sábado, 22 de septiembre de 2012

RIRIMATO

- Autora: @askthewind 

- Tipo: B.A.P,serial, menores 18, idol (misterio) x fan, hetero 


CAPÍTULO 3: MUCHO QUE SENTIR, POCO QUE PENSAR



Algo raro pasaba.
            Yoori notaba el ambiente demasiado tenso; más que de costumbre. Se había pasado toda la noche cuidado de Daehyun, quien en ese momento dormía apaciblemente en la cama del hospital. No se había separado de su lado desde la operación, la cual se desarrolló sin complicaciones y le arrebató más de una lágrima a la chica. Incluso la enfermera que salió a darles la noticia sintió la necesidad de darle un abrazo para calmar su llanto, como si fuese su madre. En ese momento cambiaba el agua del gran jarrón que le habían enviado los miembros del equipo, un gigantesco centro de mesa de centenares de flores diferentes que desprendía un dulce aroma. A pesar de que intentaba no pensar demasiado en lo que había ocurrido hasta el momento, todo se repetía una y otra vez en su cabeza, desconcentrándola. Dejó el jarrón sobre la mesa de la habitación y apoyó ambas manos sobre la misma, agachando la cabeza y perdiendo la mirada en la nada. Algo realmente raro pasaba.

………

            Todo va a salir bien, Ririmato. No te preocupes — Zelo le sonrió. Los seis estaban reunidos en la sala de espera del hospital, habiendo visto segundos atrás como un grupo de enfermeros se llevaba a su compañero Daehyun en una camilla hacia el quirófano. Sin decir una palabra, Yoori había visto el “Todo va a salir bien” que los labios del vocalista habían articulado antes de que lo arrastrasen al fondo del pasillo. Pensaba en ello una y otra vez mientras el maknae del grupo intentaba tranquilizarla, sentado a su lado, con uno de sus brazos sobre los hombros de la chica. Jongup y Youngjae estaban sentados frente a ellos, sin decir absolutamente nada. Himchan se levantó de su asiento y empezó a caminar de un lado a otro impacientemente y, de espaldas y alejado de todos los demás, Yongguk permanecía de brazos cruzados en el pasillo, apoyado contra una de las paredes. Las pocas veces que Yoori había desviado la mirada hacia él lo había visto en la misma posición, no se movía ni un solo centímetro. Zelo afianzó el agarre sobre sus hombros y la zarandeó con suavidad, acercando el rostro a ella — Eh, eh. Todo va a salir bien, ¿verdad?
            — Claro que sí — le respondió ella, con una sonrisa forzada. Pero sus sentimientos de verdad parecían mantenerse ocultos en su interior.
            “¿Y si no sale todo bien? ¿Y si por culpa de mi insistencia, él…?
            — Era algo que tenía que afrontar, tarde o temprano — el susurro tranquilo de Himchan la sorprendió. Había vuelto a sentarse en el lado contrario a Zelo, junto a ella, y con naturalidad le ofreció un vaso de café caliente de máquina. Ella lo cogió entre sus manos y permaneció en silencio — Se esfuerza mucho en lo que hace; ha forzado demasiado la voz, nada más.
            — Tiene una voz preciosa — era como la décima vez que lo decía en todo el día. Alzó la cabeza lo suficiente como para dar un sorbo a su café y volvió a agacharla en medio de un suspiro. Himchan quiso darle unas palmadas en el hombro pero su mano se tropezó con la muñeca de Zelo.

            Las horas se pasaban más lentas que un lunes en pleno horario laboral. Ninguno se movía de su asiento, como mucho alguno se levantaba para pasear de un lado a otro del pasillo y estirar un poco las piernas pero nadie había salido de aquella sala desde que Daehyun había cruzado las puertas del quirófano. Yoori había deslizado la mirada hacia Yongguk varias veces y no se había movido un solo centímetro de su posición inicial. Pero entonces llegó ella.
            — ¿Son ustedes los familiares de Jung Daehyun? — una mujer bien entrada en los cincuenta se colocó en medio del pasillo, con una carpeta en los brazos.
            — Bueno… Casi — Todos se levantaron al mismo tiempo, acercándose a ella.
            — Sólo he venido a decirles que la peor parte ya ha pasado. Todo ha salido perfectamente y en menos de veinte minutos podremos subirlo a planta.
            La mujer sonrió y todos exhalaron al unísono un suspiro de tranquilidad y alegría. Yoori se cubrió la cara con las manos, dejando al descubierto sus ojos llorosos, y la enfermera se acercó a ella entre risas, abrazándola. Tras ello hizo una ligera reverencia y se fue, dejándolos a todos en medio de su regocijo.
            — ¿Qué te dije, Ririmato? ¡Todo iba a salir bien! — Zelo se agachó para hablarle a Yoori mirándola a los ojos pero ella no le respondió nada. Tan sólo dejó escapar una sonrisa llorosa y se lanzó a sus brazos, perdiendo el rostro en su pecho y ahogando su llanto contra su ropa. Zelo se sorprendió al primer momento pero pronto su asombro se convirtió en ternura, una ternura que demostró devolviéndole el abrazo cálidamente, entre risas. Probablemente había entendido lo responsable que se sentía la chica de lo que estaba pasando y la alegría que significaba para ella que todo hubiese salido bien.
            — No puedo dejar de llorar — sollozó Yoori con un tono involuntariamente gracioso e idiota, sin dejarse ver.
            — Eso es que te alegras de que haya salido todo bien. Yo también estaría haciéndolo si no fuese porque tengo una reputación que mantener — Zelo la consolaba como podía, sin dejar su tono amable y cálido. La mantenía entre sus brazos como si temiese que pudiera caer en cualquier momento, entre sonrisas y comentarios reconfortantes, pero todo el ambiente de alegría que se formó en aquella sala se vino abajo en pocos segundos.
            — ¿Qué estáis haciendo? — Yoori no se despegó del pecho de Zelo pero podría reconocer esa voz grave y atemorizante a kilómetros de distancia. Yongguk se había acercado al grupo y colocado delante de Zelo y la chica con el ceño fruncido. El maknae lo miraba extrañado, sin saber realmente cómo contestar a esa pregunta, aunque el líder tampoco estaba esperando realmente una respuesta — ¿No podéis poneros cariñosos en un lugar más privado?
            — ¿Qué te pasa, Yongguk? — intercedió Jongup, alzando una ceja.
            — Me pasa que parece que no sabéis como es la gente en este sitio — respondió con frialdad girándose hacia su compañero e intercambiando miradas con todos — A estas alturas y aún no sabéis que sacan rumores hasta debajo de las piedras.
            — Qué importa lo que saquen, sólo intento animarla — Zelo parecía seguro de sus palabras, y el acto de apretar aún más a la chica entre sus brazos reforzó su convicción.
            — ¿Animarla? ¿Animarla por qué? — le espetó Yongguk, sorprendiendo a todos sus compañeros — ¿Estarías dispuesto a tirar por la borda todo lo que has conseguido solo por ‘animarla’? — para sorpresa de todos, Yoori empezó a separarse gradualmente del cuerpo del maknae, girándose instantáneamente hacia el líder. Sus ojos parecían ahora mucho más hinchados, y lo más probable era que no todas sus lágrimas fuesen fruto de la alegría; sin embargo, Yongguk no parecía enternecido por ello — ¿Crees que las cosas funcionan así? Hasta donde yo sé el concurso no incluía manoseos desmesurados con los miembros. ¿Qué pretendes? ¿Que medio mundo te reconozca por restregarte contra nosotros? — cada vez que Yongguk terminaba una frase Yoori se sentía un poco peor, pero seguía aguantando — Primero Daehyun y ahora Zelo, ¿quién es el siguiente?
Estaba allí”, pensó de repente, quedándose helada. “Él estaba allí...

 Fue la última frase del líder la que acabó completamente con sus defensas y su fuerza por no llorar. La miró con desprecio, y su voz sonó más cruel que nunca.

            — Deja de hacerte la heroína, Yoori. No eres más que una simple fan.

……….


            — ¿Has despertado ya? — Yoori dio un brinco que casi se carga el jarrón que acababa de arreglar — Mira, esto es de parte del equipo, ¿no es precioso?
            Daehyun se había incorporado en cama lentamente y la observaba con una sonrisa. Le habían prohibido decir una sola palabra en las próximas cuarenta y ocho horas, pero incluso sin decir nada era obvio que sabía que la sonrisa de Yoori no podía ser más forzada. Daehyun la miraba correr de un lado a otro de la habitación arreglándolo todo mientras le contaba novedades del día o cualquier tema irrelevante que viniese a su mente para evitar un incómodo silencio.
            Pero entonces Yoori se vio obligada a parar sus pasos. Daehyun estiró una de sus manos y la agarró por la muñeca, creando ese incómodo silencio del que intentaba escapar. La atrajo hasta el borde de su cama y la hizo sentarse; esperó unos segundos para cerciorarse de que no se alejaría, escapando de su obvia pregunta, y cogió su iPad, el cual utilizaba para comunicarse mientras no podía hablar.
            — ¿Qué te ocurre? — escribió, mirándola al instante con una mueca de “no puedes engañarme, así que ni lo intentes.”
            — ¿Pasar? ¿Qué iba a pasar? — preguntó haciéndose la tonta. Miraba hacia todos lados menos a sus ojos, siendo consciente de que mentir se le daba muy, muy mal.
            — Mientes aún peor que yo, Ririmato — sonrió apaciblemente.
            Dudó, pero estaba dispuesta a hablar con él. Mantenía la mirada fija en las sábanas de la camilla, ignorando que Daehyun seguía sujetando su mano. Quizá necesitaba liberarse de toda la presión que guardaba desde lo ocurrido la otra noche, contarle a alguien cómo se sentía realmente. Lo habría hecho, de no ser porque justo cuando cogió aire y entreabrió los labios para hablar, la puerta de la habitación se abrió.
            A Yoori se le paró el corazón en ese momento. Pudo ver como la mirada del líder se desviaba con rapidez hacia las manos de ambos, que permanecían unidas. La chica se separó de un movimiento, sorprendiendo al vocalista.
            — Tengo que ir a… comprar cortinas — “joder, buena excusa…
            Antes de que Daehyun pudiese replicar algo, la chica se levantó de la cama y abandonó la sala a paso ligero, cruzándose a Yongguk sin levantar la mirada del suelo.

………


            — ¿Ririmato?
            Yoori se giró, sorprendida. Zelo estaba a pocos pasos de ella, pidiéndole permiso para acercarse con su mueca de cachorrito asustado sin mediar palabra. Ella no dijo nada, tan sólo exhaló aire por la nariz y volvió a girarse hacia delante, gesto que el maknae entendió como un “si” desesperado.
            — Odio a ese inútil, Zelo — dijo de repente, cuando lo escuchó sentarse a su lado.
            — Yongguk-hyung no es mala persona. Es sólo que… no es un buen momento.
            — Nunca tiene buenos momentos — murmuró, con mala cara.
            — Él trabaja muy duro por todos nosotros. Quiere que B.A.P. llegue lejos, que nuestro trabajo de sus frutos. Puede que no lo diga pero nosotros sabemos que lo que quiere es que estemos orgullosos de él — dijo, con una sonrisa — tanto como amigo, como por líder.
            Yoori giró la cabeza hacia Zelo, que la miró con una de esas sonrisas que derretían su corazón, e irremediablemente un calor molesto pobló sus mejillas. Él empezó a reírse y pronto abrazó a Yoori, quien se resistió con la fuerza con que se resiste un niño a una piruleta; y él se había dado cuenta.
            — Yongguk-hyung no está aquí, déjame consolarte, tonta — susurró entre risas, divertido con aquella pésima resistencia.
            — Tú a consolar peluches, mocoso — le espetó sin pensar, roja como un tomate. Ante la carcajada que atronó Zelo sus nervios fueron de mal en peor — ¡Cállate!
            — No acepto órdenes de noonas sonrojadas.
            — ¡Tus huevos, mocoso, si vuelves a llamarme noona te…!* — en aquel momento Yoori se olvidó del viaje, del idioma y de todo. Su español más profundo resonó como un sollozo tímido y falsamente enfadado que incluso se podría definir como ‘dulce’ entre el silencio del lugar. “¿Esto es lo que se siente cuando te llaman noona?
            — Wao. ¿Así que eso es español? — Zelo alzó las cejas, sonriendo con curiosidad y mirando fijamente la mueca de “tierra trágame” de la chica a la que aún intentaba abrazar — Hola, hola.*
            Yoori no pudo evitar dejar escapar una risa entre sus labios al mismo tiempo que intentaba cubrírsela con las dos manos para no estallar en carcajadas. La pronunciación del español de aquel niño había sido tan sumamente dulce que ni siquiera siguió resistiéndose cuando Zelo la apretó contra él intentando que dejase de reírse, quejándose divertido por una reacción como tal.
            — Vuelve a decirlo, ¡vuelve a decirlo! — suplicaba entre lágrimas la chica.
            — ¡Yah, no soy un mono de feria! *¿Hola?* — a pesar de todo, Zelo se reía con ella. Le gustaba verla reír, y llorar sólo si las lágrimas salían acompañadas de una carcajada. Le hubiese gustado quedarse con ella toda la noche, haciéndola reír y disfrutando de su sonrisa. Se quedó mirándola con una sonrisa distraída, en silencio; y esta vez fue ella la que se dio cuenta.
            — ¿Qué? — susurró entre risas, sintiéndose terriblemente observada.
            Zelo se lo pensó durante un buen rato antes de hablar.
            — No eres una fan cualquiera, Ririmato — exhaló una carcajada, levantándose de donde se había sentado. Cogió por ambas manos a Yoori y tiró de ella, obligándola a levantarse también; podía ver su mueca de incredulidad incluso sin querer — Bueno, técnicamente… ni siquiera eres nuestra fan.
            — ¿Y qué pasaría si eso estuviese cambiando? — Yoori rió al ver a Zelo alzar las cejas, sorprendido — Es sólo una suposición.
            — Eso me alegraría.
            No hacía falta decir nada más. La noche había empapado de oscuridad la ciudad y la entrada del hospital estaba sorprendentemente silenciosa. Se escuchaba la fricción de las hojas al moverse con la suave brisa que enfriaba el ambiente y algún que otro grillo saltando por entre los arbustos de la zona. Entre ellos dos todo era silencio. Miradas de timidez, sonrisas escondidas bajo una máscara en el cuello y silencio.
            “Ya no tengo edad para actuar como una adolescente.
            — ¿Sabes? — Zelo empezó a acariciar sus manos con suavidad, intranquilo.
            — ¿Q-Qué?
            — Yo…

….......


            Tres días más tarde, Yoori se peleaba con las paradas de autobuses para llegar a donde Himchan le había indicado que era el apartamento donde convivían los seis. Habían pensado que, después de haberse quedado con él noches enteras, lo mínimo que podrían hacer para agradecérselo era permitirle estar allí cuando Daehyun llegase tras haberle dado el alta. Mientras esperaban, Jongup le contaba que planeaban decirle a Daehyun que se había vuelto de nuevo a España sin avisar, para darle una sorpresa. “Sois unos capullos”, pensaba ella.
            Cuando Daehyun y Youngjae entraron en el piso, la sonrisa del primero al ser recibido por todos sus compañeros no parecía tan sincera como debería ser. Yoori, que se había escondido detrás de la puerta principal, salió a escondidas cuando Daehyun le daba la espalda y le cubrió los ojos con las manos, aguantándose una carcajada.
            — Sólo conozco a una persona que tenga las manos tan suaves, aparte de Youngjae — replicó Daehyun mientras palpaba las manos que le cubrían la cara, con un tono de voz aún suave, pues le habían prohibido alzar la voz — Y él ha venido a buscarme, así que…
            Yoori se sintió descubierta con aquellas palabras, por lo que descubrió los ojos del chico y dejó que se girase para verla, sonriendo. Él dibujó una sonrisa carente de rencor en su rostro y la abrazó amistosamente, entre risas. Ella respondió a su gesto con normalidad, intentando dejar de pensar en el hecho de que Yongguk no parecía tener la intención de decir o hacer nada por ese gesto, lo cual la confundía. “Cambia más de opinión que de calzones”, pensaba ella, sin darle mayor importancia.

            — Prohibido cantar, ya lo sabes.
            — Sólo durante el resto de la semana. Después podré reincorporarme.
            — Me aseguraré de que haces la rehabilitación vocal.
            — Sí, mamá.
            Entre todos se habían encargado de hacer un banquete digno de una bienvenida, y tras preparar la mesa disfrutaron de una velada que Yoori guardaría como un bonito recuerdo. Nunca había visto a Youngjae tan hablador, ni a Yongguk tan sonriente. Parecían una familia, y en cierto modo le daba un poco de envidia.
            — Parece que ya se han enterado de quien eres — dijo Jongup de repente.
            — ¿Cómo?     
            — ¿También las has visto? — Himchan intercedió — Tus fotos, están en internet y aumentan a la velocidad de la luz — detuvo sus palabras cuando la mueca de susto que vio poner a la chica le causó risa — No es nada malo, tranquila.
            — Ahora sólo empezarán a salir rumores de todos lados — dijo Yongguk de repente, jugueteando con un tomate Cherry de su plato con el tenedor. Zelo extendió la mano, lo pinchó y se lo comió con una sonrisa, dejando a su líder jugueteando con el tenedor y el aire — Aunque hacen rumores con cualquier cosa, así que realmente da igual.
            — Algún día tenía que saberse — se defendió Yoori, mirando a Yongguk.
            — Por desgracia — el líder pinchó otro tomate y se lo llevó a la boca, ahogando una sonrisa.
            — ¡¿Por desgracia?! — estalló ella, viéndolo reír. Mientras ambos discutían, encerrados bajo las risas de los demás miembros, Himchan había cogido su iPad. Sus dedos viajaban de un lado a otro de la pantalla con rapidez, y a pesar de que no podía ver la escena entre el líder y su invitada, sonreía. Pero su sonrisa empezó a venirse abajo cuando encontró una nueva noticia en el Fancafe que no esperaba, por encima de todos los rumores que habían salido acerca de Yoori. La discusión terminó cuando los demás miembros se dieron cuenta de su mueca.
            — ¿Himchan? — inquirió Daehyun, inquieto — ¿Ocurre algo?
            — No me gusta — Himchan no quitaba la mirada de la pantalla, Sus pupilas se movían de un lado a otro mientras leía con rapidez — No me gusta nada cómo se está poniendo esto.
            Curiosos, todos se acercaron a mirar. Yoori se coló por entre los cuerpos de Jongup y Youngjae para ver lo que pasaba. Sintió una punzada de angustia en el abdomen, una inseguridad que no fue capaz de expresar mediante ninguna mueca en concreto. Permanecía seria, con aquel malestar en el estómago que iba a mayores por cada segundo que contemplaba aquel artículo. Alguien los había fotografiado, a ella y a Zelo, cuando charlaban en la entrada del hospital. Era un poco difícil verles los rostros debido a la oscuridad de la zona pero aún así salían claramente abrazados en una de las fotos, lo cual había bastado para un aluvión de rumores.
            — Vaya — la voz tranquila de Yongguk rompió el incómodo silencio que se había formado en el grupo — Pues sí que han tardado poco.
            Y con un chasquido de lengua burlón y relajado, se metió las manos en los bolsillos y se fue. Los demás permanecieron alrededor de Himchan observando la noticia, o más bien, los comentarios. Yoori no se había sentido tan odiada en toda su vida.
            — No les hagas caso, Ririmato — le dijo Zelo de repente, esbozando una sonrisa. Había tapado la pantalla del iPad con una de sus manos para llamar la atención de la chica — La mayoría dejan que sus celos hablen por ellas.
            La mueca de Yoori le bastó para ver que su intento por animarla había fallado.

……….


            — ¿Ahora te das cuenta?
            Yoori había salido a la terraza del apartamento para no volcar toda su frustración con el grupo. Se giró con rapidez al oír aquella voz y tuvo un mal presentimiento.
            Yongguk apoyaba el hombro contra el marco de la puerta, de brazos cruzados y sin moverse, con una seriedad más paternal que enfadada. La falta de contestación por parte de la chica al girarse de nuevo le bastó como confirmación a su pregunta indirecta de si podía pasar, y en medio de un suspiro se sentó en el banco de la terraza, a su lado.
            Mientras una miraba al suelo, el otro alzaba la mirada al cielo, suspirando.
            Aquella situación era realmente incómoda.
            — Nuestro mundo es muy diferente al tuyo — dijo de repente, jugando con sus manos sin quitar la mirada del cielo.
            — Lo sabía incluso antes de llegar a Seoul.
            — No lo parece — ninguno de los dos parecía realmente con ganas de hablar del tema — No te lo tomes tan a pecho. La mayoría incluso te insultarían por poder estar sentada a mi lado en este momento.
            — Y yo que les cedería el sitio…
            Yongguk esbozó la mueca de un niño traicionado. Yoori estaba lejos de darse cuenta que la verdadera intención del chico era animarla y que le estaba costando horrores encontrar un modo de conseguirlo.
            — Sé que no hemos empezado bien pero, ¿no podemos hacer borrón y cuenta nueva? Vamos a trabajar juntos, al fin y al cabo.
            — No fui yo la que quiso empezar mal.
            — Tampoco soy yo el que va tirando café a la cara de la gente y me callo.
            — ¡Sólo quería marcharme de allí! ¿Por qué me cortaste el paso? — esa fue la primera vez que Yoori se giró hacia él. Yongguk notaba lo nerviosa que se ponía cada vez que hablaban de eso, e incluso le hacía gracia.
            — ¡Te vi con esa cara de acabar de ver a un fantasma y quería ayudarte!
            — ¡Me hubieses ayudado dejándome escapar!
            — ¡¿Y yo qué sabía que acababas de cargarte la mitad de mi vestuario?!
            Yongguk dejó escapar una suave risa, incrédulo ante lo que estaba oyendo. Yoori, con un gritito de frustración reprimida, se levantó y se dirigió al interior del apartamento, pero detuvo sus pasos al ver cómo los cinco miembros restantes se asomaban por detrás de la puerta, husmeando en la conversación. La chica se inclinó.
            — Gracias por la invitación, chicos — dijo, avergonzada — Me vuelvo a casa.
            Y se fue, sin esperar ni una disculpa.

            Lo que no se esperaba es que tendría visita.

………


            Entre música de fondo y los chirridos de sus pies contra la madera pulida, los chicos bailaban en otra de sus inacabables sesiones de entrenamiento. Ninguno hablaba, todos parecían concentrados en su tarea, aunque las probabilidades de que cada uno estuviese pensando en qué pensaría su compañero eran realmente altas. Al menos dos de ellos se preguntaban por qué no habían visto a Yoori en casi tres días. Ni una visita, ni una sola noticia de ella. Fue cuando Daehyun escuchó a un técnico de sonido hablar de “la chica que acababa de llegar” que dejó el baile y al grupo, corriendo hacia la puerta de la sala. Quería recibirla con un canto bien afinado, ahora que le habían permitido volver a sus obligaciones como cantante.
            Pero en cuanto cruzó la puerta de la sala de ensayos, su sonrisa se volvió confusión. Esperó allí quieto, intentando disimular lo más que podía aquella decepción que lo carcomía por dentro al ver al ayudante acercarse a la sala con una chica que no paraba de emitir vergonzosos grititos, cubriéndose la cara con las manos.
            “¿Qué diablos pasa aquí?”, pensaba el vocalista.
            Volvió a entrar en la sala segundos antes de que los demás se girasen al verlo llegar con esa expresión.
            — Siento interrumpiros, chicos — dijo el ayudante, inclinándose ligeramente — He venido a acompañar a esta chica para que no se perdiese.
            — ¿Quién es ella? — dijo Jongup, haciendo que la chica brincase de la emoción.
            — La nueva concursante.
            Todos intercambiaron miradas. La chica hizo una exagerada reverencia.
            — Mi nombre es Eunhee. ¡Muchísimo gusto! — vociferó, emocionada, antes de volver a echarse a reír.
            — ¿Pero qué ha pasado con-?
            — ¿Eunhee? Un nombre muy bonito — Yongguk interrumpió las palabras de Zelo. Aprovechó que la chica estaba ocupada riéndose y muriéndose de la emoción para mirar a Zelo, amenazándolo con disimulo para que cuide sus palabras. El maknae le devolvió la mirada, confuso, y permaneció callado.
            — ¡Gracias!
            “No sé por qué estoy haciendo esto”, pensó Yongguk.
            — Creo que nos merecemos un descanso — el líder compartió una mirada disimulada con todos para finalmente fijar la mirada en Daehyun — Te llevaré a ver las instalaciones del edificio, Eunhee. ¿Qué te parece?
            La chica le respondió con efusivas afirmaciones. Yongguk esbozó una sonrisa sin quitar la mirada de Daehyun y entonces salió de la sala, con las manos en los bolsillos y acompañado por la concursante. Daehyun esperó a que se marcharan para hacer el siguiente movimiento; al fin y al cabo, llevaban demasiado tiempo juntos como para no entenderse sin necesidad de palabras.
            — Disculpa — le dijo al ayudante cuando se habían quedado solos.
            — ¿Qué ocurre?
            — ¿Qué… ha pasado con la otra chica? — preguntó, inseguro — La extranjera.
            — Ah, no tengo ni idea — respondió, encogiéndose de hombros — Hemos intentado contactar con ella varias veces pero no hubo manera. Así que contactamos con la segunda finalista. Espero que esté disponible para la final.
            — ¿Final? ¿Qué final?
            — ¿Nadie os ha explicado las bases del concurso? — el ayudante parecía extrañado ante la pregunta de Himchan — Se han elegido a tres finalistas. Todo este tiempo que estáis pasando con ellas es para que podáis elegir a la ganadora que participará con vosotros en el MV. Bueno, realmente sólo son dos — susurró, rascándose el mentón, pensativo — porque una no ha dado señales. En fin, eso es todo lo que sé.
            Se encogió de hombros y salió de la sala, dejando a los cinco miembros atónitos y confusos. ¿No se podía contactar con ella?

            — ¿Entonces nos sigues desde nuestro debut? — Yongguk caminaba por los pasillos del edificio con la concursante, esbozando una sonrisa curiosa.          
            — Me encanta B.A.P. Lo sé todo sobre vosotros — le respondió con una sonrisa tímida — Creo que soy afortunada de poder estar aquí.
            — Hay quien no piensa igual — aguantó una sonrisa, a pesar de la mueca de tierna ignorancia de la chica.
            — Espero ser la ganadora del concurso. Nada me haría más feliz que participar en un MV con vosotros — Eunhee miró al líder, quien la observaba con una mueca de desconcierto bastante clara — ¿Qué… ocurre?
            — ¿Ganadora? Ya eres la ganadora, ¿no?
            La chica le explicó brevemente las bases del concurso, lo que justo minutos atrás les explicaba el ayudante a las demás. La parte de “ser el jurado para elegir la ganadora” fue la que más le sorprendió.
            — Es curioso que no recuerde nada de eso — dijo, confuso.
            — Hay que prestar más atención a los de arriba.
            Yongguk la miró en silencio. Ella le respondió la mirada con una tímida sonrisa que terminó por hacerlo sonreír a él.
            — Eres una chica curiosa.
            — Lo sé — le respondió, riendo.

……….


            — Iah, Yongguk, ¿a dónde vas a estas horas?
            El líder se detuvo en mitad de su huída, cerca de la puerta.
            — Qué eres, ¿mi madre? — alzó una ceja — He quedado con Eunhee.
            — ¿Quién?
            — ¿La del otro día? ¿La concursante? — Youngjae intercedió.
            — Sí — respondió, desinteresadamente — ¿Qué pasa? ¿Envidia? — bromeó, riendo.
            — ¿Crees que eso está bien? — preguntó Daehyun, alzando una ceja.
            — No debería darme sermones alguien que manosea a una extranjera en público.
            Daehyun no respondió. Yongguk alzó las cejas con aire altivo y se fue.

……….



El número al que llama no está disponible en este momento. Por favor, inténtelo de nuevo más tarde.

……….


            — ¿Qué ha dicho qué? — Himchan se levantó del sofá con una velocidad torpe y confusa. Mantenía el teléfono bien pegado a su oído, con los ojos muy abiertos y la incredulidad plasmada en su mirada — No, no, un momento. Voy para allá.
            Todos los demás miembros del grupo empezaron a aparecer desde todos los lugares de la casa en el salón, asomando la cabeza con curiosidad ante los gritos de Himchan.
            — ¿Qué diablos te pasa? — inquirió Jongup.
            Himchan sostuvo el móvil en alto, aún atónito.
            — Yoori acaba de llamar al estudio — Parecía incluso casi ofendido — No me lo puedo creer… Ha renunciado al concurso.

            Un estallido cristalino desde la cocina llamó la atención de todos. Yongguk permaneció quieto tras escuchar el eco de la voz de su compañero, ignorando el estropicio.

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