sábado, 23 de marzo de 2013

BECAUSE OF YOU

- Autora: Brownie Patterson

- Twitter: @MEPP19


- Tipo: EXO, HunHan (Sehun x Luhan), yaoi, menores 18





CAPÍTULO 1



—Luhan... ¡Luhan! —Tao se desesperaba cada vez que lo intentaba despertar.

—Maldito el día en que te dí una copia de las llaves de mi apartamento... —Luhan mostró desagrado mientras se frotaba los ojos a causa del sueño.

El rubio se sentó, todavía bajo la manta, y se llevó la mano a la cabeza mostrando cansancio.

—¿Se puede saber por qué me despiertas?

—¿No te acuerdas? —el menor puso cara de sorprendido— Hoy tienes una entrevista de trabajo.

—Pero es a las diez. —protestó Luhan.

—¿Pero tú sabes que hora es?

El rubio se giró a mirar el reloj y se levantó de un salto. Apenas tenía media hora para ducharse y arreglarse. Tao suspiró mientras iba a acomodarse en el sofá.

Quedaban poco más de cinco minutos para la hora de la entrevista. Luhan se paró frente al espejo del baño y se peinó de una manera rápida y sencilla.

—¡Venga, Kris nos está esperando abajo con el coche! —presionaba Tao.

—¡Que ya voy!

No quisieron ni esperar al ascensor y bajaron a toda velocidad las escaleras, lo cual casi les hace caer más de una vez.
—Quedan 5 minutos, ¿se puede saber cómo habéis podido tardar tanto? —protestaba el rubio que estaba al volante.

—Te dije que se había quedado dormido. —concluyó Tao.

—Callaos. Kris, no temas a las multas y... ¡apura!

El alto asintió y arrancó el coche, llegaron en tres minutos al gran edificio en el cual Luhan tenía la entrevista, y éste casi tropieza al bajar del vehículo. Le desearon suerte mientras cruzaba la puerta y decidieron ir a tomar algo en una llamativa cafetería que había al lado del susodicho edificio.

——

—Venga, Kai, ¿quieres apurar? —insistía Sehun.

—¿Estás seguro de que quieres hacerlo? —preguntaba el otro preocupado.

—No estás obligado a venir conmigo, ya te lo he dicho. —contestó comprensivo.

—No estoy preocupado por mí, si no por ti.

—Necesito hacerlo.

El moreno asintió y terminó de hacer su maleta, su bus salía en media hora y todavía no estaba listo.

Cuando llegaron a la estación todavía faltaban 10 minutos para que el bus arrancase. Así que aprovecharon para acomodarse y relajarse.
El móvil de Sehun comenzó a sonar, y éste colgó con una mala expresión en el rostro y a continuación lo apagó.

—¿Era tu madre? —preguntó el moreno, a lo que el menor asintió— Al final ni te has despedido, ¿verdad?

—¿Despedirme? ¿Para qué? ¿Para escuchar más tonterías? —ése era un tema que a Sehun no le gustaba tocar— Llevo dos años aguantando comentarios, llorando noche sí y noche también. Ahora ya no dependo de nadie, y menos de mis padres. Ellos han hecho que estos últimos años sean un infierno para mí.

Kai hizo una mueca comprensivo y decidió no insistir en el tema. Apagó su teléfono también porque sabía que no tardarían en llamarle, aunque él sí se había despedido de sus padres. Tenía una relación estupenda con ellos y les había parecido genial que el hijo se marchase de viaje con Sehun.

——

—¡Me han cogido! —el rubio entró en la cafetería dando saltos y gritos— ¡Tao, Kris, me han cogido!

—¡Enhorabuena! —Kris suspiró— ¿Pero era necesario que se enterase toda la calle?

—Vamos, hermano —dijo Tao en tono de regaño—, no seas así. Sabes lo importante que era esta entrevista para Luhan.

—¿No va siendo hora de que trabajes tú también? —protestó el mayor.

—Estoy en ello, no es fácil. —el pequeño hizo un puchero.

—¿Me queréis hacer caso? —comentó el rubio enfadado— ¡Que me han cogido!

Los dos se levantaron y abrazaron a Luhan.

—Estoy orgulloso de ti —concluyó Kris—. ¿Vamos a comer por ahí para celebrarlo?

—Me parece estupendo —contestó el aludido—, pero antes pasemos por mi casa. He de arreglar unas cosas.

El alto asintió, pagó lo que habían tomado Tao y él en la cafetería y los tres volvieron a montar en el coche.

Y ahí se encontraban, Tao y Kris sentados en el sofá y Luhan revolviendo todos los cajones que había en el piso.

—¿Qué has perdido? —preguntó el pequeño curioso.

—Mi móvil —contestó algo avergonzado—. Aún encima lo tengo apagado.

—Por casualidad... —interrumpió Kris— ¿tu móvil es eso que hay encima de la tele?

Luhan se giró avergonzado y lo cogió.

—Gracias, Kris. —éste rió.

Luhan se sentó en la mesa de la cocina y encendió el teléfono. Se alteró al ver que tenía cinco llamadas perdidas, y su cara se puso totalmente pálida al ver el número del que se trataba, lo recordaba perfectamente, era el de su madre.
Hacía ya dos años que Luhan se había marchado de casa, y desde aquella no habían vuelto a tener contacto alguno.

—Flashback—

—Por el amor de Dios, ¡sois hermanos! —gritaba su madre histérica— Y además es antinatural.

—¿Pero por qué? —protestaba Sehun entre lágrimas— Yo le quiero, y eso es algo que no vas a poder cambiar. Ni tú ni nadie.

Luhan estaba con ellos, callado, sin mover un músculo, comenzaba a sentirse culpable por todo.

—Tú —dijo su madre clavando la mirada en él—. Tú eres el culpable de ésto. ¿Tenías que persuadir a tu hermano? ¿Tenías que llevarlo por el mismo camino?

—Él no me ha obligado a nada —al pobre de Sehun nadie le hacía caso—. ¡Mamá, no me ignores!

—¡Basta! —interrumpió Luhan entre sollozos— Me iré de esta casa, así dejaré de causaros problemas a todos.

Y dicho eso se encerró en su habitación. Hizo las maletas, y esa misma noche se marchó.
No dejó ni un número de teléfono, ni una dirección, ni si quiera un correo. No dejó nada, simplemente desapareció.

—Fin Flashback—

Le costó reaccionar, pero al fin volvió en sí y dudó bastante en llamar. ¿Le habrá pasado algo a Sehun? —se preguntaba a sí mismo. Y finalmente se decidió y llamó.

—¿Ma...mamá? —tragó saliva.

—¿Qué le has hecho? ¡¿A dónde te lo has llevado?! —cuestionaba la mujer eufórica.

—¿Qué? —Luhan no entendía nada— No sé de qué me estás hablando.

—No mientas. Sehun ha desaparecido y sé que tú tienes algo que ver.

—¡¿Qué?! —al rubio se le abrieron los ojos como platos, y las manos comenzaron a temblarle—¡Te juro que no sé de qué me hablas! Me marché hace dos años, ¿qué te hace pensar que he tenido contacto alguno con él? —se le estaba destrozando el alma.

—Te advierto que si en veinticuatro horas no tengo noticias de él, pienso denunciarte.

Y dicho eso colgó. El rubio seguía estático, dejó caer el móvil al suelo y no logró contener más las lágrimas. Escondió el rostro entre sus brazos, que estaban apoyados en la mesa, y Tao y Kris se quedaron paralizados al llegar a la cocina y encontrárselo así.

—¿Luhan? ¿Qué ha pasado? —se acercaron a él.

—Es Sehun... —contestó el rubio secándose las lágrimas— ha desaparecido.

Los otros dos intercambiaron miradas y se apresuraron a abrazarle. No conocían a Sehun, pues eran amigos de Luhan desde que éste se había mudado a la ciudad, pero les había contado la historia de su cambio de hogar y sabían perfectamente lo que significaba Sehun para él.

—Y no es todo... —continuó Luhan— dicen que si mañana no aparece, me denunciarán.

—¿A ti? —Tao no daba crédito a lo que escuchaba— ¡Pero si no has hecho nada!

Kris tenía un poco más de madurez para esos asuntos, así que se sentó en frente de Luhan, se colocó pensativo y comenzó a hablar con intención de tranquilizarle.

—No tienes nada de lo que preocuparte —comenzó—. En el caso de que te denuncien, vendrían a registrarte y verían que no tienes nada que ver, no has tenido contacto con él, no hay manera posible de que la policía sospeche de ti sin pruebas.

—Eso me da igual —contestó Luhan con el rostro serio—. Solo quiero que esté bien.

Kris comprendió al instante, y decidió no hablar más. No era un experto en el amor, así que nunca daba consejos sobre eso dado que ni él mismo conocía del tema.

—Bueno —dijo mientras se levantaba—, creo que lo mejor será pedir dos pizzas. —intentó relajar la situación.

—Estoy de acuerdo. —concluyó Tao.


Eran ya las seis de la tarde, y aunque Luhan aparentaba estar más calmado, ellos bien sabían que seguía destrozado por dentro.

——

—Kai... —Sehun se desesperaba— Kai, ¡despierta!

—¿Eh? —el otro abrió los ojos y se incorporó.

—Que ya hemos llegado, el conductor está esperando a que nos bajemos nosotros para poder marcharse.

El moreno se disculpó con el hombre, cogieron sus maletas y se quedaron parados al salir de la estación.

—Oye... —Kai se veía pensativo— ¿tú tienes idea de como moverte por esta ciudad?

—No mucha —Sehun hizo una mueca—. Pero ya te dije que nos íbamos a quedar en casa de un amigo, él se encargará de guiarnos.

—¿Y dónde está ese amigo?

—¡Oh, cierto! —el rubio sacó el móvil de su bolsillo— Tengo que llamarlo.


Pasaron quince minutos y Sehun y Kai se sobresaltaron al escuchar el pitido de un coche azul. El vehículo fue aparcado frente a ellos y de él se bajó un chico de pelo oscuro y expresión alegre.

—¡Sehun! ¿No me reconoces o qué?

El rubio sonrió al verlo y se apresuró a abrazarle.

—¡Pues claro que sí! Mira, te presento a Kai. —el moreno se acercó a ellos y saludó sonriente.

—Encantado —comentó el nuevo sujeto—, mi nombre es Kyungsoo, pero me llaman D.O.

—Un placer, D.O.

Subieron al coche y no les llevó más de diez minutos llegar al edificio donde vivía Kyungsoo. Era de unos siete pisos, pero no se veía mucho movimiento, por lo que Kai dedujo que no deberían de estar ocupados más de la mitad.
Entraron y dieron gracias a que había ascensor, pues D.O vivía en el quinto piso y no iban a poder subir las maletas por las escaleras.
Cuando entraron en el apartamento, un delicioso olor entró por sus fosas nasales, lo cual hizo que de sus labios saliese una pequeñita sonrisa.

—¿Qué es eso que huele tan bien? —preguntó Sehun entusiasmado.

—Bueno —contestó D.O—, se acerca la hora de cenar y dado que habéis estado ocho horas de viaje he supuesto que estabais hambrientos.

—¿Cocinas? —preguntó Kai con la mirada iluminada.

—Te puedo asegurar que no echarás de menos la comida de tu madre mientras estés bajo este techo. —concluyó el otro.

No esperaron más y se sentaron a la mesa. Kai no tenía ni idea de qué era lo que estaba comiendo, pero estaba delicioso.
Terminaron llenos, a Sehun casi se le salían lágrimas de lo rico que había estado todo.

—D.O, te quiero. —concluyó.

El otro rió y recogió los platos dejándolos en el fregadero para lavarlos más tarde mientras que sus invitados fueron a deshacer sus maletas terminando a eso de las diez.

—D.O, ¿averiguaste la dirección que te pedí?

—Sí, el chico de la foto que me enviaste fue hoy a hacer una entrevista de empleo a la empresa donde trabajo, es muy simpático —hizo una pausa y el menor lo animó a continuar—. Cuando salió del edificio le seguí. Primero entró en una cafetería pero luego subió a un coche y supuse que iría a su casa así que fui detrás de él y apunté la dirección del edificio en el que entró. Iba con dos chicos —Sehun bajó la cabeza tras oír eso—, pero no parecía que tuviese una relación amorosa con ninguno de ellos. —esas palabras le tranquilizaron un poco.

—¿Podrías acercarme hasta allí?

—¿No es mejor que vayas mañana? —interrumpió Kai.

—Si no voy ahora no podré dormir, y te aseguro que si yo no duermo tú tampoco.

—Está bien. —soltó el moreno con cierto tono de desagrado.


Apenas tardaron cinco minutos llegar al edificio en el que vivía Luhan. El portal estaba abierto, así que prefirieron no llamar al portero. Pero antes de entrar D.O se detuvo en la acera.

—¿Pasa algo?

—Nada, pero creo que los chicos con los que estaba por la mañana siguen en su casa, dado que el coche sigue ahí y no era él el que conducía.

——

—Bueno, Luhan —dijo Kris mientras se ponía el abrigo decidido a marcharse—. Creo que es hora de que nos marchemos. —el menor asintió, dando a entender que estaba de acuerdo.

—Está bien, os veré mañana. —el rubio no mostraba intención ninguna de levantarse para acompañarlos, así que los dos chicos se dirigieron a la salida por su cuenta.

Cuando Kris abrió la puerta, se quedó de hielo. Frente a él había tres chicos que parecían querer entrar. Inmediatamente, reconoció a Sehun, pues lo había visto en fotos.

—No puede ser.

—¿Qué pas...? —Tao no pudo continuar la frase, pues se quedó estático al igual que su hermano.

—¿Qué ocurre? —preguntó Luhan, que seguía sentado en el sofá.

Se levantó para saber la razón por la que los chicos se habían quedado así, se abrió paso entre ellos y tuvieron que agarrarle para que no se derrumbase ahí mismo.
No daba crédito a lo qué veían sus ojos. ¿En verdad era él? Un montón de emociones se apoderaron de él en ese momento. Por una parte estaba feliz, por reencontrarse y por el hecho de que estaba sano y salvo. Pero por otra.... no podía dejar de sentirse culpable, seguía creyendo que de alguna manera u otra le había hecho daño.

—Hola, Luhan. —dijo Sehun, medio paralizado también por los nervios.

El pequeño tuvo que mantener la compostura y evitar derramar lágrimas ante su hermano. Lo echaba tanto de menos... y ahora lo tenía ahí delante. Se veía que los años no habían pasado por su físico, pues estaba igual que antes. Con esa piel suave y perfecta, ese rostro juvenil y esa preciosa mirada que tanto cautivaba a Sehun.

Tras el shock, Luhan los invitó a pasar y a sentarse en la cocina, mientras que él se reunía con Kris y Tao en el salón.

—Así que ese es Sehun... —decía Tao para sí— bueno, por lo menos sabes que está bien.

Kris rodó los ojos ante ese comentario, y trató inútilmente de tranquilizar a Luhan.

—Lo primero que tienes que hacer es decirle que llame a vuestra madre y le comunique que está aquí por voluntad propia, no quiero que te metas en líos. —Luhan asintió, algo perdido, todavía no tenía energías para articular palabra.

Volvieron a la cocina. Kris y Luhan se sentaron en frente de ellos mientras que Tao preparaba una tila para su amigo.

—Oh, lo siento —se disculpó Sehun—. Estos son Kai y D.O.

Kyungsoo saludó sonriente, mientras que a Jongin —ése era su nombre real— se le veía un tanto nervioso.

—Sehun —interrumpió Kris sin andarse con rodeos—, ¿sabe tu madre que estás aquí?

—N-no, no tiene por qué saberlo.

—Sí tiene que...

—No —interrumpió Luhan—. No tiene por qué.

—¿Se puede saber qué estás diciendo? —el alto se mostraba alterado.

Le cogió de un brazo y lo obligó a levantarse para volver de nuevo al salón. Tao pensó que lo mejor sería tratar de aliviar la tensión que se respiraba en el ambiente.

—Luhan, ¿qué estás haciendo?

—Si se entera de que quieren denunciarme se molestará todavía más con nuestra madre, y éso no beneficia nada.

—Piensa en ti por una vez. —le regañó.

—Pero...

—Yo me encargaré. —interrumpió Kris, dándose la vuelta para volver a la cocina.

—Verás, Sehun —comenzó tras sentarse de nuevo—. Vuestra madre ha llamado a Luhan —el menor se sorprendió—, y le ha dicho que si no vuelves a casa en veinticuatro horas, lo denunciará.

Esas palabras parecieron clavarse en el pequeño como un puñal, abrió los ojos como platos y tragó saliva.

—¿Y se puede saber de donde ha sacado el número? —preguntó curioso.

—Ni yo lo sé. —contestó Luhan, cabizbajo, no quería cruzar miradas con nadie.

—¿Y eso que narices importa? —Kris comenzaba a perder la paciencia, esa historia no le gustaba nada.

—No quiero volver a casa... —contestó el menor, intimidado por el alto.

—No he dicho que vuelvas —todos le prestaron atención—, he dicho que llames y dejes claro que estás aquí porque tú quieres —se hizo un silencio incómodo, que él mismo se encargó de interrumpir—. Ya eres mayor de edad, ¿cierto? —Sehun asintió— Pues entonces no hay ningún problema en que estés aquí si tú quieres, no podrán denunciar a Luhan. Pero está claro que tienes que poner de tu parte.

Sehun se quedó pensativo, hasta que al fin se atrevió a hablar.

—Si es así, la llamaré.

Y sacó el móvil de su bolsillo. Al encenderlo pudo ver unas cincuenta llamadas perdidas de su madre. Pulsó el botón de llamar y se levantó para alejarse de los demás.

—¿Sehun? —contestó la mujer entre sollozos.

—Sí, soy yo.

—Oh, gracias a Dios. ¿Estás bien?

—Claro que estoy bien. ¿Qué te hace pensar que me han secuestrado? —mostró un tono de voz molesto— ¿Acaso no ves que me lo he llevado todo?

—Eso quiere decir que...

—Sí —interrumpió—, que me he ido porque he querido.

—Pequeño...

—Ya no soy pequeño. —se estaba enfadando cada vez más.

—Está bien —la mujer tragó saliva—. Hijo, si te están obligando a hacer algo que tú no quieres...

—No, no, no y no —sacudió la cabeza—. Sé tomar mis propias decisiones, ¿sabes? No dependo ni de ti ni de nadie. Así que...

—¿Entonces no vas a volver? —Sehun podía escuchar perfectamente la respiración acelerada de la mujer.

—Por el momento no. Y ni se os ocurra culpar a Luhan de esto, él está tan sorprendido como vosotros.

Y dicho eso colgó y volvió a la mesa mordiéndose el labio inferior.

—¿Qué te ha dicho? —preguntó Kai con un tono de preocupación.

—Ya está avisada. —fingió una sonrisa y se sentó de nuevo.

Tao le dio la tila a Luhan y éste se lo agradeció con la mirada.

—Wow... —exclamó D.O, y todos le miraron extrañados— qué casa tan bonita, ¿la has decorado tú?

Kris lo fulminó con la mirada. ¿Cómo puede alguien pensar en decoración en un momento tan serio como éste?.

—Sí —contestó Luhan—, con ayuda de un amigo. Me alegro de que te guste. —le dedicó una sonrisa tímida, incluso algo forzada.

—Y bueno... —Kai intentó incorporarse en la conversación, miró para Kris y Tao y dijo—: no me he quedado con vuestros nombres.

—Es que no te los hemos dicho. —contestó un cortante Kris.

—¡Hermano! —Tao puso los ojos en blanco— Discúlpalo, está algo tenso. Yo me llamo Tao y él es Kris.

—Encantado. —contestó un sonriente Kai.


Poco a poco y con la ayuda de Kyungsoo, Tao y Jongin consiguieron calmar el ambiente y mantener una conversación banal y distendida. Pero la tranquilidad no duró demasiado.

—Chicos —de nuevo, fue Kris el que tomó la palabra—, ¿qué tal si dejamos que Luhan y Sehun hablen a solas? Creo que tienen mucho que decirse el uno al otro.

Todos asintieron y abandonaron el apartamento, permitiendo que los reencontrados pudieran decirse todo lo que se habían guardado durante esos dos años.



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