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CAPÍTULO 2
“Mi cabeza…” pensó SunHee nada
más levantarse, pero no sólo era el dolor lo que notaba, también notaba… una
tela, tenía una bolsa de tela en la cabeza, mierda, aquellos locos rubios la
habían atrapado y ahora estaba en un lugar vete a saber dónde. Empezó a ponerse
cada vez más y más nerviosa, se intentó quitar la tela pero no pudo, tenía las
manos atadas a algo, una cañería, un palo, algo así, y eso no le dejaba
maniobrar.
- ¡Socorro! – empezó a chillar -
¡Socorro! ¡Ayuda!
- Por mucho que grites nadie te
va a oír.
- ¿Eh? ¿Quién eres tú? Suéltame
ahora mismo – esa voz grave… le era familiar, ¡era el que había hablado por
primera vez cuando abrieron la puerta!
- Sigue hablando, de nada te va a
servir.
- ¿Qué hiciste con Minho?
- ¿Minho?
- Mi hermano, el niño pequeño que
estaba conmigo en el armario, ¿qué has hecho con él?
- ¿Qué he hecho? Querrás decir
qué hemos hecho… Veo que te acuerdas muy bien de ayer… - ¿Ayer? ¿Tanto hacía
que estaba allí? – Tranquila, ya no te tienes que preocupar por él, todos muertos.
- ¿Qué? – SunHee empezó a notar
un fuerte dolor que le oprimía el pecho, era una pena que en cuestión de
segundos empezó a ser rabia, odio, ira, quería matarlos con sus propias manos e
intentó hacerlo levantándose, pero estaba atada y cayó, golpeándose fuertemente
en los codos, sin embargo eso no impidió que maldijera su estampa – ¡Hijo de
puta, eres un hijo de puta, tú y los otros, preparaos porque como os pille os
mato con mis propias manos!
- Vamos Yongguk, no la engañes,
no hay que ser tan malo con ella – apareció uno de ellos, pero SunHee no sabía
quién era en ese momento – Tú, señorita mal hablada, él sólo está bromeando, no
les ha pasado nada, tu criada o lo que fuera y el niño están bien, supongo que
llamaron a la policía, pero tranquila, no te van a encontrar.
- Soltadme por favor, no sé
quiénes sois ni por qué tengo que estar yo aquí, por favor, soltadme.
- Tsk, piensa un poco, piensa de
qué familia provienes y lo entenderás todo – ese tal Yongguk ya estaba
volviendo a abrir la bocaza.
- ¿Qué?
- Calla Yongguk, ya estás
volviendo a hablar demasiado, ¿tanto cuesta callarse?
- Mira JongUp, niñato, soy mayor
que tú, así que cuidado y tenme respeto – perfecto, encima iban a empezar a
pelearse entre ellos.
- Eres el mayor de todos pero
nunca has demostrado ser suficiente, por algo él te quitó el puesto de líder en
cuanto llegó.
- ¡Ya es suficiente! ¡Los dos!
¡Parad ahora mismo! – otra persona irrumpió allí – Como no os estéis callados
vais a acabar haciendo compañía a los peces.
- Jefe, creo que tendríamos que
quitarle ya esa bolsa de la cabeza y darle aunque fuera algo de beber – añadió
otro chico, este tenía una voz dulce, parecía amable.
- Tienes razón Daehyun, quítale
eso de la cabeza, YoungJae, trae agua – vaya, había más gente de la que ella
creía.
Daehyun levantó suavemente a
SunHee del suelo y deshizo el nudo de la bolsa para después dejar al
descubierto su cabeza. Se le hizo difícil acostumbrarse a la poca luz que había
allí, en aquella especie de sala sin nada, simplemente con un suelo de madera y
las tuberías por las paredes, unas paredes blancas resquebrajadas. Cuando sus
pupilas empezaron a habituarse de nuevo a la ausencia de tanta oscuridad lo
primero que vio fue a una persona rubia, sonriéndole amablemente, aunque eso no
le reconfortaba, su sonrisa carnosa y agradable no ayudaba a que aquel mal
trago fuera más ameno. Apartó su mirada de él, Daehyun creía recordar, para
fijarse en el resto, había otros cuatro chicos, bueno no, cinco, el del agua
acababa de entrar, todos rubios… pero qué clase de secta era esa… Uno de ellos
tenía aspecto aniñado pero era el más alto de todos, la miraba con una sonrisa
divertida y no paraba de moverse buscando la atención de otro algo más bajo, el
que la había encontrado primero en el armario, ¿JongUp se llamaba? El resto la
observaban algo más serios, y el chico que le trajo el agua, también con un
gesto amable, la ayudó a beber. Dios… agua… tenía la garganta tan seca… era
como un placer de los dioses…
- Me llamo YoungJae – dijo el que
le estaba ayudando a beber, pero SunHee se limitó a traga agua sin contestar.
- Yo me llamo Daehyun – SunHee no
estaba equivocada, el que le había quitado esa tela era Daehyun.
- Yo me llamo Zelo – dijo el
chico alto con pinta de niño mientras se apoyaba en Dae.
- Yo JongUp – no añadió más, ese
era uno de los que se había discutido, y era el que la había encontrado en el
armario, valiente cabrón…
- Yo soy Yongguk, pero a ti te
dejo llamarme Bang – era el maldito de antes… era él… su voz… era
inconfundible…
SunHee miró al único que quedaba
por presentarse, el que intuyó que era el jefe de esa especie de secta rubia,
se mostró reacio a presentarse pero acabó haciéndolo.
- Yo soy Himchan, Kim Himchan, el
jefe de B.A.P – añadió él.
- ¿B.A.P? – suspiró SunHee.
- La propia yakuza japonesa nos
teme – a Yongguk le encantaba fardar.
- ¡Cállate ya Yongguk! Y tú,
SunHee, no quieras saber más – Himchan se mantenía distante – Y ahora vámonos.
- Este tío viene, se proclama
líder quitándome a mí del puesto y ya se cree lo mejor.
- Vamos hyung, no refunfuñes, ya
sabes que no fue así la cosa – Youngjae intentaba calmarlo mientras se iba
también.
- SunHee, después volvemos, ahora
tenemos que ir a encargarnos de unas cosas – Daehyun intentó calmarla.
Perfecto, la iban a volver a
dejar allí encerrada… a saber cuántas horas y a saber en qué condiciones,
aunque viendo el panorama ya se lo podía imaginar, seguía con las manos atadas
a esa tubería, pero no por mucho tiempo, dado que el nudo en sus muñecas no
estaba tan bien hecho como ellos se pensaban, así que empezó a tirar, y aunque
la cuerda le rascaba las muñecas no paró hasta liberarse. El tiempo se le
echaba encima, si la pillaban así puede que las represalias fueran horribles,
así que iba a contrarreloj, tenía que
escapar de ahí, fuera como fuera.
"Por
dónde salgo yo ahora..." susurró mientras inspeccionaba aquella sala, entonces se fijó en que había una barra de metal
entre unas cajas viejas, quizás podía
romper la puerta con eso... Lo intentó varias
veces, y tras un rato de intentos en vano decidió que forzando la cerradura y con un golpe con su propio peso puede
que la puerta se abriera. Empezó a
desconchar la madera alrededor de la cerradura y posteriormente a romper el metal de esta, y un "clic" le hizo
intuir que de un golpe se abriría, pero
no estaba preparada para saber el daño
que eso le causaría.
Con
el brazo sangrando por culpa del impacto contra la puerta, subió las escaleras de ese sótano para finalmente llegar a
un largo pasillo también oscuro al final
del cual estaba su salvación, la puerta hacia la calle, pero... mierda... no podía tener más seguros que le impidieran abrirla porque era imposible... sólo
quedaba la opción se
salir por una ventana, y aunque el dolor del brazo era insoportable consiguió huir de esa casa, sin embargo esa zona no la conocía, ni siquiera le sonaba... Iba a ser como perderse en un laberinto.
salir por una ventana, y aunque el dolor del brazo era insoportable consiguió huir de esa casa, sin embargo esa zona no la conocía, ni siquiera le sonaba... Iba a ser como perderse en un laberinto.
- Disculpe señor, ¿sabe cómo se va al centro de Seúl? - preguntó SunHee a un buen hombre que pasaba por allí.
- ¿El centro de Seúl? Niña... estás a bastantes horas de allí.
Mierda... ¿Y ahora qué? Lo principal era alejarse de esa zona cuanto antes, puede que tardaran horas en llegar o puede que no, no iba a tentar la suerte y además estaba anocheciendo. Corrió sin parar, hasta que calculó que ya llevaría unas dos horas alejándose, así que paró para descansar, porque además ya estaba oscuro y necesitaba algún lugar en el que refugiarse. Pero... dónde? Buscó y buscó, pero nada, hasta que vio un pequeño parque con una caseta para que los niños jugaran, no era muy apetecible quedarse ahí pero era mejor que nada o que quedarse atada en el sótano de esos locos, por la mañana se pondría en marcha hacia alguna comisaría cercana porque de todos modos no conocía el lugar y no habría nadie a quién preguntarle por la calle a esas horas... sólo quedaba dormir.
El sonido de los pájaros y los primeros rayos de Sol la despertaron, tenía la espalda molida y el dolor del brazo era más fuerte, abrir la puerta de esa manera le iba a pasar factura... Pero no quedaba tiempo para quejas, salió de allí deprisa buscando a la primera persona que se cruzase para preguntarle dónde quedaba la comisaría, y por suerte no tardó en encontrarse con una amable anciana que se lo indicó sin
problemas.
- Por favor necesito ayuda - suplicó SunHee nada más entrar por la puerta y ver a un policía pasar.
- ¿Qué le pasa señorita? Por qué tiene el brazo herido? - el policía sostuvo a SunHee que estaba a punto de caer porque no tenía ya más fuerzas y la ayudó a sentarse.
- Por favor, he sido secuestrada, esto me lo hice escapando, por favor, ayúdeme.
- ¡¿Secuestrada?! Tranquila, ahora está a salvo, no tiene que preocuparse por esas personas, dígame para poder dar parte de esto, quién le ha secuestrado, si es que lo sabe.
- Son una especie de... bueno, supongo que banda, no sabría describirlo, son 6 chicos, todos rubios, se llaman B.A.P, su jefe creo que se llama... Himchan, sí, Himchan.
- Entiendo, por favor, pase a esta sala, enseguida vendrá una agente para llevarla al hospital más cercano y que la examinen, yo iré a interponer la demanda e investigaremos de inmediato - el agente la acompañó hasta una sala y cerró con llave, para seguridad pensó ella.
Una larga media hora pasó y nadie había llegado, también encontraba extraño que no le hubieran preguntado su nombre, pero no le dio muchas vueltas porque ahora se sentía segura y además uno de los policías ya esta abriendo la puerta.
- Disculpe, podría llamar a mi casa para que sepan que estoy bi...
Mierda.
- Veo que la ratita es escurridiza... - JongUp fue el primero en entrar.
- Nos asustaste, no debes escaparte así - Zelo la cogió para llevársela a la fuerza.
- P-pero esto está lleno de p-policías... - Leah se devolvía, sin embargo Zelo era bastante fuerte y ella no tenía aliento ni para chillar pidiendo auxilio.
- Te dije que somos peor que la yakuza japonesa, sólo tenemos que chasquear los dedos para que todos estos payasos hagan lo que queramos - a Yongguk se le llenaba la boca presumiendo del poder que tenían.
- El jefe te espera en el coche,
está… un poco enfadado jojo – Zelo reía mientras procuraba que SunHee no
volviera a escapar.
- Y no creo que te convenga
volverte a escapar, sólo te lo aviso – JongUp se estiraba mientras decía eso,
era tan natural para ellos amenazar de esa manera…
Cuando llegaron al coche, negro y
con los cristales tintados, Zelo abrió la puerta trasera y dejó allí a SunHee
para que Daehyun, que ya estaba esperando, le atara las manos y la amordazara,
eso sí, con un gesto de disculpa reflejado en su rostro. Youngjae conducía con
Himchan en el asiento del copiloto, los otros tres también se subieron a la
parte trasera, ella supuso que se la volvían a llevar a aquél tugurio, y esta
vez sería más difícil escapar de allí…
En el coche iba estirada porque
así lo habían decidido para poder controlarla mejor, Dae le había dejado apoyar
la cabeza en su regazo, “Parece que él puede llegar a tener algo de compasión…”
pensó, pero pronto empezó a revolverse, porque se había apoyado en su brazo
herido y no podía con el dolor, ellos se dieron cuenta.
- ¿Estás herida? – Daehyun estaba
realmente preocupado, así que examinó su brazo.
- Pero cómo… si no te tocamos
casi… - JongUp también estaba algo preocupado, aunque lo disimulaba.
- Seguramente habrá sido al huir,
recordad que la puerta estaba destrozada – Zelo siempre era avispado.
- Valiente tonta… - Yongguk en
cambio estaba algo… ¿indignado?.
- Cuando lleguemos a casa ya
haremos algo con esa herida.
- Déjalo Daehyun, es su problema
si escapando se ha hecho daño, que no lo hubiera hecho – Himchan era un jefe
impasible y duro, “cruel” pensó ella.
Llegaron y de nuevo la dejaron
encerrada, pero esta vez no en el sótano, era vez la dejaron atada en otra
habitación, algo más agradable pero seguía siendo horrible, además, era pleno
Julio y a medida que iban pasando las horas hacía más calor, si ya no podía ser
peor…
En cuanto cerraron la puerta
SunHee se echó a llorar, la impotencia pudo con ella, no entendía nada, no
entendía por qué ella, qué había hecho mal para que le tuviera que pasar todos
eso, para que la tuvieran atada como escoria en ese sitio, no entendía por qué
no podía ni siquiera confiar en la policía, era todo tan… tan extraño y
difícil… El cansancio, tanto mental como físico, hizo que se quedara dormida allí
mismo.
Llevaba durmiendo unas 5 ó 6
horas, pero como el dolor de su brazo la mantenía medio despierta, así que pudo
notar la presencia de otra persona que entró en aquella habitación y se fue
directa hacia ella,”adiós” pensó SunHee, tenía la sensación de que… él, sí, era
él, era uno de los B.A.P, iba a acabar con su vida, o puede que eso fuera su
deseo… De todos modos notó como le desataba el brazo herido y le levantaba la
manga, no le costó dado que iba en manga corta, y de pronto sintió un fuerte
escozor que le hizo chillar, no mucho porque ni siquiera tenía fuerzas para
girarse y mirarlo, pero sí lo suficiente para que la persona que la estaba
curando le tapara la boca unos instantes y luego prosiguiera con lo que parecía
la cura de su herida, debía ser alcohol, finalmente le vendó el brazo y le
volvió a bajar la manga, y seguramente en un acto de compasión, le dejó ese
brazo libre para que lo pudiera descansar. No pudo adivinar quién de ellos era,
pero sí que vio, a través de su vista borrosa, su silueta alejarse, y pudo ver
como llevaba unas botas negras con tachuelas cerca de la suela, fue la ultima
imagen que apreció antes de volver a dormirse.
- Despierta…
- Mmm… - a SunHee le pesaban los
ojos, le costaba abrirlos.
- Vamos… estás muy débil, tienes
que comer algo…
- ¿Daehyun? – esta vez sí que
pudo ver claramente quién estaba allí.
- Sí vamos, te llevaré a que
comas algo, y estoy hablando con Himchan para que podamos trasladarte a una
habitación más confortable que este sitio, y sin que tengas que estar atada – mientras
le decía eso iba quitando la cuerda de alrededor de su muñeca – Vaya, veo que
te han curado, ¿quién ha sido?
¿Qué? ¿No ha sido él? ¿Quién ha
sido entonces? SunHee tomaba a Daehyun por el único que tenía algo de humanidad
entre ellos… Entonces quién… Seguramente Youngjae, tampoco parecía ser mal
chico, simplemente que como el resto, debe estar bajo las órdenes del jefe y
ninguno de ellos puede decir nada. La llevó al comedor, seguramente donde ellos
comían siempre, vaya, no tenía nada que ver con las habitaciones en las que la
habían encerrado, era todo mucho más lujoso y reconfortante, “vaya” siguió
pensando mientras engullía la comida que Dae le había preparado.
- Veo que tenías hambre- él
sonrió amablemente.
- A dónde la piensas llevar
cuando acabe de comer – Himchan apareció por la puerta del salón, serio como
siempre.
- Había pensado en una de las
habitaciones.
- ¿Y si se vuelve a escapar? –
esta vez era Yongguk quien irrumpía allí.
- No lo hará, no después de lo
que pasará si lo hace – SunHee paró de comer y miró atenta a Himchan - Dado que si lo hace esta vez no sólo iremos a
por ella, también iremos a por su familia, en especial su querido hermano, y no
creo que salga vivo de esa.
- Maldito hijo de… - se levantó a
toda prisa tirando todo al suelo y fue directo a darle un puñetazo, pero
Daehyun y Yongguk la pararon antes de que pudiera siquiera llegar a tocarlo.
- Lleváosla de aquí – así lo
hicieron.
- Ven SunHee, te voy a enseñar la
habitación – Dae se la llevó dejando solos a Bang y Him.
- Himchan, ¿Qué haremos con ella
a partir de ahora?
- No estoy muy seguro, pero
mañana vendrá él y decidirá si tenemos que matarla o no.
Como sea el que yo me imagino quien le curó el brazo muero de amor y exploto *A* ¡Muchas ganas de leer el siguiente!
ResponderEliminarsigueloo~~ <3 creo que ya se quien la ha curado~~ jojojojo
ResponderEliminarcreo que se quien fue, KYA!!! que bonita historia!!!
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