- Tipo: B.A.P,serial, menores 18, idol (misterio) x fan, hetero
CAPÍTULO 3: MUCHO QUE SENTIR, POCO QUE PENSAR
Algo raro pasaba.
Yoori
notaba el ambiente demasiado tenso; más que de costumbre. Se había pasado toda
la noche cuidado de Daehyun, quien en ese momento dormía apaciblemente en la
cama del hospital. No se había separado de su lado desde la operación, la cual
se desarrolló sin complicaciones y le arrebató más de una lágrima a la chica.
Incluso la enfermera que salió a darles la noticia sintió la necesidad de darle
un abrazo para calmar su llanto, como si fuese su madre. En ese momento
cambiaba el agua del gran jarrón que le habían enviado los miembros del equipo,
un gigantesco centro de mesa de centenares de flores diferentes que desprendía
un dulce aroma. A pesar de que intentaba no pensar demasiado en lo que había
ocurrido hasta el momento, todo se repetía una y otra vez en su cabeza,
desconcentrándola. Dejó el jarrón sobre la mesa de la habitación y apoyó ambas
manos sobre la misma, agachando la cabeza y perdiendo la mirada en la nada.
Algo realmente raro pasaba.
………
— Todo va a salir bien, Ririmato. No te preocupes
— Zelo le sonrió. Los seis estaban reunidos
en la sala de espera del hospital, habiendo visto segundos atrás como un grupo
de enfermeros se llevaba a su compañero Daehyun en una camilla hacia el
quirófano. Sin decir una palabra, Yoori había visto el “Todo va a salir bien” que los labios del vocalista habían
articulado antes de que lo arrastrasen al fondo del pasillo. Pensaba en ello
una y otra vez mientras el maknae del grupo intentaba tranquilizarla, sentado a
su lado, con uno de sus brazos sobre los hombros de la chica. Jongup y Youngjae
estaban sentados frente a ellos, sin decir absolutamente nada. Himchan se
levantó de su asiento y empezó a caminar de un lado a otro impacientemente y,
de espaldas y alejado de todos los demás, Yongguk permanecía de brazos cruzados
en el pasillo, apoyado contra una de las paredes. Las pocas veces que Yoori
había desviado la mirada hacia él lo había visto en la misma posición, no se
movía ni un solo centímetro. Zelo afianzó el agarre sobre sus hombros y la
zarandeó con suavidad, acercando el rostro a ella — Eh, eh. Todo va a salir
bien, ¿verdad?
— Claro que
sí — le respondió ella, con una sonrisa forzada. Pero sus sentimientos de
verdad parecían mantenerse ocultos en su interior.
“¿Y si no sale todo bien? ¿Y si por culpa de
mi insistencia, él…?”
— Era algo
que tenía que afrontar, tarde o temprano — el susurro tranquilo de Himchan la
sorprendió. Había vuelto a sentarse en el lado contrario a Zelo, junto a ella,
y con naturalidad le ofreció un vaso de café caliente de máquina. Ella lo cogió
entre sus manos y permaneció en silencio — Se esfuerza mucho en lo que hace; ha
forzado demasiado la voz, nada más.
— Tiene una
voz preciosa — era como la décima vez que lo decía en todo el día. Alzó la
cabeza lo suficiente como para dar un sorbo a su café y volvió a agacharla en
medio de un suspiro. Himchan quiso darle unas palmadas en el hombro pero su
mano se tropezó con la muñeca de Zelo.
Las horas se
pasaban más lentas que un lunes en pleno horario laboral. Ninguno se movía de
su asiento, como mucho alguno se levantaba para pasear de un lado a otro del
pasillo y estirar un poco las piernas pero nadie había salido de aquella sala
desde que Daehyun había cruzado las puertas del quirófano. Yoori había
deslizado la mirada hacia Yongguk varias veces y no se había movido un solo
centímetro de su posición inicial. Pero entonces llegó ella.
— ¿Son
ustedes los familiares de Jung Daehyun? — una mujer bien entrada en los
cincuenta se colocó en medio del pasillo, con una carpeta en los brazos.
— Bueno…
Casi — Todos se levantaron al mismo tiempo, acercándose a ella.
— Sólo he
venido a decirles que la peor parte ya ha pasado. Todo ha salido perfectamente
y en menos de veinte minutos podremos subirlo a planta.
La mujer
sonrió y todos exhalaron al unísono un suspiro de tranquilidad y alegría. Yoori
se cubrió la cara con las manos, dejando al descubierto sus ojos llorosos, y la
enfermera se acercó a ella entre risas, abrazándola. Tras ello hizo una ligera
reverencia y se fue, dejándolos a todos en medio de su regocijo.
— ¿Qué te
dije, Ririmato? ¡Todo iba a salir bien! — Zelo se agachó para hablarle a Yoori
mirándola a los ojos pero ella no le respondió nada. Tan sólo dejó escapar una
sonrisa llorosa y se lanzó a sus brazos, perdiendo el rostro en su pecho y
ahogando su llanto contra su ropa. Zelo se sorprendió al primer momento pero
pronto su asombro se convirtió en ternura, una ternura que demostró
devolviéndole el abrazo cálidamente, entre risas. Probablemente había entendido
lo responsable que se sentía la chica de lo que estaba pasando y la alegría que
significaba para ella que todo hubiese salido bien.
— No puedo
dejar de llorar — sollozó Yoori con un tono involuntariamente gracioso e
idiota, sin dejarse ver.
— Eso es que
te alegras de que haya salido todo bien. Yo también estaría haciéndolo si no
fuese porque tengo una reputación que mantener — Zelo la consolaba como podía,
sin dejar su tono amable y cálido. La mantenía entre sus brazos como si temiese
que pudiera caer en cualquier momento, entre sonrisas y comentarios
reconfortantes, pero todo el ambiente de alegría que se formó en aquella sala
se vino abajo en pocos segundos.
— ¿Qué
estáis haciendo? — Yoori no se despegó del pecho de Zelo pero podría reconocer
esa voz grave y atemorizante a kilómetros de distancia. Yongguk se había
acercado al grupo y colocado delante de Zelo y la chica con el ceño fruncido.
El maknae lo miraba extrañado, sin saber realmente cómo contestar a esa
pregunta, aunque el líder tampoco estaba esperando realmente una respuesta —
¿No podéis poneros cariñosos en un lugar más privado?
— ¿Qué te
pasa, Yongguk? — intercedió Jongup, alzando una ceja.
— Me pasa
que parece que no sabéis como es la gente en este sitio — respondió con
frialdad girándose hacia su compañero e intercambiando miradas con todos — A
estas alturas y aún no sabéis que sacan rumores hasta debajo de las piedras.
— Qué
importa lo que saquen, sólo intento animarla — Zelo parecía seguro de sus
palabras, y el acto de apretar aún más a la chica entre sus brazos reforzó su
convicción.
— ¿Animarla?
¿Animarla por qué? — le espetó Yongguk, sorprendiendo a todos sus compañeros —
¿Estarías dispuesto a tirar por la borda todo lo que has conseguido solo por
‘animarla’? — para sorpresa de todos, Yoori empezó a separarse gradualmente del
cuerpo del maknae, girándose instantáneamente hacia el líder. Sus ojos parecían
ahora mucho más hinchados, y lo más probable era que no todas sus lágrimas
fuesen fruto de la alegría; sin embargo, Yongguk no parecía enternecido por
ello — ¿Crees que las cosas funcionan así? Hasta donde yo sé el concurso no
incluía manoseos desmesurados con los miembros. ¿Qué pretendes? ¿Que medio
mundo te reconozca por restregarte contra nosotros? — cada vez que Yongguk terminaba
una frase Yoori se sentía un poco peor, pero seguía aguantando — Primero
Daehyun y ahora Zelo, ¿quién es el siguiente?
“Estaba
allí”, pensó de repente, quedándose helada. “Él estaba allí...”
Fue
la última frase del líder la que acabó completamente con sus defensas y su
fuerza por no llorar. La miró con desprecio, y su voz sonó más cruel que nunca.
— Deja de
hacerte la heroína, Yoori. No eres más que una simple fan.
……….
— ¿Has
despertado ya? — Yoori dio un brinco que casi se carga el jarrón que acababa de
arreglar — Mira, esto es de parte del equipo, ¿no es precioso?
Daehyun se
había incorporado en cama lentamente y la observaba con una sonrisa. Le habían
prohibido decir una sola palabra en las próximas cuarenta y ocho horas, pero
incluso sin decir nada era obvio que sabía que la sonrisa de Yoori no podía ser
más forzada. Daehyun la miraba correr de un lado a otro de la habitación
arreglándolo todo mientras le contaba novedades del día o cualquier tema
irrelevante que viniese a su mente para evitar un incómodo silencio.
Pero
entonces Yoori se vio obligada a parar sus pasos. Daehyun estiró una de sus
manos y la agarró por la muñeca, creando ese incómodo silencio del que
intentaba escapar. La atrajo hasta el borde de su cama y la hizo sentarse;
esperó unos segundos para cerciorarse de que no se alejaría, escapando de su
obvia pregunta, y cogió su iPad, el cual utilizaba para comunicarse mientras no
podía hablar.
— ¿Qué te ocurre? — escribió, mirándola al
instante con una mueca de “no puedes engañarme, así que ni lo intentes.”
— ¿Pasar?
¿Qué iba a pasar? — preguntó haciéndose la tonta. Miraba hacia todos lados
menos a sus ojos, siendo consciente de que mentir se le daba muy, muy mal.
— Mientes aún peor que yo, Ririmato —
sonrió apaciblemente.
Dudó, pero
estaba dispuesta a hablar con él. Mantenía la mirada fija en las sábanas de la
camilla, ignorando que Daehyun seguía sujetando su mano. Quizá necesitaba
liberarse de toda la presión que guardaba desde lo ocurrido la otra noche,
contarle a alguien cómo se sentía realmente. Lo habría hecho, de no ser porque
justo cuando cogió aire y entreabrió los labios para hablar, la puerta de la
habitación se abrió.
A Yoori se
le paró el corazón en ese momento. Pudo ver como la mirada del líder se
desviaba con rapidez hacia las manos de ambos, que permanecían unidas. La chica
se separó de un movimiento, sorprendiendo al vocalista.
— Tengo que
ir a… comprar cortinas — “joder, buena
excusa…”
Antes de que
Daehyun pudiese replicar algo, la chica se levantó de la cama y abandonó la
sala a paso ligero, cruzándose a Yongguk sin levantar la mirada del suelo.
………
— ¿Ririmato?
Yoori se
giró, sorprendida. Zelo estaba a pocos pasos de ella, pidiéndole permiso para
acercarse con su mueca de cachorrito asustado sin mediar palabra. Ella no dijo
nada, tan sólo exhaló aire por la nariz y volvió a girarse hacia delante, gesto
que el maknae entendió como un “si” desesperado.
— Odio a ese
inútil, Zelo — dijo de repente, cuando lo escuchó sentarse a su lado.
—
Yongguk-hyung no es mala persona. Es sólo que… no es un buen momento.
— Nunca
tiene buenos momentos — murmuró, con mala cara.
— Él trabaja
muy duro por todos nosotros. Quiere que B.A.P. llegue lejos, que nuestro
trabajo de sus frutos. Puede que no lo diga pero nosotros sabemos que lo que
quiere es que estemos orgullosos de él — dijo, con una sonrisa — tanto como
amigo, como por líder.
Yoori giró
la cabeza hacia Zelo, que la miró con una de esas sonrisas que derretían su
corazón, e irremediablemente un calor molesto pobló sus mejillas. Él empezó a
reírse y pronto abrazó a Yoori, quien se resistió con la fuerza con que se
resiste un niño a una piruleta; y él se había dado cuenta.
—
Yongguk-hyung no está aquí, déjame consolarte, tonta — susurró entre risas,
divertido con aquella pésima resistencia.
— Tú a
consolar peluches, mocoso — le espetó sin pensar, roja como un tomate. Ante la
carcajada que atronó Zelo sus nervios fueron de mal en peor — ¡Cállate!
— No acepto
órdenes de noonas sonrojadas.
— ¡Tus
huevos, mocoso, si vuelves a llamarme noona te…!* — en aquel momento Yoori se
olvidó del viaje, del idioma y de todo. Su español más profundo resonó como un
sollozo tímido y falsamente enfadado que incluso se podría definir como ‘dulce’
entre el silencio del lugar. “¿Esto es lo
que se siente cuando te llaman noona?”
— Wao. ¿Así
que eso es español? — Zelo alzó las cejas, sonriendo con curiosidad y mirando
fijamente la mueca de “tierra trágame” de la chica a la que aún intentaba
abrazar — Hola, hola.*
Yoori no
pudo evitar dejar escapar una risa entre sus labios al mismo tiempo que
intentaba cubrírsela con las dos manos para no estallar en carcajadas. La
pronunciación del español de aquel niño había sido tan sumamente dulce que ni
siquiera siguió resistiéndose cuando Zelo la apretó contra él intentando que
dejase de reírse, quejándose divertido por una reacción como tal.
— Vuelve a
decirlo, ¡vuelve a decirlo! — suplicaba entre lágrimas la chica.
— ¡Yah, no
soy un mono de feria! *¿Hola?* — a pesar de todo, Zelo se reía con ella. Le
gustaba verla reír, y llorar sólo si las lágrimas salían acompañadas de una
carcajada. Le hubiese gustado quedarse con ella toda la noche, haciéndola reír
y disfrutando de su sonrisa. Se quedó mirándola con una sonrisa distraída, en
silencio; y esta vez fue ella la que se dio cuenta.
— ¿Qué? —
susurró entre risas, sintiéndose terriblemente observada.
Zelo se lo
pensó durante un buen rato antes de hablar.
— No eres
una fan cualquiera, Ririmato — exhaló una carcajada, levantándose de donde se
había sentado. Cogió por ambas manos a Yoori y tiró de ella, obligándola a
levantarse también; podía ver su mueca de incredulidad incluso sin querer —
Bueno, técnicamente… ni siquiera eres nuestra fan.
— ¿Y qué
pasaría si eso estuviese cambiando? — Yoori rió al ver a Zelo alzar las cejas,
sorprendido — Es sólo una suposición.
— Eso me
alegraría.
No hacía
falta decir nada más. La noche había empapado de oscuridad la ciudad y la
entrada del hospital estaba sorprendentemente silenciosa. Se escuchaba la
fricción de las hojas al moverse con la suave brisa que enfriaba el ambiente y
algún que otro grillo saltando por entre los arbustos de la zona. Entre ellos
dos todo era silencio. Miradas de timidez, sonrisas escondidas bajo una máscara
en el cuello y silencio.
“Ya no tengo edad para actuar como una
adolescente.”
— ¿Sabes? —
Zelo empezó a acariciar sus manos con suavidad, intranquilo.
— ¿Q-Qué?
— Yo…
….......
Tres días
más tarde, Yoori se peleaba con las paradas de autobuses para llegar a donde
Himchan le había indicado que era el apartamento donde convivían los seis.
Habían pensado que, después de haberse quedado con él noches enteras, lo mínimo
que podrían hacer para agradecérselo era permitirle estar allí cuando Daehyun
llegase tras haberle dado el alta. Mientras esperaban, Jongup le contaba que
planeaban decirle a Daehyun que se había vuelto de nuevo a España sin avisar,
para darle una sorpresa. “Sois unos capullos”, pensaba ella.
Cuando
Daehyun y Youngjae entraron en el piso, la sonrisa del primero al ser recibido
por todos sus compañeros no parecía tan sincera como debería ser. Yoori, que se
había escondido detrás de la puerta principal, salió a escondidas cuando
Daehyun le daba la espalda y le cubrió los ojos con las manos, aguantándose una
carcajada.
— Sólo
conozco a una persona que tenga las manos tan suaves, aparte de Youngjae —
replicó Daehyun mientras palpaba las manos que le cubrían la cara, con un tono
de voz aún suave, pues le habían prohibido alzar la voz — Y él ha venido a
buscarme, así que…
Yoori se
sintió descubierta con aquellas palabras, por lo que descubrió los ojos del
chico y dejó que se girase para verla, sonriendo. Él dibujó una sonrisa carente
de rencor en su rostro y la abrazó amistosamente, entre risas. Ella respondió a
su gesto con normalidad, intentando dejar de pensar en el hecho de que Yongguk
no parecía tener la intención de decir o hacer nada por ese gesto, lo cual la
confundía. “Cambia más de opinión que de
calzones”, pensaba ella, sin darle mayor importancia.
— Prohibido
cantar, ya lo sabes.
— Sólo
durante el resto de la semana. Después podré reincorporarme.
— Me
aseguraré de que haces la rehabilitación vocal.
— Sí, mamá.
Entre todos
se habían encargado de hacer un banquete digno de una bienvenida, y tras
preparar la mesa disfrutaron de una velada que Yoori guardaría como un bonito
recuerdo. Nunca había visto a Youngjae tan hablador, ni a Yongguk tan
sonriente. Parecían una familia, y en cierto modo le daba un poco de envidia.
— Parece que
ya se han enterado de quien eres — dijo Jongup de repente.
— ¿Cómo?
— ¿También
las has visto? — Himchan intercedió — Tus fotos, están en internet y aumentan a
la velocidad de la luz — detuvo sus palabras cuando la mueca de susto que vio
poner a la chica le causó risa — No es nada malo, tranquila.
— Ahora sólo
empezarán a salir rumores de todos lados — dijo Yongguk de repente, jugueteando
con un tomate Cherry de su plato con
el tenedor. Zelo extendió la mano, lo pinchó y se lo comió con una sonrisa,
dejando a su líder jugueteando con el tenedor y el aire — Aunque hacen rumores
con cualquier cosa, así que realmente da igual.
— Algún día
tenía que saberse — se defendió Yoori, mirando a Yongguk.
— Por
desgracia — el líder pinchó otro tomate y se lo llevó a la boca, ahogando una
sonrisa.
— ¡¿Por
desgracia?! — estalló ella, viéndolo reír. Mientras ambos discutían, encerrados
bajo las risas de los demás miembros, Himchan había cogido su iPad. Sus dedos
viajaban de un lado a otro de la pantalla con rapidez, y a pesar de que no
podía ver la escena entre el líder y su invitada, sonreía. Pero su sonrisa
empezó a venirse abajo cuando encontró una nueva noticia en el Fancafe que no
esperaba, por encima de todos los rumores que habían salido acerca de Yoori. La
discusión terminó cuando los demás miembros se dieron cuenta de su mueca.
— ¿Himchan?
— inquirió Daehyun, inquieto — ¿Ocurre algo?
— No me
gusta — Himchan no quitaba la mirada de la pantalla, Sus pupilas se movían de
un lado a otro mientras leía con rapidez — No me gusta nada cómo se está
poniendo esto.
Curiosos,
todos se acercaron a mirar. Yoori se coló por entre los cuerpos de Jongup y
Youngjae para ver lo que pasaba. Sintió una punzada de angustia en el abdomen,
una inseguridad que no fue capaz de expresar mediante ninguna mueca en
concreto. Permanecía seria, con aquel malestar en el estómago que iba a mayores
por cada segundo que contemplaba aquel artículo. Alguien los había
fotografiado, a ella y a Zelo, cuando charlaban en la entrada del hospital. Era
un poco difícil verles los rostros debido a la oscuridad de la zona pero aún
así salían claramente abrazados en una de las fotos, lo cual había bastado para
un aluvión de rumores.
— Vaya — la
voz tranquila de Yongguk rompió el incómodo silencio que se había formado en el
grupo — Pues sí que han tardado poco.
Y con un
chasquido de lengua burlón y relajado, se metió las manos en los bolsillos y se
fue. Los demás permanecieron alrededor de Himchan observando la noticia, o más
bien, los comentarios. Yoori no se había sentido tan odiada en toda su vida.
— No les
hagas caso, Ririmato — le dijo Zelo de repente, esbozando una sonrisa. Había
tapado la pantalla del iPad con una de sus manos para llamar la atención de la
chica — La mayoría dejan que sus celos hablen por ellas.
La mueca de
Yoori le bastó para ver que su intento por animarla había fallado.
……….
— ¿Ahora te
das cuenta?
Yoori había
salido a la terraza del apartamento para no volcar toda su frustración con el
grupo. Se giró con rapidez al oír aquella voz y tuvo un mal presentimiento.
Yongguk
apoyaba el hombro contra el marco de la puerta, de brazos cruzados y sin
moverse, con una seriedad más paternal que enfadada. La falta de contestación
por parte de la chica al girarse de nuevo le bastó como confirmación a su
pregunta indirecta de si podía pasar, y en medio de un suspiro se sentó en el
banco de la terraza, a su lado.
Mientras una
miraba al suelo, el otro alzaba la mirada al cielo, suspirando.
Aquella
situación era realmente incómoda.
— Nuestro
mundo es muy diferente al tuyo — dijo de repente, jugando con sus manos sin
quitar la mirada del cielo.
— Lo sabía
incluso antes de llegar a Seoul.
— No lo
parece — ninguno de los dos parecía realmente con ganas de hablar del tema — No
te lo tomes tan a pecho. La mayoría incluso te insultarían por poder estar
sentada a mi lado en este momento.
— Y yo que
les cedería el sitio…
Yongguk
esbozó la mueca de un niño traicionado. Yoori estaba lejos de darse cuenta que
la verdadera intención del chico era animarla y que le estaba costando horrores
encontrar un modo de conseguirlo.
— Sé que no
hemos empezado bien pero, ¿no podemos hacer borrón y cuenta nueva? Vamos a
trabajar juntos, al fin y al cabo.
— No fui yo
la que quiso empezar mal.
— Tampoco
soy yo el que va tirando café a la cara de la gente y me callo.
— ¡Sólo
quería marcharme de allí! ¿Por qué me cortaste el paso? — esa fue la primera
vez que Yoori se giró hacia él. Yongguk notaba lo nerviosa que se ponía cada
vez que hablaban de eso, e incluso le hacía gracia.
— ¡Te vi con
esa cara de acabar de ver a un fantasma y quería ayudarte!
— ¡Me
hubieses ayudado dejándome escapar!
— ¡¿Y yo qué
sabía que acababas de cargarte la mitad de mi vestuario?!
Yongguk dejó
escapar una suave risa, incrédulo ante lo que estaba oyendo. Yoori, con un
gritito de frustración reprimida, se levantó y se dirigió al interior del
apartamento, pero detuvo sus pasos al ver cómo los cinco miembros restantes se
asomaban por detrás de la puerta, husmeando en la conversación. La chica se
inclinó.
— Gracias
por la invitación, chicos — dijo, avergonzada — Me vuelvo a casa.
Y se fue,
sin esperar ni una disculpa.
Lo que no se
esperaba es que tendría visita.
………
Entre música
de fondo y los chirridos de sus pies contra la madera pulida, los chicos
bailaban en otra de sus inacabables sesiones de entrenamiento. Ninguno hablaba,
todos parecían concentrados en su tarea, aunque las probabilidades de que cada
uno estuviese pensando en qué pensaría su compañero eran realmente altas. Al
menos dos de ellos se preguntaban por qué no habían visto a Yoori en casi tres
días. Ni una visita, ni una sola noticia de ella. Fue cuando Daehyun escuchó a
un técnico de sonido hablar de “la chica que acababa de llegar” que dejó el
baile y al grupo, corriendo hacia la puerta de la sala. Quería recibirla con un
canto bien afinado, ahora que le habían permitido volver a sus obligaciones
como cantante.
Pero en
cuanto cruzó la puerta de la sala de ensayos, su sonrisa se volvió confusión.
Esperó allí quieto, intentando disimular lo más que podía aquella decepción que
lo carcomía por dentro al ver al ayudante acercarse a la sala con una chica que
no paraba de emitir vergonzosos grititos, cubriéndose la cara con las manos.
“¿Qué diablos pasa aquí?”, pensaba el
vocalista.
Volvió a
entrar en la sala segundos antes de que los demás se girasen al verlo llegar
con esa expresión.
— Siento
interrumpiros, chicos — dijo el ayudante, inclinándose ligeramente — He venido
a acompañar a esta chica para que no se perdiese.
— ¿Quién es
ella? — dijo Jongup, haciendo que la chica brincase de la emoción.
— La nueva
concursante.
Todos
intercambiaron miradas. La chica hizo una exagerada reverencia.
— Mi nombre
es Eunhee. ¡Muchísimo gusto! — vociferó, emocionada, antes de volver a echarse
a reír.
— ¿Pero qué
ha pasado con-?
— ¿Eunhee?
Un nombre muy bonito — Yongguk interrumpió las palabras de Zelo. Aprovechó que
la chica estaba ocupada riéndose y muriéndose de la emoción para mirar a Zelo,
amenazándolo con disimulo para que cuide sus palabras. El maknae le devolvió la
mirada, confuso, y permaneció callado.
— ¡Gracias!
“No sé por qué estoy haciendo esto”,
pensó Yongguk.
— Creo que
nos merecemos un descanso — el líder compartió una mirada disimulada con todos
para finalmente fijar la mirada en Daehyun — Te llevaré a ver las instalaciones
del edificio, Eunhee. ¿Qué te parece?
La chica le
respondió con efusivas afirmaciones. Yongguk esbozó una sonrisa sin quitar la
mirada de Daehyun y entonces salió de la sala, con las manos en los bolsillos y
acompañado por la concursante. Daehyun esperó a que se marcharan para hacer el
siguiente movimiento; al fin y al cabo, llevaban demasiado tiempo juntos como
para no entenderse sin necesidad de palabras.
— Disculpa —
le dijo al ayudante cuando se habían quedado solos.
— ¿Qué
ocurre?
— ¿Qué… ha
pasado con la otra chica? — preguntó, inseguro — La extranjera.
— Ah, no
tengo ni idea — respondió, encogiéndose de hombros — Hemos intentado contactar
con ella varias veces pero no hubo manera. Así que contactamos con la segunda
finalista. Espero que esté disponible para la final.
— ¿Final?
¿Qué final?
— ¿Nadie os
ha explicado las bases del concurso? — el ayudante parecía extrañado ante la
pregunta de Himchan — Se han elegido a tres finalistas. Todo este tiempo que
estáis pasando con ellas es para que podáis elegir a la ganadora que
participará con vosotros en el MV. Bueno, realmente sólo son dos — susurró,
rascándose el mentón, pensativo — porque una no ha dado señales. En fin, eso es
todo lo que sé.
Se encogió
de hombros y salió de la sala, dejando a los cinco miembros atónitos y
confusos. ¿No se podía contactar con ella?
— ¿Entonces
nos sigues desde nuestro debut? — Yongguk caminaba por los pasillos del
edificio con la concursante, esbozando una sonrisa curiosa.
— Me encanta
B.A.P. Lo sé todo sobre vosotros — le respondió con una sonrisa tímida — Creo
que soy afortunada de poder estar aquí.
— Hay quien
no piensa igual — aguantó una sonrisa, a pesar de la mueca de tierna ignorancia
de la chica.
— Espero ser
la ganadora del concurso. Nada me haría más feliz que participar en un MV con
vosotros — Eunhee miró al líder, quien la observaba con una mueca de
desconcierto bastante clara — ¿Qué… ocurre?
— ¿Ganadora?
Ya eres la ganadora, ¿no?
La chica le
explicó brevemente las bases del concurso, lo que justo minutos atrás les
explicaba el ayudante a las demás. La parte de “ser el jurado para elegir la
ganadora” fue la que más le sorprendió.
— Es curioso
que no recuerde nada de eso — dijo, confuso.
— Hay que
prestar más atención a los de arriba.
Yongguk la
miró en silencio. Ella le respondió la mirada con una tímida sonrisa que
terminó por hacerlo sonreír a él.
— Eres una
chica curiosa.
— Lo sé — le
respondió, riendo.
……….
— Iah,
Yongguk, ¿a dónde vas a estas horas?
El líder se
detuvo en mitad de su huída, cerca de la puerta.
— Qué eres,
¿mi madre? — alzó una ceja — He quedado con Eunhee.
— ¿Quién?
— ¿La del
otro día? ¿La concursante? — Youngjae intercedió.
— Sí —
respondió, desinteresadamente — ¿Qué pasa? ¿Envidia? — bromeó, riendo.
— ¿Crees que
eso está bien? — preguntó Daehyun, alzando una ceja.
— No debería
darme sermones alguien que manosea a una extranjera en público.
Daehyun no
respondió. Yongguk alzó las cejas con aire altivo y se fue.
……….
…
“El
número al que llama no está disponible en este momento. Por favor, inténtelo de
nuevo más tarde.”
……….
— ¿Qué ha
dicho qué? — Himchan se levantó del sofá con una velocidad torpe y confusa.
Mantenía el teléfono bien pegado a su oído, con los ojos muy abiertos y la
incredulidad plasmada en su mirada — No, no, un momento. Voy para allá.
Todos los
demás miembros del grupo empezaron a aparecer desde todos los lugares de la
casa en el salón, asomando la cabeza con curiosidad ante los gritos de Himchan.
— ¿Qué
diablos te pasa? — inquirió Jongup.
Himchan
sostuvo el móvil en alto, aún atónito.
— Yoori
acaba de llamar al estudio — Parecía incluso casi ofendido — No me lo puedo
creer… Ha renunciado al concurso.
Un estallido
cristalino desde la cocina llamó la atención de todos. Yongguk permaneció
quieto tras escuchar el eco de la voz de su compañero, ignorando el estropicio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario