- Tipo: Girls' Generation, SunYeon (Sunny x Taeyeon), yuri, menores 18, oneshot
La primera vez que la vio,
llovía. Llovía mucho, era uno de esos chaparrones de los que no podías escapar
por mucho que intentaras resguardarte de la lluvia. La siguió con la mirada,
era hermosa, parecía que se hubiera parado el tiempo durante el instante en que
esa bajita corrió delante de ella, al otro lado de la cafetería. Era un día
gris, frío, aburrido... Uno de esos días que obligan a las personas a sentarse
en el sofá con una manta y disfrutar la tarde viendo películas. Pero a Taeyeon no
le gustaba quedarse en casa, al contrario, le encantaba salir e ir cada día a
esa cafetería.
Era un lugar agradable, lleno de
buen ambiente, donde servían un café mocha delicioso y cocinaban unos
croissants llenos de azúcar y chocolate. Su perdición se resumía en esas dos
cosas. Además, las paredes estaban decoradas con los premios que la hija del
matrimonio, amos de la cafetería, había ganado con su grupo de música y a la
castaña le encantaban sus canciones.
En poco tiempo se había convertido en la clienta predilecta de ese lugar, sentía que ese sitio era como su segunda casa. Un hermoso lugar para poder relajarse y escribir esas historias locas que se le ocurrían cuando miraba la gente que paseaba por la calle. Pero hoy solo esa chica había pasado por delante y solo ella ocupaba su mente.
Sus ojos, pintados de negro,
lloraban unas lágrimas espesas que contrastaban demasiado con su blanco
vestido. Parecía una novia de esas que en las películas huían de un amor no
correspondido o huían de una eterna espera, sola, entendiendo que su príncipe
ideal no iba a venir.
Era la primera vez que la había visto y la primera vez que sintió como su sangre se helaba, iba a quedarse más tiempo viendo el gran ventanal lleno de gotas pero el brazo de la mujer se interpuso en su vista y sus ojos oscuros acabaron teniendo contacto con los de la mayor.
- Oiga, ¿usted ha visto a esa chica?
- Siempre corre en la misma dirección, dicen
que es un fantasma.
- ¿Un fantasma? -Se puso a reír por lo bajo-
Los fantasmas no existen.
- Eso creo yo también, pero mucha gente
asegura que lo es. Se ve que se deja ver para que alguien caiga en su trampa y
se lo pueda llevar con ella al más allá.
- ¿En serio? -Taeyeon se concentró tanto en
esa historia que comenzó a darle vueltas al café sin haberse puesto el azúcar.
Su cara para intentar disimular el mal gusto no tenía precio- Me pica la
curiosidad, quizás debería ir tras ella para ver si me roba el alma o algo -Se
puso a reír, contagiándole dicha acción a la mujer.
- Hablando de otras cosas, mañana viene
nuestra hija, ¿quieres que le pide algo?
- Me gustaría su último álbum firmado. No he
tenido tiempo de irlo a buscar y si me deja elegir me conformaría con eso.
- ¿Solo eso? Eres como de la familia, Taeyeon.
Puedes pedirle algo más si quieres.
- En serio, con eso me conformo, y de sobras.
Pero igualmente, gracias por la oferta.
***
A este paso nunca conseguiría irse. Lloraba sin consuelo y
parecía que la gente que captaba su presencia se lo tomaba como un juego. ¿A quién quiero engañar? Nunca vendrá mi
príncipe azul... Se tapó el rostro con ambas manos y lloró más fuerte,
creando un horrible pitido en los oídos de la gente que no podían verla. La
horrible sensación de sentir su piel fría y su ropa mojada se repetía
infinitamente, sin poder parar la lluvia que la vestía incluso en los días de
pleno sol. Condenada para siempre...
***
Pasó dos horas dentro de la cafetería, incluso se habría
quedado más tiempo si su ordenador no pidiera una fuente de batería. Por suerte
o por desgracia, el cable se había quedado en casa así que decidió volver a su
pequeño piso para terminar su trabajo allí. Pagó el café y se despidió como
siempre con una gran sonrisa en su rostro. Se quedó bajo el toldo y bufó
molesta, llevaba paraguas, como siempre, pero no le gustaban los días
lluviosos.
La gente que se veía por la calle iba en busca de refugio o conducían dentro de
sus coches, levantando el agua de los charcos, haciendo que Taeyeon les gritase
por no tener más cuidado.
- ¡Qué maleducada es
la gente! Será que con este paraguas blanco no se me ve, ¡pero si es más grande
que yo!
Se paró en un cruce, esperando a que los coches pasaran y el
semáforo se pusiera verde para ella. Observó la ciudad, realmente parecía un
lugar fantasma, casi sin gente y teñida de gris... Y ahí estaba ella, sentada
en un banco, llorando con el rostro escondido contra sus manos y mojada de la
cabeza a los pies. Taeyeon se frotó los ojos, no sabía si era producto de la
lluvia o realmente esa chica tenía una leve aura alrededor suyo que la hacía
brillar como un ángel.
Cambió su ruta, cruzando la calle para entrar en ese parque
y acercarse lentamente a la hermosa chica que había pasado delante de ella por
una fracción de segundo. Se puso la capucha y movió su paraguas, tapándola,
haciendo que automáticamente la misteriosa morena levantara su vista asustada.
Se miraron, una sonreía, la otra sollozaba.
- Cogerás un resfriado si estás tanto tiempo debajo la
lluvia -No contestó- ¿Cómo te llamas?
- S-Sunny...
- Me gusta tu nombre,
es bonito -Le dedicó una sonrisa y se acercó un poco más a ella, haciendo que
el paraguas lograra taparla a las dos- Yo me llamo Taeyeon, encantada. ¿Dónde
vives? Te acompañaré.
- En ningún sitio...
-Se levantó y le dio un leve golpe en el hombro, haciendo que se girara y la
observara correr de nuevo.
Taeyeon tragó saliva, no sabía si perseguirla o volver a
casa. Según la señora Choi... cada día
corre por allí. ¡Mañana la esperaré fuera! Sonrió y decidió regresar, darse
una buena ducha y disfrutar de la televisión.
***
Llegó al mismo lugar de siempre,
allí donde su cuerpo podía reposar mejor, un lugar escondido entre los arbustos
del bosque que se alzaba en la parte norte. Se miró, se veía triste. Sus manos
eran tan frías como el hielo, sus labios podían quemar del helado aire que
desprendían y su ropa pegada a su cuerpo solo le daba un aspecto más lastimoso
aún. Sus cabellos goteaban constantemente y su maquillaje parecía no tener fin,
incluso pensaba que esas gotas negras no terminaban nunca para darle un rostro
más triste. ¿Por qué le había pasado a ella? ¿Qué había hecho mal para terminar
así? Su cuello dolía, esas marcas moradas sobre su piel no iban a irse nunca, a
menos que consiguiera su "pasaporte" para irse.
Tragó saliva, le dolía. Todo su
cuerpo le dolía y tiritaba bajo un árbol rodeado de arbustos mal cuidados. Ella
era la causa de que las plantas muriesen a su alrededor, ella misma, ahí,
tumbada entre la hierba alta y las hojas secas, era una de las caras de la
muerte. Nunca pensó que lo que le contaron fuera cierto, ¿realmente necesitaba
robarle a alguien "eso" para poder marchar? Volvió a taparse el
rostro mientras lloraba desconsoladamente, consiguiendo que un perro que pasaba
por ahí gimiera de dolor en sus oídos. A este paso, conseguiría que el animal
muriera explotando por dentro.
***
Esperó al lado de la puerta,
extrañando a la señora que llevaba el local. Si algo tenía Taeyeon era una
puntualidad increíble y un humor perfecto para cualquiera, pero esa mañana la
castaña parecía preocupada, su mirada denotaba nerviosismo, se mordía el labio
inferior y daba golpecitos con el pie al suelo. ¡Ah! Ahí está... Su corazón dio un salto, por alguna extraña razón
esa chica le hacía sentir una calidez en su pecho que nunca antes había notado.
Tragó saliva y al pasar por su lado le agarró la muñeca, sintiendo un frío tan
extremo que quemó su palma.
- ¡Ah! -Miró su mano, agarrándose la muñeca
mientras esta temblaba por la repentina quemadura.
La nombrada Sunny la miró sin
decir nada, llorando como siempre, mostrando la ropa mojada, otra vez. Taeyeon
pensó que si la llevaba así era por la lluvia de ayer pero ya tendría que
haberse secado. ¿Acaso ha caído en algún
sitio con agua? Tragó saliva y movió rápidamente su mano para que no doliera
tanto.
- ¿P-Por qué estás tan fría...? ¿Estás
enferma?
- ¿Por qué me paras? Yo solo hago daño a las
personas... -Apartó la mirada, clavándola al suelo.
- Sunny, quiero conocerte un poco más.
- Solo te haré daño si hablas conmigo -La
castaña se acercó a ella y le tocó el brazo, quemándose de nuevo por el frío-
...¿ves?
- ¿Pero por qué estás tan fría?
- La gente a la que le hacen daño... acaban
matando a quienes están a su alrededor... Apártate de mí.
- Me estás asustando.
- ¡Simplemente apártate! No quiero hacerte
daño...
Hacía rato que la gente miraba
extrañada a Taeyeon. Parecía estar hablando sola, no entendían por qué estaba discutiendo
con la pared de al lado de la cafetería, incluso había gente que la grabó con
el móvil mientras se reían.
Ignorando el dolor de su mano,
agarró de nuevo la muñeca de Sunny y la arrastró hasta el callejón más próximo.
Era oscuro, ahí nunca tocaba la luz del sol, pero podía ver perfectamente a la
chica, estaba... ¿brillando? No puede
ser. Tragó saliva y sopló la palma quemada, mirando a la morena de ojos
tristes y sonriéndole para reconfortarla.
- No voy a hacerte nada malo, pero de alguna
manera me atraes.
- ¿Te atraigo?
- Espera, creo que me he explicado mal. No me
refiero a atracción sexual, me refiero a atracción amistosa, quiero ser tu
amiga, ¿puedo?
- E-Eres una chica muy rara... -Se secó las
lágrimas aunque continuó sollozando durante un buen rato.
- Eso dicen -Sonrió- Me han dicho que siempre
corres por aquí, ¿por qué siempre lloras? ¿Hay alguien que te moleste? ¿Puedo
ayudarte? ¿Por qué estas goteando? ¿Por qué brillas? ¿Por qué me he quemado?
- ¡No me hagas tantas preguntas a la vez! -La
chica se arrodilló al suelo, tapándose los oídos.
- P-Perdona -Taeyeon se arrodilló como ella,
acariciándole la mejilla con el índice, sintiendo como la quemadura rozaba toda
su piel- No deberías llorar tanto, eres bonita.
- Te vas a quemar -Se apartó un poco- Deja de
tocarme, solo te puedo hacer daño.
- Soy tu amiga, quiero ayudarte.
- Yo aún no he aceptado tu propuesta de
amigas...
- Acéptala -Le agarró ambas manos y la
levantó, poniéndola de pie- Realmente quiero que seamos amigas. Aún no tengo un
porqué muy definido pero creo que podría conseguir que sonrieras, ni que fuera
una vez -Sonrió y dejó de agarrarla- Aunque también me preocupa que quemes.
- Debo irme.
- ¿Dónde?
- A algún lugar donde pueda relajarme.
- ¿Puedo acompañarte?
- No... Debes recoger un álbum firmado en la
cafetería de al lado, ¿verdad?
- ¿Cómo sabes...?
- Supongo que las amigas saben estas cosas
-Volvió a caer una lágrima de sus ojos, mezclada con un poco de maquillaje
negro y recogida en la palma de Taeyeon antes de que pudiera tocar el suelo.
- Espera, ¿eso quiere decir que aceptas ser mi
amiga? -Sonrió como niña pequeña.
- Supongo que sí.
La castaña iba a abrazarla pero
Sunny se separó rápidamente de ella, negando con la cabeza. Huyó sin decir nada
más, corriendo como siempre, levantando un poco su mojado vestido blanco para
no tropezar. Taeyeon la miró alejarse y luego sintió un leve peso en su palma
derecha. Era la lágrima, convertida en hielo negro. Increíble... La observó desde todos los ángulos, sonriendo
extrañamente mientras se acercaba a la cafetería y se sentaba en su mesa de
siempre. No llevaba portátil para seguir escribiendo pero esa lágrima podía
incluso entretenerla más que sus propias historias.
- ¡Dios mío! -La mujer del local agarró sus
manos y la arrastró hasta el baño del bar- ¡¿Pero qué te ha pasado?! Eso tiene
que dolerte mucho... -Buscó en el botiquín, vaciando una botella entera de
líquido contra las quemaduras, vendando ambas manos después.
- Ahora parezco una luchadora de boxeo
-Sonrió, cerrando las manos en puño.
- ¿Me puedes explicar qué te ha pasado?
- Me quemé, eso es todo.
- P-Pero... parece reciente.
- Lo es. Antes de venir aquí estuve ordenando
cosas en el congelador y se me ocurrió coger el hielo sin protección. Se me
pegó en la piel y me quemó, no hay más secreto.
- ¿Seguro?
- Seguro señora Choi.
- Ah, tengo algo para ti -La mujer sonrió,
siguiendo a Taeyeon hasta que se sentó en su mesa de nuevo. Buscó debajo de la
barra y sacó el último álbum del grupo Bamboo-T, firmado por su hija y también
por las demás miembros del grupo.
- ¡Oh! ¡Está firmado por todas! -Sus mejillas
se tiñeron de un rojo intenso por la emoción del momento.
- Se ve que mi hija les dijo que eras especial
para nosotros y todas decidieron firmar.
- ¡Que guay! Ahora tendré la discografía
completa. ¡Muchísimas gracias! Díselo a su hija, por favor -Sonrió y pidió un
mocha, aprovechando el largo vaso para rodearlo con sus manos y sentir un poco
de calor.
Observó esa lágrima que se había
solidificado. Tenía un brillante color negro e incluso notó que la madera de la
mesa comenzaba a ceder a su frío. La tocó, sintiendo un leve chispazo en la
punta de su dedo índice. No le importó, de alguna manera ya se había
acostumbrado a esas quemaduras, aunque seguía preguntándose por qué Sunny
quemaba, brillaba y estaba permanentemente goteando agua.
***
Se sentó en el mismo lugar de
siempre, apoyando su espalda al tronco de un árbol que ya había cedido a su
temperatura y había muerto sin más. Congelado, dejando su tronco teñido de
negro podrido. Suspiró y escondió su rostro entre las rodillas, abrazándose las
piernas.
- Qué raro, no estás llorando como siempre
-Levantó la vista asustada, no le gustaba esa voz. No le gustaba esa chica.
- ¿Qué haces aquí... Tiffany?
- Iba a reírme de ti como siempre pero veo que
hoy no puedo. Deberías estar llorando.
- Quiero dejar de llorar.
- ¿Crees que esa chica cederá a tu trato?
- Cállate.
- Sé realista, tu cuerpo y tu alma no son nada
más que fruto del tiempo que te queda de vida para conseguir ascender. No creo
que lo consigas.
- ¡Cállate! Deja de molestarme.
- ¿Molestarte? -Se arrodilló a su altura-
¿Recuerdas cuando prometimos no separarnos nunca? -Sunny no contestó- Tu
silencio te delata. Lo tenías todo planeado desde el principio, ¿verdad?
Quedarte con ella mientras tu hermanastra moría de asco, enterrada en un lugar
de mierda.
- ¡Déjame! -Se tapó los oídos, sollozando otra
vez.
- Sunny, Sunny, Sunny... La venganza es un
plato que se sirve frío pero... Creo que el hielo que personificas tú, va a
ceder al ser tocado por mi fuego -Tiffany sonrió y acercó el índice al brazo de
la morena, trazando una línea recta con su uña que terminó en llamas.
La chica de vestido blanco
comenzó a golpearse el brazo, intentando que las llamas se sufocaran con su
propio frío. Le dolía, mucho, era débil contra ella, siempre lo había sido,
incluso después de que ocurriera todo aquello seguía teniéndole miedo. Gritaba
mientras lloraba, sus lágrimas caían en forma de trocitos pequeños de hielo
sobre las llamas. Le pidió que parase, que apagara ese fuego. Tiffany sonrió,
soplando un viento frío que evaporó el fuego.
- Fíjate, marcada por la persona a la que
mataste, ¿no te parece curioso?
- Déjame en paz...
- Ahora tu querida amiga ya no te querrá, ya
no eres perfecta Sunny -Se levantó y le tiró del pelo para que la mirara- ¡Nunca
conseguirás salir de este mundo! ¡¿Entiendes?!
Los gritos de la pelirroja
interfirieron en la señal de la radio, provocando un horrible chirrido en todos
los aparatos electrónicos, rompiendo algunos cristales y provocando la locura
de algunos animales. Taeyeon no era la excepción, ella también estaba oyendo
ese horrible ruido que perforaba sus tímpanos y lanzaba una lluvia de pequeños
vidrios sobre ella y los clientes que estaban en la cafetería. Se tapó los
oídos, guardando la lágrima dentro del bolsillo de su chaqueta y saliendo
corriendo de allí, buscando algún refugio que pudiera ayudarla a no desmayarse
del dolor.
La gente caía por el suelo,
algunos con sangre en sus oídos y otros con sangre en su nariz. Los perros
mordían algunos cuerpos o se peleaban entre ellos. Taeyeon apretó fuerte los
dientes y gritó, notando como el sonido bajaba de presión al soltar toda su
voz. Se estuvo así un buen rato, hasta que sintió como poco a poco todo iba
volviendo a la normalidad. Apoyó la espalda a la pared y recuperó el aliento,
mirando el panorama de la ciudad. El paseo central de Seúl, silencioso y lleno
de cuerpos por el suelo, algunos inconscientes y otros directamente muertos.
Tragó saliva y regresó a la cafetería, pisando una profunda capa de cristales
que vestían el suelo de diferentes colores por el reflejo del sol.
- ¿Señora Choi? -La buscó detrás de la barra,
viéndola tumbada en el suelo, moviendo una mano levemente- No se preocupe,
llamaré a una ambulancia.
Temblorosamente agarró su móvil y
marcó el número de emergencias. Su voz sonaba rota, asustada. Minutos después
de lo sucedido, su cerebro comenzó a reaccionar, mostrándole uno de sus peores
miedos: la sangre.
***
La pelirroja dejó de tirarla del
pelo y se apartó de ella, sonriendo maliciosamente antes de crear una pequeña
llama en la palma de su mano derecha y acercarse amenazadoramente a la cara de
Sunny.
- ¿Qué pasaría si Taeyeon descubriera que su
querida nueva amiga es en realidad un fantasma de hielo? ¿Qué pasaría si te
viera con la cara quemada?
- ¡Basta Tiffany! ¡Déjame!
- ¿Quieres que te deje en paz?
- ¡S-Sí! Haré lo que quieras pero no me hagas
más daño, por favor... -Se tapó el rostro y comenzó a llorar otra vez.
- Lo que quiera eh -Cerró el puño, apagando
las llamas- No te acerques más a esa chica. No te mereces la felicidad después
de robarme la mía.
- ¡N-No fue mi culpa! ¡Fue un accidente! -La
pelirroja agarró su muñeca y la apretó fuerte, provocándole las mismas
quemaduras que ella le provocó a Taeyeon horas antes- ¡Para! ¡Tiffany eso me
duele!
- ¿Sabes lo que llegué a sufrir al ver que te
quedabas con ella? ¡¿Lo sabes?! ¡¿Eh?!
- ¡Perdóname! ¡Lo siento mucho, en serio!
La soltó, empujándola al suelo,
viendo como lloraba asustada. Tiffany se fue, sin decir ni una palabra, ella
tenía a otra persona a la que robarle el alma, una tal Jessica que había caído
en sus encantos. Sonrió y desapareció de la vista de Sunny en un mar de llamas
que terminó de matar a las plantas que la morena había congelado con su
presencia.
***
Abrió los ojos desorientada,
respirando a través de esa molesta máscara de oxígeno. Se la quitó y se sentó
en la cama, había acabado desmayándose, como siempre que veía sangre. Tragó
saliva y miró los cuerpos que reposaban junto a ella, en la misma habitación de
hospital. Miró a la señora Choi, llena de vendas, tubos y una máscara igual a
la suya. Al otro lado tenía un hombre que también solía aparecer cada día en
esa cafetería; podía decirse que la pequeña familia que los clientes habían
creado en ese lugar seguían reunidos incluso en el hospital.
- Dicen que tardará en despertar -Una voz le
hizo saltar de la cama, mirando de nuevo hacia la dueña del local. Era su hija-
No sé como agradecerte que llamaras a una ambulancia.
- No hace falta que agradezcas nada -Sonrió,
moviendo las manos en señal de negación- ¿Eres Choi Sooyoung verdad? La líder
de Bamboo-T quiero decir.
- La misma, ¿y tú eres...?
- Me llamo Taeyeon. Kim Taeyeon.
- ¿Tú eres la chica que pidió el álbum
firmado?
- Sí -Se sonrojó un poco- ¿Sabes? Siempre
había querido conocerte pero en unas circunstancias mejores -Volvió a sonreír.
- ¿Siempre sonríes?
- Eso intento.
- Gracias, en serio.
- No es nada mujer, cualquier persona lo
habría hecho.
***
Pasó tres días allí, acurrucada contra el mismo árbol de
siempre, notando su ropa incluso más mojada que de costumbre. Su mirada se
perdía junto a las hojas secas que tenía cerca de ella. Terminó tumbándose con
la mejilla izquierda contra el suelo, tocando la fría tierra y la hierba muerta
de su alrededor. Soltó un suspiro que congeló al instante la hierba de sus
dedos. Se levantó, viendo como la tierra y suciedad que se había pegado en su
ropa caían en forma de pequeños trozos de hielo.
Caminó hasta lo más profundo del bosque, poniendo siempre
las manos en los mismos troncos, robando la vida de las plantas que había a su
alrededor. Llegó al lago, ese lugar que siempre la atraía a pesar de ser el
responsable de su muerte. Miró al cielo, llovería dentro de poco.
- ¡Oye! ¡Es peligroso
estar ahí! -Un hombre que paseaba por la zona, juntamente con su perro, se
acercó a Sunny, viendo como esta se tiraba al lago, dejando caer su cuerpo-
¡Eh!
Nada más poner un pie en el agua, sintió una quemadura
intensa en su tobillo y seguidamente una fuerza invisible que lo arrastraba
hasta lo más profundo del lago. Del susto y la falta de aire, se ahogó en menos
de un minuto. Su perro no tardó en estar en las mismas condiciones que su amo,
mientras la morena lloraba mirando el cielo, dejando que su cuerpo flotara en
el agua. Lo siento... No tenía
fuerzas ni para susurrar las palabras. Robar almas era su pasaporte para seguir
viviendo en el mundo de los vivos. No podía ni ascender ni tampoco bajar al
supuesto infierno. Su crimen era haber matado a Tiffany, encerrándola en una
habitación rodeada de llamas.
Los fundamentos del edificio y el mismo fuego fueron la
causa de que la chica muriera intoxicada y seguidamente aplastada por el techo
del lugar. Fue un arranque de locura, una venganza que Sunny fue consumiendo
desde el primer día en que Tiffany la molestó. Su hermanastra acabó como ella
quería, muerta, pero nadie le dijo que su espíritu vengativo volvería a por
ella y la ahogaría junto al lago donde jugaron cuando eran pequeñas.
***
Taeyeon solo sufrió heridas leves por lo que fue de las
primeras personas afectadas que pudo salir. Esperó día tras día frente a la
cafetería medio derrumbada, sentada al suelo, apoyando la pared al lado de la
esquina donde empezaba ese callejón oscuro. Sunny no apareció en una semana, se
preocupó, tenía miedo de que estuviera muerta. ¡No pienses esas cosas, babo! Seguro que está bien. Levantó la
vista y miró hacia la izquierda, ahí venía ella, con la misma ropa de siempre,
goteando y llorando como de costumbre. ¿Por
qué llora siempre...? Tragó saliva, se le hizo un nudo en la garganta.
- ¡Sunny! -Alzó el
brazo y la morena se paró frente a ella, jadeando cansada.
- ¿Estás bien? ¿N-No
te has muerto?
- Claro que no me he
muerto -Se enrolló su chaqueta a la mano y la tocó, demostrando que el frío de
su piel seguía quemándola, aunque sin dañarle esta vez- ¿Ves?
- Lo siento...
- ¿Eh?
- N-No podemos ser
amigas... No quiero dañarte.
- Oye, ya hemos
hablado de eso. No me vas a hacer daño, lo sé. ¿Cómo podría una chica tan
bonita como tú hacerme daño?
- Porque delante de
ti, tienes a una asesina -Una voz algo más grave que las suyas apareció detrás
de Taeyeon. Era Tiffany.
- ¿Qué dices? ¿Sunny
una asesina? No me hagas reír.
Antes de que pudiera decir nada más, Taeyeon sintió un tirón
en su mano protegida por la chaqueta y empezó a correr con la morena que tiraba
de ella. No sabía dónde iban, simplemente se dejó llevar por Sunny, la cual
sollozaba de nuevo. La castaña miró atrás, esa pelirroja las seguía, y eso le
hizo acelerar el paso, siendo ella la que ahora tiraba de la morena para que
siguiera su ritmo. Tragó saliva, su pecho dolía, por alguna extraña razón se le
estaba acabando la energía. No lo entendía, había dormido durante horas, ¿cómo
podía estar tan cansada? ¿Acaso ella
tiene algo que ver...? Controló su respiración y giró hacia la derecha,
perdiéndose en el boque que había en las afueras de la capital.
Caminaron, con pasos sincronizados y haciendo el menor ruido
posible. La respiración de Taeyeon era entrecortada, nunca se le había dado
bien correr, odiaba los deportes, en especial el atletismo. Se puso una mano en
el pecho y agarró fuerte su ropa, separándose un poco de Sunny, apoyando su
hombro izquierdo a un árbol que crujió con su peso. Era simple madera muerta
que iba a ceder cuanto menos lo quisiera.
- No podemos
descansar aún -La morena tiró de ella pero Taeyeon dejó su peso muerto y el
tronco cedió, haciendo que tanto ella como la menor bajaran por una cuesta
bastante empinada.
La hierba, la tierra y la humedad se pegaron en ellas. Las
piedras y pequeñas ramas las golpearon por todos sitios, la ropa de ambas se
rasgó y terminaron en la orilla del lago donde la morena acababa flotando
siempre. Parecía que esa pelirroja ardiente ya nos las perseguía, incluso Sunny
dio gracias al hecho de dañarse de tal manera; el dolor siempre acababa
ayudándola a superar ciertos miedos.
Taeyeon la sacó de sus divagaciones cuando la escuchó
hiperventilar. La castaña se agarraba fuerte la zona del pecho de su jersey
verde lima y apretaba los ojos con fuerza, intentando concentrarse en un punto
muerto para no marearse. La morena se acercó a ella y acarició su mejilla,
estaba fría, casi tanto como ella. No
puede ser... Miró al cielo y esperó alguna especie de señal que pudiera
corroborar sus dudas. Ella no puede ser
mi... No, ¡es imposible!, la miró con pena en los ojos, llorando otra vez.
No quería robarle la vida a alguien tan vivo como ella, tan brillante y
sonriente.
- ¡¿Q-Qué debo
hacer?! -La movió un poco, nunca se había encontrado en tal situación. Taeyeon
señaló sus labios y Sunny se acercó, agarrándole la mano temblorosa que
señalaba- ¿Tu boca?
Antes de que pudiera preguntar nada más, un tirón de pelo la
obligó a bajar la cabeza hasta unir sus labios a los de la castaña. Estaba
sorprendida, sentía una suavidad que pensaba haber olvidado ya. Poco a poco
notó como la respiración de Taeyeon se fue calmando pero se sentía tan bien que
no se separó del beso hasta que la castaña dejó de fruncir el ceño y abrió los
ojos. La morena se asustó y dejó espacio entre ellas. Quedó arrodillada al
suelo, dejando que la mayor se sentara a su lado, respirando aún algo cansada
pero sintiéndose mejor. Poco a poco fue recuperando el color de su piel y el
brillo en sus ojos.
- ¡Ah! ¡T-Tus labios!
-Los rozó con la punta de sus dedos y sintió una calidez que se manifestó en
forma de corriente eléctrica por toda su espalda.
- Ya no quemas
-Taeyeon agarró su mano y sonrió, sintiendo por primera vez la suavidad en la
piel de la menor sin miedo a que le quemara- ¿Ves?
- P-Pero...
- Creo que es hora de
que tu y yo hablemos, Sunny -Se levantó y le tendió la mano- ¿Quieres dar un
paseo conmigo?
Agarró su mano y, efectivamente, Taeyeon no mostró signos de
dolor porque ya no quemaba. ¿Se había acostumbrado? No, simplemente Sunny había
dejado de utilizar su poder para defenderse de ella. Nunca había confiado en
nadie después de su muerte. La chica que amaba la traicionó, la chica que mató,
la mató a ella siendo un fantasma, incluso la gente que pensaba que eran buenas
personas acabaron engañándola.
- ¿Me estás
escuchando? -Le repentino movimiento en su mano le hizo volver a la realidad.
- Perdona... -Una lágrimas
escapó de sus ojos y fue recogida otra vez por la palma de Taeyeon.
- No llores más.
Sunny, háblame de ti -La castaña iba a seguir pero la marca en el brazo de la
morena le captó la atención- ¿Qué es esto?
- N-Nada... Debo
haberme herido al caer por esa pendiente.
- Eso no es una
herida reciente. Es una quemadura, ¿qué pasó? ¿Es algo relacionado con esa
pelirroja?
- N-No...
- Sunny -La mayor
golpeó suavemente el mentón de la morena para que levantara la vista y la
mirara, prohibiendo que sus lágrimas bajaran por sus mejillas al rozarle su
piel con ambas manos- Deja de llorar, estoy aquí.
- ¿E-Eres mi amiga?
- Soy tu amiga,
aunque me gustaría ser algo más.
- ¿Eh? -Su mirada
consiguió brillar con intensidad.
- Cuando te vi llorar
el primer día, supe que podría acercarme a ti tarde o temprano. No quería
asustarte por eso primero pedí ser tu amiga. Siempre te veo llorando o
gritando, o huyendo de mi y eso me duele. Quiero que me cuentes tus problemas y
sentir que puedo ayudarte.
- P-Pero yo...
- ¿No te gustan las
mujeres? Si es así, puedes borrar la parte que dije "me gustaría ser algo
más" y quédate con el resto. Sirve para las dos cosas -Sonrió con
sinceridad, acariciando las manos de la menor dulcemente- Lamento si te he
molestado con el tema pero me ha preocupado el hecho de que corrieras así.
¿Quién es esa pelirroja?
- Es Tiffany...
- ¿Te molesta?
- Ella... Murió por
mi culpa. Yo la maté... -Se soltó del agarre y se arrodilló al suelo, llorando
de nuevo. Taeyeon imitó su movimiento y le acarició el cabello.
- Cuéntame qué pasó,
estoy aquí para ayudarte.
- ¿N-No estás
asustada...? -Dejó que viera sus ojos y habló con voz temblorosa.
- No.
- ¿N-No vas a
marcharte?
- Me quedaré aquí.
***
Dejó de buscarlas, sabía que no conseguiría nada. Pronto voy a matarte definitivamente Sunny,
ya lo verás, apretó los dientes y caminó con largos pasos hasta la plaza
central de la zona comercial de Seúl. Había quedado con Jessica, esa rubia que
ignoraba su verdadero destino. Tiffany esbozó una sonrisa dulce al verla que
saludaba a lo lejos y le agarró de la mano cuando llegó a su lado. Escondió sus
llamas, siempre lo hacía con ella. Había aprendido a dominar su poder y eso le
había proporcionado el autocontrol suficiente para poder robar las almas de
todas las personas que quisiera.
Su tiempo se agotaba, pero quería disfrutar hasta el último
momento de todas las víctimas que pudiera conseguir. Debía aprovechar sus
encantos aún siendo un fantasma, aunque pasear entre la gente significara
sentir mucho calor y recordar su horrible muerte. No lo entendía, si ella murió
antes, ¿por qué tenía menos tiempo de "vida" que Sunny? Yo fui la primera víctima... ¡No lo
entiendo! Miró enfadada al cielo y apretó fuerte la mano de Jessica,
captándole la atención.
- ¿Ocurre algo
Tiffany? -Acarició su mejilla y sintió el característico calor de la chica-
Oye, ¿por qué siempre tienes una piel tan caliente?
- ¿Quieres que te lo
cuente?
- Sí.
- Vayamos a mi casa
pues, allí estaremos más tranquilas.
***
Se sentaron en unas rocas, al lado de donde el río soltaba
su agua para que se perdiera en el amplio lago. Taeyeon escuchaba atenta el
pasado de Sunny y por algún motivo eso hacía que incluso le gustara más que
antes. Suspiró, mirando cómo se movían sus labios, como sus ojos por una vez
habían dejado de llorar, como sus manos se movían imitando el movimiento de la estrangulación...
Sonreía. No era una historia para reír pero el hecho de conseguir que Sunny
dejara sus miedos a un lado y confiara en ella le hacía sonreír.
- ¿Te han dicho nunca
que eres una chica muy rara?
- Tú ya me lo has
dicho dos veces.
- Es que... otra
persona ya habría salido corriendo.
- Pero las amigas
están para escuchar, ¿verdad? Llámame loca pero creo que si Tiffany te molestaba
hasta ese punto no te culpo de que hicieras tal cosa.
- ¿Hice bien...?
- Aunque la venganza
no sea algo muy bueno, yo creo que sí.
- Pero ahora quiere
matarme de verdad...
- ¿Y qué debes hacer
para que no pueda hacerlo?
- Esperar a que su
tiempo termine o irme yo antes.
- ¿Irte?
- Ascender. Dejar que
mi cuerpo pueda reposar definitivamente en su tumba.
- Así que realmente
sí que eres un fantasma... -Sonrió.
- ¿Qué te hace tanta
gracia?
- Hace ya unas
semanas, me reí de ti sin conocerte. Me dijeron que eras un fantasma que vagaba
por esa zona. Lo siento.
- Da igual, no eres
la primera que se ríe de mi. He sido la mofa de muchos durante mis años de vida
y mis años... de muerta.
- ¿Pero por qué tu
hermanastra te trataba así?
- Por una chica...
- ¿Una chica? ¿No me
dijiste que no te gustaban las mujeres?
- Yo nunca llegué a
decirlo, tú sola te creaste la respuesta equivocada... -Bajó la voz,
sonrojándose levemente.
***
Supuestamente aún faltaban quince minutos antes de llegar a
la casa de Tiffany pero la pelirroja estaba furiosa, llevando a Jessica hasta
el lugar de su muerte. Una casa en ruinas y con señales de haber sido quemada
que permaneció escondida por muchos, envuelta por las hiedras y otras plantas
que se habían adueñado de ese lugar abandonado.
- ¿Qué es este lugar?
- ¿Conoces la
historia de la chica que murió quemada aquí?
- Una tal Hwang
Miyoung, ¿no? ¿Era familiar tuya?
La mano que Tiffany tenía agarrada apretó con fuerza y
comenzó a quemar la palma de Jessica, ignorando los gritos de dolor que
comenzaron a escapar de su garganta. Tiró de ella y la besó bruscamente,
abrazándola contra ella mientras mordía su labio inferior, consiguiendo que un
poco de sangre tocara su lengua. Jessica se apartó de ella con un empujón y la
abofeteó, sintiendo un calor intenso en su mano.
- ¡¿Q-Qué...?!
- Podrías haber
muerto de otra manera pero veo que no quieres jugar -La pelirroja la agarró por
ambas muñecas y volvió a besarle, llevándose el aliento de la rubia hacia su
boca, robándole algo más que el simple aire.
Su alma, de un leve color rosa, desapareció en la boca de
Tiffany, haciendo que esta sonriera levemente mientras dejaba que el cuerpo de
Jessica cayera muerto al suelo. La miró. Qué
pena, una chica tan bonita muerta por no querer seguir el juego, miró hacia
el cielo y sintió un leve pinchazo en el pecho. Cayó de rodillas al suelo,
notando como un repentino sudor bajaba por su frente.
- ¡No es justo! ¡Ella
me mató! -Gritaba al aire, sintiendo como algo la arrastraba hasta el suelo,
empotrando su cara a la tierra aún quemada.
- Te ves algo
patética -Una risilla le hizo levantar la vista con esfuerzos, parecía que una
tonelada de algo invisible se hubiera acomodado sobre su cuerpo.
Una chica de largos cabellos morenos y mirada oscura
sonreía, sentada en uno de los trozos de pared derrumbados, con las piernas
dobladas y uno de sus brazos aguantando su cabeza. Suspiró y siguió mirando a
Tiffany, riéndose de su situación.
- Esto es un aviso,
Hwang. A la próxima realmente vas a ser arrastrada hasta el mismísimo infierno.
- ¿Infierno?
- Exacto -La chica
saltó, mostrando unas largas alas negras que dejaron alguna que otra pluma por
el suelo quemado- Tu vives de robar las almas de pequeñas vidas y nosotros
vivimos de los fantasmas que no consiguen ascender. No vas a vagar toda la
eternidad en la Tierra, a todo el mundo le llega la hora de encontrar la paz en
el más allá o encontrar el sufrimiento eterno bajo tierra.
- ¿Eres un ángel de
la muerte? -La pelirroja notó como una gota de sudor bajaba por su nariz,
cayendo al suelo, dejando una pequeña llama que se apagó en cuestión de
segundos. Ese peso comenzaba a cansarla, no quería morir aplastada una segunda
vez.
- Veo que sabes de
nosotros. Mejor, me ahorraré una larga explicación -Se arrodilló a su altura y
le tocó la cabeza, llevándose unos mechones de su larga cabellera a la nariz
para inspirar su aroma- Me llamo Yuri. Recuerda mi nombre Hwang, vas a ser mi
mejor alma en pena.
- ¡Nunca me tendrás!
¡Sácame esta cosa de encima, sea lo que sea!
- Veo que eres
geniuda eh -Sonrió pícaramente- Me gustan las mujeres con carácter.
Por alguna razón que Tiffany desconocía, su fuego no dañaba
a Yuri, ni siquiera podía tocarla, era como si la morena tuviera una barrera
anti-elementos. Esa sonrisa le molestaba, cerró las manos en puño y agarró
tierra del suelo, dispuesta a tirársela a la cara para que dejara de ejercer su
poder sobre su espalda, le estaba costando demasiado respirar.
No pudo hacer nada, Yuri se levantó y pisó ambas manos, haciendo que la
pelirroja gritara de dolor.
- Yo que tú, no haría
eso -Volvió a sonreír y con un chasquido de dedos borró esa fuerza invisible-
Siempre he querido un fantasma de fuego en mi colección, y tal como estás
haciendo las cosas, pronto te tendré en mi infierno personal.
Desapareció con un gran impulso que la hizo volar cielo
arriba, rompiendo la barrera del sonido y perdiéndose de la vista de la
pelirroja. Por primera vez en mucho tiempo, Tiffany volvió a llorar.
***
Ascender significaba encontrar tu alma gemela en la Tierra y
conseguir que esa persona aceptara irse contigo. Sería una paz indescriptible
para las dos, pero no se encontraban casi nunca esas personas que quisieran
auto-sacrificarse para ayudar a otra. Pocos fantasmas habían conseguido en tan
poco tiempo conseguir el amor de dicha persona e irse con ella al más allá,
pero la mayoría terminaban robando sus almas sin amor, condenándose a bajar al
infierno. El poco tiempo del que disponían y las punzadas de dolor que
caracterizaban cada hora que pasaba les hacían perder los nervios y actuaban
por instinto de supervivencia.
- ¿Puedo irme
contigo?
- No digas tonterías.
No quiero robar tu alma, no te mereces morir tan pronto.
- Pero me gustas,
¿qué tiene de malo eso?
- Taeyeon, yo... -El
sonido del móvil alertó que la castaña debería volver a casa, tenía planes y no
podía fallarse a sí misma.
- Debo irme, lo
siento.
- No importa, vete.
- ¿Dónde podré
encontrarte?
- Aquí... -Sonrió
levemente.
¡Lo he conseguido!
¡Sunny ha sonreído! Le respondió con una brillante sonrisa y se fue,
subiendo poco a poco esa empinada colina por la que antes habían bajado. Si
seguía el borde de la carretera llegaría a su casa en media hora.
Se miró en el espejo de su habitación al llegar, su ropa
estaba sucia y llena de pequeños agujeros. Buscó en su bolsillo, esa lágrima
negra seguía allí, sonrió, ya no quemaba, ahora era una simple joya gélida de
brillante color y aura blanca. Suspiró, buscando un hilo y algo con que poder
agujerear un poco la punta de dicha lágrima. Taeyeon, a veces eres tan cutre, rió para ella misma y pasó el hilo
por el agujero que le había hecho a la lágrima. Se lo ató alrededor del cuello
y sonrió, encerrándose en el baño.
***
Una suave mano acarició el hombro derecho de Sunny. La
morena ya sabía de quién se trataba, algo así como su conciencia personificada,
la chica que le ayudaba a superar el dolor y a sentirse un poco mejor consigo
misma.
- ¿Qué piensas hacer
Sunny?
- No lo sé... -Abrazó
sus piernas y escondió el rostro entre ellas- ...me gusta pero... no quiero
robarle la vida.
- Pero sabes que podréis
estar juntas luego si todo va bien.
- Pero, y si no va
bien, ¿qué?
- Yo sé que irá bien.
Confía en mí -La chica se levantó y se puso delante de ella, volando a pocos
centímetros del suelo con sus amplias alas blancas.
- ¿Cómo puedes estar
tan segura... Yoona? Tú eres un ángel de la muerte, no puedes conocer mi
sufrimiento.
- Antes de serlo, fui
una persona humana y también un fantasma, como tú.
- ¿En serio?
- Sí, y también fue
una hipócrita como tú que mató a quienes le molestaban -La voz de Yuri rompió
la calmada atmósfera que había entre las dos. Yoona frunció el ceño y se giró,
mirando fríamente a la chica de alas negras- No me mires así. Llegar a ser un
ángel de la muerte implica que has tenido que madurar en muy poco tiempo.
- ¿Qué haces aquí? Yo
no te molesto en las conversaciones con Stephanie.
- No la llames así,
es TIffany, sé algo más cariñosa Yoong.
- Deja de llamarme
así. Tú eres la primera que utiliza los apellidos para dirigirse, no me vengas
con tonterías de nombres y vete, estoy conversando y sobras.
- Hey, hey, no seas
tan fría conmigo -Yuri acarició las plumas de Yoona y esta se apartó de ella-
Vale, vale, ya veo que sobro. Iré a molestar a otra alma en pena pues. Adiós
preciosa.
***
Todo pasó muy rápido.
Acababa de debutar y la noticia le impactó de tal manera que sus piernas
flaquearon y terminó desmayada al suelo. Primero fue Tiffany, ahora Sunny...
Cualquier chica que amaba terminaba muerta. La excusa del cansancio siempre
funcionaba pero cada vez la gente se lo creía menos, así que aprendió a
sustituir sus ganas de llorar y gritar por un simple mareo.
Comenzó a creer que
debía llevar una maldición o una cosa por el estilo. No era normal que las dos
chicas a las que amó acabaran muertas en tan poco tiempo de diferencia...
Unos golpes suaves en su hombro la despertaron de la
pesadilla. Se había quedado dormida en el sillón que acompañaba la cama de su
madre en el hospital y comenzó a llorar en sueños. Una preocupada Taeyeon la
miraba mientras le daba aire con su mano.
- ¿Estás bien?
- S-Si, ha sido solo
una pesadilla -Se frotó el sudor de la frente y miró la pantalla de su móvil.
Había la foto de una chica conocida para Taeyeon, aunque la viera del revés
sabía de quién se trataba.
- ¿Es Sunny?
- Sí... ¿La
conociste?
- La conozco. D-Digo,
la conocí -Sonrió nerviosamente y se sentó a su lado- Claro... Sunny está muerta, fue una gran amiga.
- Es raro, nunca me
habló de ti, Taeyeon.
- Yo le dije que no
lo hiciera. No quería problemas.
- ¿Problemas?
- Yo ya me entiendo
-Le acarició el hombro y sonrió, mirando un momento a la señora Choi para luego
volver a fijar la vista en la morena- ¿Fue alguien importante para ti?
- Fue mi novia...
- Oh... Así que la chica por la que se pelearon
Sunny y Tiffany era ella... -Tragó saliva e imaginó lo duro que debería
haber sido para Sooyoung soportar el peso de esas dos pérdidas.
- Aunque según unos
fue mejor que desapareciera, no sería bien visto que saliera con una chica
tan... sencilla como ella.
- ¿Por qué dices eso?
- La compañía no
acepta que las parejas de sus cantantes sean pobres. Dicen que da mala imagen,
es lo único que no me gusta de ese lugar.
Ni las dos chicas ni nadie del hospital sabía que allí se
encontraba Sunny, espiando detrás de la puerta, llorando en silencio,
disculpándose por algo que ella no había elegido. No se dejó ver por nadie, ni
por Taeyeon.
Entró en la habitación y se quedó de pie, delante de la
morena, rozando su mejilla de tal manera que Sooyoung sintió un escalofrío
recorrer toda su espalda. La castaña miró al suelo, sonriendo levemente, quizás
la más bajita no se dejaba ver pero había dos cosas que la delataban. Una era
el frío repentino que la lágrima colgada en el cuello de Taeyeon comenzó a
emanar, y la otra fue el agua que apareció mágicamente en el suelo.
- Quizás Sunny ya no
está contigo pero creo que sigue amándote esté donde esté. Era una chica
preciosa y sé que habría llorado si te hubiera visto como estás ahora. ¡Debes
sonreír!
- Ya es lo que hago,
pero todo el mundo se siente débil alguna vez... Yo no soy la excepción.
- ¡Seguro que está
bien! -Sonrió y comenzó a toser- Lo único que debes hacer es seguir adelante,
sé que se preocupa por ti.
- ¿Te encuentras
bien? -Taeyeon asintió mientras se giraba y se tapaba la boca- ¿Qué haces aquí?
- Vine a hacerme una
revisión para que no tuviera ninguna lesión mal curada, y ya que estaba aquí
pues... -Se miró la palma de la mano, tragó saliva y se escondió la mano en el
bolsillo, frotándose los labios rápidamente- ...vine a visitar a tu madre. Veo
que aún no ha despertado.
- En realidad sí, lo
único que ahora está durmiendo.
- Oh, bueno Sooyoung,
volveré otro día, acabo de acordarme que tengo algo que hacer.
- Está bien, cuídate.
- Tú también -Taeyeon
salió corriendo de allí, siendo perseguida por Sunny.
Se refugió hasta su casa, mirándose al espejo del baño,
sintiendo unas ganas tremendas de llorar. Tragó de nuevo pero escupió algo que
tenía rondando por la boca desde que había tenido ese ataque de tos en el
hospital. Lo que menos quería ver, lo tenía delante de ella, bajando lentamente
por el baño hasta perderse por el desguace de este: sangre. Lo siento señorita Kim pero al comprobar sus
daños vimos que tenía tisis. Nosotros no podemos hacer nada, a lo mejor viajar
a Estados Unidos... No podía pagarse tal viaje.
La morena la espiaba desde la puerta del baño, aún no dejaba
verse, no sabía cómo animar a la chica que tanto le había ayudado, que en tan
poco tiempo había logrado hacerle sonreír de nuevo, hacer que sus lágrimas
parasen y sentir una calidez en sus labios que su piel ya había olvidado.
Suspiró, tragó saliva y atravesó la puerta, poniendo una mano en el hombro de
la castaña que seguía tosiendo.
- Dime Sunny...
¿duele morir?
- No duele... Duele
lo que te hacen antes si es que eres asesinada por alguien.
- Quiero irme contigo.
- Pero...
- Ya me viste con
Sooyoung, me estás viendo ahora, ¿verdad? Me estoy muriendo y si tengo que
morir prefiero irme contigo que quedarme sola.
- P-Pero Taeyeon...
- ¡Te quiero Sunny!
¡Me gustas! Y quiero pasar el resto de mi eternidad contigo... -Su voz se fue
apagando cuando más se acercaba al final de la frase. Quería ser correspondida.
Era un pensamiento demasiado egoísta pero su corazón pedía
el amor de esa chica. Sintió una calidez en su mano, la morena le estaba
acariciando el dorso de esta. Taeyeon miró a la mano y luego sus ojos ónice se
clavaron en los oscuros y brillantes de Sunny, algo le decía que iba a oír un
no de su boca y huiría.
Pero para su sorpresa, no fue así. Sintió una punzada en el pecho, seguido de
un fuerte aire frío en sus labios. La mayor tuvo que cerrar los ojos porque se
estaban secando en cuestión de segundos y la falta de oxígeno la asustó los
primeros momentos, relajándose luego al sentir un beso sobre sus labios. Fue
algo mágico, no podía describirlo de ninguna otra manera.
Era la primera vez que Sunny robaba el alma de alguien a
través del beso, a través del ritual que debía seguirse para poder ascender. Un
calor creció dentro de ella y seguidamente cerró los ojos, notando como
flotaba, agarrando la mano de Taeyeon para que fuera con ella.
***
Estaba aburrida lanzando piedras a río, sentada en una roca
y quemando una rosa con su otra mano. Bufó molesta y el mismo peso que Yuri
ejerció sobre ella en la última amenaza volvió a aparecer. Esta vez, pero, se
abrió una brecha en el suelo que le obligó a arañar la tierra en busca de algo
donde agarrarse. Las llamas rozaban sus piernas, eran unas llamas diferentes,
de un leve color negro que se comían el fuego de Tiffany. Su cara de terror se
hizo más visible cuando vio a Yuri aparecer delante de ella, pisando sus dedos
para que se soltara y cayera al infierno.
- Te dije que serías
mía, Hwang. No te preocupes, los primeros dos mil años duelen pero luego ya te
acostumbrarás, seguro que ahí te reencontrarás con la gente que seguía tus
pasos y acabaron muertos, ya verás, será divertido después de todo.
***
Su cuerpo fue enterrado en el lugar donde su familia
reposaba. Sooyoung entró en una depresión contra la que luchó más de un año,
culpándose de que todo el mundo con el que entablaba amistad o amor acababa
muriendo. Su madre pudo reabrir el negocio y colgó una pequeña placa en
homenaje a Taeyeon, ella era la más joven de sus clientes, algo así como una
segunda hija. Seguro que con Sunny
estarás bien... Sonrió con melancolía y recordó la felicidad que tuvo su
hija al estar con esa bajita morena, esa chica con la que debían viajar juntas
antes de su debut pero que fue encontrada muerta junto al lago. Estrangulada
por alguien del que nunca se encontraron pistas.
***
Sabía que habían pasado semanas antes de que pudiera abrir
los ojos. Una oscuridad la envolvía y oía a la gente habla a su alrededor. La
realidad donde había descansado hasta que su cuerpo se materializó de nuevo era
un paisaje negro, sin ningún lugar reconocible, pero cómo a la vez. Dejó de
taparse la cara y miró a su alrededor, estaba sentada en un banco de la ciudad,
algo alejada de la gente, mirando desorientada a los edificios que la rodeaban,
intentaba situarse en un punto exacto de Seúl.
- Hola Jessica -Una
chica morena de alas blancas y sonrisa cálida apareció delante de ella.
- ¿Quién eres? -La
rubia se sentía débil y asustada. Un millón de preguntas se formularon en su
cabeza en menos de dos minutos, comenzando por querer saber por qué la gente no
decía nada al ver a esa chica que parecía realmente un ángel.
- Podemos decir que
soy tu ángel de la guarda. Ven conmigo -Yoona le tendió una mano y sonrió- voy
a enseñarte como ascender.
hola! debo comentar porque en serio AMEEEE esta historia! es el shot que mas me ha gustado... es tan hermoso!! imaginar a Sunny asi afdhgdfahdsghgh *w* no se pero lo ame! gracias por compartirlo!!! bss
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