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CAPÍTULO 1: SECRETOS I
Era sábado por la mañana y los primeros rayos de sol se filtraban por mi
ventana, abrí los ojos lentamente y me quede quieta mirando al techo mientras
una multitud de pensamientos rondaban mi cabeza. Cuanto más lo pensaba más me
parecía un sueño, ¿realmente todo lo que paso ayer no fue producto de mi
imaginación?, o eso quería pensar yo, quería aferrarme a la idea de que todo lo
que me había pasado era una mala jugada de mi cerebro. Cerré los ojos y respire
profundamente, decidí que era hora de levantarse. Camine con pasos pesados
hasta el cuarto de baño y cuando me mire al espejo me di cuenta de que
definitivamente lo de ayer había pasado, mis ojos hinchados me delataban. Sin
poder remediarlo lo sucedido el día anterior volvía a mi mente como si me
estuviera pasando de nuevo. Volví a cerrar los ojos para contener las lágrimas,
no definitivamente no iba a llorar de nuevo.
*Flashback*
El día anterior.
Andaba tranquilamente por las calles de mi ciudad, con los cascos puestos
dejando que la música retumbara en mis oídos mientras tarareaba esas canciones
que tantas veces había escuchado, rumbo a mi casa después de haber ido a hacer
algún que otro recado a mi madre ya que ahora no estaba estudiando ni
trabajando. Llegué a mi casa y solté los mandados en la cocina.
- Gracias- dijo mi madre mientras me sonría, la verdad es que no me
acostumbraba a sus muestras de cariño, sé que me quiere pero es una persona que
como yo no lo demuestra.
- De nada- contesté.
Tan rápido como pude subí las escaleras a mi habitación, era el único sitio
donde me sentía más segura y a gusto. Encendí mi ordenador y puse algo de
música, como de costumbre a un volumen demasiado alto para el gusto de mi
madre, y me tire en la cama aun con la ropa puesta.
- Nena, venga la comida está en la mesa.- abrí los ojos lentamente y me
encontré a mi madre mirándome, me había quedado dormida y ni me había dado
cuenta.
- Voy.- dije aun adormilada.
Tan pronto mi madre salió de mi cuarto me levante y apague la música que seguía
encendida pero a un volumen casi inaudible. Baje las escaleras con cuidado ya
que todavía estaba algo dormida y entre en la cocina. El almuerzo paso como
muchos otros días, mi madre discutía de cualquier cosa con mi hermano mientras
el asentía sin enterarse de nada, yo por mi parte pensaba en mis cosas sin
prestar atención a ninguno de los dos. Cuando terminé ayude a mi madre a
recoger la cocina. Luego me fui al salón para ver si había algo en la
televisión que valiera la pena ver, me senté y comencé a hacer zapping hasta
llegar a un canal donde estaban echando una película que no había visto.
Pasaron 2 horas y la película estaba a punto de terminar, mire a mi madre que
se había sentado al lado mía cuando acabo de hacer algunas cosas y no pude
evitar soltar una pequeña risa al ver como las lagrimas salían de su ojos como
si fueran cascadas, de verdad nunca entenderé como puede hacerla llorar este
tipo de películas.
De repente la puerta se abrió y apareció mi padre, acababa de llegar después de
un día duro de trabajo.
- Hola papa.- dije mientras una sonrisa se dibujaba en mi cara.
-Hola.- respondió. Cuando note el tono serio de su contestación me asuste, algo
grande había sucedido ya que mi padre es con el único de la familia con el que
me entiendo bien y a él es al único que muestro cariño, aunque quiero a los
demás de la misma forma.
Iba a preguntarle que le pasaba cuando me pidió que me fuera a mi habitación,
así no era como el actuaba conmigo, contuve las lagrimas mientras no paraba de
darle vueltas a la cabeza pensando en algo que hubiera hecho para enfadarlo de
esa forma, subí las escaleras a mi habitación tal y como él me había pedido.
Mientras subía pude escuchar un poco de la conversación.
- Pero, pero...- mi madre repetía eso una y otra vez entre sollozos y yo cada
vez entendía menos todo lo que estaba pasando, sentía la necesidad de volver al
salón y abrazarla.
- Cariño, sabíamos que esto pasaría tarde o temprano... En realidad hemos
tenido un año para decírselo y para mentalizarnos, pero...- ¿Un año?... Para
decirle ¿A quién? ¿A mí? ¿Qué tenían que decirme? ¿Qué era lo que me habían
ocultado? Cuanto más lo pensaba más me dolía la cabeza.
Había acabado de subir todos los escalones y ya no podía escuchar nada más. Una
parte de mi quería que bajara y pidiera explicaciones, la otra no quería por
miedo a todo lo que pudieran contarme. Me tumbe en la cama a pensar en miles de
posibilidades, pero ninguna me parecía la correcta, al rato alguien llamo a mi
puerta...
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