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- Tipo: EXO, HunHan (Sehun x Luhan), yaoi, menores 18
CAPÍTULO 1
—Luhan... ¡Luhan! —Tao se
desesperaba cada vez que lo intentaba despertar.
—Maldito el día en que te dí
una copia de las llaves de mi apartamento... —Luhan mostró desagrado mientras
se frotaba los ojos a causa del sueño.
El rubio se sentó, todavía
bajo la manta, y se llevó la mano a la cabeza mostrando cansancio.
—¿Se puede saber por qué me despiertas?
—¿No te acuerdas? —el menor
puso cara de sorprendido— Hoy tienes una entrevista de trabajo.
—Pero es a las diez. —protestó
Luhan.
—¿Pero tú sabes que hora es?
El rubio se giró a mirar el
reloj y se levantó de un salto. Apenas tenía media hora para ducharse y
arreglarse. Tao suspiró mientras iba a acomodarse en el sofá.
Quedaban poco más de cinco
minutos para la hora de la entrevista. Luhan se paró frente al espejo del baño
y se peinó de una manera rápida y sencilla.
—¡Venga, Kris nos está
esperando abajo con el coche! —presionaba Tao.
—¡Que ya voy!
No quisieron ni esperar al
ascensor y bajaron a toda velocidad las escaleras, lo cual casi les hace caer
más de una vez.
—Te dije que se había quedado
dormido. —concluyó Tao.
—Callaos. Kris, no temas a las
multas y... ¡apura!
El alto asintió y arrancó el
coche, llegaron en tres minutos al gran edificio en el cual Luhan tenía la entrevista,
y éste casi tropieza al bajar del vehículo. Le desearon suerte mientras cruzaba
la puerta y decidieron ir a tomar algo en una llamativa cafetería que había al
lado del susodicho edificio.
——
—Venga, Kai, ¿quieres apurar?
—insistía Sehun.
—¿Estás seguro de que quieres
hacerlo? —preguntaba el otro preocupado.
—No estás obligado a venir
conmigo, ya te lo he dicho. —contestó comprensivo.
—No estoy preocupado por mí,
si no por ti.
—Necesito hacerlo.
El moreno asintió y terminó de
hacer su maleta, su bus salía en media hora y todavía no estaba listo.
Cuando llegaron a la estación
todavía faltaban 10 minutos para que el bus arrancase. Así que aprovecharon
para acomodarse y relajarse.
El móvil de Sehun comenzó a
sonar, y éste colgó con una mala expresión en el rostro y a continuación lo
apagó.
—¿Era tu madre? —preguntó el
moreno, a lo que el menor asintió— Al final ni te has despedido, ¿verdad?
—¿Despedirme? ¿Para qué? ¿Para
escuchar más tonterías? —ése era un tema que a Sehun no le gustaba tocar— Llevo
dos años aguantando comentarios, llorando noche sí y noche también. Ahora ya no
dependo de nadie, y menos de mis padres. Ellos han hecho que estos últimos años
sean un infierno para mí.
Kai hizo una mueca comprensivo
y decidió no insistir en el tema. Apagó su teléfono también porque sabía que no
tardarían en llamarle, aunque él sí se había despedido de sus padres. Tenía una
relación estupenda con ellos y les había parecido genial que el hijo se
marchase de viaje con Sehun.
——
—¡Me han cogido! —el rubio
entró en la cafetería dando saltos y gritos— ¡Tao, Kris, me han cogido!
—¡Enhorabuena! —Kris suspiró—
¿Pero era necesario que se enterase toda la calle?
—Vamos, hermano —dijo Tao en
tono de regaño—, no seas así. Sabes lo importante que era esta entrevista para
Luhan.
—¿No va siendo hora de que
trabajes tú también? —protestó el mayor.
—Estoy en ello, no es fácil.
—el pequeño hizo un puchero.
—¿Me queréis hacer caso?
—comentó el rubio enfadado— ¡Que me han cogido!
Los dos se levantaron y
abrazaron a Luhan.
—Estoy orgulloso de ti
—concluyó Kris—. ¿Vamos a comer por ahí para celebrarlo?
—Me parece estupendo —contestó
el aludido—, pero antes pasemos por mi casa. He de arreglar unas cosas.
El alto asintió, pagó lo que
habían tomado Tao y él en la cafetería y los tres volvieron a montar en el
coche.
Y ahí se encontraban, Tao y
Kris sentados en el sofá y Luhan revolviendo todos los cajones que había en el
piso.
—¿Qué has perdido? —preguntó
el pequeño curioso.
—Mi móvil —contestó algo
avergonzado—. Aún encima lo tengo apagado.
—Por casualidad...
—interrumpió Kris— ¿tu móvil es eso que hay encima de la tele?
Luhan se giró avergonzado y lo
cogió.
—Gracias, Kris. —éste rió.
Luhan se sentó en la mesa de
la cocina y encendió el teléfono. Se alteró al ver que tenía cinco llamadas
perdidas, y su cara se puso totalmente pálida al ver el número del que se
trataba, lo recordaba perfectamente, era el de su madre.
Hacía ya dos años que Luhan se
había marchado de casa, y desde aquella no habían vuelto a tener contacto
alguno.
—Flashback—
—Por el amor de Dios, ¡sois
hermanos! —gritaba su madre histérica— Y además es antinatural.
—¿Pero por qué? —protestaba
Sehun entre lágrimas— Yo le quiero, y eso es algo que no vas a poder cambiar.
Ni tú ni nadie.
Luhan estaba con ellos,
callado, sin mover un músculo, comenzaba a sentirse culpable por todo.
—Tú —dijo su madre clavando la
mirada en él—. Tú eres el culpable de ésto. ¿Tenías que persuadir a tu hermano?
¿Tenías que llevarlo por el mismo camino?
—Él no me ha obligado a nada
—al pobre de Sehun nadie le hacía caso—. ¡Mamá, no me ignores!
—¡Basta! —interrumpió Luhan
entre sollozos— Me iré de esta casa, así dejaré de causaros problemas a todos.
Y dicho eso se encerró en su
habitación. Hizo las maletas, y esa misma noche se marchó.
No dejó ni un número de
teléfono, ni una dirección, ni si quiera un correo. No dejó nada, simplemente
desapareció.
—Fin Flashback—
Le costó reaccionar, pero al
fin volvió en sí y dudó bastante en llamar. ¿Le habrá pasado algo a Sehun? —se
preguntaba a sí mismo. Y finalmente se decidió y llamó.
—¿Ma...mamá? —tragó saliva.
—¿Qué le has hecho? ¡¿A dónde
te lo has llevado?! —cuestionaba la mujer eufórica.
—¿Qué? —Luhan no entendía
nada— No sé de qué me estás hablando.
—No mientas. Sehun ha
desaparecido y sé que tú tienes algo que ver.
—¡¿Qué?! —al rubio se le
abrieron los ojos como platos, y las manos comenzaron a temblarle—¡Te juro que
no sé de qué me hablas! Me marché hace dos años, ¿qué te hace pensar que he
tenido contacto alguno con él? —se le estaba destrozando el alma.
—Te advierto que si en
veinticuatro horas no tengo noticias de él, pienso denunciarte.
Y dicho eso colgó. El rubio
seguía estático, dejó caer el móvil al suelo y no logró contener más las
lágrimas. Escondió el rostro entre sus brazos, que estaban apoyados en la mesa,
y Tao y Kris se quedaron paralizados al llegar a la cocina y encontrárselo así.
—¿Luhan? ¿Qué ha pasado? —se
acercaron a él.
—Es Sehun... —contestó el
rubio secándose las lágrimas— ha desaparecido.
Los otros dos intercambiaron
miradas y se apresuraron a abrazarle. No conocían a Sehun, pues eran amigos de
Luhan desde que éste se había mudado a la ciudad, pero les había contado la
historia de su cambio de hogar y sabían perfectamente lo que significaba Sehun
para él.
—Y no es todo... —continuó
Luhan— dicen que si mañana no aparece, me denunciarán.
—¿A ti? —Tao no daba crédito a
lo que escuchaba— ¡Pero si no has hecho nada!
Kris tenía un poco más de
madurez para esos asuntos, así que se sentó en frente de Luhan, se colocó
pensativo y comenzó a hablar con intención de tranquilizarle.
—No tienes nada de lo que
preocuparte —comenzó—. En el caso de que te denuncien, vendrían a registrarte y
verían que no tienes nada que ver, no has tenido contacto con él, no hay manera
posible de que la policía sospeche de ti sin pruebas.
—Eso me da igual —contestó
Luhan con el rostro serio—. Solo quiero que esté bien.
Kris comprendió al instante, y
decidió no hablar más. No era un experto en el amor, así que nunca daba consejos
sobre eso dado que ni él mismo conocía del tema.
—Bueno —dijo mientras se
levantaba—, creo que lo mejor será pedir dos pizzas. —intentó relajar la
situación.
—Estoy de acuerdo. —concluyó
Tao.
Eran ya las seis de la tarde,
y aunque Luhan aparentaba estar más calmado, ellos bien sabían que seguía
destrozado por dentro.
——
—Kai... —Sehun se desesperaba—
Kai, ¡despierta!
—¿Eh? —el otro abrió los ojos
y se incorporó.
—Que ya hemos llegado, el
conductor está esperando a que nos bajemos nosotros para poder marcharse.
El moreno se disculpó con el
hombre, cogieron sus maletas y se quedaron parados al salir de la estación.
—Oye... —Kai se veía
pensativo— ¿tú tienes idea de como moverte por esta ciudad?
—No mucha —Sehun hizo una
mueca—. Pero ya te dije que nos íbamos a quedar en casa de un amigo, él se
encargará de guiarnos.
—¿Y dónde está ese amigo?
—¡Oh, cierto! —el rubio sacó
el móvil de su bolsillo— Tengo que llamarlo.
Pasaron quince minutos y Sehun
y Kai se sobresaltaron al escuchar el pitido de un coche azul. El vehículo fue
aparcado frente a ellos y de él se bajó un chico de pelo oscuro y expresión
alegre.
—¡Sehun! ¿No me reconoces o
qué?
El rubio sonrió al verlo y se
apresuró a abrazarle.
—¡Pues claro que sí! Mira, te
presento a Kai. —el moreno se acercó a ellos y saludó sonriente.
—Encantado —comentó el nuevo
sujeto—, mi nombre es Kyungsoo, pero me llaman D.O.
—Un placer, D.O.
Subieron al coche y no les
llevó más de diez minutos llegar al edificio donde vivía Kyungsoo. Era de unos
siete pisos, pero no se veía mucho movimiento, por lo que Kai dedujo que no
deberían de estar ocupados más de la mitad.
Entraron y dieron gracias a
que había ascensor, pues D.O vivía en el quinto piso y no iban a poder subir
las maletas por las escaleras.
Cuando entraron en el
apartamento, un delicioso olor entró por sus fosas nasales, lo cual hizo que de
sus labios saliese una pequeñita sonrisa.
—¿Qué es eso que huele tan
bien? —preguntó Sehun entusiasmado.
—Bueno —contestó D.O—, se
acerca la hora de cenar y dado que habéis estado ocho horas de viaje he
supuesto que estabais hambrientos.
—¿Cocinas? —preguntó Kai con
la mirada iluminada.
—Te puedo asegurar que no
echarás de menos la comida de tu madre mientras estés bajo este techo.
—concluyó el otro.
No esperaron más y se sentaron
a la mesa. Kai no tenía ni idea de qué era lo que estaba comiendo, pero estaba
delicioso.
Terminaron llenos, a Sehun
casi se le salían lágrimas de lo rico que había estado todo.
—D.O, te quiero. —concluyó.
El otro rió y recogió los
platos dejándolos en el fregadero para lavarlos más tarde mientras que sus
invitados fueron a deshacer sus maletas terminando a eso de las diez.
—D.O, ¿averiguaste la
dirección que te pedí?
—Sí, el chico de la foto que
me enviaste fue hoy a hacer una entrevista de empleo a la empresa donde
trabajo, es muy simpático —hizo una pausa y el menor lo animó a continuar—.
Cuando salió del edificio le seguí. Primero entró en una cafetería pero luego
subió a un coche y supuse que iría a su casa así que fui detrás de él y apunté
la dirección del edificio en el que entró. Iba con dos chicos —Sehun bajó la
cabeza tras oír eso—, pero no parecía que tuviese una relación amorosa con
ninguno de ellos. —esas palabras le tranquilizaron un poco.
—¿Podrías acercarme hasta
allí?
—¿No es mejor que vayas
mañana? —interrumpió Kai.
—Si no voy ahora no podré
dormir, y te aseguro que si yo no duermo tú tampoco.
—Está bien. —soltó el moreno
con cierto tono de desagrado.
Apenas tardaron cinco minutos
llegar al edificio en el que vivía Luhan. El portal estaba abierto, así que
prefirieron no llamar al portero. Pero antes de entrar D.O se detuvo en la
acera.
—¿Pasa algo?
—Nada, pero creo que los
chicos con los que estaba por la mañana siguen en su casa, dado que el coche
sigue ahí y no era él el que conducía.
——
—Bueno, Luhan —dijo Kris
mientras se ponía el abrigo decidido a marcharse—. Creo que es hora de que nos
marchemos. —el menor asintió, dando a entender que estaba de acuerdo.
—Está bien, os veré mañana.
—el rubio no mostraba intención ninguna de levantarse para acompañarlos, así
que los dos chicos se dirigieron a la salida por su cuenta.
Cuando Kris abrió la puerta,
se quedó de hielo. Frente a él había tres chicos que parecían querer entrar.
Inmediatamente, reconoció a Sehun, pues lo había visto en fotos.
—No puede ser.
—¿Qué pas...? —Tao no pudo
continuar la frase, pues se quedó estático al igual que su hermano.
—¿Qué ocurre? —preguntó Luhan,
que seguía sentado en el sofá.
Se levantó para saber la razón
por la que los chicos se habían quedado así, se abrió paso entre ellos y
tuvieron que agarrarle para que no se derrumbase ahí mismo.
No daba crédito a lo qué veían
sus ojos. ¿En verdad era él? Un montón de emociones se apoderaron de él en ese
momento. Por una parte estaba feliz, por reencontrarse y por el hecho de que
estaba sano y salvo. Pero por otra.... no podía dejar de sentirse culpable,
seguía creyendo que de alguna manera u otra le había hecho daño.
—Hola, Luhan. —dijo Sehun,
medio paralizado también por los nervios.
El pequeño tuvo que mantener
la compostura y evitar derramar lágrimas ante su hermano. Lo echaba tanto de
menos... y ahora lo tenía ahí delante. Se veía que los años no habían pasado
por su físico, pues estaba igual que antes. Con esa piel suave y perfecta, ese
rostro juvenil y esa preciosa mirada que tanto cautivaba a Sehun.
Tras el shock, Luhan los
invitó a pasar y a sentarse en la cocina, mientras que él se reunía con Kris y
Tao en el salón.
—Así que ese es Sehun...
—decía Tao para sí— bueno, por lo menos sabes que está bien.
Kris rodó los ojos ante ese
comentario, y trató inútilmente de tranquilizar a Luhan.
—Lo primero que tienes que
hacer es decirle que llame a vuestra madre y le comunique que está aquí por
voluntad propia, no quiero que te metas en líos. —Luhan asintió, algo perdido,
todavía no tenía energías para articular palabra.
Volvieron a la cocina. Kris y
Luhan se sentaron en frente de ellos mientras que Tao preparaba una tila para
su amigo.
—Oh, lo siento —se disculpó
Sehun—. Estos son Kai y D.O.
Kyungsoo saludó sonriente,
mientras que a Jongin —ése era su nombre real— se le veía un tanto nervioso.
—Sehun —interrumpió Kris sin
andarse con rodeos—, ¿sabe tu madre que estás aquí?
—N-no, no tiene por qué
saberlo.
—Sí tiene que...
—No —interrumpió Luhan—. No
tiene por qué.
—¿Se puede saber qué estás
diciendo? —el alto se mostraba alterado.
Le cogió de un brazo y lo
obligó a levantarse para volver de nuevo al salón. Tao pensó que lo mejor sería
tratar de aliviar la tensión que se respiraba en el ambiente.
—Luhan, ¿qué estás haciendo?
—Si se entera de que quieren
denunciarme se molestará todavía más con nuestra madre, y éso no beneficia
nada.
—Piensa en ti por una vez. —le
regañó.
—Pero...
—Yo me encargaré. —interrumpió
Kris, dándose la vuelta para volver a la cocina.
—Verás, Sehun —comenzó tras
sentarse de nuevo—. Vuestra madre ha llamado a Luhan —el menor se sorprendió—,
y le ha dicho que si no vuelves a casa en veinticuatro horas, lo denunciará.
Esas palabras parecieron
clavarse en el pequeño como un puñal, abrió los ojos como platos y tragó
saliva.
—¿Y se puede saber de donde ha
sacado el número? —preguntó curioso.
—Ni yo lo sé. —contestó Luhan,
cabizbajo, no quería cruzar miradas con nadie.
—¿Y eso que narices importa?
—Kris comenzaba a perder la paciencia, esa historia no le gustaba nada.
—No quiero volver a casa...
—contestó el menor, intimidado por el alto.
—No he dicho que vuelvas
—todos le prestaron atención—, he dicho que llames y dejes claro que estás aquí
porque tú quieres —se hizo un silencio incómodo, que él mismo se encargó de
interrumpir—. Ya eres mayor de edad, ¿cierto? —Sehun asintió— Pues entonces no
hay ningún problema en que estés aquí si tú quieres, no podrán denunciar a
Luhan. Pero está claro que tienes que poner de tu parte.
Sehun se quedó pensativo,
hasta que al fin se atrevió a hablar.
—Si es así, la llamaré.
Y sacó el móvil de su
bolsillo. Al encenderlo pudo ver unas cincuenta llamadas perdidas de su madre.
Pulsó el botón de llamar y se levantó para alejarse de los demás.
—¿Sehun? —contestó la mujer
entre sollozos.
—Sí, soy yo.
—Oh, gracias a Dios. ¿Estás
bien?
—Claro que estoy bien. ¿Qué te
hace pensar que me han secuestrado? —mostró un tono de voz molesto— ¿Acaso no
ves que me lo he llevado todo?
—Eso quiere decir que...
—Sí —interrumpió—, que me he
ido porque he querido.
—Pequeño...
—Ya no soy pequeño. —se estaba
enfadando cada vez más.
—Está bien —la mujer tragó
saliva—. Hijo, si te están obligando a hacer algo que tú no quieres...
—No, no, no y no —sacudió la
cabeza—. Sé tomar mis propias decisiones, ¿sabes? No dependo ni de ti ni de
nadie. Así que...
—¿Entonces no vas a volver?
—Sehun podía escuchar perfectamente la respiración acelerada de la mujer.
—Por el momento no. Y ni se os
ocurra culpar a Luhan de esto, él está tan sorprendido como vosotros.
Y dicho eso colgó y volvió a
la mesa mordiéndose el labio inferior.
—¿Qué te ha dicho? —preguntó
Kai con un tono de preocupación.
—Ya está avisada. —fingió una
sonrisa y se sentó de nuevo.
Tao le dio la tila a Luhan y
éste se lo agradeció con la mirada.
—Wow... —exclamó D.O, y todos
le miraron extrañados— qué casa tan bonita, ¿la has decorado tú?
Kris lo fulminó con la mirada.
¿Cómo puede alguien pensar en decoración en un momento tan serio como éste?.
—Sí —contestó Luhan—, con
ayuda de un amigo. Me alegro de que te guste. —le dedicó una sonrisa tímida,
incluso algo forzada.
—Y bueno... —Kai intentó
incorporarse en la conversación, miró para Kris y Tao y dijo—: no me he quedado
con vuestros nombres.
—Es que no te los hemos dicho.
—contestó un cortante Kris.
—¡Hermano! —Tao puso los ojos
en blanco— Discúlpalo, está algo tenso. Yo me llamo Tao y él es Kris.
—Encantado. —contestó un
sonriente Kai.
Poco a poco y con la ayuda de
Kyungsoo, Tao y Jongin consiguieron calmar el ambiente y mantener una
conversación banal y distendida. Pero la tranquilidad no duró demasiado.
—Chicos —de nuevo, fue Kris el
que tomó la palabra—, ¿qué tal si dejamos que Luhan y Sehun hablen a solas? Creo
que tienen mucho que decirse el uno al otro.
Todos asintieron y abandonaron
el apartamento, permitiendo que los reencontrados pudieran decirse todo lo que
se habían guardado durante esos dos años.
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