- Tipo: B.A.P, BangHim (Bang x Himchan), yaoi, oneshot, menores de 18
El ambiente, cargado de humo y
gritos de dolor era insoportable. La sangre y el sudor se mezclaban con la
húmeda tierra de las trincheras. Durante los meses que llevaba allí, Bang había
aprendido a no sonreír, a apenas mostrar cualquier tipo de sentimiento
positivo. Jamás había sitio para la felicidad en la guerra.
Ahora le costaba respirar, el
humo inundaba sus pulmones y le nublaba la vista. Sentía todo el cuerpo
dolorido y tenso. Se apoyaba con dificultad contra uno de los lados de la
trinchera. Comenzó a toser con violencia, un dolor ardiente recorría su pecho
causándole una tortura infernal. Se llevó la mano al torso e intentó volver a
su posición. A pocos metros, se encontraba uno de sus compañeros, o lo que
quedaba de él. Bang intentaba no mirar en esa dirección, no soportaba la
estampa de un ser humano asesinado de una forma tan cruel y atroz. La tos volvió
a su pecho de nuevo con más dolor aún. Cayó al suelo de rodillas, apretándose
el torso y gritando. Cuando cesó de toser, se incorporó y cargó su fusil.
Corrió con torpeza por la trinchera, tropezando con cadáveres y sacos de arena.
Consiguió avanzar los suficientes metros como para que sus compañeros lo
divisaran y acudieran en su ayuda. Uno de ellos le ayudó a caminar mientras que
el resto los escoltaban. En pocos minutos dejaron atrás la trinchera y los
disparos, Bang se desmayó por el camino.
Un agudo sonido hacía que no pudiera percibir
con claridad la conversación que mantenían cerca de donde se encontraba. Abrió
los ojos y observó que un joven de pelo negro como el carbón y ojos rasgados
discutía con una joven enfermera.
-No puedes quedarte aquí. En pocos días esto
será un infierno dentro de otro, eres
joven y hermosa, no desperdicies tu vida.- le decía el hombre a la
muchacha, que lloraba desconsoladamente. Esta hizo ademán de replicar, pero
cabizbaja, asintió y se marchó. Bang intentó hablar, pero de nuevo, la tos
volvió. El joven médico le miró y corrió en su ayuda. Le colocó de forma que la
tos fue disminuyendo.
-Gracias.- dijo Bang con la voz
bronca. Ahora su voz sonaba mas grave aún a causa de la irritación de garganta.
-Tienes voz de locutor.- le dijo sonriendo el
joven. Bang no dijo nada, aunque le había sorprendido ver a aquel hombre sonreír.
Resultaba extraño ver una sonrisa tan sincera y hermosa en un lugar así. Apartó
la mirada y preguntó.
-¿Cuánto llevo inconsciente?
-Poco, llevas apenas aquí dos horas, has
estado teniendo pesadillas todo el rato.- le contestó mientras revisaba el
goteo. El doctor le miró de soslayo. Observó que Bang tenía la mirada perdida,
apenas albergaban vida aquellos ojos rasgados y llorosos.
-Me llamo Him.- añadió el joven.
-Bang.- contestó con rapidez.
-Os atacó un guerrillero, ¿no es así?- Bang se
sorprendió.¿Cómo sabía él eso?
-Sí, aunque más de uno.
-Si, me refería a un escuadrón de
guerrilleros. Debes tener cuidado, utilizan su conocimiento del terreno para
realizar ataques por sorpresa. Aunque para sorpresa el que hayas sobrevivido a
una de sus emboscadas.- ambos callaron, no hacía falta decir que ningún
compañero de Bang había regresado, ni regresaría. La noche ya había caído, y si
alguno de ellos se encontraba allí fuera herido, no irían a buscarlo. Moriría
desangrado, y con suerte sobreviviría hasta la mañana siguiente.
-Antes has dicho que pronto esto también se
convertirá en un infierno, ¿por qué sigues aquí?.- preguntó Bang con cierta
timidez.
-Porque el salvar vidas hace que
mi corazón albergue algo de esperanza por este país y por la humanidad. Si me
fuese ahora, dejaría morir a decenas de hombres como tú.
-Eso es una estupidez. Si no fuese por esta ridícula
guerra no tendrías porqué salvar vidas de marionetas como yo.- contestó Bang
irritado. Him le miró apenado.
-Lo sé, pero, por el momento es lo mínimo que
puedo hacer. Si me rindiera ahora y dejará mi cometido como médico, protestaría
contra esta guerra, pero a la vez estaría dejando que títeres como tú murieran
día a día. ¿Crees que eres el único que se encuentra en una situación difícil
sólo por decidir si tienes que disparar a un hombre que no conoces?¿Si tienes
que segar una vida para salvar la tuya propia? Yo lucho contra lo mismo, debo
decidir si huir ahora y salvar mi vida o quedarme y salvar a un puñado de
desconocidos. Y como humano y médico, prefiero salvar vidas a desperdiciarlas.-
Bang apretó los puños enfadado. Quería gritar.
-¿Entonces por qué sonríes de una forma tan
natural y estúpida?- dijo con un tono de voz demasiado elevado. Him se
sorprendió ante el arrebato de Bang.
-Porque hace mucho que no veías una.- le
contestó Him con dulzura. Bang abrió los ojos como platos, casi sin darse
cuenta empezaron a brotar lágrimas de ellos. Su respiración se aceleró y
comenzó a sollozar. Se llevó las manos al rostro y apretó los dientes, sin
poder detener las lágrimas. Him se acercó a él y le colocó una mano en la
espalda a modo de afecto. Él también contuvo unas cuantas lágrimas que
intentaban recorrer su suave rostro.
-Mañana sale el último tren de heridos.
Después, todos los lisiados de esta guerra morirán aquí sin opción alguna. A
diferencia de mí, si te vas ahora, salvarás una vida.- le dijo Him casi en un
susurro. Bang seguía llorando casi sin darse cuenta. Ahora era él el que se
compadecía de Him. ¿Cuánto le quedaría de vida allí?¿Una semana tal vez?.
Envidiaba lo seguro de sí mismo que parecía a pesar de saberlo. El hecho de que
una persona tan joven y maravillosa muriera a tan temprana edad hacía que todo
le diera vueltas y le provocara presión en el pecho.
-Sí…Me quiero ir, quiero ir a casa.- contestó
Bang con la voz rota. Him dejó que las lágrimas se apoderasen de su rostro.
-Mañana vendrá una enfermera a buscarte,
estate atento y sé feliz.
-Ven.- le dijo Bang. Him le miró dolorido a
los ojos.
-Voy a morir aquí. Tengo miedo, pero es lo que
he decidido.
-¿No tienes sueños ni ambiciones?- le dijo
Bang desesperado por convencerlo.- Todos moriréis igualmente, ¿para qué
quedarse?¡No tiene sentido, joder!.
-¿Ves normal dejar aquí a toda esta gente
morir, sin ningún apoyo? Si yo estuviese en su situación , me gustaría tener a alguien
a mi lado sonriendo y diciéndome que toda va a salir bien.¡Aunque sea mentira!-
le contestó cabreado Him. Bang gritó lleno de tristeza.
-No es justo que alguien como tu muera de una
forma así.
-Las muertes en una guerra nunca son justas.-
con los ojos llorosos le sonrió al decir aquello.-¿Sería egoísta por mi parte
que me dedicaras la última de las sonrisas que veré?.
-No te la recomiendo.
-Me reconfortará pensar en ella cuando llegue
la hora.- Bang suspiró, sabía que nada le haría cambiar de opinión a Him. Ojalá
hubiera podido compartir una parte de su vida con una persona tan especial como
él. Con amargura, Bang le miró e intentó mostrar felicidad en el brillo de sus
ojos y la curvatura de sus labios. Him sonrió a su vez al verlo. Con brusquedad
cogió a Bang de la nuca y lo abrazó. Fue muy rápido, en pocos segundos, Bang ya
veía como Him, aquel doctor, aquella persona, se alejaba de él, sin mediar
palabra, con sólo una concisa y clara idea metida en su cabeza; demostrar que
siempre que quede una vida quedará una esperanza.
El 25 de Mayo de 1945, Him-Chan murió fusilado
en Corea, jamás se supo dónde enterraron el cadáver, pero todos los años hasta
el día de su muerte, Bang visitó el edificio donde le atendió el joven médico.
Bang murió de cáncer en 1991, en su cama, junto a su familia.
-Chilla- Nunca se me hubiese ocurrido un fanfic bélico de esta pareja y mira que se prestan para esto, pero en fin. Es muy hermoso y triste :'c
ResponderEliminarPor alguna razón cuando lo leía pensaba en las escenas de 71 into the fire... Lo que más me dolió fue lo de ¨Jamás se supo donde enterraron el cadáver¨ y no se porque -vuelve a llorar- En fin muchas gracias por compartirlo :C