpos hacia mí, en vez de lanzar rosas o tomates. No eran inexpertos, era los VEV "Very Expert Vampires" de RyeoWook. Estúpido.
Esto sí que era un ataque desesperado de un hombre desperado alrededor de cincuenta vampiros. Mi fuego, mi última línea de ataque y defensa me había abandonado, me la arrancaron de las manos, solo pude terminar con unos cuantos, pero nada como la fila de humo que se veía en uno de los extremos de la ciudad en ruinas. Era mi fin, Tenía tantas cosas que decir. Disculpas. Tenía que pedir perdón a DongHae, a SiWon, a Henry, a HeeChul, y a SungMin por no poder celebrar que hemos terminado esto, y por no poder celebrar dentro de nosotros mismos un día más vivos. Y especialmente, a YoungWoon. No le encontré, no le abracé por última vez. No le dije "te quiero". No le besé. Mi mente deliraba más cada vez que mi corazón latía más lento, y la sangre salía de mi cuello y de mi cabeza. No me querían convetir, todos tenían ganas de sangre. Dicen que cuando estás a punto de morir, pierdes la vista y solo ves un punto de luz que cada vez se acerca más y más, el final del túnel. No mentían. La oscuridad de los vampiros me cegaban la vista. Pero, de repente, apareció una luz del cielo, en mitad de la noche sin fin. Con una figura que bajó hasta mi lado. Toda la oscuridad se iba, todos caían. Los ángeles son el fin para los vampiros. Con sus lágrimas se hace el agua bendita, y su aura era más peligrosa que la luz del sol. El ángel me abrazó contra su pecho en los últimos segundos de mi vida.
Era él. Mi Kim YoungWoon. El verdadero ángel de los dos. Su pelo negro, sus ojos azabache, su sonrisa tierna. Me estrechó contra su pecho, se manchaba con la sangre de mi cuerpo. Tengo que estar delirando, lo más normal. Pero era él. Fue él quién me encontró. Con un hilo de voz, le dije mis últimas palabras, aquellas que anhelaba decirle por encima de todas las cosas.
-Te...quier...-después de eso, solo podía escuchar como un ángel lloraba, al dar a su amigo el descanso eterno.
-Yo también te quiero, JungSoo, estés dónde estés ahora.