lunes, 3 de septiembre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan

CAPÍTULO 7

                Yo me quedé extremada quieta, paralizada por los nervios y tragándome mi enfado. Como lo pagara con Zico, esa bala acabaría más allá de mi cráneo.
- Vaya, si la princesita no tiene hoy a su dragoncito - se burló. Perfecto, ahora me lo recordaba.
                Se puso a mi izquierda, mirando hacia la casa mientras yo mi vista apuntaba hacia el resto de edificios que había alrededor y su pistola ya se encontraba en mi sien.
- ¿Qué tal si nos divertimos un poco hoy? No hay nadie que nos los impida... - dijo mientras uno de sus dedos viajaba por mi barbilla y miraba fijamente mis labios.
                Justamente cuando él acabó esa frase, escuché otro sonido parecido al anterior, que venía desde la casa. Conseguí girarme un poco para ver que T.O.P estaba apuntando a Zico con otra arma.
- ¿Diversión? ¿Dónde? Yo también quiero - vaciló el mayor
- Vaya, si aquí está el padrino de bodas - dijo Zico mirándome
                Acto reflejo a eso, el rubio sacó otro arma del forro de su chaqueta, apuntando a dos manos.
- Muévete y le reviento la cabeza - amenazó divertido.
- Mueve tú un dedo y estás muerto.
                Una voz apareció desde la espalda de Zico, dejando ver unas manos que llevaban una navaja, una familiar navaja.
- Una navaja, dime tú qué tienes que hacer contra estas dos - dijo mirando sus pistolas.
                Esas manos agarraron el cabello de Zico estirándolo hacia arriba dejando el cuello del pequeño perfectamente al descubierto, como si fuera a degollarlo, para hacerle una rajita sangrante en la clavícula.
                Zico miró a T.O.P a lo que este le hizo un gesto para que se diera por derrotado mientras Zico lanzaba una sonrisa divertida. Consiguió safarse de Ji Yong noqueándole con el culo de una pistola mientras lanzaba ciegamente un tiro hacia la casa, el cual estaba escaso de puntería. G-Dragon reaccionó rápido y de un salto le dio una patada en la cabeza, tirándolo al suelo, donde T.O.P disparó hacia el suelo, rozándole el brazo y dejándole una pequeña herida, teniendo en cuenta que había sido causada por una bala. El menor se levantó del suelo con la mano en el bíceps, me miró y nos dio la espalda.
- Volveré - dijo mientras me miraba por encima del hombro y se acabó de adentrar en la ciudad.
                Entonces quedamos G-Dragon y yo a pocos metros de la casa y T.O.P en la puerta de la misma, mirando a su superior. Ese tipo de miradas que tienen un significado pero tú estás totalmente fuera de contexto.
- Bueno, creo que la diversión ya se ha acabado. - dijo el mayor desperezándose - Creo que me voy - anunció mirando a GD.
- Andrea, tenemos que hablar - dijo seriamente el líder - vamos a dar un paseo.
                Al igual que nuestro enemigo hace unos minutos, nos adentramos entre los edificios. Tras cinco minutos de total silencio y de oscuridad parpadeante gracias a las farolas, pensé que sería el momento de hablar.
- ¿Por qué me persigue? Y no me digas, que no va a por mí - pregunté sin levantar la vista.
                Una pequeña pausa dramática se hizo mientras saqué mi paquete de tabaco, poniéndome un cigarro entre los labios y cediéndole el paquete a mi acompañante ofreciéndole uno.
- Digamos que... - miraba el paquete y cogió uno - Es una larga historia.
- Tengo toda la noche. - me encendí el pitillo y Ji Yong me imitó.
- Está bien... - se resignó, me lo acabaría contando antes o después - No creas que Zico es nuestro enemigo a partir de tu llegada, solo que esto lo intensificó todo - le dio una calada haciendo la historia más interesante - Todo empezó hace algunos meses, nos enteramos que querían hacer algo, pero no sabíamos qué. Al querer enterarnos... Bueno, eso nos llevó a ti.
- Es decir... Me querían a mí - deducí.
- Exacto - me miró - Querían algo que les hiciera diferentes al resto, y tú eras un dos en uno. Tú carácter, tu fortaleza, tú en general, hiciste que fueras la candidata perfecta. Estaba observándote, planeando el secuestro perfecto, pero nuestro bando se adelantó, haciendo que T.O.P, Seungri, Daesung y Taeyang pusieran a prueba el perfil que hicimos anteriormente, de ahí lo que pasó aquel día. Y no me equivoqué, eras especial.
- ¿Especial? Sigo sin saber qué hay de "eso" en mí - contradije.
- Bueno, hay algo en tu perfil que me sorprendió - confesó.
- ¿Y bien? - le miré.
                En el justo momento en el que el humo paró de salir de mi boca, mis labios se volvieron a ver ocupados. Ji Yong se lanzó sobre mí, depositando un beso en ellos, y mis pensamientos cedieron. Se separó de mí y me miró fijamente a los ojos.
- Ellos no sabrían ver lo bueno de ti, te matarían lentamente torturándote, sin saber actuar como es debido, y no podía permitir eso... Digamos que ha sido culpa de esos tres meses en los que he observado hasta tu sueño. - eso podría explicar muchas cosas, sobre todo su costumbre.
                Sus brazos aguantaban mi cintura, no dejándome opción a irme - aunque tampoco me gustaría.
- Quieres decir... Que estoy aquí... ¿Por ti? - dije muy pausadamente.
- Me temo decir que sí, aunque mejor aquí que con ellos.
                No sabía si darle las gracias por salvarme o gritarle por haberme hecho pasar por esto. Aunque la verdad, no sé qué me hacía más daño: estar encerrada aquí o él en sí.
- Sigo sin tener nada claro... - dije consiguiendo separarme de él - Voy a dar un paseo.
                Me adentré entre los edificios, callejones oscuros y farolas fundidas. Pero si me quedara aquí, ¿cambiaría algo? No me tendrían ninguno de los dos, pero ya no puedo escapar. 
                Esta noche no pretendía aparecer por allí, necesitaba despejarme y para mi suerte un 24 horas se topó conmigo. Compré un litro de cerveza ya que esta noche iba a ser larga y me senté en la esquina de un callejón y abrí la botella. Trago a trago me refrescaba la boca, pero no las ideas.
                Las horas pasaban: ¿Cuatro? ¿Cinco? No lo sé. Abrí mi paquete de tabaco, quedaban pocos cigarros, así que decidí darme un paseo. Pasé por en frente de la iglesia y pude ver que ya eran las 7, por lo que caminé dirección a la universidad.
                Empecé por recorrer calles más familiares. Mi antigua casa... ¿estarán durmiendo? Me senté en un bordillo justamente delante de la puerta y el nudo que anidó en mi garganta toda la noche se soltó. No quería llorar, pero ya qué podía hacer.
                Se dice que cuando sufres el tiempo no pasa, pero a mí se me hizo fugaz: cuando quise darme cuenta Iris y Raquel ya estaban saliendo para ir a clases. Quería correr, volverme invisible, no podían verme así. Pero en ese momento vinieron las dos hacia mí.
- ¿¡Qué te ha pasado!? - dijo Iris mientras Raquel me daba un abrazo.
- Apestas a cerveza... - añadió Raquel haciendo asco.
                Yo no podía decir nada, así que me limité a mirar hacia el suelo e intentar dejar de llorar.
- Ven, levanta - tiró Iris de mi brazo mientras Raquel hacía lo mismo desde el otro.
                Me levanté y me solté de ellas, las cuales me llevaron arriba, a mi verdadera casa. Me senté en el sofá entre ellas dos y Raquel me trajo un vaso de agua.
- ¿Y bien... ? - Dijo Iris agachando la cabeza para poder encontrar mi mirada.
- Os echaba de menos y dije, vamos a darles una visita - intenté sonreír, no iba a decir que no me pasaba nada.
- Sí, a las 8 de la mañana, con pestazo a cerveza y unas ojeras que te llegan hasta los pies - me describió Raquel.
- Me he peleado con G-Dragon, ¿contentas? - a partir de aquí mi sentido de la improvisación tendría que dar sus frutos.
- ¡Lo dije! - saltó Iris a lo que Raquel asintió.
- Es que... No tengo nada claro, ese es el problema. - a ver por donde podría salir.
- Deja que adivine, Taeyang - dijo Raquel.
- Sí... - me lo han puesto bastante fácil, la verdad.
- Si lo quieres a él en vez de a G-Dragon, díselo. No parecía que te quisiera mucho... - intentó ayudarme Iris, lo cual hizo que algo en mí reaccionara al escuchar lo último.
- Ya... Hoy hablaré con él... Aunque tiene que estar cabreado, no he dormido en casa. - una lágrima más salió de mis ojos.
- Anda, ven, que te dejo el pijama de conejitos - me ofreció Raquel sonriente.
- Ya sabes donde está la ducha, la comida y la cama. - se levantó Iris - Ahora me tengo que ir, hoy tengo examen - sonrió y cerró la puerta detrás suya.
- Raquel...
- No te preocupes, me quedaré - me interrumpió.
                Me duché, cambié y comí algo. Entonces me senté a ver la tele con Raquel, pero me faltó tiempo para quedarme dormida.
                Abrí los ojos, eran las 2 y Raquel estaba ya en la cocina, ya que escuché ruido. No podía quedarme a comer, pero me daba miedo volver. Fui a darle el encuentro y me dijo que me sentara, que íbamos a comer ya. Iris salió de su habitación y me acompañó hasta que empezáramos las 3 a comer. Comí a toda carrera, me vestí y me fui, no me reprocharon nada, supongo que están empezando a acostumbrarse.
                Corrí hacia las calles por las que ya había pasado esta madrugada y me quedé parada en frente de esa casa - esa ya que no era la mía - con miedo a lo que me fuera a encontrar dentro. Entré y de golpe apareció Taeyang y me abrazó.
- Estábamos muy preocupados por ti, ¿dónde estabas? - dijo sin soltarme.
- Dando una vuelta - le correspondí el abrazo - Pero no te preocupes, vengo sana y salva - reí.
- Espero, todavía no podemos dejarte sola por aquí y menos por la noche, menos mal que no ha pasado nada - dijo tras soltarme, mirándome a los ojos - Bueno, ¿qué quieres comer?
- Ya he comido -
- Bueno, no sé si te lo dijo T.O.P pero hoy tienes clase conmigo - sonrió muy ampliamente - ¿A qué hora te viene bien?
- ¿Ahora mismo? - reí, quería quitarme todo lo demás y centrarme en lo único bueno que tenía aquí.
- Perfecto, así no les da tiempo a echarte la bronca ¡Vamos! - me cogió de la mano, emocionado como si fuera un niño pequeño en un parque de atracciones.
                Fuimos a parar a la misma habitación en la que había estado algún que otro día atrás. Taeyang se dirigió a un armario que había en una esquina y sacó un gran saco de boxeo para colgarlo de unos barrotes que había en el techo. Volvió al armario y trajo unas vendas y unos guantes. Me puso las vendas en las manos y me cedió los guantes.
- Bien, dame lo mejor que tengas, no te preocupes que no me vas a hacer daño - sonrió mientras aguantaba el saco desde el otro lado.
                Perfecto, esto me vendría bastante bien para desahogarme. Empecé a pegarle al saco y todo vino a mi mente de momento, el día que me secuestraron, las falsas ilusiones, los besos y los silencios...
- No los necesito - dije mientras me quitaba los guantes y los tiraba al suelo.
- Te vas a hacer daño, póntelos - insistió Taeyang pero yo ya estaba pegándole de nuevo al saco.
                Creo que todo lo que llevaba aguantando desde que llegué aquí salió por mis nudillos haciendo que cada vez pegara más fuerte y más rápido, puede que hasta una lágrima llegara a salir de mis ojos pero se mezclaba con el sudor por el esfuerzo que hacía. Entonces recordé que Taeyang era el que estaba aguantando las ondas expansivas de mis puñetazos y paré, bajé la cabeza y me quedé hiperventilando.
- Lo siento - me disculpé, cuando empiezo nunca acabo.
- Wow... - dijo Taeyang boquiabierto - Bueno, ahora voy a coger esto.
                Fue otra vez hacia el armario y trajo los guantes que se ponen los entrenadores para recibir los golpes - nunca he hecho boxeo, así que no sé cómo se llaman -.
- Ten cuidado, ahora vas a tener que pegarme y esquivar - dijo tan sonriente como siempre.
                Le di un puñetazo en una mano pero la otra ya estaba en mi cara.
- ¡Lo siento! ¿Estás bien? Lo siento, de verdad - se acercó corriendo a mí
- De palos se aprende - reí con una mano en mi mejilla dolorida.
                Volví a pegarle y a esquivarle pero él cada vez estaba más cerca. Así unas cuantas veces hasta que de un salto me abrazó.
- ¡Te cogí! - bromeó sin soltarme.
                Me reí y correspondí su abrazo pero cuando le miré, estaba bastante concentrando mirando hacia Dios sabe donde.
- ¿Qué pasa? - pregunté mirando al mismo sitio al que estaba mirando él.
- No, nada - rió.
                La clase siguió perfectamente: me enseñó a como dar puñetazos y dónde para poder hacerle bastante daño a alguien o para noquearlo.
                No quería volver arriba, eso significaría volver a verle y a temer lo que pudiera decirme. Igual puede saltarme con un te odio que con un te quiero, que darme un puñetazo que un abrazo, nunca se sabe.
- Bueno, son ya las 10, ¿nos duchamos y cenamos? - me ofreció.
- Claro, nos vemos en el comedor - intenté sonreír.
                Entonces subí las escaleras y volví corriendo a mi habitación dando las gracias de no haberme encontrado a nadie en el pasillo. Cogí ropa limpia y fui a ducharme.
                Salí ya vestida y peinada, lista para cenar pero en mi habitación me esperaba un "regalito".
- ¿Qué haces aquí? - dije cortante.
- Lo mismo que hiciste tú toda la noche en la calle - la tensión se podía notar en el aire.
- ¿Pensar o llorar? -
- ¿Sabes? Puede que te creas que puedes salir de aquí, pero no. Deberías de darme las gracias por protegerte o por no matarte - siguió sin levantar la vista.
- ¿Las gracias por arruinar mi vida? Te diría que estaría mejor muerta, pero al menos así puedo... - me callé, no me venía bien seguir la frase.
- ¿Qué? Acaba la frase - me miró enfurecido.
- ¡Estar con Taeyang! - grité sin pensar, estaba ya demasiado cabreada.
- ¡Perfecto! ¿Ahora quieres a Taeyang? - gritó levantándose.
- Es el que mejor me trata desde que estoy aquí. ¿Y si lo quiero qué? No eres nadie para mandarme - grité más fuerte.
- Está bien.
                Y tras eso lo único que escuché fue un portazo. No iba a quedarme aquí parada, sino acabaría dándole la razón.
                Me dirigí hacia el comedor para verlos a todos sentados cenando y a Taeyang invitándome a sentarme a su lado. Mi cena se limitó en hablar con Daesung y Taeyang y preguntarle a T.O.P con quien me tocaba dar clase mañana.
                Acabé de cenar y mi plato para volver a mi habitación. Me tiré en la cama pero la puerta se abrió.
- ¿Se puede? - se asomó Taeyang.
- Claro - dije incorporándome.
- Esto... Andrea - dijo sentándose a mi lado - ¿Puedo hablar contigo?
- Dime -
- ¿Es verdad lo que dice G-Dragon? - preguntó mirando hacia abajo.
- A saber qué te ha dicho - solté temiéndome lo peor.
                Entonces sus dedos levantaron mi barbilla para encontrarme con sus ojos y sus labios, a los cuales les faltaron tiempo para estar sobre los míos. Me quedé helada, no sabía qué decir ni qué pensar. Nos separamos, me dio un abrazo y se levantó.
- Buenas noches - me sonrió y salió por la puerta.
                Me encanta, otro que quiere liarme. Volví a tumbarme y los pensamientos abordaron mi mente. Dos escenas, dos personas totalmente distintas. A uno creo que le quiero, pero el otro... Ojalá pudiera quererle, sería todo más fácil. Varias horas pasaron y no dejaba de darle vueltas a una cosa: tenía que hacer algo y tenía que hacerlo ya. 

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