- Tipo: B.A.P (Yong Guk), idol x fan, menores 18, serial, hetero
PRÓLOGO
“Sí, soy un héroe. Soy diferente a ti, sígueme. Incluso si quieres estar en mi contra, no me puedes bloquear.”
Las calles principales de la
ciudad estaban llenas de ruido. Algo normal, ya que era pleno día. Pero allí,
donde Yong Guk se reunía con sus amigos, imperaba la tranquilidad. Estaban en
una cancha jugando al baloncesto, él disfrutando de su día de descanso, cuando
escucharon los gritos. Era una chica corriendo tras de alguien y acusándolo de
haberle robado el bolso. Detuvieron el juego, curiosos, pero él fue el único en
reaccionar. Salió corriendo fuera de la cancha. Sus piernas eran mucho más
largas que las de esa muchacha, y su resistencia física sin duda alguna, mayor
que la suya, así que a pesar de la lejanía no le costó demasiado alcanzarla. No
fue difícil distinguir al ladrón frente a él e imprimió fuerza a su carrera
hasta alcanzarlo. Lo agarró por el cuello de la camisa y lo inmovilizó en el
suelo. El tipo no dejaba de moverse y maldecir. Yong Guk recuperó el bolso y se
lo tendió a la chica cuando llegó, sin aliento y jadeando.
—Tú... le... levántalo—no fue una petición, más bien sonó a una orden. De todos modos lo hizo. Obligó al ladrón a ponerse de pie—.Tú... te has metido... ¡con la persona equivocada!—gritó, alzando el bolso y descargándolo con toda su fuerza sobre el ladrón, quien de no haber estado sujeto por él habría caído al suelo. Pero no se contentó con eso, sino que lo golpeó de nuevo varias veces, hasta que acabó otra vez jadeando— Ya... ya está—abrió el bolso, sacando de él un puñado de dinero— ¿Es esto lo que querías?—se lo lanzó a la cara—. Ten, bastardo. Y acuérrdate de mi cara porque la próxima vez te denunciaré y te aseguro que no saldrás con facilidad de la cárcel. Tú, puedes soltarlo. —sorprendido, Yong Guk abrió la mano y el ladrón, sin olvidarse los billetes, se marchó asustado de allí.
—Tú... le... levántalo—no fue una petición, más bien sonó a una orden. De todos modos lo hizo. Obligó al ladrón a ponerse de pie—.Tú... te has metido... ¡con la persona equivocada!—gritó, alzando el bolso y descargándolo con toda su fuerza sobre el ladrón, quien de no haber estado sujeto por él habría caído al suelo. Pero no se contentó con eso, sino que lo golpeó de nuevo varias veces, hasta que acabó otra vez jadeando— Ya... ya está—abrió el bolso, sacando de él un puñado de dinero— ¿Es esto lo que querías?—se lo lanzó a la cara—. Ten, bastardo. Y acuérrdate de mi cara porque la próxima vez te denunciaré y te aseguro que no saldrás con facilidad de la cárcel. Tú, puedes soltarlo. —sorprendido, Yong Guk abrió la mano y el ladrón, sin olvidarse los billetes, se marchó asustado de allí.
La muchacha se dio la vuelta, dispuesta a irse. Yong Guk frunció el ceño.
— ¿Y te vas sin más?—al escucharlo, ella se volvió y pareció reparar por
primera vez en él. Aunque le había estado dando órdenes sin parar.
—Venga, tienes razón. Debí imaginarlo. — le echó una mirada de arriba abajo,
estudiándolo con gesto asqueado—. Mira, ahora no tengo tiempo pero... —sacó el
monedero mirándolo con desconfianza y le tendió una tarjeta—Ven mañana a este
lugar. A la hora que quieras... ¿Cómo te llamas?
—Yong Guk. Bang Yong Guk.—
—De acuerdo. —y sin añadir nada más, se dio de nuevo media vuelta y se marchó
con un andar femenino, nada que ver con lo bruta que era corriendo. Yong Guk
reparó entonces en los zapatos de tacón que llevaba y le aplaudió en silencio
por correr con ellos.
Yong Guk trabajaba en un taller de coches. Lo que sabía, lo había
aprendido con sus amigos en la calle, o allí. Le gustaba. Aunque fuera un
trabajo cansado, le gustaba el rugido de los motores y el olor a aceite y
gasolina. A veces se entretenía tanto en solucionar el problema que tuviera el
vehículo que no se percataba ni de la hora.
Pero ese día tenía algo que hacer. Cierta muchacha, Kim Ha Neul ponía en la
tarjeta, le debía algo por haberla ayudado, y él iba a ir a buscarlo. Por eso a
media mañana, antes de la hora de comer, pidió unas horas libres para
"resolver unos asuntos". Como suponía, no le pusieron objeciones.
Lo que desde luego no se esperaba cuando encontró el lugar que marcaba la
dirección, era verse frente a una mansión de lujo. La presidía un jardín
impresionante con esculturas y una casa con... ¿qué debía tener, 50 o 100
habitaciones? En toda su vida nunca había estado cerca de un sitio así, y
supuso que no le dejarían ni entrar. Esa muchacha debía haberse burlado de él.
Se quedó ante la verja de entrada, preguntándose qué hacer. Ella le debía algo,
pero...
— ¿Qué haces aquí?—un hombre trajeado apareció de la nada. Era fácil adivinar
que se trataba de un guarda.
—Vengo a ver a... Kim Ha Neul.—dijo, inseguro. Si no era una broma, y se
trataba de una trabajadora cualquiera, sería difícil que la conociera porque
allí debía haber muchísimos empleados.
— ¿Y qué tendría la señorita Ha Neul que ver contigo? Por favor, márchate de
aquí por las buenas. Éste no es un lugar donde cualquiera tenga acceso.— a Yong
Guk no le gustó para nada el tono pedante que utilizó ese tipo.
—Pero Kim Ha Neul me dijo que viniera aquí. Me debe algo.
—Ah...—la actitud del hombre cambió un poco al escucharlo, como recordando
algo—Ya sé quién eres. Pero no hay razón para que te encuentres con la
señorita. Nos ha dejado el encargo, no te preocupes. Sígueme—el joven lo miró
confuso, ¿qué narices...?
Caminaron por el jardín, más amplio incluso de lo que se había pensado, hasta
llegar a la mansión, la cual parecía brillar. El hombre le pidió... más bien le
exigió que le esperase allí. Yong Guk se quedó de pie, confundido. No entendía
por qué tenía que aguantar todo eso sólo para que la chica le diera lo que le
debía. Qué manera de complicarse la vida.
Estuvo allí varios minutos hasta que la puerta se abrió de nuevo. Se restregó
la palma de las manos por el pantalón, nervioso. Al menos no había acudido
hasta allí con el mono de trabajo, sino con unos tejanos y una camiseta. A
pesar de todo, se daba cuenta de que desentonaba bastante con el ambiente, y se
preguntó por enésima vez qué hacía allí.
—Ten, lo tuyo—el hombre le tendió un sobre color arena. Lo cogió con
curiosidad. Era bastante gordo y pesaba—. Supongo que esta cantidad será
suficiente.
— ¿Qué... es esto?
— ¿Eres tonto? Dinero, lo que venías a buscar, ¿no? ¿Qué pasa, quieres más? ¿Sólo
por detener a un ladronzuelo cualquiera?—Yong Guk cerró el sobre, suspiró y lo
tendió en dirección al guarda.
—Quiero hablar con Kim Ha Neul.
—Mira chaval...
—Quiero. Hablar. Con. Kim. Ha. Neul. —remarcó cada una de las palabras de la
oración, frunciendo el ceño. Era difícil molestarle, pero ese tipo estaba a
apunto de conseguirlo. Y tenía que irse de nuevo a trabajar.
—Tú te lo has buscado—cuando quiso darse cuenta, se encontraba en el suelo y
con una dolorosa rodilla clavándose en su espalda. Pero no estaba seguro de si
le dolía más eso o el brazo que le estaban retorciendo—. Te doy otra
oportunidad, te llevas el dinero y te largas de aquí sin hacer más ruido.
— ¿Se puede saber qué sucede aquí?—escuchó una voz de hombre, potente y
autoritaria. De repente dejó de sentir la presión sobre la espalda y el dolor
del brazo, y se enderezó poco a poco. Cuando al fin pudo ver a quien había
hablado, se encontró con un joven alto y delgado trajeado. Tenía el cabello
peinado a la perfección de color oscuro, igual que sus ojos, observadores e
inteligentes. Desde el primer momento en que sus miradas se encontraron, sintió
que había algo especial y diferente en ese chico de las personas que había
conocido hasta entonces. Tenía una fuerza que nunca antes se había encontrado,
y se sintió pequeño, inferior. No le gustaba esa sensación, y a la vez tenía
ganas de conocer a ese desconocido que en unos segundos le hacía sentir tantas
cosas diferentes.
—Señor Heechul—dijo el guarda después de dedicarle una reverencia al recién
llegado—, este chico es el que ayudó a la señorita, pero no le era suficiente
con el dinero recibido por eso...
— ¡Eso no es cierto!—reaccionó entonces, molesto. Ese tipo no sabía nada de él
pero seguía creando ideas falsas sobre su persona— ¡No es por eso que no lo he
aceptado!—al sentir de nuevo la presión de la mirada del desconocido sobre sus
hombros, perdió la fuerza y se avergonzó. No obstante, no parecía molesto, sólo
estaba examinándolo y cuando pareció darse por satisfecho, suspiró y sonrió.
—Está bien. Este chico no ha hecho nada malo, así que no entiendo que hayas
usado contra él la fuerza bruta. Vete de aquí, que ya hablaremos—fue duro y
tajante, y a pesar de todo Yong Guk lo sintió por el guarda. Cuando éste se
marchó, el desconocido se volvió hacia él—. Perdona lo que ha sucedido, eh...
—Yong Guk.
—Perdona Yong Guk. Mi nombre es Heechul, Kim Heechul. Soy el hermano mayor de
Ha Neul... ¿quieres pasar a tomar algo?
—No, gracias, yo sólo venía a por lo que ella me prometió, pero creo que no
estábamos pensando en lo mismo.
—Creo que te entiendo. Bien, dame una dirección donde encontrarte, porque esto
no quedará así. Otra cosa no sé, pero en mi familia desde luego no dejamos las
cosas a medias. Si el dinero no era lo que tú buscabas, ¿no será tarea de mi
hermanita descubrir qué es?—sonrió. Tenía una bonita sonrisa, sincera y amable.
Kim Heechul parecía ser el tipo de persona que sólo sonreía cuando quería
hacerlo de verdad, de esos que la falsedad no le salía. Yong Guk sólo recordaba
gente así en los libros.
Sin ser capaz de llevarle la contraria, le dio la dirección del taller pues era
donde pasaba la mayor parte de su tiempo. Se despidieron y él regresó al
trabajo, sintiendo que la experiencia de esa tarde había sido sin lugar a
dudas, muy extraña.
Jojo primer comentario!! :DD
ResponderEliminarOmma~~ has conseguido que Yongguk me enamore mas de lo que ya me tenia que es que es tan snkanzoanaosja... Malvada!!! XD
Bueno que necesito el siguiente cap!!! Please please please eonni!! <3333
Wow!!!
ResponderEliminarEs increíble!! Me encanta, Yong Guk es mi bias de B.A.P y mi segundo favorito en el KPop!!! Me trae loca y tu finc me encanta!!! >.< es súper bien descrito, te mete en la historia, te engancha!!!
Espero el siguiente capi con ansias!!!