viernes, 28 de diciembre de 2012

RIRIMATO


- Autora: @askthewind 

- Tipo: B.A.P, serial, menores 18, idol x fan, hetero




Capítulo 8: Rendirse no formaba parte del trato.


— Vale, ¿me lo vas a contar ya? - Jongup se hacía de rogar. Sonreía de forma misteriosa y ausente a sabiendas de que su compañero Youngjae prestaba una atención casi infantil a sus palabras, como si no quisiese perderse detalle de lo que pudiese averiguar.

— ¿El qué? — no parecía dispuesto a dar el brazo a torcer. Rió y volvió a girarse hacia la mesa de aperitivos, picoteando de aquí y de allá. No en buen momento apareció junto a ellos un sonriente Daehyun que se extrañó de ver al cerebro del grupo revoloteando alrededor del segundo maknae del grupo de aquella forma.


— ¿Me he perdido algo? — inquirió, alzando una ceja sin quitar la mirada de Youngjae.


— Yo podría hacer la misma pregunta — Youngjae miró a Jongup con cierto rencor, a pesar de seguir sonriendo. Daehyun desvió la mirada hacia el bailarín como si esperase que él mismo le explicase qué estaba sucediendo, pero éste tan sólo le respondió con una tímida sonrisa que intentó ocultar girándose de nuevo hacia la montaña de aperitivos.

Daehyun dejó escapar una carcajada repleta de sorpresa.

— Oh, esa sonrisa… ¿Qué has hecho? — el vocalista sonreía ampliamente, señalando al implicado; Jongup sonrió y se encogió de hombros; Youngjae, por su parte, intercalaba miradas entre ambos, sintiéndose apartado de la conversación.


— ¿Siempre me entero el último de las cosas o qué? — protestó el cerebro,

cruzándose de brazos. Daehyun se giró hacia él con una mirada condescendiente ante su necesidad por saber qué ocurría.

— Nuestro bailarín está coladito por alguien — canturreó Daehyun, alzando las cejas.


— ¿Entonces es verdad? — Youngjae no parecía creérselo.


— Callaos de una vez — ante las risas picarescas de sus dos compañeros, Jongup les tiró un snack a cada uno y se alejó de donde estaban hacia su camerino, escuchando el eco de sus voces durante todo el trayecto.


— ¿Cómo es posible? ¡No me lo puedo creer! — Youngjae se veía realmente

incrédulo. Exaltado de emoción, como si acabase de bajarse de una montaña rusa.

— Oye, es un ser humano. Tiene derecho a sentir, igual que los demás…


— Ya, pero, estamos hablando de Jongup… ¡Jongupie! — a Daehyun le hacía gracia la inocente sorpresa de su compañero. Se reía en silencio mientras lo observaba gesticular bruscamente, con una sonrisa en el rostro — Y no solo eso… ¡Yoori! ¿Te lo imaginas?

Daehyun no quiso evidenciar que sus ganas de reír se cortaron inmediatamente.

— ¿Yoori? — inquirió, alzando las cejas con suavidad.


— ¿No los has visto? ¡Abrazados, aquí, en mitad del pabellón! Esto es increíble…

Daehyun creía saberse toda la historia, pero en ese momento, se dio cuenta de que no conocía ni la mitad de ella.

……….



— ¿Y… Yongguk?

El líder se vio inmerso en su propio mundo antes de darse cuenta. Todo lo material pasó a ser algo superfluo y su única preocupación era intentar entender cómo había sido posible que aquellas fotos fuesen algo totalmente nuevo para él. No escuchaba realmente la voz de Yoori. No quería escuchar nada, tan sólo asentar los pies en el suelo y dejar atrás esa molesta sensación de vacío y opresión tan ambigua que lo mareaba. A pesar de su ausencia, sus reflejos fueron asombrosamente certeros cuando sintió como Yoori estiraba la mano hacia el sobre para arrebatárselo, acto que impidió con suma rapidez, quitando el sobre de su rango de alcance. Entonces levantó la mirada, y se dio cuenta de que la chica lo estaba mirando fijamente, con una flagrante preocupación en sus dos ojos verdes.

— ¿Qué diablos estás haciendo? ¿Eso es tuyo? — preguntó, con el ceño fruncido.


— Estaba… Estaba abierto — pretendía no decir algo que no debía antes de tiempo. El factor información estaba de su lado, ya que ella no sabía nada sobre qué guardaba aquél sobre ni referente a quién. “Y menos mal”, pensaba Yongguk — No importa, vamos a dejarlo todo aquí.


— ¿Qué era eso?


— Facturas — fue lo primero que se le vino a la cabeza. Lo dijo casi sin pensar, interrumpiendo su pregunta de forma apresurada. No despegaba la mirada de los ojos verdes de la extranjera, analizando a cada momento si sus palabras sonaban creíbles o no.


— ¿Por eso has puesto esa cara? — susurró ella finalmente, riendo. La tensión del momento se fue rebajando lentamente, haciendo que el nerviosismo de Yongguk fuese descendiendo de igual forma — ¿Qué diablos compráis las estrellas para que una factura os saque esa mueca…? — Parecía que en aquella ocasión había tenido suerte.

…O no.

— ¡¡Eh!!

Yoori, que ya había terminado de recoger la mayoría de los papeles del suelo y los sujetaba entre sus brazos en un montón peligrosamente inestable, dejó que aquel grito repentino la sobresaltase lo suficiente como para caer sentada en el suelo de espaldas, dejando que todos los folios volviesen a caer como un peso muerto al suelo, desordenados por toda la moqueta. Mientras ella maldecía a voces y pataleaba en el suelo, ignoraba la lucha de miradas que mantenían los dos chicos de la habitación. Yongguk aún tenía aquel sobre en la mano, y se dio cuenta demasiado tarde para que Youngjae no viese que lo había cogido.
Ambos se miraron fijamente, sin decir nada. Youngjae se acercó como una exhalación a Yongguk, que alzó los brazos sin tener en cuenta el sobre como si intentase exponer sus razones para estar en aquel lugar, aunque realmente, en aquel momento, a Youngjae le importaba bien poco.

— ¿Qué haces con esto? — exclamó, intercalando miradas entre ambos.

Desgraciadamente, sólo Yongguk hacía caso a sus palabras, ya que Yoori seguía tirada en el suelo, maldiciendo.
— Yoori tiró toda esta montaña y… — no era capaz de expresarse con palabras, sabiendo que su mirada lo decía todo. Youngjae parecía estar torturándolo para saber si había mirado el interior o no, y el líder parecía tener un “Sí” grabado en cada pupila; Youngjae desvió la mirada hacia Yoori; Yongguk negó con disimulo. Entonces, el cerebro le arrebató el sobre de las manos y se lo guardó en uno de los bolsillos de su pantalón.

— Mejor… nos vamos.


— ¡¡Había recogido casi todo, y…!! — Yoori sintió un tirón en su brazo.


— ¡Vámonos! — susurró disimuladamente Yongguk, tirando de ella. Con pasos torpes la arrastró al pasillo y cerró la puerta tras de sí, dejando a Youngjae en el interior del camerino.

Yoori no entendía nada, Yongguk estaba aún bajo el shock del momento. La chica no tardó en cruzarse de brazos, como si esperase una explicación sobre lo que acababa de pasar.

— ¿De verdad compráis tantas cosas para poneros así por una factura?

Yongguk rodó los ojos y empezó a caminar por el pasillo, suspirando con una mezcla de alegría y resignación, y dejando a la chica allí, con la palabra en la boca.

— ¡O-Oye, idiota…! ¿Se puede saber a dónde vas?


— Al contrario que tú, yo tengo trabajo que hacer — le respondió sin girarse, sonriendo.


— ¡Espera! ¡Espera, joder! — Yoori no tenía la intención de seguirlo, pero había algo que estaba corroyéndola interiormente desde hacía un buen rato. No podía sacarse de la cabeza el momento en que Yongguk la había acorralado de aquella forma, el momento en que había pronunciado aquellas palabras tan serias. “Aléjate de Jongup”.


— ¿Qué pasa? — él se giró hacia la chica cuando sintió como ésta la agarraba del brazo, impidiéndole seguir caminando.

— Lo sabes, ¿verdad? — se quedó esperando una respuesta que no llegó. Yongguk se limitó a aguantar la mirada en los ojos verdes de la extranjera, intentando que la sorpresa ante sus escuetas palabras no fuese demasiado evidente. Ni siquiera era necesario concretar más en cuanto a lo que Yoori quería saber. Quizá era eso lo que más le sorprendía de todo: que ambos entendían perfectamente a qué se estaban refiriendo. Y Yoori se avergonzaba
mucho por ello — Lo… Lo viste… ¿Verdad?
La respuesta seguía sin llegar. A medida que pasaban los segundos, a Yoori se le hacía más complicado mantener la mirada en los ojos de Yongguk. Se dio cuenta de que aún mantenía agarrada una de sus muñecas, y la soltó disimuladamente al tiempo que ladeaba la cabeza hacia un lado, escapando de sus ojos.

— ¿De qué estás hablando? Estás loca, de verdad.


Yongguk dejó escapar una suave risa, mirándola como quien observa a un loco, se giró, y empezó a alejarse, erguido, orgulloso, sin mirar atrás ni un segundo. Yoori esperó a que desapareciese en la primera curva del pasillo para cerrar los ojos, suspirar profundamente y dejar que el peso de su cuerpo se desplomase contra la pared del corredor, dejando su espalda apoyada en ella. Alzó una de sus manos y se cubrió la cara con ella, mordiéndose los labios con un nerviosismo inquietante avergonzándola por dentro.

Aquel había sido el “sí” más claro que nadie le había dicho nunca.

……….


— Llegas tarde — Haneul estaba sentada en una elegante butaca de cuero negro,  cruzada de brazos y piernas, al lado de un cenicero que no paraba de expulsar humo. Vio como Yoori cruzó de un lado a otro de la habitación y, sin mediar palabra, se internó en el interior del pequeño vestidor, dejándola con la palabra en la boca. Frunció el ceño y desvió la mirada hacia otro lado, disimulando su enfado por no haber podido descargar su rabia — Estúpidos cambios de humor adolescente.


— Cállate — el eco de una voz resonó desde el interior del vestidor, dejándola perpleja.

En un buen lapso de tiempo, fue lo único que llegó a oír — No hables de lo que no sabes. La puerta del vestidor se abrió. Yoori salió de él vestida con una blusa blanca, una chaqueta negra que sobrepasaba el largo de sus shorts vaqueros deshilachados y aquellos odiosos enemigos de catorce centímetros que ahora volvían a apresar sus pequeños pies. Con pasos torpes empezó a caminar hacia el centro de la sala, siendo observada durante todo el trayecto.

— Si no me lo cuentas, ¿cómo quieres que sepa?


— Sólo eres mi estilista. No hay nada que contar — le espetó, fríamente. Haneul no podía decir realmente que le disgustase aquella tensa conversación, veía en la voz de la chica una fuerza que era precisamente la que llevaba tiempo buscando en ella. Sin embargo, y para cumplir su objetivo, debía primero eliminar los toques de vergüenza y tristeza que adornaban a

veces sus palabras.

— Entiendo — se limitó a responder.


— Siempre podemos intercambiar información — continuaba andando –o intentándolo- de un lado a otro de la sala, sin mirar ni un momento a su estilista. Haneul, sin embargo, seguía todos y cada uno de sus movimientos. Con sus últimas palabras alzó una de sus cejas, cruzándose de brazos y adelantándose a explicaciones innecesarias. Ambas sabían a qué se

estaba refiriendo.

— Himchan, ¿eh?


— Tengo curiosidad.


El taconeo torpe e irregular de Yoori empezó un pulso contra el silencio. Pero pronto la voz de la mayor lo rompería.


— Es un mocoso poco perseverante. No le gustan mis métodos de enseñanza.

Siempre tira la piedra, y espera sentado a que ella misma vuelva a él por sí sola. Toda la vida he intentado hacerle entender que las cosas no son tan fáciles como él cree, pero parece que se toma mis palabras como simples insultos sin fundamento.

— ¿Por qué no dejas que aprenda de sus propios errores?


— Porque me preocupo por él, maldita sea. Yoori se giró casi inconscientemente hacia Haneul y pudo ver la mueca del arrepentimiento en su rostro. La mayor ladeó el rostro, evitando su mirada culpabilizadora, y se

echó su larga melena negra hacia atrás con un gesto altivo y orgulloso, haciéndola danzar con suavidad en el aire. Yoori bajó la mirada y oculto una sonrisa enternecida por sus palabras.
“No es tan mala como parece…”

— He cumplido mi parte — pero su sonrisa se borró instantáneamente — Si estás pensando en otras cosas no voy a conseguir que hagas bien tu actuación. ¿Hay algo que debas decir?

Yoori no sabía qué contestar, porque realmente tampoco sabía cuál era su problema. ¿Cuál era realmente el problema? “¿Qué pretende que le diga? Un idol mundial pretende ligar conmigo y yo me paso el día huyendo de él bajo el miedo de acabar cayendo ante la tentación.
Esto es absurdo.”

— Dame un nombre — le dijo de repente, observando su silencio — Sólo eso.

Yoori sintió como si, aunque quisiese hacerlo, sus labios estuviesen resistiéndose a su intento por hablar.

— Jongup.


Haneul sonrió. Debió sentir lo mucho que le había costado decir ese nombre, porque el tema se zanjó en aquel momento.


……….


Daehyun, Zelo y Himchan estaban cómodamente sentados alrededor de la mesa de snacks del pabellón, charlando animadamente a la vez que observaban como el staff ultimaba los preparativos para empezar la grabación. Bueno, realmente, eran los mayores los que hablaban. Zelo se había sumergido en su propio mundo, perdiendo la mirada en sabe Dios donde, ajeno a todo lo que se hablaba. Ni siquiera se fijó en los gestos que sus dos hyungs intercambiaron cuando se dieron cuenta de su ausencia física.


— Creo que se nos ha estropeado el robot — Daehyun rió, esperanzado porque su comentario llegase a oídos del maknae, aunque finalmente no fuese así.


— ¡Yah, Zelo! — Himchan, siempre demostrando sensibilidad, le dio un empujón en uno de sus brazos que casi lo hace caerse de la silla. Acto seguido sonrió, como si no hubiese pasado nada, haciéndose el loco ante la cara de susto que le estaba dedicando el menor.


— ¿Qué pasa? — murmuró, algo aturdido.


— Buena pregunta — Daehyun alzó las cejas con suavidad, escueto. Zelo se rascó el cabello con suavidad, esbozando una mueca insegura.

— Pensaba en mis cosas — respondió, evasivo. Se dio cuenta de que aquello no les bastaba para darse por convencidos y se adelantó a una pregunta incómoda — He estado practicando mis raps pero… no sé qué me pasa en la voz.

— ¿Tu voz?


— La noto más… áspera. Más extraña. Creo que no sueno bien.


— Nuestro pequeño maknae experimentando un cambio de voz, ¡ah, parece que fue aún ayer cuando tenías una perfecta voz de pollito…!

Himchan empezó a reírse de forma exagerada, completamente feliz. Esperaba que sus dos compañeros de charla también lo hiciesen, pero lo único que recibió fue una mueca de preocupación por parte del maknae, y, por parte de Daehyun, una demostración de que, si las miradas matasen, él ya estaría tirado en el suelo entre espasmos, al borde de la muerte. Dejó de reír de repente, mirando a todos lados de forma incómoda, y terminando por agarrarse a un plan de emergencia.

— Oh, ¿qué dices, noona? ¡Ya voy…! — y salió disparado, dejándolos solos.

Daehyun suspiró, resignado.

— Ese idiota… — negó suavemente con la cabeza mientras miraba como su

compañero se alejaba hacia ningún lugar en concreto.

— No ha dicho mentira alguna, realmente — lo disculpó Zelo, encogiéndose de

hombros. Esperaba que con contarles la mitad de la historia quedasen satisfechos, al menos por el momento. Era consciente de que en algún momento debía contarles que en muy poco tiempo dejaría de ser parte de B.A.P. pero… aún no sabía muy bien cómo hacerlo.

— Deja de preocuparte por eso, ¿de acuerdo? Son cosas totalmente normales. Las fans no van a dejar de apoyarte porque tu voz se vuelva más grave. Es más, puede que les parezca incluso más atractiva — Zelo podía ver en Daehyun la clara intención de animarlo, y eso lo reconfortaba.

— Pero es extraño. Mírame, todas las fans me llaman Baby Zelo. ¿Qué pasará cuando su apreciado Baby tenga una voz como… como la de Yongguk hyung? — parecía preocupado sólo con imaginarse la escena.

— No exageres.


— ¿Acaso te imaginas cómo sería Yongguk hyung con mi voz?

Daehyun bajó la cabeza para conservar el aspecto serio de aquella conversación y ocultar una violenta carcajada que subía a velocidades astrales por su garganta, tan sólo de haberse imaginado aquella escena.

— No tienes que preocuparte por eso. Las fans te quieren por cómo eres, y son totalmente conscientes de que estás en la edad de que tu voz sufra cambios.

Aquella conversación era algo incómoda. Daehyun pensó por un momento que aquello era como la típica charla padre e hijo sobre la vida, y por un momento tuvo ganas ser papá.

— Gracias, hyung — Zelo hizo una ligera reverencia, sonriendo con una calidez que al vocal del grupo le bastó para sentirse realizado.


En aquel momento, Zelo alzó la cabeza, al oír unos pasos que se acercaban a su posición. Pensó que se trataría de Himchan, que ya se había cansado de dar vueltas por todo el recinto escapando de la mirada asesina de Daehyun, pero no lo era. Yongguk se aproximó a ellos con un nerviosismo bien disimulado y, al llegar a espaldas de Daehyun, le dio unas suaves palmadas en uno de sus hombros llamando su atención. Permanecía de pie al lado de

su compañero, con una seriedad imponente. Su lado líder parecía rebosar por todos y cada uno de los poros de su piel; en aquel momento, él era el que simulaba como un padre enfadado.

— Tengo que hablar contigo — le dijo, sin mirarle directamente.


— ¿Ha pasado algo malo? — a Daehyun le preocupaba aquella mueca.


— Espero que no — Yongguk lo miró de reojo — Te espero en mi camerino.


Y del mismo modo que apareció allí, silencioso y autoritario, se fue, dejando una semilla de incomodidad en el interior de Daehyun, que compartió una mirada de incredulidad con el maknae, quien tampoco parecía entender lo que acababa de suceder.


……….


Yoori no había sido capaz de hacer nada del derecho después de las aleatorias

palabras que Haneul dejó escapar sin sentido aparente.
“¿Estás segura de que es Jongup tu verdadero problema?”
La extranjera se tomó la larga charla telefónica que su estilista había mantenido durante meda hora –y aumentando- como un merecido descanso que no hacía falta puntualizar. Sin tan siquiera avisarle se deshizo de los tacones y, absorta en lo que ella creía como la decisión correcta, echó a andar por el penumbroso pasillo, dejando que sus pies descalzos tocasen el frío de los azulejos. No sabía realmente a dónde ir, pero sí sabía por qué.
Tenía que aclarar lo sucedido con Jongup… de una vez por todas.
Aunque realmente le daba miedo lo que pudiese pasar. ¿Y si él pretendía… continuar su conversación pendiente? “Deja de pensar tonterías, Yoori.”
Sabía que todos los camerinos estaban en el mismo pasillo, por lo que sólo tenía que conducirse al suyo propio y empezar a buscar el de la máquina de bailar de B.A.P. Con cada paso iba ensayando una conversación mental y una posible contestación hacia todas las salidas que él podría decirle. En aquel momento parecía muy fácil decir que no, pero no estaba segura de que, si volviese a sentir aquella mirada de nuevo, el resistirse a él fuese a resultar
una tarea sencilla. Por suerte, -o por desgracia-… el destino no quiso que Yoori llegase al final de su camino. Unos gritos la preocuparon lo suficiente como para desviarse, acercándose a la raíz de los mismos. Provenían de detrás de una puerta, del interior de uno de los camerinos.
Empezaba a creer que eso de escuchar conversaciones ajenas se estaba convirtiendo en un peligroso hobbie para ella, pero… la curiosidad le podía; y más siendo unas voces que fácilmente podía reconocer.

— ¡No somos unos desconocidos, somos tus compañeros!


— ¿Crees que un verdadero compañero reaccionaría así?


— ¡Simplemente me molesta que no hayáis confiado en mí en algo tan serio como eso! ¿He hecho algo que me haya hecho ganar el título de desconfiable? ¡Dímelo!


— ¡Esas reacciones, Yongguk! ¡Esas reacciones son las que precisamente nos

impiden poder decir nada! ¿Te das cuenta en la situación en la que estamos?

— ¡Claro que me doy cuenta! ¡Me doy cuenta, maldita sea…! — todo se volvió silencio de repente. Yoori tuvo el presentimiento de que no debería estar allí, presentimiento que se acrecentaba cada vez más a medida que pasaban los segundos.


— En ningún momento quisimos meteros en problemas, Yongguk, entiéndelo — Daehyun parecía más relajado. No se escuchó respuesta alguna — Nunca esperamos que fuesen a salir pruebas al exteri-


— Ya lo sé. Lo que me faltaba era que hubieseis estado allí a propósito — Yongguk parecía estresado. Su tono de voz sonaba más grave y tenso que de costumbre.


— Si Eunhee cumple su palabra… Seremos nosotros los que asumiremos toda la responsabilidad. Ya hemos hablado de esto antes.


— La responsabilidad no es lo que me importa, Daehyun. ¿Qué pasa con nosotros? ¿Qué pasa con B.A.P.? — se hizo un breve silencio — ¿Te das cuenta de que si esto sale a la luz…?


— ¡Soy consciente de ello, eres tú el que no entiendes las cosas! ¿Aún no lo has entendido? — el vocal había vuelto a alzar la voz. Algo le decía a Yoori que debía irse, pero sus piernas no se movían — ¡Mi fama no es lo más importante! ¡Ni siquiera B.A.P. es lo más importante! ¡Renunciaría a todo lo que soy sólo para que él siguiese a mi lado!

Yoori sintió un bulto opresor en su garganta, dificultándole la respiración. Se echó una de sus manos al cuello casi por instinto, abriendo los ojos con una incredulidad dolorosa.

— ¿De verdad lo harías? — Yongguk habló con un hilo de voz, tranquilo.


— ¿No lo entiendes, Yongguk? — Daehyun parecía desesperado por hacerle entender a su líder la angustia que lo corroía por dentro. “Vete, Yoori”, pensaba ella, de forma inconsciente. Presentía que estaba a punto de escuchar algo que no le iba a gustar en absoluto. “Vete, vete. Maldita sea, vete… Muévete…” Pero era demasiado tarde para escapar de la realidad — Yo quiero a Youngjae, Yongguk.

Yoori se mordió los labios en silencio, ocultando un grito que parecía querer salir a la fuerza de su garganta. En aquel momento se sentía… extraña. Algo dentro de ella estaba rompiéndose en mil pedazos a medida que la voz del vocal seguía llegando a sus oídos en medio del shock.

— Lo es… todo para mí. Y no voy a dejar que nada ni nadie lo aparte de mi lado… ¿Lo entiendes? No me importa la fama, ni el reconocimiento mundial. No me importa que la sociedad me considere un pobre… desviado. Nada me importa si estoy junto a él. Si él cae, yo caigo… para asegurarme de que la caída sea menos dolorosa.


Yongguk no sabía qué decir. Permanecía sentado en su butaca de cuero, con las manos acariciándose las sienes como si intentase auto-convencerse de que todo saldría bien. Lo peor de todo… es que podía entender su situación. Entendía todas y cada una de sus palabras, de sus razones y motivos.


— No voy a juzgarte, Daehyun. Eres libre de hacer lo que creas necesario y… B.A.P. aceptará tu decisión, pase lo que pase.


— No esperaba menos de nuestro líder — Daehyun sonrió. Su sonrisa se veía

diferente a como la habían visto hasta ese momento… el peso del que se había liberado soltando toda aquella confesión se notaba en sus gestos.

— Quizá es porque te entiendo perfectamente.


Antes de que Daehyun pudiese aprovechar el momento para decir algún que otro picaresco y burlón comentario, unos toques en la puerta llamaron la atención de ambos. Tras la aprobación de Yongguk, un extrañado Zelo se adentró varios pasos en el interior de la sala, con una sonrisa extraña.


— Acaba de llegar el coreógrafo. ¿Qué diablos le habéis hecho a Yoori? — preguntó, señalando con uno de sus pulgares hacia atrás.


— ¿A Yoori? — Daehyun y el líder intercambiaron miradas de desconocimiento,

intrigados.

— No sé, sólo pregunto — se encogió de hombros con suavidad, torciendo los labios inocentemente — Acabo de ver cómo salía corriendo hacia el fondo del pasillo, así que… 

Daehyun volvió a mirar a Yongguk, pero esta vez sus ojos plasmaban un estupor mucho más tenso. Yongguk no le devolvió la mirada, pues tenía sus dos ojos marrones ampliamente abiertos puestos en Zelo. Se levantó torpemente del sillón, dando un golpe brusco en la mesa. No podía ser… ¿O sí?

— ¿Qué? — Daehyun parecía paralizado.


El líder no esperó permiso de nadie para salir corriendo del camerino. “Alguien tiene que enseñarle a esa cría a no escuchar conversaciones ajenas”, pensaba.


……….


— ¿Yongguk? — Himchan lo vio entrar en el pabellón principal como una exhalación, mirando a todos lados. Corría como un pato desorientado mirando pro encima de las cabezas de todo el mundo, y el visual había llegado a ponerse nervioso con el nerviosismo de sus movimientos. Llamó su atención cuando lo sintió caminar cerca de él, haciendo que el líder se aproximase a grandes zancadas — Acaba de llegar el coreógra-


— ¿Has visto a Yoori? — no le dio tiempo a terminar su oración. Himchan sonrió, confuso, y negó con un gesto suave.


— La he visto hace un rato. Tenía mala cara — le contestó, dejando claro con su mueca que apenas sabía del tema — Pero no te preocupes — añadió, sonriente — Jongup se ofreció a quedarse con ella mientras nosotros ensayamos. Dijo que “estaba seguro de que podría aprenderse el baile en la mitad de horas que nosotros”. Ese mocoso…


Himchan esperaba que Yongguk se riese con él, pero no lo hizo. No se fijó realmente en la mueca que esbozó en aquel momento, desviando la mirada de forma casi inconsciente al pasillo que dirigía a los camerinos.


— ¡Yongguk!


Despertó de sus pensamientos cuando la voz de Himchan lo hizo girarse hacia él, para verlo plantado a pocos metros de su posición, con los brazos en jarra y postura de impaciente. Volvió a mirar al pasillo, y resopló.


— Ya voy, ya voy.

Como si tuviese que moverse contra la voluntad de sus pies, Yongguk caminó hasta llegar a donde Himchan, y juntos fueron a la sala de baile. Aunque probablemente, la ausencia que allí sentiría no le iba a permitir concentrarse en ello.

……….


Reinaba el silencio.

Jongup estaba sentado en su gran butaca, con Yoori sobre su regazo. Ella perdía el rostro en su cuello, abrazándolo en silencio, estática, sin moverse; él hacía lo mismo. La rodeaba por la cintura con ambos brazos, cerrando los ojos, quizá para sentirla mejor, para disfrutar más aquel momento. De no haber sido porque sabía que ella no estaba bien, realmente lo habría disfrutado. Nunca pensó que ella, por propia voluntad, habría entrado en el  pabellón tan rápidamente como lo había hecho y se lanzaría a sus brazos sin pensar en nada más. Aún podía sentir la fuerza de aquel abrazo al que todos se quedaron mirando como si hubiese sido el primero que veían en toda su vida.

— No pasa nada, Yoori — un murmullo rompió el silencio. La voz de Jongup sonaba tenue, cálida, comprensiva. No había abierto los ojos, no se había movido un solo milímetro de su posición, y sin embargo la calidez que parecían irradiar sus manos contra el cuerpo de la chica estaba aumentando gradualmente; se notaba su intención de animarla. Ella no lloraba, pero tampoco sonreía. Sólo con ver su espalda cualquiera podría darse cuenta del aura negativa que parecía irradiar por cada uno de sus poros.


— Jongup…


— Estoy aquí, estoy aquí — Jongup pasó las manos por su espalda en una caricia comprensiva y repleta de buenas intenciones — Anima esa cara, ¿de acuerdo?


Por primera vez desde que habían entrado en aquel camerino, Yoori se despegó lentamente de su cuello, alzándose sobre su regazo. Se quedó sentada sobre él, secándose los restos de lo que parecía una lágrima traviesa que finalmente se había atrevido a salir.


— Ya lo hemos hablado — el bailarín sonrió y se ofreció a secarle las lágrimas con mimo, rozando su piel con uno de sus pulgares.


— Nunca imaginé que pudiesen estar juntos — bajó la mano y se dejó cuidar, aún bajo la impresión de lo que había escuchado.


— Personalmente… Yo siempre me lo temí. Pero pensaba que no eran más que eso… imaginaciones mías — se encogió de hombros.


— Tengo miedo de que les pase algo por mi culpa, Jongup… — debía ser la tercera o cuarta vez que Jongup oía aquellas palabras desde que habían empezado la charla. Suspiró, resignándose a hacerle entender que nada había sido culpa suya, y la miró con ojos de no saber realmente qué decir.


— No fuiste tú la que te eligió para estar aquí — se limitó a responder. Ahora estaba serio, pero era una seriedad comprensiva, cariñosa — Youngjae te eligió. Youngjae sabía a lo que se exponía. ¿No puedes imaginarte todo lo que pasó por su mente en el momento de la decisión? Tampoco podía pasarse toda la vida siguiendo las órdenes de esa chica.


Alzó una de sus manos y la posó sobre su mejilla; aún estaba humedecida por las lágrimas. Giró su rostro para que lo mirase directamente, y volvió a sonreír.


— Sonríe. Quiero verte sonreír.


Yoori bajó la mirada. Jongup encontró aquel simple gesto como una muestra de coquetería que no hacía más que reafirmar en su interior por qué estaba tan encaprichado con ella. Adoraba esos pequeños gestos. Esas bajadas de mirada, las mordeduras de labio. Esos pequeños sonrojos que venían y desaparecían al momento. Los jugueteos con su pelo, sus sonrisas escondidas.


— Espero que esa sea tu mayor preocupación…


Yoori se sonrojó bruscamente.


— Olvida lo que dije antes, ¿de acuerdo? — murmuró, sin mirarlo fijamente.


— No podría aunque quisiera — se encogió de hombros, riendo — Tendré pesadillas con esa frase…


— Cállate…


Yoori intentó levantarse pero Jongup no parecía dispuesto a permitírselo. Cuando sintiósus intenciones, una de sus manos se deslizó viperina por toda su cintura, rodeándola de nuevo y haciendo una ligera presión para acercarla a su cuerpo, presión que ella intentaba evadir sin éxito. Cuando se dio cuenta, la mano que aún sostenía su mejilla la estaba guiando directamente hacia sus labios, cruel y lentamente. Yoori necesitaba un milagro para poder librarse de aquello…

…y llegó justo en aquel momento.

La puerta del camerino se abrió con una brutalidad que los sorprendió a ambos. Produjo un golpe fuerte y brusco al chocar contra la pared, y tras ella apareció un enfadado Yongguk que se adentró en la habitación sin miramientos. Yoori abrió mucho los ojos al verlo entrar, levantándose rápidamente del regazo de Jongup y alejándose lo más posible. Jongup se levantó del sillón y lo miró, frunciendo el ceño.


— ¿No te han enseñado a tocar a la puerta? — le espetó, con una sonrisa irónica.

Yongguk empezó a caminar hacia Yoori, ignorando de forma brusca sus palabras. La cogió de la muñeca, mirándola como si fuese un padre enfadado, y se encaminó hacia la salida sin tan siquiera hacer el mínimo esfuerzo por simular que le importaba lo que Jongup estaba diciendo.

— ¡Te estoy hablando, Yonggu-¡

El líder se giró hacia atrás, sin soltar a Yoori de la muñeca, que se quejaba e intentaba pedir que la soltase, blasfemando. Miró al menor con una mueca de rabia que hizo temblar el suelo, y su voz retumbó contra las paredes de la sala.

— Tú y yo ya hablaremos.


Y sin decir nada más, sacó a Yoori de la habitación de un empujón y cerró de un portazo tras de sí. Jongup volvió a desplomarse en su butaca, furioso ante lo que acababa de ocurrir. “Haz lo que quieras, Yongguk”, pensaba, repleto de furia. “Esa chica ya es mía.”


……….


— ¡¿En qué demonios estabas pensando?! — Yoori se acariciaba la muñeca dolorida mientras miraba a Yongguk con mala cara, caminando hacia atrás al interior de lo que suponía era su camerino. Estaba enfadada, realmente enfadada. Aunque realmente sentía que debía agradecerle el impedir que sucediese lo que parecía inevitable con Jongup, aquella intrusión tan desconsiderada superaba los límites de su entendimiento — ¡¿Te parece normal entrar así y…?!


A Yoori se le trabaron las palabras cuando sintió a Yongguk acercándose a ella con unas zancadas de carnívoro hambriento. Parecía dispuesto a… pegarle una paliza, o algo. Yoori se sentía cada vez más y más pequeña cuanto más se acercaba el líder, cuanto más evidente se hacía su enfado, que se le pegaba a la piel como algo incómodo y terrorífico. La chica, a base de caminar hacia atrás intentando alejarse de él, terminó chocándose contra el escritorio y tirando gran parte de las cosas que estaban sobre su lado derecho, pero a ambos parecía importarles bien poco el estropicio. No importaba cuántos papeles volasen por el aire, cuantos bolígrafos rodasen por el suelo. En aquel momento sólo están Yoori, Yongguk, y los escasos centímetros que separaban sus rostros, el uno del otro.


— Te dije que no volvieses a acercarte a él — su voz sonó aún más terrorífica que de costumbre, quizá por la proximidad a la que la escuchaba… Podía sentirse golpeada, machacada y humillada tan sólo con clavar sus ojos verdes en los del líder, que parecía estar reteniéndose a sí mismo para no empezar a romper cosas.


— ¿Qu… Quién eres tú para ordenarme lo que puedo o no hacer? — intentaba sonar convincente, pero la voz le temblaba lo nunca visto.

Ahí estaba otra vez, Yongguk la veía perfectamente. Esa mueca de terror, de
desconfianza, que tanto le dolía. Parecía como si toda la dulzura y la aceptación de Yoori estuviesen destinadas al resto del grupo… menos a él. Podía sentir el temblor de sus piernas incluso sin estar tocándoselas.

— Sólo… — su suave hilo de voz lo sacó de sus pensamientos — estábamos…

hablando — Los ojos de Yoori miraban a todos lados de forma nerviosa menos a Yongguk.

— Nadie habla estando tan cerca.


Yoori entreabrió los labios, dispuesta a hacer evidente la posición en la que ambos se encontraban en aquel momento, pero sus cuerdas vocales parecieron paralizarse en aquel instante.


— Ibas a besarlo otra vez.


—¿ Q-Qué?


— Ibas a besarlo. Otra vez — repitió, sin un ápice de duda o temblor en su voz.


— Lo sabía… Nos viste… — susurró casi para sí misma, ahora sí fijando la mirada en sus ojos.


— ¿Por qué, Yoori?


— ¿Por qué? ¿Y como que “ibas”…? Fue… ¡Fue él el que se acercó…!


— ¡No quiero mentiras!


— ¡¿Por qué diablos iba a mentirte?! — Yoori le dio un empujón inconsciente en el pecho con ambas manos, echándolo hacia atrás lo suficiente como para que corriese el aire entre los dos. Con la respiración agitada, Yoori seguía pegada al escritorio, como si al separarse de él fuese a perder toda la fuerza de su discusión.


— ¡Yo no quería b-!


— Por favor, ¿no querías? ¿Acaso hiciste algo para evitarlo? ¿Qué te dije acerca de restregarte contra los miembros de mi grupo, Yoori? ¡¿Recuerdas?


— ¡C-Cállate! ¿A ti que te importa lo que yo haga?


— ¡Claro que me importa! ¡Puedes poner en peligro a mis compañeros!


— Yo no… Yo no he puesto en peligro a nadie…


— ¿Ah no? ¿Ah no? — Yongguk parecía fuera de sus casillas; ro estaba razonando realmente lo que decía. Simplemente, su gran tanque de aguante había finalmente explotado, y toda su ira contenida estaba salpicando a todo lo que encontraba a su alrededor en ese momento, que, por desgracia, era Yoori — ¿Y Zelo? ¿Y si llegan a pillarte con Daehyun? ¡¿Y ahora Youngjae?! ¿Sabes lo que pasará si por tu culpa perdemos a nuestros dos vocalistas principales? ¡Nos iremos todos al demonio!


— ¡Yo no siquiera sabía lo de Youngjae…!


— Oh, cierto, cierto. Eso es otro tema. Parece que te gusta ir escuchando

conversaciones ajenas, ¿verdad?

— Pasé por casualidad… — Yoori ya no sabía cómo defenderse contra los ataques de Yongguk. Tan solo quería marcharse de allí.


— ¿De verdad? — preguntó, irónico.


— Maldita sea, Yongguk, ¿qué es lo que quieres de mí?


— ¡Quiero saber por qué actúas así, maldita s-!


— ¿Así? ¡¿Qué es lo que he hecho ahora?!


— ¡¿Por qué vas de uno a otro?! ¡¿Por qué te empeñas en acercarte a todos?!¡Y sobre todo a Jongup?! ¡¿Qué diablos te pasa con Jongup?!


— ¡No me… no me pasa nada!


— ¡No parecía que pensases eso cuando casi os pillo comiéndoos los morros!


— ¡El único por el que llegué a sentir algo fue Daehyun, Yongguk, maldita sea!

— la otra mitad de cachivaches que estaban sobre la mesa se vino abajo con el gesto de Yoori tras sus palabras. La habitación pasó de un estruendo ensordecedor a un silencio sepulcral. Aquel comentario hizo callar de forma repentina a Yongguk. Yoori, respirando agitadamente, ya no podía controlar las lágrimas que resbalaban violentamente por sus mejillas. Sus labios temblaban con una suavidad infantil, lastimera. Yongguk intentaba asimilar aquella frase que no terminaba de instalarse en su cabeza.

— Sentía algo por él, más allá de ser un simple idol… — aquella voz rota le recordaba a Yongguk el día en que fue a buscarla a su apartamento y la encontró en la calle, hundida. En ese momento se dio cuenta de todo lo que había dicho y de que había pasado con creces el umbral de lo aceptable, pero era demasiado tarde para arrepentirse. Tan sólo con ver el estado de Yoori, estaba claro que el daño ya estaba hecho — ¿Cómo quieres que actúe cuando

acabo de enterarme de que…? No sé si sería absurdo llamarle “el primer amor de mi vida”, pero… ¿de que Daehyun está enamorado? ¡Enamorado hasta las trancas! Ni siquiera es como si tuviese alguna esperanza de que llegase a ocurrir algo entre nosotros, pero… ¿Tienes idea de lo mucho que duele darse cuenta de eso, Yongguk? ¡¿Tienes idea?!
Yoori lloraba desconsoladamente. Desconocía que, realmente, Yongguk estaba
sintiendo exactamente el mismo dolor en ese momento, pero su desconcierto lo disimulaba bastante bien.

— ¡¿Te sorprende que haya ido a él?! ¡¿Acaso esperabas que acudiese a ti?!¡Mira tus reacciones, Yongguk, mírate! De verdad, no… No entiendo como gente tan buena como la que te rodea puede aceptarte aquí, eres… ¡Eres realmente despreciable, Bang Yongguk!


El llanto se hacía demasiado intenso y Yoori ya no se sentía capaz de decir una sola palabra más. Sin esperar un momento corrió dirección a la salida, zafándose de los brazos de Yongguk, que la intentaron detener en varias ocasiones para hablar con más calma. La escuchó alejarse, escuchó el eco de sus sollozos resonando por todo el corredor, y la culpabilidad se le echó encima como un cubo de agua congelada. Aún no entendía muy bien lo que acababa de suceder, pero, lo que sí estaba claro, es que no podría perdonarse nunca el haberle hablado así.

Se sentó en el escritorio, apoyó los codos en él y se puso las dos manos agarrando su frente y tirando de su pelo hacia atrás, con el rostro oculto hacia abajo. Tenía verdaderas ganas de llorar.

“Yoori…”


En ese momento… empezó a pensar en la charla que había tenido con Jongup,

aquella pequeña trampa que le había tendido. No podía olvidar las palabras que habían salido de la boca del segundo maknae del grupo, aquellas palabras llenas de veneno y rencor que dieron por zanjada la discusión…
“¿Verdad que duele, Yongguk? ¿Duele que te quiten lo que más quieres…?”
El líder se sentía en un callejón sin salida. Sabía que en aquella guerra se jugaba a todo o a nada, no había intermedio, y por desgracia sabía que todas las papeletas apuntaban a que él sería el perdedor. Si hubiese sido por Yongguk, le habría contado a Yoori sin problemas el por qué no quería que se acercase a él… Pero eso sería desvelarse a sí mismo.
“¿Vas a decírselo, Yongguk?”, la voz de Jongup seguía resonando inevitablemente en su cabeza. “¿Qué vas a decirle? ¿Le contarás aquella vez en que tú me arrebataste a quien más quería? ¡Estoy seguro que le encantará la historia! Pero… ¿Te das cuenta de lo que eso significa? Te estoy pagando con tu misma moneda, Yongguk. Adelante, díselo. ‘Ahora es Jongup el que pretende quitarme a quien más quiero’. Creo que sería una perfecta forma de
declararte. ¿No lo crees?”

Tal y como pensaba… no estaba preparado para decírselo. Y ahora que sabía que el corazón de la chica no le pertenecía… Quizá era momento simplemente de olvidarla y seguir adelante. A fin de cuentas… sólo era una fan más.


……….


La música sonaba alta en el interior de la sala, aunque en el pasillo sólo se escuchase el eco reverberando en las paredes. Jongup ensayaba su coreografía, solitario, concentrado en su tarea. Sus ojos no se despegaban de la pared de espejos con las que iba coordinando cada movimiento, observando todos sus errores para intentar corregirlos. Pero de pronto, la pared de espejos reflejó en sus ojos cómo la puerta de la sala de baile se abría de golpe, y toda su concentración se vino abajo viendo correr a Yoori hacia él de esa forma.


— ¡Yoori…! ¿Qué-?


La chica se lanzó a sus brazos sin decir nada, rompiendo a llorar de nuevo. Jongup intentaba tranquilizarla, desgraciadamente, sin éxito.


— ¿Qué ha pasado, Yoori? — repitió por enésima vez, abrazándola con fuerza — ¿Qué te ha dicho ese inútil?


— Jongup…


— Yoori. Mírame — la separó de su cuerpo y, agarrándole la cara con ambas manos, hizo que la mirase fijamente. Le secó las lágrimas con los pulgares, intentando mantener la calma — Tranquilízate, ¿de acuerdo? Y cuéntame que ha pasado.

Tardó unos cuantos minutos en conseguir que la chica dejase de llorar. Sollozaba, pero al menos podía volver a hablar sin que sus palabras se confundiesen como un simple chillido lloroso e inentendible. Se la llevó a Yoori al interior de los vestuarios y, sentados en uno de los bancos, hizo que le contase todo lo que había sucedido. Yoori lo hizo lo mejor que pudo, pero
con los nervios aún a flor de piel, le costaba explicarse y su vocabulario era más pobre que otra cosa. Se repetía una y otra vez, pero el hecho de que Yongguk le había hecho daño le había quedado claro al chico, y ese era motivo suficiente para enfurecerse.

— Ese idiota… — apretó la mandíbula, obligándose a sí mismo a no ir a por él y empezar una absurda pelea.


— Te juro que no sé qué pasa por su cabeza a veces… — sollozó ella.


— No le hagas caso, parece que nunca cambiará. No quiero verte llorar, Yoori… y menos si es por su culpa.


Ambos se miraron. Incluso con los ojos rojizos e hinchados… Jongup seguía viéndola preciosa. Sonrió, comprensivo, y decidió que aquel era un buen momento para terminar lo que Yongguk había interrumpido momentos atrás. Incluso cuando se estaba acercando no sintió en ningún momento que Yoori tuviese la intención de resistirse a él, por lo que… el beso salió solo.

Yoori apenas tardó por dejarse llevar ante la calidez y sensualidad de aquel beso. Todo lo que pasó a preocuparle en aquel momento fueron los labios de Jongup y que la proximidad entre ellos siguiese siendo tan nula como lo era entonces.

— Yoori… ¿Recuerdas lo que te dije antes? — se separó de ella para susurrar contra sus labios suavemente, acariciándole una de sus mejillas. Ella… no decía nada — Yo… no sé si puedo hacer que me quieras, como Daehyun, pero… — movía los labios como si le costase articular las palabras. La situación era realmente vergonzosa para él — Lo único que sé es que… quiero verte feliz…


Se encogió de hombros con suavidad antes de volver a besarla. Lo que nunca se esperó, fue que Yoori alzaría los brazos y rodearía su cuello del modo en que lo hizo, pocos segundos más tarde. Aquello fue como… una señal, un pistoletazo de salida para Jongup. Una luz verde que se alzaba brillante y esperanzadora ante él y que lo privó de cualquier pensamiento que no fuesen ellos dos en ese momento.

La agarró por la cintura y se levantó del banco, llevándola consigo, aunque sin soltarse de sus labios en ningún momento. Los vestuarios empezaban a llenarse de suspiros húmedos y gemidos ahogados de forma peligrosa. Jongup sabía que tenía el control absoluto de aquella situación… y estaba dispuesto a aprovechar la oportunidad.

— Yoori… — su gemido ronco se le clavó a la chica en el pecho — ¿Alguna vez te… han enseñado lo cómodas que son las duchas de este sitio? — Yoori negó con suavidad, automáticamente, quizá porque sentía que él esperaba esa respuesta con fuerza. Jongup se mordió el labio, gruñendo por lo bajo.


— Qué desconsiderados… — susurró.


Y dándole una patada a la puerta que conducía a las duchas, dejó que Yoori se agarrase cual koala posesivo con las piernas a su cintura y, en menos de un segundo, desaparecieron tras esa puerta dispuestos a hacer arder la habitación.

3 comentarios:

  1. Ay mi madre ay mi madreeeeeee!!!!! Pero pero peroooooo!!!!! Daehyun enamorado de Youngjae, Yoori de Daehyun, Yongguk desesperado por tener a Yoori y por que no se arrime a Jongup y Jongup ya va a conseguir lo que quiere. Este capítulo me ha dejado muerta y más como lo has terminado.
    Te iba a pedir ya la continuación pero no lo voy a hacer por que si no me estaré torturando xDDDDDDDD
    Tengo la ligera sensación de que esto terminará pronto (bueno, eso es lo que pienso yo xDDDD)

    Me encanta tu fic. Cada capítulo va siendo mejor que el anterior. ¡¡¡¡Me declaro tu fan #1!!!!

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    1. Es que los triángulos amorosos son muy mainstream, yo soy más de endecágonos amorosos. XDDDDDDDDDDDDD

      Ay, ay, en serio, muchas gracias por comentar, por leer y por el apoyo y y por todo. 8') Es la primera vez que comparto lo que escribo, y realmente este es el fic que con creces más lejos que conseguido llevar -siempre los dejaba a la mitad cofcof-... Y todo gracias a los que me leeis, que me dais ánimos a seguir. Nunca pensé que alguien llegase a engancharse a él, con esto de que el 90% de la gente suele tirar más hacia el yaoi... ;;

      La noticia buena es que sí, el 9 ya está hecho y creo que no va a ser apto para sensibles... (?) La mala es que sí, también es cierto que no se alargará mucho más, no soy partidaria del relleno sin trama por el mero hecho de alargar sin más (?) -A no ser que me lo pidan (?)-

      Bueno eso que estoy aqui toda emocionada porque os guste haciendo testamentos innecesarios... XDDDDDDDD Que gracias por leerme y asfojhasdhs ;_; Espero que ese pensamiento de que "cada capítulo es mejor que el anterior" no decaiga hasta el final, haré un esfuerzo (?) 8) <33333333333

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    2. Ay ay ay ay ay ay ay ay!!!!! No me digas eso de que ya tienes el siguiente capitulo escrito, que me va a dar algooooo!!!!

      Pues es una pena que se acabe pronto. Yo de ti no lo alargaría mucho, por que me he leído muchos fics que por alargarlos dos o tres capítulos más los han "destrozado". Siempre puedes hacer un epílogo en plan "Tres meses después..." :D

      Y si tienes otros fics, me gustaría leerlos, aunque no los hayas terminado. Y si quieres ayuda para seguirlos, yo me ofrezco voluntaria :D

      Sigue escribiendo! Tienes un gran talento :D

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