miércoles, 29 de mayo de 2013

IN YOUR EYES

- Autora: Brownie Patterson


- Twitter: @MEPP19

- Tipo: SHINee y EXO-K, 2min (Minho x Taemin), OnKey (Onew x Key), JongKai (Jonghyun x Kai), +18, yaoi, serial

CAPÍTULO 8



Timbré una y otra vez, hasta que al fin la puerta se abrió y pude ver ante mí a un Minho totalmente destrozado, tenía los ojos rojos de tanto llorar, y las lágrimas no dejaban de recorrer sus mejillas.

-¿Qué pasa? Minho, ¡¿qué pasa?!

No contestaba, se acercó a mí y me abrazó, escondiendo el rostro en mi cuello. Yo correspondí el abrazo con todas mis fuerzas, mientras le acariciaba el pelo e intentaba tranquilizarle.
Permanecimos así un rato, todavía con la puerta de su piso abierta, hasta que se relajó un poco. Cerré la puerta y fuimos hacia el sofá. Le dije que se sentase mientras yo le preparaba una tila, cuando estuvo lista me senté a su lado.

-¿Vas a contarme que ha pasado?
-Es demasiada presión, no aguanto más, Taemin, no puedo...
-Sí puedes, yo estoy contigo.

Se hizo el silencio, y esperé a que se terminase la tila para continuar con la conversación.

-¿A qué ha venido tu madre?
-A pedirme que vuelva a casa. -dijo cabizbajo, con la mirada clavada en el suelo.
-¿Y tú qué le has dicho?
-Que no pienso volver.
-¿Por qué? -igual le atosigaban tantas preguntas, pero por lo menos iba contándome poco a poco lo que había ocurrido.
-Porque si me fui era porque no tenía motivos para quedarme allí. Además, te tengo aquí, y ahora mismo eres lo único que me importa.
-Pero no debes despreocuparte de tu familia por mí.
-Ellos se despreocuparon de mí... -alzó la cabeza, y parecía que las lágrimas amenazaban con volver a salir- me despreciaron por ser como era, el único que les importaba era mi hermano. Y ahora que no está, ¿me piden a mí que vuelva? No tendrán esa suerte.

Se me rompía el alma escuchando eso, Minho nunca me había dicho que tuviese problemas familiares. Simplemente me había contado que se había ido porque no quería seguir viviendo con sus padres, pero nunca pude llegar a imaginar que ellos no le querían.

-”Tu hermano sí que ha triunfado en la vida”, me decían, -continuó hablando, mordiéndose el labio en cada pausa que hacía- “¿y qué has hecho tú? Nada”, me machacaban constantemente.
-Nunca me habías dicho nada... -dije entrelazando mis dedos con los suyos, y apretando su mano con fuerza.
-No lo vi necesario, me fui para olvidar. Cuando murió mi hermano tuve que encontrarme a todos en el funeral, y pude perfectamente notar todas las miradas de desprecio que había hacia mí. Mi hermano siempre me había apoyado en todo, siempre me defendía ante los familiares, y ellos no se explicaban como podíamos llevarnos tan bien. Y cuando él murió, supe que no me quedaba nada. No me quedaba nada, excepto tú.

Acaricié su mejilla, y le sequé las lágrimas, que ya habían empezado a caer. Le abracé, su cabeza reposaba sobre mi hombro, y nos quedamos callados.

-Por eso tu madre decía que yo era el culpable de que no volvieses a casa. -susurré.

Él asintió, y unos minutos después nos quedamos dormidos, así como estábamos, cogidos de la mano y abrazados en su sofá.



–-

Me desperté con algo de dolor en el cuello a causa de haber dormido en una mala postura. Minho ya no estaba conmigo en el sofá, así que me levanté y busqué por la casa, hasta que al fin dí con él. Estaba asomado en la ventana de su habitación, con una humeante taza de café. Me acerqué a él despacito y lo abracé por detrás.

-Buenos días. -susurré en su oído.
-Buenos días. -repitió con una pequeña sonrisa, acariciando mi mejilla con la mano que tenía libre.

Dejó la ventana abierta, pues hacía un calor insoportable, y posó la taza de café en la mesilla que tenía al lado de su cama.

-¿Cómo te encuentras?
-Algo mejor, lo siento por haberte despertado de madrugada...
-No importa. -interrumpí. Me acerqué a él y lo abracé de nuevo.
-Gracias. -susurró.

Le di un suave y corto beso. En ese momento sonó su móvil, miró la pantalla y le dio al botón de colgar.

-¿Es tu madre? -pregunté.
-Sí, me ha llamado diez veces ya.
-Y seguirá llamándote hasta que contestes.
-No pienso hacerlo.
-¿Y qué consigues con eso?
-Y si le contesto, ¿qué quieres que le diga?
-Lo que tú creas conveniente.
-Pero...
-Yo te apoyo, ¿recuerdas?

Suspiró, y el teléfono sonó de nuevo, esta vez sí lo cogió. Salí de la habitación para dejarle hablar tranquilo, aunque no tardó mucho en salir, con la expresión bastante cambiada.

-¿Y bien?
-Le he dejado claro que no voy a volver, y bueno, eso ha sido mi despedida de la familia.
-¿Cómo?
-Me ha dicho que me olvide de ella, -continuó hablando entre sollozos- y del resto de la familia. Que nunca me han importado, que siempre he mirado solo por mí mismo, que se tuvo que marchar el hijo bueno...

No le dejé continuar hablando, pues las lágrimas ya caían sobre sus mejillas y las mías amenazaban con hacer lo mismo. Avancé velozmente hasta él y le abracé con todas mis fuerzas, acariciando su pelo con mi mano derecha.

-Eres lo único que me queda, Taemin...
-Y siempre voy a estar aquí.

Esperé a que se calmase un poco, y me despedí para volver a casa. Pues se acercaban ya las 12, y no estaba dispuesto a que el cabezota de Key se empeñase en hacer la comida.

-¿Te veré por la tarde? -preguntó cuando yo estaba ya cruzando la puerta.
-Por supuesto. -le di un beso y me marché.

–-

-¡Sois un desastre! Salid de la cocina ahora mismo. -gritaba Key desde el sofá.
-¡Lo estamos haciendo lo mejor que podemos! Y no está quedando tan mal, ¿verdad, Taemin?
-Pues claro que no, si somos unos maestros de la cocina. Es que Key no nos dejaba demostrar nuestro talento.
-¡Imbéciles! -nos gritaba de nuevo.

Onew y yo habíamos decidido hacer que Key descansase durante al menos una semana o quince días, se lo merecía.

-¡Uy! ¡Pero eso está muy poco hecho! -Onew y yo nos giramos y pudimos ver a Key pegado a nosotros observando lo que hacíamos.
-¡Fuera! ¡Ahora este es nuestro territorio! -dije empujándole de nuevo hacia el sofá.
-Vale...-dijo haciendo un puchero, y se sentó de nuevo.
-Oye, Taemin, ¿como está Minho? -preguntó Jinki.
-Bueno...
-Entiendo. -realmente a Onew y a mí no nos hacían falta palabras para comunicarnos.

Continuamos con nuestra misión de hacer la comida y escuchamos el timbre. Y cómo no, eran los señores Kai y Jonghyun.

-Lo siento, chicos, hoy cocinan Onew y Taemin, así que no hay gran cosa que...
-¡Pero será posible! -aparecí ante ellos interrumpiendo a Key. - Pasad, que la comida está quedando de maravilla.

Kai y Jonghyun se miraron entre ellos, y luego fijaron sus miradas en mí.

-Esto...mm..creo que hoy comeremos en casa...-decía Jonghyun.
-¡Que paseis! -me di miedo a mí mismo, pero conseguí mi propósito y entraron.
-Déjalos, Taemin, ¡allá ellos! -Onew se giró hacia Kai- ¡Esta es la primera y última vez que cocino para vosotros, y os arrepentiréis de despreciar mi comida!

Mientras Onew y yo cocinábamos, Key estaba con el portátil, Jonghyun con el móvil y Kai viendo unos dibujos en la tele.

-Onew, ¿qué es exactamente eso que estás echando en la comida? -pregunté.
-Se van a cagar estos tres...despreciar mi comida, ¡tomad picante, imbéciles! -decía para sí, con una risa malévola en la cara.
-Eh...¿y nosotros que comemos?
-Tranquilo, tengo pollo de reserva.

Suspiré, pero en nada comencé a reír imaginándome la cara de los otros tres cuando probasen la comida. Iba a ser un momento bastante histórico.

Llegó al fin la hora, estábamos todos sentados, y Onew se encargaba de servir la comida.

-¿Y vuestros platos? -preguntó Jonghyun.
-Nosotros no comemos ahora, que no tenemos hambre. -dijo Onew.

Yo me comenzaba a reír de nuevo pero éste me dio un codazo para que disimulase. Los demás comenzaron a comer.

-¡Oye, pues no está nada mal! -decía Jonghyun.
-Oh, sí, disfruta mientras puedas...-decía para sí Onew, de nuevo con esa malévola sonrisa.

El picante comenzaba a hacer su efecto, los tres se levantaron corriendo en busca de agua, chocando entre ellos.
Onew y yo nos caímos al suelo de tanto reírnos.

-¡Esta me la pagáis! -decía Key mientras abría la nevera y cogía una botella de agua.

Nosotros seguíamos riendo, cuando notamos un frío chorro de agua caer sobre nosotros, y es que los otros tres no habían tardado en comenzar con su venganza. Onew y yo cogimos otras botellas y comenzó la guerra.
Al cabo de un rato estábamos todos empapados. Jonghyun había tendido su camiseta, Kai y yo teníamos ambos una toalla en la cabeza y Onew había ido a ducharse, haciendo pucheritos porque Key le había escondido el pollo.

-¿Eh, y Key?
-¡A fregar todos! -escuchamos su voz tras nosotros.
-Pero...¿se puede saber de donde has sacado tantas fregonas?
-Menos hablar y más fregar, ¡venga!
-Sí, señor. -dijimos los tres poniéndonos firmes.
-¿Y Onew? -preguntó.
-En la ducha.
-Bien, él fregará los platos.

Y dicho eso, se fue a la habitación.
Nosotros cogimos las fregonas y nos pusimos a limpiar, la verdad es que habíamos dejado todo hecho un estropicio. Tras un buen rato, ya había quedado la cocina impecable.

-Todavía tienes la espalda mojada. -le decía Kai a Jonghyun mordiéndose el labio.

Jonghyun lo besó agarrándolo de la cintura y empujándolo contra la pared.

-Chicos, no es por cortaros el rollo...pero estoy delante, y estamos en la cocina de mi casa.

Suspiraron y volvieron a formalizarse, Jonghyun fue a coger su camiseta y se marcharon a casa con bastante prisa.

-Vaya dos...-dije para mí.

Miré la hora y todavía eran las cuatro.
Onew entró en la cocina, ya vestido y con el pelo todavía húmedo, y nos preparamos un café.

-¿Qué tal está Key?
-Algo mejor, pero se encuentra bastante mal y tiene un poco de fiebre, así que está metido en cama. ¿Qué tal está Minho?
-No lo sé, voy a ir dentro de un rato a su casa a ver si está algo más animado.
-¿Y tú cómo estás?
-Yo bien, no te preocupes.
-Deja de decir que no me preocupe por ti.
-Pues deja de preocuparte tanto.

Me dio un golpe y se terminó el café.

-¿Vas a salir? -pregunté.
-Voy a ir a tomar algo con mi madre, que la tengo abandonada últimamente.
-Dale recuerdos. -dije con una sonrisa.

Asintió y fue a despedirse de Key a la habitación, se despidió de mí también y se marchó.
Me cambié de ropa y me levanté con intención de ir a casa de Minho, pero cuando estaba a punto de abrir la puerta escuché la voz de Key detrás de mí.

-Taemin...-susurró.
-¿Pasa algo? -pregunté preocupado.
-No, es solo que...¿podrías quedarte conmigo hasta que vuelva Onew?
-Claro que sí.-contesté con una sonrisa.

Onew había dicho que iría a tomar algo con su madre, así que supuse que a media tarde ya estaría de vuelta.
Fuimos a su habitación y nos sentamos en la cama, noté en su rostro una gran tristeza, lo cual me apenaba bastante.

-Eh, ¿estás bien?
-Sí...-contestó, nada convencido.
-No te creo.
-No es nada.
-No te creo.
-Siento estar preocupándoos constantemente, de verdad. -tenía la mirada clavada en el suelo.
-Eh, -agarré sus mejillas y le obligué a mirarme- no digas eso, ¿vale? Sabes que no eres para nada una molestia.
-Sí lo soy.
-¡No lo eres!-alcé la voz- No vuelvas a decir tal cosa.
-¿Onew está bien? Es que por mucho que me diga que no le pasa nada, yo sé que sí.
-Tan solo estaba preocupado por ti, como todos.
-¿Estás seguro?
-Segurísimo.

Se dibujó una pequeña sonrisa en su rostro, pero me tranquilizó verla.

-Muchas gracias por todo, Minnie. -susurró mientras me abrazaba.

Correspondí el abrazo sin decir nada y le acaricié el cabello.
Escuchamos que se abría la puerta, y nos extrañamos, tan solo hacía media hora que Onew había salido de casa.
Para nuestra sorpresa, aparecieron él y su madre ante nosotros.

-Vaya hijo que tengo, el pobre Kibum enfermo y lo deja en casa. -pude ver a Jinki sonrojado tras ella.

Key y yo nos reímos y Onew nos fulminó con la mirada. Hacía mucho que su madre no venía por aquí, Key y ella solían sentarse en la cocina y se podían pasar horas hablando de Jinki.

-¡Cuanto tiempo! -dijimos Key y yo felices de verla.

Nos levantamos para saludarla y nos fuimos todos al salón.

-Espero que me echéis de menos, chicos. Que aunque viváis con Onew, la más simpática de la familia soy yo, supongo que no os cabrá duda.
-Creo que iré a hacerme otro café. -dijo Onew marchándose a la cocina.
-¡Que sean dos! -grité- ¿Tú quieres? -le dije a su madre.
-Uno clarito.
-Ya has oído, Onew.
-¡¿Pero de que vais?!-gritó desde la cocina.
-Le he dado la vida, y así me lo paga. -decía ella.- Hay que ver, tener hijos para esto.

Que bien me caía esa mujer, siempre me lo pasaba genial con ella.

-Bueno, Key, ¿cómo te encuentras?
-Bien, bien, me anima verte.
-¡Hombre, por algo he venido! Y tú, Taemin, ¿qué tal?
-Bien, bien. ¿Y qué es de ti? Hacía mucho que no hablábamos.
-Ya, es que mi hijo tiene miedo de que lo echéis de casa para traerme a mí, entonces evita que nos encontremos.
-¡Mamá, no les des ideas! -gritaba éste desde la cocina.
-¿Y Jonghyun y Kai?-preguntó ella ignorando completamente a su hijo.
-Tienen un día cariñoso, -dije recordando lo que había ocurrido hacía no mucho- creo que no saldrán de la cama en toda la tarde.
-Que envidia. -dijo ella.
-¡Mamá! -gritó Onew.
-¿Qué? Una mujer es una mujer, tenga la edad que tenga. -se giró para nosotros- ¿Veis como me trata?

Key y yo reímos de nuevo. Onew trajo nuestros cafés y nos fulminó de nuevo con la mirada.

-Taemin, ¿no ibas a ir a casa de Minho? -preguntó Onew extrañado.

Key me miró haciendo gestos para que no le dijese a Jinki que me había pedido quedarme con él.

-Sí. Antes no me encontraba demasiado bien, -mentí- pero iré dentro de un rato.
-¿Minho? -preguntó su madre en tono de cotilleo- ¿Quien es ese tal Minho?
-Su novio. -contestó Jinki.
-¡Pero será posible! ¿Y me entero ahora?

Esta vez fui yo el que asesinó a Onew con la mirada. ¿Novio? Ni si quiera yo sabía si le podía llamar así. Aunque no me importaría.

-Y bueno...-continuó- ¿es guapo?
-¡Mamá! -gritó Onew de nuevo.
-Ay, calla ya, ¡eh! -contestó ella y se tornó para mí de nuevo- ¿Y cuando me lo presentas?
-Pues...-el timbre me interrumpió.

Y para casualidades de la vida, era él.

-Vi que no venías, así que bueno, decidí aparecer yo por aquí.
-¿Estás mejor?

Asintió con una sonrisa, y le invité a pasar.

-¡Madre mía! ¿Tú eres Minho? -preguntó la madre de Onew en cuanto lo vio aparecer ante ella.
-S-sí. -contestó algo aturdido.
-¡Que guapo eres! Siempre supe que Taemin encontraría a alguien de su nivel. Hacéis una pareja excelente. -hablaba muy emocionada.
-Minho, te presento a mi madre. -dijo Onew, suspirando.
-¡Encantado! -éste se incorporó, aunque se veía que todavía no sabía muy bien como reaccionar.
-¡Pero ven, siéntate! ¿Quieres café?
-No, gracias, acabo de tomar uno.

Se sentó a su lado y yo me senté en frente con Onew y Key. Creo que Minho estaba un poco asustado, me hacía mucha gracia su expresión.
La madre de Onew le hizo un intenso cuestionario. Minho ya estaba un poco más relajado después de que ésta le dijese que le caía bien.

-Me gusta para ti, Taemin, es buen chico.

Yo asentí sonriente y algo sonrojado. Siguieron hablando y yo no me perdía nada de la conversación, mientras que Onew y Key estaban viendo una película de comedia en la tele.
Pasó rápido la tarde, entre risas y tonterías.

-¿Te quedas a cenar? -le pregunté a la madre de Jinki.
-No, muchas gracias. Tengo que ir a cocinarle a mi marido, ¿de donde crees que ha salido la vagancia de mi hijo? De tal palo, tal astilla.
-Amor de madre. -suspiró Onew, a lo que se llevó una colleja.- ¡Ay!
-No hables por lo bajo. -le riñó ésta y se volvió a girar a nosotros. -Bueno, chicos, me va siendo hora. Cuidaos y cuidad de Key, ¿queda claro?
-Sí, señora. -dijimos los tres.
-Gracias por todo. -le dijo Key.
-¡No es nada! Minho, encantada de conocerte.
-Igualmente.
-Cuida de Taemin, es una orden. -dijo poniéndose seria.
-Lo haré. -contestó firme.
-Así me gusta.

Repartió besos y abrazos, Onew la acompañó hasta la puerta y se quedaron hablando un rato. Se dieron un emotivo abrazo y ella se marchó.

-Espero que hayáis disfrutado de su visita, ¡no la traigo más! -dijo Onew.
-No te celes. -le contestamos Key y yo riéndonos.

Minho estaba con nosotros, con una sonrisa de oreja a oreja. Se le veía mucho más animado, y eso me alegró muchísimo.
Cenó con nosotros, y cuando se iba a marchar me invitó a pasar la noche en su casa de nuevo, y acepté la propuesta sin pensármelo dos veces. Antes de marcharnos ayudé a Onew a recoger la mesa, mientras que Key y Minho se quedaban hablando sentados en el sofá.
Eran ya las 10 cuando nos fuimos para su casa.

–-

Me besó una y otra vez, a cada una más apasionadamente. Mis dedos estaban enredados en su cabello, y sus manos aferraban mi cintura a él.

-¿Hoy tampoco quieres postre? -dijo cuando nuestros labios se separaron.
-No me tientes. -susurré a unos milímetros de sus labios.
-Oh, claro que lo hago. -una sonrisa aún mayor se dibujo en sus carnosos labios.

Sonreí, lo miré de arriba a bajo y me mordí el labio inferior. Estaba tan sexy, la madre de Onew tenía razón, tenía muy buen gusto.
Fuimos hacia su habitación, mi espalda chocó contra la puerta. Minho volvió a besarme de una manera aún más apasionada que antes, y mi lengua comenzó a jugar con la suya. Sus labios comenzaron a dar besos cortos, recorrieron cada centímetro de mi cuello. Me quitó la camiseta y su lengua recorrió mi pecho. Volvió a subir y me besó de nuevo. En pocos segundos nos habíamos deshecho ya de toda la ropa. Rodeé su cintura con mis piernas, mientras seguíamos besándonos y mis dedos seguían jugueteando con su oscuro cabello. Poco a poco, lo fue introduciendo en mí, con cuidado de no hacerme daño. Jadeé repetidas veces, mientras que él aumentaba la velocidad. Cada vez se movía más rápido, y me costaba contener los gemidos. Comenzamos a sudar y los mechones de mi flequillo se me pegaban a la frente. Recorrí la curva de su espalda con los dedos mientras él intentaba callar mis gritos con besos. Pero fue inútil, él no tardó en comenzar también a jadear.
Caímos los dos rendidos al suelo, con la respiración acelerada y con el corazón saliéndonos del pecho.

-Te quiero. -susurró en mi oído.
-Y yo a ti.



Lo besé, nos levantamos y nos metimos en su cama. Y entre achuchones y jugueteos volvimos a lo mismo, no importaba lo cansados que estuviésemos, no importaba nada. Y así estuvimos hasta agotar todas nuestras energías, quedándonos dormidos, abrazados bajo las sábanas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario