- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 15
- ¿Y si lo hacemos al revés? Si yo
gano, hago lo que quieras - sonreí - Sino nos pueden dar las uvas.
- De acuerdo - bajó la guardia y
aproveché para marcar otro punto más.
- Dos a cero. Are you ready? - dije
sin bajar la guardia.
Sus manos se deslizaban rápidamente pero mis
reflejos acertaban bastante. Cuando quisimos darnos cuenta, estábamos a un
empate: cuatro a cuatro. Era el punto decisivo.
- ¡Ah! ¡Un bicho! ¡Mátalo! - grité.
- ¿¡Dónde!? - miró detrás suya.
Se volvió a girar y puse mi puño sobre mi mejilla,
sin ni siquiera golpearlo.
- Gané - sonreí.
- ¡Eso no vale! - se indignó
poniendo los puños sobre su cintura.
- Nunca impusiste reglas,
¿recuerdas? - dije mientras quitaba los velcros de los guantes.
- Eres mala... - sonrió.
Yo me di la vuelta y salí del ring,
llegando a la esquina donde estaban las estanterías. Cogí una toalla y me sequé
la cara del sudor, poniéndomela sobre el cuello. Tras eso, me puse de puntillas
para llegar a los pendientes, haciendo que cayeran.
- Antes no eras así de torpe - dijo
Taeil mientras se agachaba.
- ¡Lo siento mucho! - me disculpé
enérgicamente.
- ¿Necesitas que te vuelva a ayudar?
- dijo cediéndome mis trocitos de metal.
- La verdad es que sí, recuerda que
el del labio era complicado - reí - Pero déjame que te ponga yo los tuyos.
Atravesé mi oreja con la barrita y
enrosqué el pincho. Saqué de entre mis dedos la argolla y la volví a colocar
con mi lengua. Luego, estiré la mano para darle el enganche a Taeil. Este
volvió a acercarse a mis labios y tras unos cuantos intentos, pudo cerrar el
aro.
- Tenías razón con eso de que era
complicado - se separó.
- A ver, acércate - dije
desenroscando una bolita del palito.
Miré su ceja, buscando en agujero e
intenté insertar el palo metálico. Este se deslizó fácilmente, así que le
enrosqué la bolita.
- Ya está - sonreí - Ahora... Como
he ganado... -
- Vete a la cama y duerme - rió.
- Ju... Pero es muy temprano - di un
toque infantil.
- Bueno, entonces luego - rió - Voy
a ducharme, que te sea leve.
Levantó una mano como para
despedirse y se fue, dejándome allí, esperando algo más, la verdad.
Suspiré y acabé de liberar mis
manos. Dejé todo donde estaba antes, solo se escuchaban mis pasos allí dentro.
Acabé con ese molesto ruido y cerré la puerta detrás mía.
Fui a mi habitación a por algo de
ropa, tenía ganas de salir, así que cogí una toalla y me duché, dándome tiempo
a pensar qué ponerme. El agua caliente contra mi sudor frío me estaba sentando
bastante bien, no solía relajarme tanto en mis duchas anteriores, en aquel
lugar cualquiera se relajaba.
Salí y me sequé, llegando a la
habitación solo con la toalla. Abrí los dos armarios justo después de ponerme
la ropa interior y me decanté por estrenar las botas, con unas medias hasta el
muslo negras enganchadas a un ligero que reposaba sobre mi cintura. Un pantalón
bastante - y recalco el bastante - corto, negro de encaje, me tapaba un poco.
Busqué por todas las camisetas hasta que encontré una de Iron Maiden, bastante
bonita...
Fui al baño a por unas tijeras, para
hacer trizas esa camiseta. Con los costados cortados y dejando ver bastante
bien mi cuerpo y mi sujetador, me pinté los labios de rojo y me planché el
pelo, que aunque lo llevara corto, siempre arreglaba.
Acabé en mi habitación, así que fui
a decirle a Zico que me iba, pero este se me adelantó, ya estaba en mi puerta.
- ¡Wow! ¿Dónde vas? - preguntó
sorprendido.
- Pues ahora mismo, iba a decirte
que iba a salir - sonreí.
- Sí, pero vas a salir con nosotros,
hay trabajo, nena - me miró de arriba abajo - Te diría que no estropearas tu
modelito, pero sería bastante curioso verte pelear así - se mordió el labio.
- ¿Pelear? ¿Qué traes entre manos? -
me sorprende preguntar esto, pero más vale prevenir que curar.
- Todavía no es el momento, cariño -
encerró mi cintura con su brazo, pegándome a él - Solo son unos niñatitos que
están dando por culo - me besó levemente, sin llevarse siquiera una pizca de
pintalabios.
- Vale, luego podré hacer lo que
quiera, así que... - dije vacilante.
- No si yo te lo impido - una de sus
manos se deslizó por el gran hueco de mi camiseta.
- Anda, vámonos ya - me aparté y
sonreí.
Fuimos hacia el salón para
encontrarnos con todos los demás. Pude observar como Taeil me miraba, así que
le guiñé un ojo y sonreí, él me imitó.
- Bueno, ya sabéis, si no hay
sangre, no habremos hecho nuestro trabajo - aclaró Zico.
- De acuerdo - dijo P.O aguantando
uno de sus puños.
Salimos de la casa y nos montamos en
dos coches bastante lujosos, negros. Diría que pasarían por desapercibidos pero
no, eran demasiado... Elegantes.
- ¿De dónde sacáis tanto dinero? -
le pregunté a B-Bomb intrigada, ya que era el que estaba a mi lado.
- No quieras saberlo, niña - rió.
- Vale, me lo imagino - me
sorprendí.
- Tú tranquila, deja los temas de
mayores - me sonrió como si estuviera hablando de cosas totalmente normales.
- Está
bien... - volví mi mirada al frente.
El coche se paró en un sitio oscuro
con varios bares y pubs a su alrededor, por lo que imaginé que sería un
aparcamiento. Zico bajó la ventanilla e hizo una señal con la mano. Tras eso,
los dos coches aparcaron y todos nos bajamos.
- Ahora solo queda esperar... - dijo U-Kwon.
Nada más decir eso, aparecieron frente nuestra un
grupo de chicos bastante grandes.
- ¿Esperar? ¿Eso qué es? - dijo el
del centro.
- Esperar a que os echemos - dijo
Kyung tan normal.
- Eso no os lo creéis ni vosotros -
dijo otro de estos chicos entre risas.
- De
acuerdo... - se adelantó Zico tan vacilante como siempre - Enseñadnos qué
tenéis, niñatitos.
Zico abrió los brazos, dando el
juego por empezado, con lo cual el líder del otro grupo dio una señal con el
dedo y se abalanzó sobre él. Yo salí de detrás de P.O, estando en guardia, ya
que me acababa de ver uno de los chicos del equipo contrario.
- Anda mira, si tienen una mascota -
todos me miraron y rieron.
- Mascota
tu puta madre - me acerqué rápidamente y le di un puñetazo en la cara.
Él se quedó en shock y puso su palma
sobre donde yo antes había golpeado.
- A ver si la domesticáis un poco -
gruñó.
Me miró y
de un salto intentó hacerme una llave, de la cual me deshice fácilmente. Parece
que esos días allí no fueron en vano. Me intentó noquear de un puñetazo pero lo
esquivé, agachándome y dándole una patada en los pies, tirándolo al suelo. Pisé
su pecho, haciendo que se acostara del todo y me mirara.
- ¿Decías? - sonreí divertida.
En ese momento dos de estos chavales
dejaron lo que estaban haciendo e intentaron acercarse a mí, pero me deslicé
entre ellos, escapando. Jaehyo vino en mi ayuda, aguantando a uno de esos dos.
Le eché una mirada de "de este me ocupo yo" y paré un gancho que me
venía desde la izquierda. Agarré la muñeca de ese chico, fuerte pero no muy
alto, y lo retorcí, dejándolo en el suelo boca abajo.
Lentamente, me senté sobre su
espalda, aguantando sus dos manos. Puse cada mano a uno de sus costados y las
pisé con mis preciosas botas - se nota que me gustaron, ¿no? -. Pude
escuchar una queja en forma de gruñido.
- Yo que tú no forzaría... - susurré en su oído.
No me hizo caso e intentó darse la
vuelta. El que avisa no es traidor, así que me puse de pie, dejando caer todo
mi peso sobre sus manos, las cuales seguían bajo mis pies. Un grito de dolor
calmó el ambiente con unos crujidos que pude sentir.
De repente, todos quedaron quietos,
mirándome - de nuevo -. Yo, levanté mis pies y volví al coche lentamente,
apoyándome en él con los brazos cruzados.
Los contrarios fueron corriendo en
rescate al chico que crujió bajo mis pies, palpándoles las manos y mirándome
como asustados.
Ante esta situación tan... Cargada.
Decidí encenderme un cigarro y contemplar como socorrían a su amigo. Aquí es
bueno no tenerle aprecio a nadie, después pasa lo que pasa...
Uno de esos amigos se levantó de un
salto y corrió hacia mí, levantando su puño. Me quedé mirándole,
esperando.
- ¿En serio? - le dí una calada a mi
cigarro, ya estaba bastante cerca así que le eché el humo en la cara.
- Eres una zorra - bajó el brazo.
- Gracias
- sonreí y volví a llenar mis pulmones de humo.
Todos se fueron en un abrir y cerrar
de ojos, cargando con su amigo el malherido. Serían 5 o poco más, no me dio
tiempo a fijarme. Todos muy bien vestidos, eso sí. Aunque cuando quise darme
cuenta, unos 7 ya me estaban rodeando.
- ¿Cómo coño has hecho eso? - dijo
Zico boquiabierto haciendo una pausa entre cada palabra.
- ¿El qué? - me hice la tonta.
- ¡Eso! - gritó Jaehyo.
- ¿Os tengo que recordar de donde
vengo? - tiré el cigarro y lo pisé.
- Su razón lleva... - escuché a
B-Bomb.
- Joder, ya entiendo que no te
quisieran soltar - dijo Zico y suspiró.
- Esto está siendo una pequeña
bajada de autoestima, pero solo pequeña - confesó Jaehyo mientras abría la
puerta.
- No,
nunca había estado en una pelea en mi vida, ni con Big Bang - me acerqué a esa
puerta abierta - No sé, me ha salido solo - me senté en el coche.
Escuché algunos suspiros y la mitad
del grupo se encaminó hacia el otro vehículo. Nos pusimos en marcha y volvimos
a "nuestro descampado".
Me quedé
en la entrada volviendo a pintarme los labios. Con tanto ajetreo se iban
gastando.
- Me dijiste que podría hacer lo que
quisiera - dije al aire sin apartar la vista de la ventanilla cerrada.
- Nunca te dije que sí - Zico se dio
por aludido.
- Me da igual - lo miré - Hoy... Me
siento rebelde, ¿sabes? - sonreí cálidamente.
- Anda sube - abrió la puerta del
copiloto.
Le hice caso y entré, él dio la vuelta y se sentó a
mi lado, en el asiento del conductor.
- Cuéntame - me miró a los ojos.
- Es este ambiente... Me hace ser
así - me confesé, ya dije que hablar con él me resultaba fácil.
- A ti y a todos, no te preocupes
por eso, sólo por no olvidar la persona que de verdad eres - sonrió al
horizonte, con la mirada perdida.
- Hay circunstancias que me hacen
querer no ser yo, ¿sabes? - suspiré - Sabes lo que me pasó con Taeyang.
- Con que Taeyang era, ¿eh? - ladeó
una media sonrisa - Y el lidercito, ¿qué fue de él?
- Se lo cargó todo - puse mis codos
sobre mis rodillas y apoyé mi frente en la palma de mis manos - No aguantaba
más allí...
- Me parece comprensible, bastante,
por lo que me has contado, claro - aclaró.
- Me confundía: primero me trataba
mejor que nadie, luego me odiaba, luego me amaba. luego quería alejarme de
todo, luego ser mi dueño y acabar con mi vida. No sé si es porque es un puto
controlador o porque...
- Te quiere, eso está claro -
suspiró.
- No, eso es precisamente lo que
nunca ha estado claro - dejé de mirar al suelo para mirarle a él.
- Todavía tengo marcas de lo fuerte
que me pegó cuando te dirigí solo una palabra - rió.
- Eso es porque tiene fuerza - le
corregí.
- Sí, lo que quieras - puso las
manos sobre el volante - ¿Dónde vamos?
- ¿Perdona? Dónde voy, que es
distinto - reí - Dame un descanso, ahora mismo sólo quiero desconectar un poco
- le pedí.
- Te quiero dentro de 3 horas en mi
cama, digo, en casa - abrió la puerta - Pásatelo bien y échame de menos - me
miró y sonrió.
Bajó del coche y cerró la puerta. Yo
ni siquiera me bajé para cambiarme de asiento, puse en marcha el motor y me
adentré en la ciudad.
Fui dirección local de Totoro, ya
que estaba en un sitio céntrico. Aparqué el coche en un aparcamiento de por
allí y decidí dar un paseo para ver qué me encontraba. Aunque antes quería
saludar.
Entré en ese sitio ya familiar y fui
en busca de Totoro, pero el ritmo de la música me paró, ella iba a estar toda
la noche aquí, así que...
Me puse a bailar, sola, no
necesitaba nada, bueno sí, una copa. Fui a la barra y pedí algo de Vodka negro.
Di un gran trago y decidí llevarme mi vaso conmigo a buscar a Totoro. Sabía
donde estaba, así que fui directamente a su "rinconcito", a unas
malas que no estuviera allí... Siempre podía esperarla.
Los gorilas ya me conocían, así que
pasé sin problemas, llegando sana y salva, para verla sentada.
- ¿Se puede? - pregunté todavía
escondiéndome tras la puerta.
- Claro - me miró sobre sus gafas.
- Qué digna tú - reí sentándome en
la silla que estaba a mi lado de la mesa.
- ¿Crees que todo esto no tiene
papeleo? - rió y apoyó la espalda en el asiento - ¿Qué te trae por aquí?
- No sé, algo de fiesta y puede que
un poco de libertad - me mordí el labio.
- Eso es bueno, no estás en una
cárcel como antes - se quitó las gafas - Aunque yo andaba con cuidado, llevo
viendo a G-Dragon por muchos sitios estas noches, parece que se aburre sin ti.
- Estará buscando a alguien para
amargarle la vida - crucé los brazos.
- Puede... ¿Qué tal Zico? - me
echó... Esa mirada.
- ¿De verdad? - reí - Eres su ex -
seguí riendo.
- A ti te
cogió con muchas más ganas - seguimos de broma.
Estuve contándole un poco de todo:
sobre ellos, sobre mí, sobre como me trataban, sobre lo poco que se parecía eso
a un palacio... Con ironía, claro. Estaba muy bien allí, demasiado.
Un rato, bastante largo, después, me
fui. Tenía que disfrutar de este tiempo libre que tenía, hacía tiempo que no
podía disfrutar sin tener algo en mente. Me sumergí en la música y mis pies
fluyeron hasta el centro de la pista. Había chicos que se me pegaban, pero yo
los ignoraba, como si no existieran. Hoy solo quería ser yo.
Con un tema de Dubstep a un volumen
que rompía los tímpanos, algo me regresó la mente al suelo.
- ¡Está aquí! ¡Vete! - gritó Totoro
en mi oído, tirándome del brazo.
- ¿¡Cómo!? ¿¡Qué!? - me pilló
totalmente por sorpresa.
- ¡Vete para tu coche, ahora voy
para allá! - y con eso se camufló entre la gente.
Seguí sus órdenes e intenté salir de
allí, pero nada más que darme la vuelta, pude ver como G-Dragon buscaba algo, o
mejor dicho, alguien. Me puse nerviosa, lo suficiente como temblar y correr sin
importarme quien estuviera delante.
Llegué al coche y entré corriendo,
sentándome en el asiento del piloto. Respiré y me recompuse, no sé qué me puso
más nerviosa, si el miedo o él en sí. No es que le tuviera miedo a él, le tenía
miedo a que la situación se volviera a romper. A él solo le tengo... Asco. Un
asco que me hace seguir adelante. Es extraño, es como... Agité mi cabeza de un
lado a otro, me estaba empezando a liar, entonces escuché unos golpes y gritos.
Miré por el espejo retrovisor y vi a
G-Dragon salir del local, así que me escondí, agachándome, teniendo una vista
perfecta del espejo.
A medida que se acercaba podía
escucharlo con más claridad. Sus pasos eran fuertes, como queriendo romper el
suelo, su expresión estaba frustrada y su ceño, fruncido, su mirada brillaba,
enfadada.
- ¡Joder! - le dio una patada a una de las llantas
traseras del coche de al lado - ¡Era ella! ¡Lo era!
¡Esta vez sí! - me había visto,
estaba enfadado y yo volví a empezar a temblar - ¡Joder! Lo era... - apoyó los
codos en el capó y posó su frente en las palmas de sus manos, frotando sus
ojos.
Se quedó así durante unos segundos
más, suspiró y se incorporó, dándole otra patada al coche con más rabia aún,
pero esta vez sin gritar. Le dio la vuelta al coche y entró por la puerta del
piloto, lo puso en marcha y salió de allí.
Me dejé caer totalmente, suspirando
e intentando relajarme. No sé por qué necesitaba tanto verme, puede que para
encerrarme en una habitación el resto de mi vida para que aprenda la lección.
Las lágrimas se asomaron por mis ojos, pero no iba a llorar, no. No me iba a
sentir impotente ante él, ante nadie, ya no. Aquí no puedo ser otra persona que
rastrera. Y eso ha sido lo que me ha hecho romper a llorar.
No quería esto, quería ser yo: que
me quieran no que me usen, tener amigos no polvos, ser simpática no estar
buena. Pero por otra parte no quería salir de aquí...
Unos
golpes en el cristal captaron mi atención, Totoro había llegado. Levanté la
cabeza y me sequé las lágrimas, me incorporé y le abrí la puerta. Me cambié de
asiento y le cedí las llaves.
- Llévame a casa... - dije
cabizbaja.
- ¿A cuál? - preguntó.
- No me
preguntes, ahora mismo no tengo ninguna - reprimí el llanto.
De un momento a otro aparecí en el sitio de donde
vine: mi "palacio". La verdad es que estaba cómoda allí, pero no
podía aparecer así.
- Cuéntaselo - me dijo.
- No puedo, será mejor que descanse
- abrí la puerta y salí casi corriendo.
- ¡Adiós, te quiero! - gritó Totoro
tras la ventanilla.
Nadie había visto lo mismo que yo,
nadie podría sentir lo mismo que yo y nadie podría ayudarme y mucho menos de mí
misma.
Llamé y
Zico me abrió rápidamente, parecía que me estaba esperando. Apareció tras la
puerta con una sonrisa, pero en cuanto vio mis ojos totalmente rojos, su gesto
cambió.
- ¿Qué ha pasado? - dijo serio.
- Nada, no te preocupes - me esforcé
en sonreír.
- No me
lo creo, pasa - dijo seriamente, haciéndose a un lado.
Pasé por ese pasillo lentamente, mirando al suelo y
con Zico pisándome los talones, preocupado. Llegué a mi habitación y me senté
en la cama, él me imitó.
- ¿Piensas contármelo? - buscó mi
mirada.
- He visto a G-Dragon - dije casi
susurrando.
- ¿¡Qué te ha hecho ese hijo de
puta!? - se levantó de golpe, gritando - Voy a vestirme, ¿dónde está?
- No me ha hecho nada, tranquilo -
le miré y sonreí - Me estaba buscando pero Totoro me sacó rápidamente de allí.
- Voy a tener que darle las
gracias... - se volvió a sentar, tranquilizándose.
- Ella también se preocupa por mí,
creo que es una de las pocas personas que mínimamente me quiere... - me di
cuenta.
- Yo te quiero - habló tímidamente.
- Quieres joder a Big Bang, no a mí
- me sinceré.
- Si sólo quisiera eso no estaría
aquí ahora mismo - me sonrió tiernamente - Permíteme decirte que esto no lo
hago por todo el mundo - dijo como señalando toda la habitación con la mirada.
- ¿De verdad? Ahora mismo... No sé
nada - me froté la cara - No quiero que...
- No soy Kwon Ji Yong, no soy Dong
Young Bae, soy Woo Ji Ho y creo que solo con decirte esto, debería bastarte.
Quiero decir - se aclaró la garganta - eres de las pocas personas en las que
dejo de ser Zico para ser Woo Jiho.
Tras decir eso, me abrazó. Tan fuerte que todas mis
lágrimas se escondieron y tan acogedoramente que mi tensión bajó. Estoy bien,
no sé para qué quiero salir. Al fin he encontrado un sitio en el que no me
tengan que obligar a quedarme.
- No hace falta, creo que no somos
malos... - bromeó Zico, al parecer eso último lo había dicho en voz alta.
- Al principio sí - reí y me separé
de su abrazo.
- Pero porque no querías venir - me
miró mientras me levantaba.
- Anda, vamos a dormir - le hice
levantarse.
- ¿Vamos? - sonrió.
- Sí - dije sorprendida.
- ¿¡Dormir!? - se indignó, a lo que
yo reí.
- Esta noche sí - seguí riéndome.
- Qué pequeña que es la niña –
pellizcó.
Nos acostamos y yo me envolví entre
las sábanas y sus brazos, intentando olvidar lo que había pasado y dejando de
complicarme: pasará lo que tenga que pasar.
Akjfkfgj<3 Me encanta, solo que me incomoda un poco ella porque es muy... problemática(?) cuando fuma D;
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