domingo, 14 de julio de 2013

RIRIMATO

- Autora: @askthewind 

- Tipo: B.A.P, serial, menores 18, idol x fan, hetero



CAPÍTULO 12: EL ADIÓS MÁS DOLOROSO




Eunhee estaba jodida. No había otra forma de expresarlo, y así fue como pasó por su mente aquel pensamiento tan fugaz e intimidante. “Estoy jodida”.
            — ¿Qué… estás haciendo aquí? — palabreó con torpeza, mirando a Jongup una vez los tres habían entrado al salón. Jongup estaba de espaldas a todos, en una esquina de la habitación, con los brazos cruzados y un aura oscura a su alrededor. Yongguk se había sentado en uno de los mullidos sillones del centro de la sala y permanecía con una de sus manos acariciando su mentón, con la mirada perdida en el suelo.
            Eunhee permanecía de pie entre los dos, con las piernas temblorosas. Hacía frío. Quizá no había sido tan buena idea ponerse un pijama tan fino.
            — ¿Me utilizaste durante todo este tiempo, Eunhee? — el tono de voz de Jongup no se podía describir. Simplemente dejó fluir el dolor, y habló. Eunhee quería responderle, pero simplemente movía los labios con nerviosismo sin saber qué decir. Yongguk permaneció con la mirada perdida en quién sabe dónde, sin moverse un ápice.
            — ¿Qué estás diciendo?
            — A pesar de todo, tú… me utilizaste, ¿no?
            — Yo-…
            — Se lo he contado, Eunhee — la voz de Yongguk resonó suave y tranquila antes de permitirle decir nada — Tu amenaza. Todo esto se nos iba de las manos a pasos agigantados.
            Eunhee se sintió bloqueada cuando los rasgados y rencorosos ojos de Yongguk se deslizaron suave pero furiosamente hacia ella, rezumando resignación, quizá impaciencia por ver cómo reaccionaba.
            — No… No, ¡no! Yo nunca he querido utilizarte, Jongupie…
            — ¡No me llames así! — Jongup se giró de repente hacia ella, berreando nervioso. La señalaba con rencor, de forma acusadora, intentando mantener una calma que hacía rato ya lo había abandonado para no volver — ¡Ya basta de mentiras!
            — ¡Nunca he querido mentirte, Jongupie, sólo…! ¡Sólo estaba confundida! — Eunhee intentó acercarse a Jongup con pasitos suaves e intimidados, pero cada paso que avanzaba la hacía retroceder dos al acercarse al núcleo del volcán en erupción que era Jongup en aquel momento — Por favor, ¡entiéndeme…!
            — ¿Que te entienda? ¿Que te entienda? — alzó las cejas, incrédulo. Parecía enfadado, pero realmente lo único que estaba era… dolido. Profundamente dolido, y con una profunda sensación de traición que lo dominaba por completo — ¿De verdad me estás pidiendo que te entienda?
            Yongguk permanecía allí, con la mirada en el suelo. Estaba, y al mismo tiempo se había ido.
            — ¿No lo recuerdas, Jongup? ¡Tú fuiste el que decidiste terminarlo todo! — afirmó con rotundidad la chica — “Es mejor que todo termine aquí.” ¿Lo recuerdas? ¡Porque yo sí lo recuerdo!
            — Cómo no recordarlo… — susurró él, agachando la cabeza y cubriéndosela con una de sus manos entre gestos de negación resignada.
            — ¿Qué pretendías que hiciese en ese momento? ¿Qué llorase y te suplicase que no me abandonaras? ¡Lo habría hecho si al menos me hubieses dado una explicación de tu decisión! Pero no me dijiste nada… Ni una sola palabra — Eunhee negó, con los ojos bañados en lágrimas — Lo rompiste todo, te diste la vuelta y te fuiste, como si nunca hubiese ocurrido nada…
            — ¿Y nunca te has parado a pensar en por qué me fui, Eunhee? — Jongup volvió a alzar la cabeza, decepcionado — ¿Quizá porque habías decidido tontear con uno de mis compañeros? — Jongup alzó la mano vagamente señalando a un Yongguk ausente y despistado — ¿Y todo lo que hice por ti, Eunhee? ¿No valió de nada? ¿Todo lo que hice por ti perdió importancia en cuanto el atractivo físico de Yongguk apareció en medio?
            — ¡Sabes que las cosas no son así…!
            — Maldita sea, ¿quién te ayudó? — Jongup había vuelto a salirse de control de forma desesperada y dolida — ¿Habrías llegado a donde estás ahora de no ser por mí? ¡No! ¿Quién se arriesgó a perderlo todo por ti? ¿Quién sacó esas estúpidas fotografías a Daehyun y Youngjae?
            Ese fue el momento en que Yongguk despertó. Giró la cabeza hacia Jongup y lo atravesó duramente con la mirada, aunque él estaba demasiado alterado como para darse cuenta.
            — ¡Lo hice todo por ti, porque me pediste que te ayudase a participar en el concurso! ¿Recuerdas lo que me dijiste, Eunhee?
            — Jongupie, yo…
            — “Me haría tanta ilusión rodar ese videoclip contigo, Jongupie” — incluso Yongguk pudo sentir el dolor que le producía al menor recitar aquellas palabras, rescatando aquel que Jongup consideraba un precioso recuerdo, ahora convertido en la más dolorosa de las pesadillas. Eunhee lo miraba con los ojos llorosos, queriendo hablar y no pudiendo — Moví cielo y Tierra por ti… ¿Quién amañó el concurso para que fuese tu sobre uno de los premiados?
            Se hizo un breve silencio.
            — Yo, Eunhee, ¡fui yo! — Jongup se mordió los labios en medio de un profundo suspiro, volviendo a cubrirse la cara con una de sus manos — Lo hice todo por ti…
            — ¡No era fácil acercarme a ti cuando tenías los ojos puestos sobre esa extranjera todo el día!
            Ambos chicos dirigieron la mirada hacia ella al mismo tiempo, sin decir nada. Eunhee se sintió observaba y analizada, pero no se arrepintió de sus palabras. Jongup la miró a los ojos por última vez e, ignorando sus llamadas y súplicas, se fue de aquella casa dando un portazo y provocando uno de los silencios más incómodos jamás vividos.
            Yongguk seguía sentado en el sillón, totalmente ausente de la realidad. Aparentaba más tranquilidad de la que realmente sentía, como si estuviese demasiado cansado como para agitarse. Se levantó del sillón, y las hebillas de sus botas tintinearon entre el silencio en el corto trayecto del salón hasta la puerta. Escuchó un último sollozo, abrió la puerta, y se fue. Y al cerrarla comenzó el llanto.

……….


            Qué silencio tan incómodo el que dominaba aquel apartamento. Youngjae había desaparecido como una bala hacia su dormitorio y allí se había quedado, encerrado, sin dar más señal de vida. Desde el salón se oía el eco suave de la televisión que Zelo veía desde el sofá, aunque vagamente le hacía caso. Permanecía ovillado en una esquina, abrazando sus propias piernas con ambos brazos, y la mirada fija en el suelo, perdida. Daehyun ni siquiera había llegado a casa al terminar la grabación, y Jongup y Yongguk aún no habían vuelto de su repentina huída a medianoche. Himchan permanecía en su cama, con la espalda apoyada contra la pared, las rodillas flexionadas y los brazos sobre ellas, mirando al frente mientras pensaba. Bueno… ¿Pensaba? Hacía que pensaba. No era exactamente pensar. Reflexionaba, más bien.
            “¿Por  qué diablos ha vuelto?” Las palabras de su hermana se repetían una y otra vez en su mente, molestas e irritantes. No quería hablar con ella, no quería verla ni sentirla cerca. Pero en el fondo, alguien tan bueno como Himchan no podía negar una explicación a sangre de su sangre. Quizá era el momento de dar el brazo a torcer.
            Escuchó la puerta de la entrada abriéndose. Yongguk había vuelto a casa.

……….


            Yoori casi se cae de la cama con el repentino sobresalto que supuso su móvil sonando. La despertó de su profundo y escaso sueño, pues apenas había conseguido descansar durante dos horas debido a los nervios, y con manotazos ciegos y torpes palpó la mesilla en busca del artilugio.
            — ¿Mmm…? — murmuró con los ojos cerrados, descolgando la llamada.
            — Buenos días, Bella durmiente — la risa al otro lado del interfono la hizo sonreír como una tonta. Todo rastro de molestia por aquel despertar tan brusco se volvió nada en menos de un segundo, y una parte de ella deseó poder abrir los ojos todas las mañanas con aquella voz. Se removió melosa en cama, empezando a activar todos sus sentidos uno por uno, hasta que lentamente la realidad cayó sobre ella. Con un grito ahogado se alzó bruscamente sentándose en la cama, y el hecho de estar en el borde de la misma hizo que hasta Daehyun pudiese sentir al otro lado del teléfono el golpe brusco que resonó al caer al suelo.
            — ¡Oh, Dios mío, l-lo siento! — esta vez fue Daehyun el que cubrió su rostro con suavidad y en silencio para que no se oyese su risa divertida por el auricular. La podía escuchar corriendo de un lado a otro aunque probablemente eso era lo último que ella quería que se escuchase, y le pareció un acto curiosamente enternecedor.
            — Acabo de llegar — se limitó a decir, intentando tranquilizarla indirectamente — No te preocupes, te esperaré aquí abajo.
            Menuda forma de empezar la mañana. Si alguien hubiese cronometrado el tiempo récord en que pudo darse una ducha, vestirse, peinarse y adecentarse un mínimo, todas las mujeres del mundo se alzarían al unísono y aplaudirían entre lágrimas de emoción. Fue al llegar al portal, abrir la puerta y encontrárselo allí, frente a ella, esperando con las manos ligeramente metidas en los bolsillos y una sonrisa indescifrable, cuando la realidad volvió a caer sobre ella, y la vergüenza paralizó sus piernas. Se quedó contra la puerta, respirando de forma ligeramente agitada, observándolo. Vestía unos vaqueros ajustados, una chaqueta de cuero negra y roja sobre una camiseta, y llevaba el cabello peinado hacia arriba. Estaba… Wow. Espectacular. Permanecía allí quieto, esperándola, como si en aquel momento no importase ni quien era él ni quien era ella.
            — Buenos días — Daehyun susurró con una de esas sonrisas tan suyas, balanceando su cuerpo con cierto aire provocador y enigmático.
            — Buenos días — repitió ella con una sonrisa.
            Daehyun sacó una de sus manos del bolsillo y se la tendió.
            — ¿Vamos? Hay muchas cosas que ver.
            Yoori asintió casi mecánicamente y se puso a su lado.
            — Tendremos que comprobar si hay fantasmas en Jongmyo o no.
            — ¿Vas a recordarme eso toda la vida? — bufó Yoori, viendo como Daehyun aguantaba la risa.
            — No  te preocupes, te dejaré abrazarte a mí si aparece alguno.
            — ¡Yah!
            Daehyun salió corriendo disparado calle adelante, riendo a carcajadas, seguido por Yoori, que aún a pesar de fingir enfado o molestia no podía evitar sonreír como una tonta. Ambos se perdieron entre la muchedumbre de Seoul, dispuestos a olvidarse de todo durante un día. En ese momento, sólo importaban ellos, y quizá los fantasmas de Jongmyo.

……….

           
            A pesar de que pudiese no parecerlo, Yongguk siempre tenía activa esa parte líder tan suya, tan preocupada por todos los que lo rodean. Aún no había tenido la oportunidad de halar con Himchan sobre la inesperada aparición de su hermana en la grabación, y todo indicaba que aquel era un buen momento para hacerlo.
            El visual estaba en la terraza, apoyado contra el balcón. Disfrutaba con los ojos entornados aquella soleada mañana de verano, aún inmerso en sus pensamientos. Una parte de él parecía querer abrirse, pero la otra permanecía metida en un inquebrantable caparazón de rencor.
            — Ya va siendo hora de que paséis página, ¿no crees? — Yongguk caminó hacia él con lentitud, sonriendo como si no fuese del todo capaz de expresar que iba en son de paz. Himchan no se dignó tan siquiera a girarse hacia él. Tan sólo esperó a que se colocase a su lado, agachó la cabeza y permaneció en silencio. Nunca había sido impulsivo en cuanto a palabras y en esa ocasión no era diferente.
            — Se sorprende de que no quiera saber nada de ella cuando ha sido el mayor obstáculo entre mi carrera y yo — habló sin levantar la mirada del suelo, que desde aquel piso parecía lejano, y sembraba en su interior un vértigo de cierta forma agradable. Dejó escapar una risa sarcástica, a pesar de que reír era lo que menos le apetecía en aquel instante — Curioso, ¿no lo crees?
            — También es quien más te ha ayudado.
            Himchan se giró hacia él con cierta molestia, pero Yongguk lo miró con esa sonrisa que ponía de “sabes que es cierto, y no puedes negármelo”. Y sí, por más que le doliese, era cierto y no podía negárselo. Volvió a mirar al frente, frunciendo los labios en gesto de derrota.
            — Por ella lo gané todo… Y lo perdí todo — Yongguk lo miraba, atendía atentamente a sus lamentos mientras Himchan se limitaba a mirar al frente, perder la vista en la nada, e intentar que el odio no lo consumiese — Lo único que debería agradecerle es que gracias a ella… os tengo a vosotros.
            Yongguk no pudo evitar dejar que la risa fluyese tras oír aquella última frase. Se acercó a su compañero y pasó uno de sus brazos por sus hombros, acercándolo a él en un gesto afectivo y reconfortante. “Estamos aquí, Himchan. Estaremos siempre aquí, dispuestos a tenderte una mano cuando no puedas levantarte por ti mismo”. No hacían falta palabras para demostrar aquel sentimiento.
            Al haberse acercado a él de aquella forma, el líder observó cómo Himchan jugueteaba entre sus dedos con algo que no había tenido en cuenta antes.
            — ¿Qué es eso? — inquirió, haciendo un suave gesto con la cabeza.
            Himchan bajó la mirada hacia sus manos y descubrió la foto que sujetaba entre ellas. Era una foto bastante antigua y descolorida, en la que Yongguk sólo podía reconocer a Himchan, un niño de apenas diez años, rechoncho y con una sonrisa infantil y plena de felicidad, y a Haneul, una adolescente preciosa, sonriente como nunca la había visto. Entre ellos había una mujer con un parecido extraordinario a ambos bien entrada en los cuarenta, sonriente, que los abrazaba contra su cuerpo a cada uno con un brazo.
            — Estaba enferma — le respondió sin más, perdiendo la mirada en la foto y acariciándola suavemente con el pulgar — Mi madre.
            Yongguk frunció los labios sin decir nada.
            — Haneul se encargó de ella durante toda su vida. Yo era demasiado pequeño como para darme cuenta de la gravedad de la situación — hizo una pausa — Cuando empecé el entrenamiento en la agencia apenas pasaba por casa. Haneul tuvo que dejar los estudios para hacerse cargo de las tareas domésticas, y para cuidar de nuestra madre. Yo ni siquiera tenía trece años cuando finalmente nos dejó.
            — Lo siento — murmuró Yongguk sin saber muy bien qué decir.
            — Yo lo sentí más, te lo aseguro. Con nuestra madre recién fallecida y un padre que nos abandonó hace ya muchos años, Haneul… era todo lo que me quedaba. Yo me pasaba días enteros encerrado en una sala, practicando sin descanso, esperando llegar a casa y recibir algo de apoyo, una simple motivación para seguir adelante, pero todo lo que recibía era desprecio — Himchan negó suavemente — No para de repetirme que todo había sido culpa mía. Que si no me hubiese empeñado en esa estupidez de ser idol, no estaríamos en esa situación. Que con trece años te digan que la muerte de tu propia madre ha sido tu culpa… era algo realmente difícil de aceptar.
            Himchan volvió a quedarse en silencio. Yongguk sabía que su madre ya no seguía con vida, pero no conocía la historia entera. Lo que más le sorprendía de todo era que Himchan, el chico que nunca abría su corazón a nadie, quien se guardaba siempre sus preocupaciones y sentimientos para sí mismo, estuviese en ese momento contándole todo aquello por iniciativa propia. Yongguk se sintió… bien.
            — Siempre se quejaba de todo lo que hacía. Que cómo se me ocurría dejar los estudios, que debía adelgazar, que era un desastre bailando. Que si era un vago irresponsable, que no me merecía todo lo que tenía, que pusiese los pies en la Tierra de nuevo y me dedicase a algo que pudiese traer un poco de pan a casa — suspiró — Nunca creyó en mí. Siempre me trató como el estorbo que le impidió tener éxito en la vida.
            — Ella te apoyaba — Yongguk prácticamente lo interrumpió — A su manera… pero siempre lo ha hecho.
            — ¿Cuál es tu concepto de apoyar a alguien, Yongguk? — le espetó, frunciendo bruscamente el ceño — Nunca se preocupó de si estaba feliz o triste, de si me afectaban sus sarcasmos desmesurados o la forma de la que me infravaloraba. ¿Eso es apoyar a alguien?
            Himchan vio en la mueca de Yongguk el arrepentimiento y se dio cuenta de que se había sulfurado demasiado. Agachó la cabeza y suspiró profundamente, cerrando los ojos.
            — No puede pretender que haga como si nunca hubiese pasado nada. Recuerdo cada una de sus crueles palabras cada noche antes de irme a dormir, y cada vez que me despierto — Himchan alzó la cabeza y miró la foto que aún sujetaba entre sus dedos. Esbozó una mueca amarga, y, sorprendiendo a Yongguk, la agarró y empezó a rasgarla con lentitud, partiéndola en dos trozos desiguales. En uno de ellos permanecían las sonrisas de las dos mujeres, aún abrazadas. En el otro trozo estaba él, ahora solitario — Esta es mi realidad.
            Los dedos que aún sujetaban su parte de la foto se abrieron, y con la lividez de una pluma aquel niño sonriente cayó por el balcón, empezando a volar con la brisa que soplaba. Se alejaba cada vez más ante el estupor de Yongguk, que permanecía siguiendo con la mirada aquel antiguo trozo de papel fotográfico que finalmente se había perdido en la espesura de la muchedumbre, allá abajo, en la calle. Himchan ya sólo conservaba el trozo de su madre y su hermana.
            — Estoy cansado de ser el más fuerte, Yongguk. De sonreír y hacer siempre como si no pasase nada, como si todos pudiesen sufrir y desahogarse menos yo. Estoy cansado de que por subirme a un escenario y cumplir mi sueño todos se piensen que las cosas no me afectan.
            — No tienes que dejar que nadie te ordene qué sentir, ni cómo sentirlo, Himchan.
            Himchan suspiró. Se giró sin levantar la mirada del suelo y volvió a entrar en el apartamento, dejando a Yongguk sólo en la terraza.

……….

            Quién los ha visto y quién los ve. Encima de un escenario era tanto, y sin embargo en aquel momento no era nada. Tan sólo otro chico más de todos los que en aquel momento se desplazaban de un lado a otro de la calle, pero él tenía mejor compañía que ninguno, desde luego. Nunca había disfrutado tanto de un museo, de un templo o de una bolsa de chucherías. Nunca pasear había sido tan entretenido para él, aunque desde luego para ella tampoco. Yoori había dejado atrás cualquier rastro de vergüenza pasados los primeros cinco minutos y simplemente se había dedicado a pasárselo bien en compañía de Daehyun, quien parecía apreciar enormemente su normalidad. Ambos habían ido a Jongmyo, al zoo, al mercado más grande de Corea. Habían visitado palacios y templos, museos, incluso habían tenido tiempo de ir a Busan, ciudad natal del vocalista y visita que había disfrutado más que ninguna. Pero siendo el viaje de vuelta a Seoul de casi dos horas apenas habían tenido tiempo de visitar toda la zona.
            — Algún día quiero volver a traerte a Busan — Daehyun la miró, con los ojos brillantes y divertidos.
            Yoori rió, divertida a la par que avergonzada, y se subió al tren.

            — ¿Qué nota me das como guía? — la noche empezaba a caer en Seoul. Ambos caminaban ahora entre la marabunta de gente que se había bajado del tren e intentaba salir del recinto de la estación. A Daehyun le costaba hablar con ella debido a los empujones y el alboroto del lugar.
            — Suficiente, y gracias — bromeó ella intentando sonreír, pues los continuos empujones que recibía no eran realmente un motivo para hacerlo.
            — ¿Tan malo está siendo?
            — Es broma, es broma — rió, pero un brusco empujón casi la hace caer de morros contra el suelo — ¡Joder, cuidado!* — berreó, en su español más cerrado.
            — Estos sitios son un infierno a estas horas. Ten cuidado.
            Daehyun se acercó a ella y, quizá aprovechando la situación como la mejor excusa posible, agarró la pequeña mano de la joven con la suya y tiró de ella, acercándola a él. Sin embargo, una vez la tuvo a su lado, la fuerza disminuyó, y sus dedos se entrelazaron con la mano de Yoori de forma cariñosa y sobreprotectora. El corazón de Yoori dio un vuelco en su pecho al sentir el calor que contagiaba su piel con aquel agarre. Nunca pensó que un gesto tan simple pudiese ponerla tan nerviosa.
            — No te sueltes, no me gustaría tener que ir al departamento de niños perdidos.
            — ¡Cállate! — berreó vergonzosa, viéndolo reír con su propia broma.
           Salieron de la estación a prisas, y nada más pisar la calle un violento chaparrón los tomó por sorpresa. Aturdidos, y viendo como todo el mundo empezaba a correr despavorido hacia todas direcciones, se miraron a los ojos y empezaron a reír como no lo habían hecho nunca. Yoori se reía de tal forma que no podía mantenerse erguida, su estómago dolía, y ni siquiera sabía por qué. Quizá porque veían a todo el mundo tan preocupado por algo tan bonito como el agua mientras que ellos estaban allí, riendo sin motivo, mojándose como imbéciles. A Daehyun se le contagiaba la risa aguda y chillona de la chica y no podía pensar con claridad.
            — ¡Pero de qué te ríes! — palabreó torpemente entre bruscos golpes de aire, sin poder dejar de reír. Yoori se encogió de hombros sin poder parar de reír.
            — ¡Llueve! — chirrió, completamente risueña y emocionada.
            Ya no quedaba nadie en la calle. Quizá un par de rezagados que aún huían despavoridos del chaparrón, pero poco más. Y entonces, estaban ellos. Daehyun volvió a agarrar su mano y tiró de ella a la fuerza, empezando a correr por las calles encharcadas y grises de la ciudad, buscando un refugio. Fue una pequeña capilla alejada del revuelo urbano la que sirvió como tal. Ambos detuvieron su carrera y se dejaron desplomar contra las paredes de madera del pequeño oratorio, aún con resquicios de aquel incomprensible ataque de risa que habían sufrido minutos antes.
            — Ah… — se lamentó Yoori, sonriente — Estoy empapada, maldita sea.
            — ¿Se puede saber por qué empezaste a reírte de esa forma? — contestó él, con una amplia sonrisa en el rostro.
            — ¡No lo sé…! — era incluso tierno ver como volvía a ser víctima de la risa de nuevo. Daehyun se acercó a ella y empezaron a juguetear tontamente, amenazándose de forma mutua con tirar al otro a la lluvia, y similares. Eran como dos niños pequeños disfrutando de un caramelo.
            — A veces eres muy rara — Daehyun sonreía tranquilo, mirándola. 
            — Supongo que eso me hace especial — Yoori empezó a peinarse con coquetería sus cabellos completamente mojados, pero apenas Daehyun la vio se encargó de sustituirla; sus finos y elegantes dedos empezaron a peinar la larga y ahora mojada cabellera de Yoori, enervándola por instantes. Cada vez que la tocaba sentía una intensa corriente eléctrica que viajaba desde algún punto de Daehyun, llegaba a ella y se extendía por todo su cuerpo.
            — Sí, eres especial, es cierto — afirmó, riendo — Y eso me gusta.
            Yoori, que estaba apoyada contra una de las paredes de la capilla, cerró los ojos y se dejó mimar. Escuchaba la lluvia caer furiosamente todo a su alrededor, creando suaves tintineos al chocar contra el tejado de uralita del oratorio. La corriente que Daehyun enviaba a su cuerpo era hipnotizante y dulce.
            — Ya lo sabes, ¿me equivoco? — Daehyun atajó de forma inesperada para abarcar aquel tema que creía pendiente de hablar.  
            — ¿El qué?
            — Lo nuestro — Daehyun ladeó la cabeza, viendo a Yoori aún con los ojos cerrados. Quizá por alguna razón ella creía que también él los había cerrado, o quizá fue su propio subconsciente el que pensó que si ella no podía ver nada él tampoco podría hacerlo, pero la mueca que esbozó en ese momento, sin decir nada, habló por sí sola. Era como un aluvión, una avalancha de disgusto lo más explícita posible.
            — Sí — susurró, seria — Supongo que sí — un sonrojo involuntario empezó a poblar sus mejillas. Aquello estaba pasando de bonito a incómodo, al menos para ella. Él se limitó a reprimir una sonrisa al presenciar esa reacción.
            — ¿Te molesta? — inquirió con cierta curiosidad Daehyun.
            — ¿Molestarme? ¿Por qué debería molestarme? No sé por qué dices eso.
            “Oh, está molesta.”
            — Deja de mirarme así, Jung Daehyun.
            “¿Llamándome por mi nombre completo? Está muy molesta.”
            Ambos se miraron fijamente. Ella se mantenía seria, intentando no reflejar su pensamiento en su expresión, a pesar de poder ver en la mueca de Daehyun que estaba leyendo todos y cada uno de sus gestos. Con un bufido orgulloso desvió la mirada hacia la lluvia, escapando de sus ojos.
            — Quién diría que hace ya casi un mes y medio que estoy aquí… — Yoori echó la cabeza hacia atrás, contra la pared de piedra.
            — Es increíble lo rápido que pasa el tiempo, ¿verdad? — Yoori asintió vagamente a las palabras de Daehyun.
            — No quiero encariñarme con vosotros, Daehyun — aquellas palabras le resultaron realmente inesperadas. Daehyun alzó las cejas, sin decir nada, esperando una explicación — ¿No te das cuenta…?
            Y si, efectivamente se dio cuenta. Sus ojos se abrieron de forma imperceptible.
            — ¿Cuándo? — cuestionó, sintiendo una extraña presión en el pecho.
            Yoori tardó en contestar.
            — En dos semanas — Se hizo el silencio. Yoori se impulsó y separó de la pared, caminando hacia la lluvia — Será mejor que salgamos ahora, ha parado un poco y-…
            Yoori lo oyó escurrirse entre sus palabras, ese “no” tan desesperado. “No…” No tuvo tiempo de decir nada, tan siquiera de entender la situación, antes de que Daehyun la capturase entre sus brazos, apresándola con fuerza. Pudo ver cómo la rodeaba por el cuello, y antes de comprender la situación las formas del cuerpo de Daehyun ya se habían pegado a su espalda, provocándole múltiples escalofríos. Se quedó paralizada, como si su cerebro ya no respondiese a sus órdenes.
           — No — repitió Daehyun. Yoori sintió su aliento cálido cuando este agachó el rostro sobre uno de sus hombros, lentamente. No podía verlo, pues estaba a su espalda, pero lo sentía. Daehyun negó con la cabeza con suavidad — Déjame disfrutar de esto un poco más.
            Yoori tragó saliva. “¿Qué?
            — ¿Nunca te lo han dicho, Yoori? Tu aura — Daehyun dejaba escapar suaves susurros de aire cálido contra su cuello, enervándola. El sonrojo de su rostro se había vuelto violento antes de que se diese cuenta — Tienes ese don. Esa capacidad de hacer sentir a cualquiera que esté a tu lado… en paz — sus susurros se hacían cada vez más suaves y adormilados.
            — ¿Qué estás… diciendo?
            — Nuestra vida se basa en una agenda apretada y poco tiempo libre… Actuaciones, entrevistas, programas de televisión… Siempre sonriendo frente a las cámaras. Apenas tenemos un par de horas para cerrar los ojos y afrontar nuestros problemas, descansar… Disfrutar del sonido de la lluvia — Daehyun suspiró — Llevaba tanto tiempo deseando con poder escaparme de los escenarios, evadirme de la realidad, tal y como estamos ahora…
            — ¿Por qué? —Yoori se removía con suavidad bajo su cuerpo.
            — Las cosas no son fáciles. Llevo nueve meses sonriendo ante las cámaras como alguien que realmente no soy. Tengo que ocultar mis sentimientos al mundo por culpa de la sociedad y sus prejuicios. No puedo opinar libremente porque soy una imagen pública y mis palabras no sólo pueden hacerme daño a mí, sino a los que me rodean…
            Yoori escuchaba en silencio. Sentía que, sólo con permanecer allí, ya estaba ayudándolo.
            — ¿Sabes lo que es eso, Yoori? ¿La carga que eso supone? —Daehyun se apretó contra su espalda, afianzando sus brazos alrededor de sus hombros.
            — Creo que… puedo imaginármelo — Yoori alzó las manos, insegura, y posó las manos con suavidad sobre sus brazos, acariciándolos de forma reconfortante.
            — Es muy probable que nos hayan sacado fotos y que nuestra escapada esté ya por todo Internet, pero… Estoy tranquilo, ¿sabes? — Daehyun suspiró contra su cuello, y una bocanada de aire cálido impactó bruscamente sobre la suave piel de Yoori — Gracias a ti podré soportar otros nueve meses de mentiras — añadió, con cierto sarcasmo.
            — Quizá estás… mintiendo sin necesidad.
            Daehyun alzó con suavidad la cabeza.
            — ¿Qué quieres decir?
            — ¿Qué…? ¿Qué ganas mintiendo? — Yoori se encogió de hombros con suavidad — Si dices la verdad y la sociedad te aparta de tu puesto como idol… ¿Te importaría? Seguirías teniendo a tu lado al dueño de tu corazón… Si dices la verdad y lo que más te duele es ser apartado de la vida pública… ¿Realmente él tiene tu corazón?
            Yoori tenía muy claro a qué se refería pero simplemente no era capaz de expresarse con claridad. Tan sólo esperaba que él entendiese su intención por animarlo.
            — Gracias, Ririmato.
            “Ah. Suena tan bien dicho por él.”
            — No tienes por qué darlas, ya lo sabes.
            Yoori estornudó de forma tierna, como un gatito mojado.
            — Parece que esta mojadura empieza a ser mala… Vayamos al apartamento. Te invito a un café.

……….


            — ¡Hyung! — Zelo se levantó sorprendido del sofá al ver llegar a Daehyun empapado de aquella forma. Su expresión al ver entrar a Yoori tras él no se podía describir con palabras — ¡Ririmato!
            — Buenas noches, maknae — bromeó el vocalista, riendo.
            — ¡Jung Daehyun! ¿Dónde demonios te habías meti-…? — Yongguk salió de la nada como una exhalación, y su reacción al ver a Yoori fue la misma o peor que la de Zelo. Los miró a ambos con los labios entreabiertos y el ceño fruncido sin saber exactamente qué decir o pensar. Yoori se escondió con cierta vergüenza detrás de Daehyun, ignorando las miradas de todos.
            — Hola — alzó una mano aún escondida.
            — ¿Qué estás haciendo aquí? — inquirió Yongguk, alzando una ceja.
            — La lluvia nos pilló de camino — Daehyun empezó a sacudirse el pelo con ambas manos. Yoori lo miraba desde atrás, tan alto y con el cabello mojado y despeinado… Wow. Ideas descabelladas pasaron de forma fugaz por su mente — Y estaba muy lejos de su apartamento, así que…
            No había terminado de explicarse cuando se puso a su lado y pasó uno de sus brazos sobre los hombros de la chica, apretándola contra él. Fue en ese inoportuno momento cuando una de las puertas del domicilio se abrió, y a los pocos segundos un inexpresivo Youngjae irrumpió en el salón. Detuvo sus pasos, permaneció varios segundos sin una expresión descriptible en la cara observando la escena, y sin decir nada se perdió dentro de la cocina. Yongguk y Daehyun intercambiaron una mirada, y el vocalista soltó a la chica con disimulo.
            — Disculpadme — susurró con complicidad, deslizándose hacia la cocina.
            Zelo miró hacia ambos lados, intercalando miradas entre Yongguk y la chica, para finalmente concluir que no era el mejor momento ni escenario para quedarse ahí en medio. Se escaqueó de la forma más sutil posible, huyendo hacia una de las habitaciones, y provocando lo inevitable. Un silencio y una batalla de miradas fijas que no cesaba.
            — ¿A dónde habéis ido? — inquirió Yongguk con curiosidad oculta.
            — ¿A ti qué te importa? — le espetó Yoori, misteriosa.
            — Claro que me importa — Yongguk casi no le dejó ni terminar la pregunta antes de contestarle. Se dio cuenta demasiado tarde de que aquella respuesta podía ser malinterpretable, y con un apuro demasiado exagerado intentó arreglar la situación — No quiero que Daehyun haga alguna tontería que nos deje en evidencia, ya sabes.
            — Daehyun es mucho más sensato que tú — Yoori se cruzó de brazos.
            — ¿Cómo puedes saberlo?
            — Yo lo sé, tú lo sabes. Todos lo sabemos.
            — ¿Puedes sacar esa conclusión después de pasar todo el día con él?
            — Pues sí, ¿qué te parece?
            Yoori sonrió con cierto aire de victoria, pero la mirada de Yongguk no auguraba nada bueno.
            — Entonces has pasado el día con él, entiendo.
            “Mierda.”
            — Eso ha sido un golpe bajo, Bang Yongguk — Yoori hizo un suave puchero mientras veía como el líder se acercaba a su posición, con zancadas lentas y altivas, desafiantes en cierto modo. Terminaron por quedar uno frente al otro, a muy corta distancia.
            — Señor Bang Yongguk para ti — bromeó él, con una amplia sonrisa.
            — No sonrías así — Yoori le dio un suave empujón en el pecho, consiguiendo el efecto inverso a lo que realmente buscaba. La sonrisa de Yongguk se ensanchó, orgullosa.
            — ¿Por qué? ¿Te gusta?
            Yoori iba a contestar algo en defensa propia, justo cuando Daehyun salió de la cocina. El verlo acercándose y la presión de intentar decir una mentira creíble consiguieron que lo único que saliese de su boca fuesen gruñidos incomprensibles y apurados que a Yongguk le encantaron oír. Con una mirada mucho más suave y satisfecha fijó la mirada en la chica, mordiéndose el labio inferior de forma inconsciente y vencedora.
            — Ven, Yoori — Daehyun la llamaba desde el pasillo, sonriente — Démonos una ducha.
            — ¿Qué? — contestó Yoori, en un tono más agudo de lo que le habría gustado.
            — ¿Qué? — Yongguk contestó de forma automática, intercambiando miradas entre uno y otro. Empezó a dar pasos torpes junto con Yoori cuando esta avanzó varios pasos hacia Daehyun como si fuese un imán que la atraía violentamente — ¿Duch… Qué? Pero… Mejor por separado, ¿no?
            Yoori detuvo sus pasos abruptamente y se giró con brusquedad hacia Yongguk, completamente sonrojada. Daehyun lo miró con cierta picardía, riendo a carcajadas.
            — Claro… ¿En qué estabas pensando?
            Los tres se quedaron en silencio. “Mierda.”
            — ¿Eh? ¿Qué? ¿Yo? — se irguió, orgulloso y altivo, como si no hubiese pasado nada — Yo en nada. ¿Por qué lo dices? Me voy a… Allí — señaló torpemente hacia ningún lugar en el pasillo contrario a donde ellos iban, apurado — Tengo que… hacer cosas.
            Y con un carraspeo vergonzoso se dio la vuelta, tropezándose con un jarrón que a poco estuvo de hacerse trizas contra el suelo, y tras evitar el desastre de forma torpe, desapareció hacia su estudio, abrazándose a la poca dignidad que le quedaba en ese instante.
            — Este hombre es estúpido — Yoori no podía creerse lo que acababa de pasar. Se negaba a girar el rostro hacia Daehyun porque notaba por sí misma el calor que irradiaban sus ruborizadas mejillas.
            “Por qué será”… Daehyun reprimió una risilla.
            — Ven, te enseñaré el camino.

……….


            Las ganas que tenía de entrar en aquel cuarto de baño no eran normales.
            — Vigila tus instintos, semental.
            La voz burlona de Daehyun lo hizo saltar de la silla torpemente. Carraspeó con disimulo mientras lo escuchaba reírse a carcajada limpia a sus espaldas, apoyado en el marco de la puerta.
            — ¿De qué hablas? Cállate — “Dignidad cero y descendiendo”, pensaba Yongguk con mala cara.
            El sonido de la ducha se escuchaba lejano, al otro lado del apartamento. Aún así, a Yongguk se le clavaba en los oídos como si tuviese la cabeza pegada a la puerta.
            — No me digas que te ha molestado que la invitase a salir — el vocalista se cruzó de brazos sin separarse de la puerta, sonriendo como si ya conociese la respuesta aún sin haber obtenido una simple palabra. Vio a Yongguk aún sentado en su sillón giratorio de cuero, frunciendo el ceño como un niño enfadado sin quitar la mirada de él. El líder no podía dejar de pensar en que probablemente Daehyun no era consciente de los sentimientos de Yoori hacia él, y un batiburrillo de sentimientos y emociones le apresaron el pecho durante varios segundos.
            — No he sido el único, ¿verdad?
            Aquella respuesta no lo convenía en absoluto, pero también saldaría la duda que lo corroía desde hacía rato. La sonrisa de Daehyun se amargó de forma clara y evidente, inclinándose hacia la resignación.
            — No sé qué le pasa. Está muy raro — se limitó a responderle, encogiéndose de hombros.
            — ¿Quizá porque vas invitando a salir a la primera chica que llega? — Yongguk alzó una ceja, curioso. No se esperaba la mueca tan acusadora que recibió de su compañero.
            — ¿Eso es Yoori para ti? ¿”La primera chica que llega”? — Daehyun frunció los labios.
            — ¿Qué? ¡No! Sabes de sobra que es mucho más que eso — su corazón habló más rápido que su mente. Se bloqueó ante la pícara mirada que acompañó a la sonrisa de su compañero, y las explicaciones se le trabaron en la lengua — No, bueno, ya me entiendes, ¿no? Quiero decir… Es Yoori. Joder, Daehyun, ¡no me hagas decir tonterías!
            — ¿Por qué no la invitas a quedarse a dormir?
            Daehyun rió por lo bajo, pícaro.
            — ¿Qué? — Yongguk parecía fuera de lugar — ¿Por qué?
            — ¿Y por qué no? — rió — Hace frío, llueve, y es de noche. No debería volver a casa a estas horas… A no ser que alguien la acompañe, claro. Aunque creo que me asusta la idea de que la acompañes viendo lo ansioso que estás esta noche — Daehyun alzó una ceja, frunciendo los labios a sabiendas de que aquello lo molestaría.
            — ¿Ans-? ¿Qué? ¡Yah! — Yongguk cogió un peluche que reposaba sobre su escritorio y se lo tiró con fuerza a la cabeza. Por desgracia para él, Daehyun lo recibió magistralmente, entre risas.
            — Vamos, no te enfades. Además, ya le he prestado algo de ropa para que pase la noche aquí — Daehyun rodó los ojos, y su aura empezó a irradiar un “yo no he sido” inocente y angelical.
            — ¿Qué?
            — Y estoy seguro de que tu pijama de Hello Kitty le quedará de perlas.
            — ¿Qué? ¡¿Qué?!
            Yongguk se levantó torpemente de la silla, momento que Daehyun aprovechó para escapar como un relámpago, entre fuertes carcajadas. Yongguk ignoró su huída y empezó a correr hacia el servicio donde el agua de la ducha ya no sonaba con la intención de detener una catástrofe, pero el sonido del picaporte de una puerta abriéndose lo hizo detener de forma brusca su carrera, paralizándolo en medio del pasillo, haciendo que casi se cayese de morros a la moqueta.
            Yoori salió del interior de la habitación con pasitos cortos y húmedos, secándose el cabello con una toalla. Llevaba con ella un pijama rosa pastel de dos piezas que le quedaba absurdamente holgado, donde la inferior estaba repleta de pequeñas cabecitas de Hello Kitty desperdigadas por toda la prenda, y en la superior, una cara a gran tamaño estaba estampada en medio de su pecho. Yongguk la miraba de arriba abajo con los ojos y los labios abiertos una y otra vez, sin expresar nada, realmente. Se había quedado petrificado ante la mirada inocente de Yoori, que permanecía de pie delante de él sin entender muy bien esa reacción.
            — ¿Qué miras? — preguntó ella con cierto miedo.
            — ¿Eh? — Yongguk sonó más atontado y despistado de lo que le hubiese gustado realmente — ¿Qué? Na… Nada. ¿Qué haces ahí parada?
            — Lo… Lo mismo digo — esbozó una sonrisa algo incrédula, sin comprender del todo aquel comportamiento — Por cierto, gracias por esto — añadió, alzando los brazos en señal al pijama — pero no teníais por qué comprarme nada, podría-…
           Yongguk se cubrió los labios con una de sus manos bruscamente, no sabía si para evitar las ganas de reir, llorar, o simplemente para deshacerse de esa necesidad de que la tierra se lo tragase, pero lo hizo, se giró y desapareció corriendo sin decir nada más, ante la perplejidad de Yoori.
            — Pero qué…
            — Ey, ¿Yoori? — la chica se giró de repente cuando vio a Himchan acercándose a ella, que salía de una habitación — ¿Y tú por aquí?
            — Ya ves — se encogió de hombros, tímidamente. Sonrió cuando Himchan pasó por su lado y se la quedó mirando, como si nada.
            — Eh, ¿ese no es el pijama de Yongguk?
            La cara de póker de Yoori no tenía descripción.
            — Te queda mejor que a él, desde luego.
            Himchan rió como si nada, y, de forma natural, desapareció por la puerta de la cocina.
            Yongguk se cubrió la cabeza con su almohada al sentir las carcajadas de Yoori retumbar por todo el apartamento.

……….


            Toc, toc.
            — Adelante.
            La puerta se entreabrió y Yoori asomó la cabeza al interior con una sonrisilla, haciendo que Yongguk desviase la mirada.
            — ¿Qué quieres ahora? — le espetó con la fallida intención de sonar enfadado.
            — ¿Yo? Nada en especial — Yoori se internó en la oscura habitación, cerrando la puerta tras de sí. A pesar de que la suave luz de luna que incidía por entre los huecos de la persiana era la única iluminación del cuarto, Yongguk pudo ver las formas de su cuerpo acercándose a él. Terminó sentándose en un borde de la cama, con una sonrisa en cierto modo sumisa — Hacía tiempo que no entraba aquí.
            — Sí… Y aún me duele recordarte aquí dentro.
            Yongguk se levó una de sus manos a la mejilla, quejumbroso. La sonrisa de Yoori desapareció en gran medida tras esa frase, y el líder pensó que quizá no había sido tan buena idea aquel comentario. Salió de su cama de un salto, y gateando por encima de las mantas se sentó a su lado en silencio.
            — Lo siento, Señor Bang Yongguk — ni siquiera su propia broma era capaz de alegrarla en aquel momento justo. Los recuerdos de aquel día habían vuelto a su mente, dolorosos. Yongguk la escuchaba en silencio, mirándola — Tú has sido siempre tan… amable conmigo. A tu manera, pero lo has sido — Yoori jugueteaba con sus dedos, nerviosa — Y sin embargo yo me he comportado siempre como una… desagradecida inmadura.
            Yongguk meditó la respuesta en silencio.
            — No, no lo has hecho. Es normal actuar como tú lo haces cuando se trata de un idiota como yo. ¿Por qué te preocupas tanto por eso?
            — Nunca me había parado a pensar en ello… Gracias a vosotros me llevo un recuerdo increíble de este sitio. ¿Sabes? Este siempre ha sido el viaje de mis sueños. Perdí a mi padre hace cinco años por culpa de una estúpida enfermedad… Pero estuve con él hasta el último momento — rió desganada, agachando la cabeza — “Prométeme que perseguirás siempre tus sueños, Yoori. Nadie tiene un poder lo suficientemente grande sobre ti como para decirte qué debes y qué no debes hacer”.
            La voz de Yoori empezó a quebrarse, y él lo notó perfectamente.
            — “Prométeme que no habrá nada que dejarás a medias sólo porque alguien opine que no es lo correcto… Cree firmemente en tus metas, y no pares hasta conseguirlas. Tienes el poder suficiente como para superar todos los obstáculos que se crucen en tu camino… Lucha, defiende tus ideales. No importa cuántos te den la espalda o cuánto lleguen a criticarte… Cree siempre en ti, y en tu poder. Y entonces, cuando llegues al punto más alto, cuando consigas todo lo que te hace feliz… piensa en mí.” — las lágrimas empezaron a caer sobre las manos de Yoori, con las que seguía jugueteando tímidamente. Recitaba aquellas palabras como si las hubiese oído minutos antes, con una facilidad asombrosa — “Recuerda que voy a estar a tu lado siempre. Que no importa cuántas veces caigas… Yo te ayudaré a levantarte, desde allí arriba. Estés donde estés.”
            Yongguk no sabía qué decir.
            — ¿Sabes lo que significaba esto para mí, Yongguk? — su voz no era ahora más que un sollozo agudo y casi imposible de entender — Estando aquí siento que ya puedo sentirme en paz conmigo misma. Que ya he conseguido lo que él me pidió… y que puedo hacer que se sienta orgulloso de mí — Yoori alzó la mirada hacia Yongguk y dejó que sus lágrimas se reflejasen con la luz de la luna resbalando por su rostro — Y vosotros tan sólo habéis hecho que todo este sueño increíble mejorase día a día…
            Yongguk alzó una de sus manos, la posó sobre la mejilla de la chica y empezó a secarle las lágrimas con uno de sus pulgares. Yoori ladeó el rostro sintiendo el calor de su piel, cerrando los ojos.
            — Me habéis cuidado, protegido, habéis hecho que realmente pueda llevarme un montón de recuerdos que atesoraré durante toda mi vida… Y yo, sin embargo… no he hecho más que daros problemas...
            — No es cierto.
            — Eres tan consciente de que lo es como yo — le espetó, segura — Todos los rumores… Zelo, las fotos… Daehyun y Youngjae… Eunhee… En vez de agradeceros realmente todo lo que habéis hecho por mí… sólo he creado cada vez más y más problemas…
            — No es cierto, Yoori — Yongguk sujetó su húmedo rostro entre ambas manos y la obligó a mirarlo.
            — ¡Es cierto…! — exclamó en un sollozo desesperado.
            Yongguk no se tomó ni siquiera el tiempo para pensar en una respuesta. Se deshizo de toda duda posible y dejó que sus sentimientos hablasen por sí solos. Se acercó a ella antes de dejar que siguiese hablando, y sus labios sellaron sus sollozos, deteniéndolos por completo. La habitación se sumió en el más profundo silencio en medio de un silencioso y romántico beso que fue para largo. Las lágrimas seguían cayendo incesantes por las mejillas de Yoori mientras sentía cómo la calidez de los labios de Yongguk la invadía y la reconfortaba.
            — Eres lo mejor que nos ha pasado en mucho tiempo, Yoori.
            Aquellas fueron las únicas palabras que el líder dejó fluir contra su piel en un susurro repleto de seguridad, confianza y reconforte antes de volver a presionar sus labios contra los de la chica, húmedos y salados por las lágrimas. Yoori se dejó llevar por él, alzando una de sus pequeñas manos y posándola sobre el dorso de la suya, aún sollozando con suavidad.
            Y así permanecieron durante un buen rato. Yoori no sabía si aquello estaba del todo bien, pero al menos una parte dentro de su pequeño corazón se sintió… reconfortada.

……….


            Por la mañana, aquel apartamento era un caos.
            — ¿Se habrá ido?
            — Quizá tenía cosas que hacer…
            — ¡Habría avisado!
            — Oh Dios mío, ¿habrán entrado a robar y se habrán creído que es un diamante y se la han llev-?
            — ¡Cierra la boca, Himchan!
            Yongguk sentía en su subconsciente los gritos que retumbaban fuera de su habitación, aún así, permanecía medio dormido. La luz de luna se había convertido ahora en molestos rayos de sol que incidían, brillantes, directamente en sus ojos, impidiéndole el descanso.
            — ¡Yongguk! — el líder escuchó voces acercándose a su habitación. La puerta se abrió bruscamente, y el griterío del exterior se internó bruscamente en sus oídos —  ¡No encontramos a Yoori por ningún lado! ¿La has vis-…?
            Himchan se petrificó al instante en el que vio el panorama del interior de la habitación. Sus compañeros lo vieron allí paralizado, y Daehyun fue el primero en acercarse y reprimir una sonrisilla cómplice que llamó la atención de los demás. Antes de darse cuenta, los cinco se arremolinaban alrededor del visual, buscando un hueco para ver la escena.
            Yongguk estaba tumbado boca arriba, con uno de sus antebrazos sobre su cabeza, tapando sus ojos y su rostro parcialmente. Sin embargo, su otro brazo rodeaba de forma cariñosa el cuerpo de Yoori, que se ovillaba a su lado, tímida y friolera, abrazada a su pecho. Seguía dormida, a pesar de todo el revuelo. Cinco miradas se posaron escrutadoras y pícaras sobre un todavía adormilado Yongguk que reaccionó a tal aluvión de cuchicheos con un gruñido grave y molesto.
            — Fuera — gruñó por lo bajo con normalidad, intentando no despertar a la chica. Entornó los ojos cuando la claridad de la habitación golpeó de lleno sus ojos, al levantar el brazo y hacer un gesto seco con su mano para que salieran. Viendo que ninguno tenía la intención de moverse, Daehyun los agarró a todos y los arrastró hacia fuera a la fuerza, cerrando la puerta tras de sí.
            Con un suspiro aún adormilado volvió a cubrirse los ojos con el antebrazo una vez la puerta se cerró. Pero el golpe de la misma hizo que Yoori se removiese tiernamente sobre el cuerpo de Yongguk, murmurando por lo bajo. Él se dio cuenta, y la apretó con más fuerza contra su cuerpo.
            — Buenos días — susurró al aire, serio pero, de alguna forma, feliz.
            Yoori no respondió. Inspiró aire lenta y profundamente, y el dulce y sensual olor a Yongguk entró por sus fosas nasales, intenso e imparable. Empezó a acariciar el pecho del líder con la mano que yacía sobre su cuerpo, sintiendo la textura de aquella fina camiseta de tirantes con la que dormía, y sintió todas las formas de su marcado torso. Entonces algo dentro de ella despertó, y se dio cuenta de lo que estaba pasando. Abrió los ojos, se dio cuenta de lo que estaba pasando y se incorporó en la cama de un salto, demasiado rápido como para que un mareo no la dominase por completo. Se quedó sentada en la cama, sujetándose la cabeza con ambas manos.
            — ¿No podrías… darme una patada y alejarme, o algo? — gruñó por lo bajo, avergonzada.
            — No me incomodaba la situación — murmuró aún con el brazo sobre los ojos. Sus labios, la única parte visible de todo su rostro, se curvaron con suavidad y picardía hacia arriba en una sonrisa.
            — A mí sí, estúpido.
            — No parecías pensar eso mientras dormías sobre mí.
            — ¡Serás… imbécil!
            Yoori cogió uno de los cojines que reposaban sobre la cama y empezó a golpearlo, aunque recién despierta carecía de suficiente fuerza como para evitar que Yongguk se incorporase, le arrebatase el arma y la doblegase en “cero coma”. Yongguk la arrastró hasta sentarla prácticamente sobre su regazo, la miró fijamente y sonrió. Y toda la furia de Yoori se evaporó con esa sonrisa.
            — No quiero que vuelvas a decir lo que dijiste ayer.
            Yoori bajó la mirada.
            — A no ser que quieras que vuelva a convencerte de que estás equivocada…
            Sintió que sus defensas se evaporaban y derretían ante la visión de un Yongguk recién levantado, despeinado, y sonriendo con aquella sonrisa que tanto la confundía, acercándose lentamente a su rostro. Apenas consiguió rozar sus labios sin dejar de sonreír, Yoori consiguió liberarse de su agarre y se levantó torpemente de la cama y huyó a toda prisa, escuchando las risas de fondo.
            — ¡No hagas eso! — abrió la puerta, y una avalancha de personas cayó sobre ella, casi tirándola al suelo. Tardó un buen rato en comprender la situación, aún a pesar de que las muecas de falsa inocencia de los cinco miembros hablaban por si solas — ¡¿Qué estabais haciendo?!
            — Nada.
            — ¿Nosotros?
            — En absoluto.
            Los cinco negaron de forma poco creíble y salieron con paso apurado.
            — ¡Preparaos de una vez, tenemos que ir al set de grabación!
           
            Media hora tardaron en prepararse los siete y llegar de nuevo pabellón de grabación. A pesar de que se había adelantado un día la fecha, todos parecían estar preparados y listos para el último día de trabajo, de esfuerzo. Todos prometieron dar lo mejor de sí y esforzarse al máximo. Todos tenían grandes esperanzas sobre cómo sería el resultado final de su trabajo, de todo su empeño y dedicación. Todos creían que aquello tendría un final feliz.

            Sin embargo, nadie se esperaba que pudiese pasar lo que terminó pasando. Nadie, ninguno de los siete se esperaba algo así. Y el que menos… Himchan.


9 comentarios:

  1. waaaaaaaaaaaaaaaa me encantaa!!! tienes que seguirlo rapido! como nos puedes dejar con esta intriga? estare esperando super emocionada y ansiosa el siguiente capitulo!
    bye byee <3
    Angela

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  2. ESTUVE ESPERANDO MUCHO TIEMPO POR LA ACTUUU!! TT.TT
    Waaa la adoreee!! Aunque una pregunta, ¿JongUp? En fin y no que le gustaba Yoon? O fue solo un simple encantamiento de momento?? o.O Me gusta que hubiese sucedido eso con el líder (Sobre todo porque es mi bias) pero me gusta el triangulo amoroso que creaba JongUp xDD En serio me encanto el capi y espero que no te tardes en actualizar pronto el siguiente u.u
    Saranghae <3

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  3. Me muerooo que paso ahora ???!!!!

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  4. AIGO UNNIEEE!!! Pense que nunca actualizarias de nuevo u.u
    Por que tardaste tanto?? Estabas enfermita? No te venia la inspiracion??
    Bueno, lo que haya sucedido espero que no vuelva a suceder y es que
    estoy obsesionada con este fic y sufriria si no lo terminas TT.TT
    Adore el capi, me encanta como escribes y espero el proximo
    muy pronto ^^

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  5. Amo tus capos largos *------* Espero la actu pronto que
    adoro este fico con mi vida wapa!!
    Saranghae~

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  6. Me termine este fico en una sola noche de lo bueno que estaba
    y por suerte justo lo vine a leer cuando ya has actualizado xD
    Pero en mi curiosidad de cuanto te tardaste en publicar este
    ultimo, me quede con cara de "TENDRE QUE ESPERAR TANTO POR EL PROXIMO??" en serio me encanta el fanfic y espero
    que lo continues cuando puedas n.n

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  7. ahhhhhhhhhhhhh *-*
    asi vale la pena la espera, los capitulos largos,si! :D
    debes seguir, espero la actualizacion con ansias :3

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  8. No sabes la de tiempo que llevaba esperado por este capitulo. Me ha parecido simplemente perfecto, de principio a fin, TODO! Incluso he llorado cuando Daehyun la abraza por detras, se les ve tan bien cuando estan juntos pero dudo mucho que se vayan a quedar juntos, luego la reliacion entre Yongguk y ella me parece tan tierna y mona, los dos sienten algo muy fuerte pero que no estan dispuesto a decirse, sobretodo por orgullo xDDD Espero que sigas y nos hagas esperar tanto pllssss

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  9. Por que aun no actualizan DDDD: el ultimo capitulo es de hace mas de 1 mes ;___;

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