lunes, 16 de diciembre de 2013

CRASH

- Autora: Laura

- Twitter: @LauraBlackRoses

- Tipo: B.A.P, hetero, +18, idol x fan, Daehyun x fan, serial



CAPÍTULO 10: EXTRAÑO SENTIMIENTO


Y las semanas pasaron y Libia tuvo que volver nuevamente al trabajo. En el fondo lo agradecía, para una vez que había cogido vacaciones le pasaron cosas tanto buenas como malas, pero más malas que otra cosa.
Salió con Norah y Min como les prometió. Fueron al karaoke y les presentó a unos chicos, pero no les parecía nada del otro mundo, buenas personas, pero eran muy raros.
-¡Buenos días!- dijo entrando por la puerta de la cafetería. Soki que era la que había abierto el local, la recibió con una sonrisa en la cara.
-Buenos días, Libia- la chica ayudó a la mujer.
Se estuvieron contando como pasaron las vacaciones, lo que habían hecho y donde habían estado. Libia esta vez tenía que trabajar sola, ya que sus 2
compañeros estaban de vacaciones... y en verano tampoco había mucha gente, así que podía lidiar con el trabajo ella sola, aunque Soki ayudaría algo.
Mientras se ponía el delantal para empezar a trabajar, a preparar los cafés, el móvil le sonó. Extrañada, miró que tenía un nuevo mensaje.
"Quiero darte las gracias por ser un gran apoyo en estos días que he estado en casa solo y aburrido :) No sé que hubiera hecho sin ti... Me voy unos días a Busan con mi familia, que están todos preocupados por mi. No hagas nada de lo que te arrepientas y cuídate mucho. Daehyun"
Una sonrisa se dibujó en su rostro al leer el mensaje. Ese estúpido chico entrometido se había ganado un hueco en los pensamientos de Libia... se preocupaba por él y siempre estaba con él. Aunque a veces era peor que un padre.
El trabajo transcurría normal, la gente llegaba y hacía su pedido. Libia había echado mucho de menos su trabajo. Aunque no le pagaran mucho y trabajara demasiado, en el fondo le tenía cariño a su trabajo. Le hubiera gustado estudiar una carrera, pero no tenía dinero para ello. Demasiado que terminó sus estudios medios en aquel orfanato del cual cuando tuvo la oportunidad se fue por su propio pie.
La chica iba de un lado a otro siriviendo cafés, batidos y pasteles cuando por la puerta entraba un chico occidental con una cámara y un bolso colgados de su hombro. Éste era castaño con el pelo alborotado, con la piel un poco bronceada y con cara de sueño. Se sentó en una de las mesas que había en la esquina y suspiró. Había ido a toda prisa para entregar aquellas fotos que el jefe de la revista le había pedido, pero el metro fue benevolente con él y le había dado tiempo a cogerlo. Se pasó las manos por el pelo y sacó del bolso una libreta en la cuál tenía apuntado horarios, citas e ideas que se le venían a la cabeza. Necesitaba un café urgentemente. Buscó a la camarera con la mirada y la vió sirviendo a unas chicas. Silvó, haciendo que esta mirara hacia el lugar de donde había provenido el sonido. El chico se quedó mirándola y siguiendo cada paso que daba durante unos minutos cuando ella le asintió con una sonrisa en la cara. Había sentido algo muy extraño, pero esa chica tenía algo especial.
-¡Buenos días y bienvenido a Holly's! ¿Qué desea?- se había quedado tan ensimismado que no se había ni dado cuenta de que estaba en su mesa- ¿Señor?- Libia se agachó a su altura y pasó una mano por delante de sus ojos- ¿Se encuentra bien?- el chico salió de su ensimismamiento.
-¿Eh?- Libia se quedó pensativa.
-A lo mejor no me entiende...- dijo en voz baja
-No te preocupes, te entiendo- ambos cruzaron las miradas y sonrieron. Libia sacó la libreta del bolsillo del delantal.
-¿Qué desea tomar?
Después de pedirle a la chica lo que iba a tomar, el chico empezó a revisar su cuaderno para ver si le quedaba pendiente algo de trabajo, pero no podía concentrarse bien, ya que no podía quitar el ojo de encima a aquella camarera. La veía ir de un lado a otro, con una sonrisa siempre en la cara. Era preciosa para su gusto, con ese pelo cortado por los hombros que le hacía un rostro aniñado, esos grandes ojos rasgados grises, esa bonita sonrisa picaresca y ese delgado pero femenino cuerpo...
-Aquí tiene señor- le dijo con una sonrisa dejando el pedido en la mesa. Le hizo una pequeña reverencia- Que lo disfrute
-Oye, espera- la chica paró y lo miró- ¿Puedo saber como te llamas?- ella alzó una ceja curiosa.
-Libia- el chico asintió y sonrió.
-Gracias- cogió el café y le dio un sorbo mientras la veía alejarse- Nombre precioso- se dijo a sí mismo.
Para Libia la mañana había pasado muy rápido entre cafés, pasteles y helados. La verdad es que había extrañado las mañanas de ajetreo... Pero había algo raro en el ambiente. Estando en la barra miró hacia el chico que estaba sentado en la esquina donde estaba el ventanal grande. Llevaba allí toda la mañana mirando un cuaderno, apuntando cosas o mirando la cámara de fotos que llevaba consigo... Y lo más importante de todo, ¿para qué quería saber su nombre?
-Oye, Soki... Conoces a aquel chico de allí- su jefa se incorporó un poco en la barra y miró hacia donde le decía.
-No, es la primera vez que lo veo... ¿Por qué lo preguntas?
-No... por nada- dijo sin apartar la mirada de él. El chico levantó la mirada y sus ojos se cruzaron, haciendo que Libia apartara la mirada rápidamente. Él sonrió. Libia suspiró y se acercó a su mesa con decisión- Disculpe, ¿va a tomar algo más?
-No, gracias- le dijo con una sonrisa. Ella asintió y fue a irse, pero esa pregunta la tenía todavía dando vueltas en su cabeza- Disculpe que le interrumpa de nuevo- el chico cerró el cuaderno que tenia sobre la mesa y la miró. Ella carraspeó- ¿Por qué quería saber mi nombre? Sé que es una pregunta estúpida, pero es que es... raro- él rió- No lo tome a mal, pero es que no sé si en su país es normal eso de preguntar...
-Toma- le tendió una tarjeta, cortándola. Libia la cogió mientras él cogía sus cosas y se levantaba para irse- Ese es mi número de teléfono y mi correo. Soy fotógrafo y necesito a una chica de la calle para un reportaje fotográfico que estoy haciendo para una revista. He estado toda la mañana aquí observando lo que hacías, como te comportabas, tus expresiones... Todo- ella levantó una ceja. Él rió- Suena como si fuera un psicópata, pero ese es mi trabajo. Todo ha sido por casualidad... Si estás decidida ha hacer este trabajo, llámame, ¿ok? Te pagaremos y lo haremos lo más cómodo posible para que no te sientas avergonzada- le revoloteó el pelo a la chica y se fue de alli dejándola ensimismada y sin saber que decir. Miró de nuevo la tarjeta:
"Max Storm. Fótografo"
Miró hacia la puerta por donde se había ido Max y una leve sonrisa se dibujó en su rostro.

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