- Tipo: SHINee, 2min, OnMin, yaoi/hetero, serial, menores 18
CAPÍTULO 1
**[NOTA] Canción para este capítulo: Only a memory - Yenni
Él no sabía bien por qué se encontraba ahí. Todo a su alrededor parecía
extraño y peligroso. Los zumbidos de los terribles cañones de los tanques
resonaban a su alrededor. Escuchaba los gritos de sus compañeros y el resonar
de las ametralladoras estadounidenses. Haciendo un pequeño esfuerzo, se asomó
por encima del parapeto de tierra y arena tras el cual se encontraba refugiado
del fuego. La visión que contempló lo dejó desolado. El campo de batalla estaba sembrado de los
cuerpos de sus camaradas y de los enemigos. Algunos estaban heridos de gravedad
o mutilados, otros ya habían fallecido. Asustado y desolado, volvió a ocultarse
tras la muralla improvisada. Desesperado y a punto de llorar, cerró sus ojos y
comenzó a murmurar una oración temblando. Su rostro estaba cubierto de tierra y
de sangre que manaba de una herida en su sien provocada por la metralla de un
proyectil.
No
había sido su idea alistarse en el ejército japonés. Fue obligado a ello. En su
pequeño pueblo de Corea, las autoridades niponas (dado que Japón estaba
ocupando su país) habían instado a engrosar las filas a todo joven mayor de 17
años para combatir contra EE.UU. El tuvo la mala suerte de tener 18 años.
Echaba de menos a su familia, su casa, las tardes de verano en el
jardín… Él no servía para el ejército. Era un chico calmado, aniñado… no, no
estaba hecho para la guerra.
-¡TAEMIN!
¡Ayúdame, por favor!
Minho
también era coreano, y había sido reclutado de otra ciudad más alejada. Los dos
compartían una muy buena relación de amistad, se apreciaban mutuamente, y
compartían sus secretos. Todavía
recordaba el día que lo había conocido.
“-Hola, tú debes de ser de los nuevos
soldados. Encantado, me llamo Minho y
también soy coreano. ¿Cuál es tu nombre?
Taemin se giró. Un chico alto y de
complexión atlética se encontraba detrás suyo. Tenía una voz grave y una
sonrisa amistosa.
-Me
llamo Taemin. Encantado de conocerle.
-No hace falta que me trates de usted, no
debo de ser mucho mayor que tú.- Sonrió. -¿Te ves capacitado para luchar?
-A decir verdad, no he venido por propia
elección…
El mayor le dirigió una mirada compasiva. Lo
comprendía. El chico parecía demasiado inocente como para estar en un lugar
así, lo mejor que debía de hacer era cuidarlo.
-No veremos cosas agradables… Pero ten por
seguro que voy a estar a tu lado, pase lo que pase, ¿sí?
-Muchas gracias, hyung.- Sonrió mientras
Minho le palmeaba la espalda. En verdad Taemin parecía su hermano pequeño.
“
Al
ver su estado, Taemin reprimió un grito de horror tapándose la boca con ambas
manos.
-Minho-ah… Dios mío. ¿Qué te han hecho?- Dijo con los
ojos vidriosos mientras tumbaba a su amigo detrás de la trinchera y le quitaba
la parte superior del uniforme para envolverle la cintura con ella, a modo de
torniquete, tratando de no hacerle más daño.
-Un
americano… Me ha disparado… ugh…- Tuvo que parar porque una sacudida de dolor
recorrió su cuerpo. Taemin se dio cuenta de que perdería la consciencia en poco
tiempo. Tendría que quedarse a su lado.
-Minho,
no te preocupes, nos quedaremos aquí, no pasará nada…- Dijo entre lágrimas el
pequeño mientras le apretaba la herida. Su compañero había cerrado los ojos y
respiraba con dificultad por el dolor. Ya estaba completamente inconsciente.
Desesperado, Taemin se levantó, ignorando el peligro.
-¡Necesitamos
ayuda aquí!- Exclamó ondeando con los brazos.
De
pronto, una granada de mano aterrizó cerca suyo. El joven soldado, presa del
pánico, arrastró a su malherido amigo Minho lejos de allí, pero antes de que se
lograsen poner a una distancia segura, el explosivo se detonó, lanzando una
oleada de metralla. Taemin se giró intentando cubrir a su compañero, mientras
notaba las aristas de metal desgarrar su traje. “¿Es así como se va a acabar
todo? ¿Ya está? Qué triste…” pensó mientras cerraba los ojos aferrándose al
brazo de su mejor amigo y perdía el conocimiento también.
Taemin
se despertó. Desconcertado, recorrió con la mirada el lugar. Estaba en un lugar
que parecía un hospital. Se encontraba rodeado de camas limpias con sábanas
blancas. En algunas de ellas se encontraban chicos que también serían soldados.
Unos dormían y otros eran atendidos por enfermeras con batas inmaculadas que
les limpiaban las heridas. Bajó la mirada hacia su pecho, y se dio cuenta
avergonzado de que estaba casi desnudo. Lo único que le cubría eran unos
calzones y un vendaje que le rodeaba todo el pecho. Se tocó la frente y
comprobó que también tenía vendada la cabeza.
-¡Doctor!
¡Doctor Onew! ¡Venga rápido, se ha despertado!- Exclamó una enfermera de larga
melena oscura. Taemin miró
extrañado hacia la puerta al ver a un hombre joven con una bata entrar. Suponía
que sería ese tal Doctor Onew. Por el nombre, debería de tener su misma
nacionalidad, algo que agradecía mucho.
El
hombre de la gran sonrisa se le acercó y se sentó en su cama.
-¡Buenos
días, campeón! ¿Qué tal has dormido?
El
chico de labios gruesos miró incrédulo a Onew. Este hizo un pequeño gesto de
contrariedad.
-Claro…
probablemente no te acuerdes de nada… ¿Puedes decirme tu nombre?
-T… Taemin…
El
doctor le acarició la cabeza todavía vendada. Ese chico inspiraba mucha
ternura.
-Bueno, Tae. Estás en el hospital para
soldados. Llevas inconsciente una semana, más o menos. Tienes algunas costillas
rotas y el tobillo fracturado… tuviste suerte de que te encontrase tu
compañero.- suspiró Onew.
El
joven bajó la mirada, cuando de pronto se acordó de algo. Minho.
-¿Y
Minho-ah? ¿Está bien?¿Está muy herido?- Se sobresaltó levantándose brúscamente,
lo que hizo que su caja toráctica crujiese y se le escapase un grito. Onew,
asustado, le sujetó la espalda y le ayudó a tumbarse de nuevo.
-El soldado Minho no estaba contigo.- Dijo
extrañado el joven doctor.
-¡¿Cómo
que no?! Yo lo estaba cubriendo… Estaba
herido…- Murmuró Taemin notando cómo se le empañaban de nuevo los ojos.
-Tae,
cuando te encontramos… No había nadie a tu lado, estabas solo, en medio del
campo…- Dijo compasivamente el de ojos sonrientes acariciandole la mano para
animarlo. Pero el más joven la apartó bruscamente.
-¡¿DÓNDE
ESTÁ MI AMIGO?!- Gritó entre lágrimas de rabia.
-Taemin, por favor, descansa. Haremos todo lo
posible por encontrarlo. Ahora tómate esta medicina e intenta volver a dormir.
Mañana temprano te harán las curas.- Suspiró mientras le acercaba un vaso con
un líquido anaranjado y amargo. Taemin se lo bebió a duras penas. Onew se fue a
atender a otro paciente, mientras el más pequeño se volvía a acostar con dolor
físico, pero más emocional. Pronto se dio cuenta de que esa bebida tenía un
sedante, puesto que sus párpados comenzaron a cerrarse como si pesasen
demasiado.
Ese
día, Taemin soñó que se encontraba de nuevo en el campo de batalla. Oía a Minho
llamarle, pero no lo veía. De pronto, se giró y vio a varios soldados que se lo
llevaban consigo. Soldados con la bandera estadounidense en la manga de su
uniforme. Trató de correr tras ellos, pero se difuminaron tras una niebla.
“-Ayúdame, no quiero ir con ellos…
-Minho-ah, vuelve… no te vayas… Quédate
conmigo
-Me han atrapado… No puedo volver… No me dejes solo… Taemin… min… min…”
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