jueves, 4 de octubre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan


CAPÍTULO 15

- ¿Y si lo hacemos al revés? Si yo gano, hago lo que quieras - sonreí - Sino nos pueden dar las uvas.
- De acuerdo - bajó la guardia y aproveché para marcar otro punto más.
- Dos a cero. Are you ready? - dije sin bajar la guardia.

Sus manos se deslizaban rápidamente pero mis reflejos acertaban bastante. Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos a un empate: cuatro a cuatro. Era el punto decisivo.

- ¡Ah! ¡Un bicho! ¡Mátalo! - grité.
- ¿¡Dónde!? - miró detrás suya.

Se volvió a girar y puse mi puño sobre mi mejilla, sin ni siquiera golpearlo.

- Gané - sonreí.
- ¡Eso no vale! - se indignó poniendo los puños sobre su cintura. 
- Nunca impusiste reglas, ¿recuerdas? - dije mientras quitaba los velcros de los guantes.
- Eres mala... - sonrió.

Yo me di la vuelta y salí del ring, llegando a la esquina donde estaban las estanterías. Cogí una toalla y me sequé la cara del sudor, poniéndomela sobre el cuello. Tras eso, me puse de puntillas para llegar a los pendientes, haciendo que cayeran.

- Antes no eras así de torpe - dijo Taeil mientras se agachaba.
- ¡Lo siento mucho! - me disculpé enérgicamente.
- ¿Necesitas que te vuelva a ayudar? - dijo cediéndome mis trocitos de metal.
- La verdad es que sí, recuerda que el del labio era complicado - reí - Pero déjame que te ponga yo los tuyos.

Atravesé mi oreja con la barrita y enrosqué el pincho. Saqué de entre mis dedos la argolla y la volví a colocar con mi lengua. Luego, estiré la mano para darle el enganche a Taeil. Este volvió a acercarse a mis labios y tras unos cuantos intentos, pudo cerrar el aro.

- Tenías razón con eso de que era complicado - se separó.
- A ver, acércate - dije desenroscando una bolita del palito.

Miré su ceja, buscando en agujero e intenté insertar el palo metálico. Este se deslizó fácilmente, así que le enrosqué la bolita.

- Ya está - sonreí - Ahora... Como he ganado... -
- Vete a la cama y duerme - rió.
- Ju... Pero es muy temprano - di un toque infantil.
- Bueno, entonces luego - rió - Voy a ducharme, que te sea leve. 

Levantó una mano como para despedirse y se fue, dejándome allí, esperando algo más, la verdad. 
Suspiré y acabé de liberar mis manos. Dejé todo donde estaba antes, solo se escuchaban mis pasos allí dentro. Acabé con ese molesto ruido y cerré la puerta detrás mía. 
Fui a mi habitación a por algo de ropa, tenía ganas de salir, así que cogí una toalla y me duché, dándome tiempo a pensar qué ponerme. El agua caliente contra mi sudor frío me estaba sentando bastante bien, no solía relajarme tanto en mis duchas anteriores, en aquel lugar cualquiera se relajaba. 
Salí y me sequé, llegando a la habitación solo con la toalla. Abrí los dos armarios justo después de ponerme la ropa interior y me decanté por estrenar las botas, con unas medias hasta el muslo negras enganchadas a un ligero que reposaba sobre mi cintura. Un pantalón bastante - y recalco el bastante - corto, negro de encaje, me tapaba un poco. Busqué por todas las camisetas hasta que encontré una de Iron Maiden, bastante bonita... 
Fui al baño a por unas tijeras, para hacer trizas esa camiseta. Con los costados cortados y dejando ver bastante bien mi cuerpo y mi sujetador, me pinté los labios de rojo y me planché el pelo, que aunque lo llevara corto, siempre arreglaba. 
Acabé en mi habitación, así que fui a decirle a Zico que me iba, pero este se me adelantó, ya estaba en mi puerta.

- ¡Wow! ¿Dónde vas? - preguntó sorprendido.
- Pues ahora mismo, iba a decirte que iba a salir - sonreí.
- Sí, pero vas a salir con nosotros, hay trabajo, nena - me miró de arriba abajo - Te diría que no estropearas tu modelito, pero sería bastante curioso verte pelear así - se mordió el labio.
- ¿Pelear? ¿Qué traes entre manos? - me sorprende preguntar esto, pero más vale prevenir que curar.
- Todavía no es el momento, cariño - encerró mi cintura con su brazo, pegándome a él - Solo son unos niñatitos que están dando por culo - me besó levemente, sin llevarse siquiera una pizca de pintalabios.
- Vale, luego podré hacer lo que quiera, así que... - dije vacilante.
- No si yo te lo impido - una de sus manos se deslizó por el gran hueco de mi camiseta.
- Anda, vámonos ya - me aparté y sonreí.

Fuimos hacia el salón para encontrarnos con todos los demás. Pude observar como Taeil me miraba, así que le guiñé un ojo y sonreí, él me imitó. 

- Bueno, ya sabéis, si no hay sangre, no habremos hecho nuestro trabajo - aclaró Zico.
- De acuerdo - dijo P.O aguantando uno de sus puños.

Salimos de la casa y nos montamos en dos coches bastante lujosos, negros. Diría que pasarían por desapercibidos pero no, eran demasiado... Elegantes.

- ¿De dónde sacáis tanto dinero? - le pregunté a B-Bomb intrigada, ya que era el que estaba a mi lado.
- No quieras saberlo, niña - rió.
- Vale, me lo imagino - me sorprendí.
- Tú tranquila, deja los temas de mayores - me sonrió como si estuviera hablando de cosas totalmente normales.
- Está bien... - volví mi mirada al frente.

El coche se paró en un sitio oscuro con varios bares y pubs a su alrededor, por lo que imaginé que sería un aparcamiento. Zico bajó la ventanilla e hizo una señal con la mano. Tras eso, los dos coches aparcaron y todos nos bajamos.

- Ahora solo queda esperar... - dijo U-Kwon.

Nada más decir eso, aparecieron frente nuestra un grupo de chicos bastante grandes.

- ¿Esperar? ¿Eso qué es? - dijo el del centro.
- Esperar a que os echemos - dijo Kyung tan normal.
- Eso no os lo creéis ni vosotros - dijo otro de estos chicos entre risas.
- De acuerdo... - se adelantó Zico tan vacilante como siempre - Enseñadnos qué tenéis, niñatitos.

Zico abrió los brazos, dando el juego por empezado, con lo cual el líder del otro grupo dio una señal con el dedo y se abalanzó sobre él. Yo salí de detrás de P.O, estando en guardia, ya que me acababa de ver uno de los chicos del equipo contrario.

- Anda mira, si tienen una mascota - todos me miraron y rieron.
- Mascota tu puta madre - me acerqué rápidamente y le di un puñetazo en la cara.

Él se quedó en shock y puso su palma sobre donde yo antes había golpeado.

- A ver si la domesticáis un poco - gruñó.

 Me miró y de un salto intentó hacerme una llave, de la cual me deshice fácilmente. Parece que esos días allí no fueron en vano. Me intentó noquear de un puñetazo pero lo esquivé, agachándome y dándole una patada en los pies, tirándolo al suelo. Pisé su pecho, haciendo que se acostara del todo y me mirara.

- ¿Decías? - sonreí divertida.

En ese momento dos de estos chavales dejaron lo que estaban haciendo e intentaron acercarse a mí, pero me deslicé entre ellos, escapando. Jaehyo vino en mi ayuda, aguantando a uno de esos dos. Le eché una mirada de "de este me ocupo yo" y paré un gancho que me venía desde la izquierda. Agarré la muñeca de ese chico, fuerte pero no muy alto, y lo retorcí, dejándolo en el suelo boca abajo. 
Lentamente, me senté sobre su espalda, aguantando sus dos manos. Puse cada mano a uno de sus costados y las pisé con mis preciosas botas - se nota que me gustaron, ¿no? -.  Pude escuchar una queja en forma de gruñido.

- Yo que tú no forzaría... - susurré en su oído.

No me hizo caso e intentó darse la vuelta. El que avisa no es traidor, así que me puse de pie, dejando caer todo mi peso sobre sus manos, las cuales seguían bajo mis pies. Un grito de dolor calmó el ambiente con unos crujidos que pude sentir. 
De repente, todos quedaron quietos, mirándome - de nuevo -. Yo, levanté mis pies y volví al coche lentamente, apoyándome en él con los brazos cruzados. 
Los contrarios fueron corriendo en rescate al chico que crujió bajo mis pies, palpándoles las manos y mirándome como asustados. 
Ante esta situación tan... Cargada. Decidí encenderme un cigarro y contemplar como socorrían a su amigo. Aquí es bueno no tenerle aprecio a nadie, después pasa lo que pasa... 
Uno de esos amigos se levantó de un salto y corrió hacia mí, levantando su puño. Me quedé mirándole, esperando. 

- ¿En serio? - le dí una calada a mi cigarro, ya estaba bastante cerca así que le eché el humo en la cara.
- Eres una zorra - bajó el brazo.
- Gracias - sonreí y volví a llenar mis pulmones de humo.

Todos se fueron en un abrir y cerrar de ojos, cargando con su amigo el malherido. Serían 5 o poco más, no me dio tiempo a fijarme. Todos muy bien vestidos, eso sí. Aunque cuando quise darme cuenta, unos 7 ya me estaban rodeando.

- ¿Cómo coño has hecho eso? - dijo Zico boquiabierto haciendo una pausa entre cada palabra.
- ¿El qué? - me hice la tonta.
- ¡Eso! - gritó Jaehyo.
- ¿Os tengo que recordar de donde vengo? - tiré el cigarro y lo pisé.
- Su razón lleva... - escuché a B-Bomb.
- Joder, ya entiendo que no te quisieran soltar - dijo Zico y suspiró.
- Esto está siendo una pequeña bajada de autoestima, pero solo pequeña - confesó Jaehyo mientras abría la puerta.
- No, nunca había estado en una pelea en mi vida, ni con Big Bang - me acerqué a esa puerta abierta - No sé, me ha salido solo - me senté en el coche.

Escuché algunos suspiros y la mitad del grupo se encaminó hacia el otro vehículo. Nos pusimos en marcha y volvimos a "nuestro descampado". 
Me quedé en la entrada volviendo a pintarme los labios. Con tanto ajetreo se iban gastando.

- Me dijiste que podría hacer lo que quisiera - dije al aire sin apartar la vista de la ventanilla cerrada.
- Nunca te dije que sí - Zico se dio por aludido.
- Me da igual - lo miré - Hoy... Me siento rebelde, ¿sabes? - sonreí cálidamente.
- Anda sube - abrió la puerta del copiloto.

Le hice caso y entré, él dio la vuelta y se sentó a mi lado, en el asiento del conductor.

- Cuéntame - me miró a los ojos.
- Es este ambiente... Me hace ser así - me confesé, ya dije que hablar con él me resultaba fácil.
- A ti y a todos, no te preocupes por eso, sólo por no olvidar la persona que de verdad eres - sonrió al horizonte, con la mirada perdida.
- Hay circunstancias que me hacen querer no ser yo, ¿sabes? - suspiré - Sabes lo que me pasó con Taeyang.
- Con que Taeyang era, ¿eh? - ladeó una media sonrisa - Y el lidercito, ¿qué fue de él? 
- Se lo cargó todo - puse mis codos sobre mis rodillas y apoyé mi frente en la palma de mis manos - No aguantaba más allí...
- Me parece comprensible, bastante, por lo que me has contado, claro - aclaró.
- Me confundía: primero me trataba mejor que nadie, luego me odiaba, luego me amaba. luego quería alejarme de todo, luego ser mi dueño y acabar con mi vida. No sé si es porque es un puto controlador o porque...
- Te quiere, eso está claro - suspiró.
- No, eso es precisamente lo que nunca ha estado claro - dejé de mirar al suelo para mirarle a él.
- Todavía tengo marcas de lo fuerte que me pegó cuando te dirigí solo una palabra - rió.
- Eso es porque tiene fuerza - le corregí.
- Sí, lo que quieras - puso las manos sobre el volante - ¿Dónde vamos? 
- ¿Perdona? Dónde voy, que es distinto - reí - Dame un descanso, ahora mismo sólo quiero desconectar un poco - le pedí.
- Te quiero dentro de 3 horas en mi cama, digo, en casa - abrió la puerta - Pásatelo bien y échame de menos - me miró y sonrió.

Bajó del coche y cerró la puerta. Yo ni siquiera me bajé para cambiarme de asiento, puse en marcha el motor y me adentré en la ciudad.
Fui dirección local de Totoro, ya que estaba en un sitio céntrico. Aparqué el coche en un aparcamiento de por allí y decidí dar un paseo para ver qué me encontraba. Aunque antes quería saludar.
Entré en ese sitio ya familiar y fui en busca de Totoro, pero el ritmo de la música me paró, ella iba a estar toda la noche aquí, así que... 
Me puse a bailar, sola, no necesitaba nada, bueno sí, una copa. Fui a la barra y pedí algo de Vodka negro. Di un gran trago y decidí llevarme mi vaso conmigo a buscar a Totoro. Sabía donde estaba, así que fui directamente a su "rinconcito", a unas malas que no estuviera allí... Siempre podía esperarla.
Los gorilas ya me conocían, así que pasé sin problemas, llegando sana y salva, para verla sentada. 

- ¿Se puede? - pregunté todavía escondiéndome tras la puerta.
- Claro - me miró sobre sus gafas.
- Qué digna tú - reí sentándome en la silla que estaba a mi lado de la mesa.
- ¿Crees que todo esto no tiene papeleo? - rió y apoyó la espalda en el asiento - ¿Qué te trae por aquí?
- No sé, algo de fiesta y puede que un poco de libertad - me mordí el labio.
- Eso es bueno, no estás en una cárcel como antes - se quitó las gafas - Aunque yo andaba con cuidado, llevo viendo a G-Dragon por muchos sitios estas noches, parece que se aburre sin ti.
- Estará buscando a alguien para amargarle la vida - crucé los brazos.
- Puede... ¿Qué tal Zico? - me echó... Esa mirada.
- ¿De verdad? - reí - Eres su ex - seguí riendo.
- A ti te cogió con muchas más ganas - seguimos de broma.

Estuve contándole un poco de todo: sobre ellos, sobre mí, sobre como me trataban, sobre lo poco que se parecía eso a un palacio... Con ironía, claro. Estaba muy bien allí, demasiado. 
Un rato, bastante largo, después, me fui. Tenía que disfrutar de este tiempo libre que tenía, hacía tiempo que no podía disfrutar sin tener algo en mente. Me sumergí en la música y mis pies fluyeron hasta el centro de la pista. Había chicos que se me pegaban, pero yo los ignoraba, como si no existieran. Hoy solo quería ser yo. 
Con un tema de Dubstep a un volumen que rompía los tímpanos, algo me regresó la mente al suelo.

- ¡Está aquí! ¡Vete! - gritó Totoro en mi oído, tirándome del brazo.
- ¿¡Cómo!? ¿¡Qué!? - me pilló totalmente por sorpresa.
- ¡Vete para tu coche, ahora voy para allá! - y con eso se camufló entre la gente.

Seguí sus órdenes e intenté salir de allí, pero nada más que darme la vuelta, pude ver como G-Dragon buscaba algo, o mejor dicho, alguien. Me puse nerviosa, lo suficiente como temblar y correr sin importarme quien estuviera delante. 
Llegué al coche y entré corriendo, sentándome en el asiento del piloto. Respiré y me recompuse, no sé qué me puso más nerviosa, si el miedo o él en sí. No es que le tuviera miedo a él, le tenía miedo a que la situación se volviera a romper. A él solo le tengo... Asco. Un asco que me hace seguir adelante. Es extraño, es como... Agité mi cabeza de un lado a otro, me estaba empezando a liar, entonces escuché unos golpes y gritos.
Miré por el espejo retrovisor y vi a G-Dragon salir del local, así que me escondí, agachándome, teniendo una vista perfecta del espejo.
A medida que se acercaba podía escucharlo con más claridad. Sus pasos eran fuertes, como queriendo romper el suelo, su expresión estaba frustrada y su ceño, fruncido, su mirada brillaba, enfadada. 

- ¡Joder! - le dio una patada a una de las llantas traseras del coche de al lado - ¡Era ella! ¡Lo era!

¡Esta vez sí! - me había visto, estaba enfadado y yo volví a empezar a temblar - ¡Joder! Lo era... - apoyó los codos en el capó y posó su frente en las palmas de sus manos, frotando sus ojos.
Se quedó así durante unos segundos más, suspiró y se incorporó, dándole otra patada al coche con más rabia aún, pero esta vez sin gritar. Le dio la vuelta al coche y entró por la puerta del piloto, lo puso en marcha y salió de allí. 
Me dejé caer totalmente, suspirando e intentando relajarme. No sé por qué necesitaba tanto verme, puede que para encerrarme en una habitación el resto de mi vida para que aprenda la lección. Las lágrimas se asomaron por mis ojos, pero no iba a llorar, no. No me iba a sentir impotente ante él, ante nadie, ya no. Aquí no puedo ser otra persona que rastrera. Y eso ha sido lo que me ha hecho romper a llorar.
No quería esto, quería ser yo: que me quieran no que me usen, tener amigos no polvos, ser simpática no estar buena. Pero por otra parte no quería salir de aquí... 
Unos golpes en el cristal captaron mi atención, Totoro había llegado. Levanté la cabeza y me sequé las lágrimas, me incorporé y le abrí la puerta. Me cambié de asiento y le cedí las llaves.

- Llévame a casa... - dije cabizbaja.
- ¿A cuál? - preguntó.
- No me preguntes, ahora mismo no tengo ninguna - reprimí el llanto.

De un momento a otro aparecí en el sitio de donde vine: mi "palacio". La verdad es que estaba cómoda allí, pero no podía aparecer así.

- Cuéntaselo - me dijo.
- No puedo, será mejor que descanse - abrí la puerta y salí casi corriendo.
- ¡Adiós, te quiero! - gritó Totoro tras la ventanilla.

Nadie había visto lo mismo que yo, nadie podría sentir lo mismo que yo y nadie podría ayudarme y mucho menos de mí misma. 
Llamé y Zico me abrió rápidamente, parecía que me estaba esperando. Apareció tras la puerta con una sonrisa, pero en cuanto vio mis ojos totalmente rojos, su gesto cambió.

- ¿Qué ha pasado? - dijo serio.
- Nada, no te preocupes - me esforcé en sonreír.
- No me lo creo, pasa - dijo seriamente, haciéndose a un lado.

Pasé por ese pasillo lentamente, mirando al suelo y con Zico pisándome los talones, preocupado. Llegué a mi habitación y me senté en la cama, él me imitó.

- ¿Piensas contármelo? - buscó mi mirada.
- He visto a G-Dragon - dije casi susurrando.
- ¿¡Qué te ha hecho ese hijo de puta!? - se levantó de golpe, gritando - Voy a vestirme, ¿dónde está?
- No me ha hecho nada, tranquilo - le miré y sonreí - Me estaba buscando pero Totoro me sacó rápidamente de allí.
- Voy a tener que darle las gracias... - se volvió a sentar, tranquilizándose.
- Ella también se preocupa por mí, creo que es una de las pocas personas que mínimamente me quiere... - me di cuenta.
- Yo te quiero - habló tímidamente.
- Quieres joder a Big Bang, no a mí - me sinceré.
- Si sólo quisiera eso no estaría aquí ahora mismo - me sonrió tiernamente - Permíteme decirte que esto no lo hago por todo el mundo - dijo como señalando toda la habitación con la mirada.
- ¿De verdad? Ahora mismo... No sé nada - me froté la cara - No quiero que...
- No soy Kwon Ji Yong, no soy Dong Young Bae, soy Woo Ji Ho y creo que solo con decirte esto, debería bastarte. Quiero decir - se aclaró la garganta - eres de las pocas personas en las que dejo de ser Zico para ser Woo Jiho.

Tras decir eso, me abrazó. Tan fuerte que todas mis lágrimas se escondieron y tan acogedoramente que mi tensión bajó. Estoy bien, no sé para qué quiero salir. Al fin he encontrado un sitio en el que no me tengan que obligar a quedarme.

- No hace falta, creo que no somos malos... - bromeó Zico, al parecer eso último lo había dicho en voz alta.
- Al principio sí - reí y me separé de su abrazo.
- Pero porque no querías venir - me miró mientras me levantaba.
- Anda, vamos a dormir - le hice levantarse.
- ¿Vamos? - sonrió.
- Sí - dije sorprendida.
- ¿¡Dormir!? - se indignó, a lo que yo reí.
- Esta noche sí - seguí riéndome.
- Qué pequeña que es la niña – pellizcó.

Nos acostamos y yo me envolví entre las sábanas y sus brazos, intentando olvidar lo que había pasado y dejando de complicarme: pasará lo que tenga que pasar. 


1 comentario:

  1. Akjfkfgj<3 Me encanta, solo que me incomoda un poco ella porque es muy... problemática(?) cuando fuma D;

    ResponderEliminar