sábado, 30 de noviembre de 2013

COLD GHOST

- Autora: Cosita Linda ♥

- Tipo: Girls' Generation, SunYeon (Sunny x Taeyeon), yuri, menores 18, oneshot


La primera vez que la vio, llovía. Llovía mucho, era uno de esos chaparrones de los que no podías escapar por mucho que intentaras resguardarte de la lluvia. La siguió con la mirada, era hermosa, parecía que se hubiera parado el tiempo durante el instante en que esa bajita corrió delante de ella, al otro lado de la cafetería. Era un día gris, frío, aburrido... Uno de esos días que obligan a las personas a sentarse en el sofá con una manta y disfrutar la tarde viendo películas. Pero a Taeyeon no le gustaba quedarse en casa, al contrario, le encantaba salir e ir cada día a esa cafetería.

Era un lugar agradable, lleno de buen ambiente, donde servían un café mocha delicioso y cocinaban unos croissants llenos de azúcar y chocolate. Su perdición se resumía en esas dos cosas. Además, las paredes estaban decoradas con los premios que la hija del matrimonio, amos de la cafetería, había ganado con su grupo de música y a la castaña le encantaban sus canciones.

En poco tiempo se había convertido en la clienta predilecta de ese lugar, sentía que ese sitio era como su segunda casa. Un hermoso lugar para poder relajarse y escribir esas historias locas que se le ocurrían cuando miraba la gente que paseaba por la calle. Pero hoy solo esa chica había pasado por delante y solo ella ocupaba su mente.

Sus ojos, pintados de negro, lloraban unas lágrimas espesas que contrastaban demasiado con su blanco vestido. Parecía una novia de esas que en las películas huían de un amor no correspondido o huían de una eterna espera, sola, entendiendo que su príncipe ideal no iba a venir.

Era la primera vez que la había visto y la primera vez que sintió como su sangre se helaba, iba a quedarse más tiempo viendo el gran ventanal lleno de gotas pero el brazo de la mujer se interpuso en su vista y sus ojos oscuros acabaron teniendo contacto con los de la mayor.

 - Oiga, ¿usted ha visto a esa chica?

 - Siempre corre en la misma dirección, dicen que es un fantasma.

 - ¿Un fantasma? -Se puso a reír por lo bajo- Los fantasmas no existen.

 - Eso creo yo también, pero mucha gente asegura que lo es. Se ve que se deja ver para que alguien caiga en su trampa y se lo pueda llevar con ella al más allá.

 - ¿En serio? -Taeyeon se concentró tanto en esa historia que comenzó a darle vueltas al café sin haberse puesto el azúcar. Su cara para intentar disimular el mal gusto no tenía precio- Me pica la curiosidad, quizás debería ir tras ella para ver si me roba el alma o algo -Se puso a reír, contagiándole dicha acción a la mujer.

 - Hablando de otras cosas, mañana viene nuestra hija, ¿quieres que le pide algo?

 - Me gustaría su último álbum firmado. No he tenido tiempo de irlo a buscar y si me deja elegir me conformaría con eso.

 - ¿Solo eso? Eres como de la familia, Taeyeon. Puedes pedirle algo más si quieres.

 - En serio, con eso me conformo, y de sobras. Pero igualmente, gracias por la oferta.

***

A este paso nunca conseguiría irse. Lloraba sin consuelo y parecía que la gente que captaba su presencia se lo tomaba como un juego. ¿A quién quiero engañar? Nunca vendrá mi príncipe azul... Se tapó el rostro con ambas manos y lloró más fuerte, creando un horrible pitido en los oídos de la gente que no podían verla. La horrible sensación de sentir su piel fría y su ropa mojada se repetía infinitamente, sin poder parar la lluvia que la vestía incluso en los días de pleno sol. Condenada para siempre...

***

Pasó dos horas dentro de la cafetería, incluso se habría quedado más tiempo si su ordenador no pidiera una fuente de batería. Por suerte o por desgracia, el cable se había quedado en casa así que decidió volver a su pequeño piso para terminar su trabajo allí. Pagó el café y se despidió como siempre con una gran sonrisa en su rostro. Se quedó bajo el toldo y bufó molesta, llevaba paraguas, como siempre, pero no le gustaban los días lluviosos.

La gente que se veía por la calle iba en busca de refugio o conducían dentro de sus coches, levantando el agua de los charcos, haciendo que Taeyeon les gritase por no tener más cuidado.


 - ¡Qué maleducada es la gente! Será que con este paraguas blanco no se me ve, ¡pero si es más grande que yo!

Se paró en un cruce, esperando a que los coches pasaran y el semáforo se pusiera verde para ella. Observó la ciudad, realmente parecía un lugar fantasma, casi sin gente y teñida de gris... Y ahí estaba ella, sentada en un banco, llorando con el rostro escondido contra sus manos y mojada de la cabeza a los pies. Taeyeon se frotó los ojos, no sabía si era producto de la lluvia o realmente esa chica tenía una leve aura alrededor suyo que la hacía brillar como un ángel.

Cambió su ruta, cruzando la calle para entrar en ese parque y acercarse lentamente a la hermosa chica que había pasado delante de ella por una fracción de segundo. Se puso la capucha y movió su paraguas, tapándola, haciendo que automáticamente la misteriosa morena levantara su vista asustada. Se miraron, una sonreía, la otra sollozaba.

- Cogerás un resfriado si estás tanto tiempo debajo la lluvia -No contestó- ¿Cómo te llamas?

 - S-Sunny...                                                         

 - Me gusta tu nombre, es bonito -Le dedicó una sonrisa y se acercó un poco más a ella, haciendo que el paraguas lograra taparla a las dos- Yo me llamo Taeyeon, encantada. ¿Dónde vives? Te acompañaré.

 - En ningún sitio... -Se levantó y le dio un leve golpe en el hombro, haciendo que se girara y la observara correr de nuevo.

Taeyeon tragó saliva, no sabía si perseguirla o volver a casa. Según la señora Choi... cada día corre por allí. ¡Mañana la esperaré fuera! Sonrió y decidió regresar, darse una buena ducha y disfrutar de la televisión.

***

Llegó al mismo lugar de siempre, allí donde su cuerpo podía reposar mejor, un lugar escondido entre los arbustos del bosque que se alzaba en la parte norte. Se miró, se veía triste. Sus manos eran tan frías como el hielo, sus labios podían quemar del helado aire que desprendían y su ropa pegada a su cuerpo solo le daba un aspecto más lastimoso aún. Sus cabellos goteaban constantemente y su maquillaje parecía no tener fin, incluso pensaba que esas gotas negras no terminaban nunca para darle un rostro más triste. ¿Por qué le había pasado a ella? ¿Qué había hecho mal para terminar así? Su cuello dolía, esas marcas moradas sobre su piel no iban a irse nunca, a menos que consiguiera su "pasaporte" para irse.

Tragó saliva, le dolía. Todo su cuerpo le dolía y tiritaba bajo un árbol rodeado de arbustos mal cuidados. Ella era la causa de que las plantas muriesen a su alrededor, ella misma, ahí, tumbada entre la hierba alta y las hojas secas, era una de las caras de la muerte. Nunca pensó que lo que le contaron fuera cierto, ¿realmente necesitaba robarle a alguien "eso" para poder marchar? Volvió a taparse el rostro mientras lloraba desconsoladamente, consiguiendo que un perro que pasaba por ahí gimiera de dolor en sus oídos. A este paso, conseguiría que el animal muriera explotando por dentro.

***

Esperó al lado de la puerta, extrañando a la señora que llevaba el local. Si algo tenía Taeyeon era una puntualidad increíble y un humor perfecto para cualquiera, pero esa mañana la castaña parecía preocupada, su mirada denotaba nerviosismo, se mordía el labio inferior y daba golpecitos con el pie al suelo. ¡Ah! Ahí está... Su corazón dio un salto, por alguna extraña razón esa chica le hacía sentir una calidez en su pecho que nunca antes había notado. Tragó saliva y al pasar por su lado le agarró la muñeca, sintiendo un frío tan extremo que quemó su palma.

 - ¡Ah! -Miró su mano, agarrándose la muñeca mientras esta temblaba por la repentina quemadura.

La nombrada Sunny la miró sin decir nada, llorando como siempre, mostrando la ropa mojada, otra vez. Taeyeon pensó que si la llevaba así era por la lluvia de ayer pero ya tendría que haberse secado. ¿Acaso ha caído en algún sitio con agua? Tragó saliva y movió rápidamente su mano para que no doliera tanto.

 - ¿P-Por qué estás tan fría...? ¿Estás enferma?

 - ¿Por qué me paras? Yo solo hago daño a las personas... -Apartó la mirada, clavándola al suelo.

 - Sunny, quiero conocerte un poco más.

 - Solo te haré daño si hablas conmigo -La castaña se acercó a ella y le tocó el brazo, quemándose de nuevo por el frío- ...¿ves?

 - ¿Pero por qué estás tan fría?

 - La gente a la que le hacen daño... acaban matando a quienes están a su alrededor... Apártate de mí.

 - Me estás asustando.

 - ¡Simplemente apártate! No quiero hacerte daño...

Hacía rato que la gente miraba extrañada a Taeyeon. Parecía estar hablando sola, no entendían por qué estaba discutiendo con la pared de al lado de la cafetería, incluso había gente que la grabó con el móvil mientras se reían.

Ignorando el dolor de su mano, agarró de nuevo la muñeca de Sunny y la arrastró hasta el callejón más próximo. Era oscuro, ahí nunca tocaba la luz del sol, pero podía ver perfectamente a la chica, estaba... ¿brillando? No puede ser. Tragó saliva y sopló la palma quemada, mirando a la morena de ojos tristes y sonriéndole para reconfortarla.

 - No voy a hacerte nada malo, pero de alguna manera me atraes.

 - ¿Te atraigo?

 - Espera, creo que me he explicado mal. No me refiero a atracción sexual, me refiero a atracción amistosa, quiero ser tu amiga, ¿puedo?

 - E-Eres una chica muy rara... -Se secó las lágrimas aunque continuó sollozando durante un buen rato.

 - Eso dicen -Sonrió- Me han dicho que siempre corres por aquí, ¿por qué siempre lloras? ¿Hay alguien que te moleste? ¿Puedo ayudarte? ¿Por qué estas goteando? ¿Por qué brillas? ¿Por qué me he quemado?

 - ¡No me hagas tantas preguntas a la vez! -La chica se arrodilló al suelo, tapándose los oídos.

 - P-Perdona -Taeyeon se arrodilló como ella, acariciándole la mejilla con el índice, sintiendo como la quemadura rozaba toda su piel- No deberías llorar tanto, eres bonita.

 - Te vas a quemar -Se apartó un poco- Deja de tocarme, solo te puedo hacer daño.

 - Soy tu amiga, quiero ayudarte.

 - Yo aún no he aceptado tu propuesta de amigas...

 - Acéptala -Le agarró ambas manos y la levantó, poniéndola de pie- Realmente quiero que seamos amigas. Aún no tengo un porqué muy definido pero creo que podría conseguir que sonrieras, ni que fuera una vez -Sonrió y dejó de agarrarla- Aunque también me preocupa que quemes.

 - Debo irme.

 - ¿Dónde?

 - A algún lugar donde pueda relajarme.

 - ¿Puedo acompañarte?

 - No... Debes recoger un álbum firmado en la cafetería de al lado, ¿verdad?

 - ¿Cómo sabes...?

 - Supongo que las amigas saben estas cosas -Volvió a caer una lágrima de sus ojos, mezclada con un poco de maquillaje negro y recogida en la palma de Taeyeon antes de que pudiera tocar el suelo.

 - Espera, ¿eso quiere decir que aceptas ser mi amiga? -Sonrió como niña pequeña.

 - Supongo que sí.

La castaña iba a abrazarla pero Sunny se separó rápidamente de ella, negando con la cabeza. Huyó sin decir nada más, corriendo como siempre, levantando un poco su mojado vestido blanco para no tropezar. Taeyeon la miró alejarse y luego sintió un leve peso en su palma derecha. Era la lágrima, convertida en hielo negro. Increíble... La observó desde todos los ángulos, sonriendo extrañamente mientras se acercaba a la cafetería y se sentaba en su mesa de siempre. No llevaba portátil para seguir escribiendo pero esa lágrima podía incluso entretenerla más que sus propias historias.

 - ¡Dios mío! -La mujer del local agarró sus manos y la arrastró hasta el baño del bar- ¡¿Pero qué te ha pasado?! Eso tiene que dolerte mucho... -Buscó en el botiquín, vaciando una botella entera de líquido contra las quemaduras, vendando ambas manos después.

 - Ahora parezco una luchadora de boxeo -Sonrió, cerrando las manos en puño.

 - ¿Me puedes explicar qué te ha pasado?

 - Me quemé, eso es todo.

 - P-Pero... parece reciente.

 - Lo es. Antes de venir aquí estuve ordenando cosas en el congelador y se me ocurrió coger el hielo sin protección. Se me pegó en la piel y me quemó, no hay más secreto.

 - ¿Seguro?

 - Seguro señora Choi.

 - Ah, tengo algo para ti -La mujer sonrió, siguiendo a Taeyeon hasta que se sentó en su mesa de nuevo. Buscó debajo de la barra y sacó el último álbum del grupo Bamboo-T, firmado por su hija y también por las demás miembros del grupo.

 - ¡Oh! ¡Está firmado por todas! -Sus mejillas se tiñeron de un rojo intenso por la emoción del momento.

 - Se ve que mi hija les dijo que eras especial para nosotros y todas decidieron firmar.

 - ¡Que guay! Ahora tendré la discografía completa. ¡Muchísimas gracias! Díselo a su hija, por favor -Sonrió y pidió un mocha, aprovechando el largo vaso para rodearlo con sus manos y sentir un poco de calor.

Observó esa lágrima que se había solidificado. Tenía un brillante color negro e incluso notó que la madera de la mesa comenzaba a ceder a su frío. La tocó, sintiendo un leve chispazo en la punta de su dedo índice. No le importó, de alguna manera ya se había acostumbrado a esas quemaduras, aunque seguía preguntándose por qué Sunny quemaba, brillaba y estaba permanentemente goteando agua.

***

Se sentó en el mismo lugar de siempre, apoyando su espalda al tronco de un árbol que ya había cedido a su temperatura y había muerto sin más. Congelado, dejando su tronco teñido de negro podrido. Suspiró y escondió su rostro entre las rodillas, abrazándose las piernas.

 - Qué raro, no estás llorando como siempre -Levantó la vista asustada, no le gustaba esa voz. No le gustaba esa chica.

- ¿Qué haces aquí... Tiffany?

 - Iba a reírme de ti como siempre pero veo que hoy no puedo. Deberías estar llorando.

 - Quiero dejar de llorar.

 - ¿Crees que esa chica cederá a tu trato?

 - Cállate.

 - Sé realista, tu cuerpo y tu alma no son nada más que fruto del tiempo que te queda de vida para conseguir ascender. No creo que lo consigas.

 - ¡Cállate! Deja de molestarme.

 - ¿Molestarte? -Se arrodilló a su altura- ¿Recuerdas cuando prometimos no separarnos nunca? -Sunny no contestó- Tu silencio te delata. Lo tenías todo planeado desde el principio, ¿verdad? Quedarte con ella mientras tu hermanastra moría de asco, enterrada en un lugar de mierda.

 - ¡Déjame! -Se tapó los oídos, sollozando otra vez.

 - Sunny, Sunny, Sunny... La venganza es un plato que se sirve frío pero... Creo que el hielo que personificas tú, va a ceder al ser tocado por mi fuego -Tiffany sonrió y acercó el índice al brazo de la morena, trazando una línea recta con su uña que terminó en llamas.

La chica de vestido blanco comenzó a golpearse el brazo, intentando que las llamas se sufocaran con su propio frío. Le dolía, mucho, era débil contra ella, siempre lo había sido, incluso después de que ocurriera todo aquello seguía teniéndole miedo. Gritaba mientras lloraba, sus lágrimas caían en forma de trocitos pequeños de hielo sobre las llamas. Le pidió que parase, que apagara ese fuego. Tiffany sonrió, soplando un viento frío que evaporó el fuego.

 - Fíjate, marcada por la persona a la que mataste, ¿no te parece curioso?

 - Déjame en paz...

 - Ahora tu querida amiga ya no te querrá, ya no eres perfecta Sunny -Se levantó y le tiró del pelo para que la mirara- ¡Nunca conseguirás salir de este mundo! ¡¿Entiendes?!

Los gritos de la pelirroja interfirieron en la señal de la radio, provocando un horrible chirrido en todos los aparatos electrónicos, rompiendo algunos cristales y provocando la locura de algunos animales. Taeyeon no era la excepción, ella también estaba oyendo ese horrible ruido que perforaba sus tímpanos y lanzaba una lluvia de pequeños vidrios sobre ella y los clientes que estaban en la cafetería. Se tapó los oídos, guardando la lágrima dentro del bolsillo de su chaqueta y saliendo corriendo de allí, buscando algún refugio que pudiera ayudarla a no desmayarse del dolor.

La gente caía por el suelo, algunos con sangre en sus oídos y otros con sangre en su nariz. Los perros mordían algunos cuerpos o se peleaban entre ellos. Taeyeon apretó fuerte los dientes y gritó, notando como el sonido bajaba de presión al soltar toda su voz. Se estuvo así un buen rato, hasta que sintió como poco a poco todo iba volviendo a la normalidad. Apoyó la espalda a la pared y recuperó el aliento, mirando el panorama de la ciudad. El paseo central de Seúl, silencioso y lleno de cuerpos por el suelo, algunos inconscientes y otros directamente muertos. Tragó saliva y regresó a la cafetería, pisando una profunda capa de cristales que vestían el suelo de diferentes colores por el reflejo del sol.

 - ¿Señora Choi? -La buscó detrás de la barra, viéndola tumbada en el suelo, moviendo una mano levemente- No se preocupe, llamaré a una ambulancia.

Temblorosamente agarró su móvil y marcó el número de emergencias. Su voz sonaba rota, asustada. Minutos después de lo sucedido, su cerebro comenzó a reaccionar, mostrándole uno de sus peores miedos: la sangre.

***

La pelirroja dejó de tirarla del pelo y se apartó de ella, sonriendo maliciosamente antes de crear una pequeña llama en la palma de su mano derecha y acercarse amenazadoramente a la cara de Sunny.

 - ¿Qué pasaría si Taeyeon descubriera que su querida nueva amiga es en realidad un fantasma de hielo? ¿Qué pasaría si te viera con la cara quemada?

 - ¡Basta Tiffany! ¡Déjame!

 - ¿Quieres que te deje en paz?

 - ¡S-Sí! Haré lo que quieras pero no me hagas más daño, por favor... -Se tapó el rostro y comenzó a llorar otra vez.

 - Lo que quiera eh -Cerró el puño, apagando las llamas- No te acerques más a esa chica. No te mereces la felicidad después de robarme la mía.

 - ¡N-No fue mi culpa! ¡Fue un accidente! -La pelirroja agarró su muñeca y la apretó fuerte, provocándole las mismas quemaduras que ella le provocó a Taeyeon horas antes- ¡Para! ¡Tiffany eso me duele!

 - ¿Sabes lo que llegué a sufrir al ver que te quedabas con ella? ¡¿Lo sabes?! ¡¿Eh?!

 - ¡Perdóname! ¡Lo siento mucho, en serio!

La soltó, empujándola al suelo, viendo como lloraba asustada. Tiffany se fue, sin decir ni una palabra, ella tenía a otra persona a la que robarle el alma, una tal Jessica que había caído en sus encantos. Sonrió y desapareció de la vista de Sunny en un mar de llamas que terminó de matar a las plantas que la morena había congelado con su presencia.

***

Abrió los ojos desorientada, respirando a través de esa molesta máscara de oxígeno. Se la quitó y se sentó en la cama, había acabado desmayándose, como siempre que veía sangre. Tragó saliva y miró los cuerpos que reposaban junto a ella, en la misma habitación de hospital. Miró a la señora Choi, llena de vendas, tubos y una máscara igual a la suya. Al otro lado tenía un hombre que también solía aparecer cada día en esa cafetería; podía decirse que la pequeña familia que los clientes habían creado en ese lugar seguían reunidos incluso en el hospital.

 - Dicen que tardará en despertar -Una voz le hizo saltar de la cama, mirando de nuevo hacia la dueña del local. Era su hija- No sé como agradecerte que llamaras a una ambulancia.

 - No hace falta que agradezcas nada -Sonrió, moviendo las manos en señal de negación- ¿Eres Choi Sooyoung verdad? La líder de Bamboo-T quiero decir.

 - La misma, ¿y tú eres...?

 - Me llamo Taeyeon. Kim Taeyeon.

 - ¿Tú eres la chica que pidió el álbum firmado?

 - Sí -Se sonrojó un poco- ¿Sabes? Siempre había querido conocerte pero en unas circunstancias mejores -Volvió a sonreír.

 - ¿Siempre sonríes?

 - Eso intento.

 - Gracias, en serio.

 - No es nada mujer, cualquier persona lo habría hecho.

***

Pasó tres días allí, acurrucada contra el mismo árbol de siempre, notando su ropa incluso más mojada que de costumbre. Su mirada se perdía junto a las hojas secas que tenía cerca de ella. Terminó tumbándose con la mejilla izquierda contra el suelo, tocando la fría tierra y la hierba muerta de su alrededor. Soltó un suspiro que congeló al instante la hierba de sus dedos. Se levantó, viendo como la tierra y suciedad que se había pegado en su ropa caían en forma de pequeños trozos de hielo.

Caminó hasta lo más profundo del bosque, poniendo siempre las manos en los mismos troncos, robando la vida de las plantas que había a su alrededor. Llegó al lago, ese lugar que siempre la atraía a pesar de ser el responsable de su muerte. Miró al cielo, llovería dentro de poco.

 - ¡Oye! ¡Es peligroso estar ahí! -Un hombre que paseaba por la zona, juntamente con su perro, se acercó a Sunny, viendo como esta se tiraba al lago, dejando caer su cuerpo- ¡Eh!

Nada más poner un pie en el agua, sintió una quemadura intensa en su tobillo y seguidamente una fuerza invisible que lo arrastraba hasta lo más profundo del lago. Del susto y la falta de aire, se ahogó en menos de un minuto. Su perro no tardó en estar en las mismas condiciones que su amo, mientras la morena lloraba mirando el cielo, dejando que su cuerpo flotara en el agua. Lo siento... No tenía fuerzas ni para susurrar las palabras. Robar almas era su pasaporte para seguir viviendo en el mundo de los vivos. No podía ni ascender ni tampoco bajar al supuesto infierno. Su crimen era haber matado a Tiffany, encerrándola en una habitación rodeada de llamas.

Los fundamentos del edificio y el mismo fuego fueron la causa de que la chica muriera intoxicada y seguidamente aplastada por el techo del lugar. Fue un arranque de locura, una venganza que Sunny fue consumiendo desde el primer día en que Tiffany la molestó. Su hermanastra acabó como ella quería, muerta, pero nadie le dijo que su espíritu vengativo volvería a por ella y la ahogaría junto al lago donde jugaron cuando eran pequeñas.
***
Taeyeon solo sufrió heridas leves por lo que fue de las primeras personas afectadas que pudo salir. Esperó día tras día frente a la cafetería medio derrumbada, sentada al suelo, apoyando la pared al lado de la esquina donde empezaba ese callejón oscuro. Sunny no apareció en una semana, se preocupó, tenía miedo de que estuviera muerta. ¡No pienses esas cosas, babo! Seguro que está bien. Levantó la vista y miró hacia la izquierda, ahí venía ella, con la misma ropa de siempre, goteando y llorando como de costumbre. ¿Por qué llora siempre...? Tragó saliva, se le hizo un nudo en la garganta.

 - ¡Sunny! -Alzó el brazo y la morena se paró frente a ella, jadeando cansada.

 - ¿Estás bien? ¿N-No te has muerto?

 - Claro que no me he muerto -Se enrolló su chaqueta a la mano y la tocó, demostrando que el frío de su piel seguía quemándola, aunque sin dañarle esta vez- ¿Ves?

 - Lo siento...

 - ¿Eh?

 - N-No podemos ser amigas... No quiero dañarte.

 - Oye, ya hemos hablado de eso. No me vas a hacer daño, lo sé. ¿Cómo podría una chica tan bonita como tú hacerme daño?

 - Porque delante de ti, tienes a una asesina -Una voz algo más grave que las suyas apareció detrás de Taeyeon. Era Tiffany.

 - ¿Qué dices? ¿Sunny una asesina? No me hagas reír.

Antes de que pudiera decir nada más, Taeyeon sintió un tirón en su mano protegida por la chaqueta y empezó a correr con la morena que tiraba de ella. No sabía dónde iban, simplemente se dejó llevar por Sunny, la cual sollozaba de nuevo. La castaña miró atrás, esa pelirroja las seguía, y eso le hizo acelerar el paso, siendo ella la que ahora tiraba de la morena para que siguiera su ritmo. Tragó saliva, su pecho dolía, por alguna extraña razón se le estaba acabando la energía. No lo entendía, había dormido durante horas, ¿cómo podía estar tan cansada? ¿Acaso ella tiene algo que ver...? Controló su respiración y giró hacia la derecha, perdiéndose en el boque que había en las afueras de la capital.

Caminaron, con pasos sincronizados y haciendo el menor ruido posible. La respiración de Taeyeon era entrecortada, nunca se le había dado bien correr, odiaba los deportes, en especial el atletismo. Se puso una mano en el pecho y agarró fuerte su ropa, separándose un poco de Sunny, apoyando su hombro izquierdo a un árbol que crujió con su peso. Era simple madera muerta que iba a ceder cuanto menos lo quisiera.
 - No podemos descansar aún -La morena tiró de ella pero Taeyeon dejó su peso muerto y el tronco cedió, haciendo que tanto ella como la menor bajaran por una cuesta bastante empinada.

La hierba, la tierra y la humedad se pegaron en ellas. Las piedras y pequeñas ramas las golpearon por todos sitios, la ropa de ambas se rasgó y terminaron en la orilla del lago donde la morena acababa flotando siempre. Parecía que esa pelirroja ardiente ya nos las perseguía, incluso Sunny dio gracias al hecho de dañarse de tal manera; el dolor siempre acababa ayudándola a superar ciertos miedos.

Taeyeon la sacó de sus divagaciones cuando la escuchó hiperventilar. La castaña se agarraba fuerte la zona del pecho de su jersey verde lima y apretaba los ojos con fuerza, intentando concentrarse en un punto muerto para no marearse. La morena se acercó a ella y acarició su mejilla, estaba fría, casi tanto como ella. No puede ser... Miró al cielo y esperó alguna especie de señal que pudiera corroborar sus dudas. Ella no puede ser mi... No, ¡es imposible!, la miró con pena en los ojos, llorando otra vez. No quería robarle la vida a alguien tan vivo como ella, tan brillante y sonriente.

 - ¡¿Q-Qué debo hacer?! -La movió un poco, nunca se había encontrado en tal situación. Taeyeon señaló sus labios y Sunny se acercó, agarrándole la mano temblorosa que señalaba- ¿Tu boca?

Antes de que pudiera preguntar nada más, un tirón de pelo la obligó a bajar la cabeza hasta unir sus labios a los de la castaña. Estaba sorprendida, sentía una suavidad que pensaba haber olvidado ya. Poco a poco notó como la respiración de Taeyeon se fue calmando pero se sentía tan bien que no se separó del beso hasta que la castaña dejó de fruncir el ceño y abrió los ojos. La morena se asustó y dejó espacio entre ellas. Quedó arrodillada al suelo, dejando que la mayor se sentara a su lado, respirando aún algo cansada pero sintiéndose mejor. Poco a poco fue recuperando el color de su piel y el brillo en sus ojos.

 - ¡Ah! ¡T-Tus labios! -Los rozó con la punta de sus dedos y sintió una calidez que se manifestó en forma de corriente eléctrica por toda su espalda.

 - Ya no quemas -Taeyeon agarró su mano y sonrió, sintiendo por primera vez la suavidad en la piel de la menor sin miedo a que le quemara- ¿Ves?

 - P-Pero...

 - Creo que es hora de que tu y yo hablemos, Sunny -Se levantó y le tendió la mano- ¿Quieres dar un paseo conmigo?

Agarró su mano y, efectivamente, Taeyeon no mostró signos de dolor porque ya no quemaba. ¿Se había acostumbrado? No, simplemente Sunny había dejado de utilizar su poder para defenderse de ella. Nunca había confiado en nadie después de su muerte. La chica que amaba la traicionó, la chica que mató, la mató a ella siendo un fantasma, incluso la gente que pensaba que eran buenas personas acabaron engañándola.

 - ¿Me estás escuchando? -Le repentino movimiento en su mano le hizo volver a la realidad.

 - Perdona... -Una lágrimas escapó de sus ojos y fue recogida otra vez por la palma de Taeyeon.

 - No llores más. Sunny, háblame de ti -La castaña iba a seguir pero la marca en el brazo de la morena le captó la atención- ¿Qué es esto?

 - N-Nada... Debo haberme herido al caer por esa pendiente.

 - Eso no es una herida reciente. Es una quemadura, ¿qué pasó? ¿Es algo relacionado con esa pelirroja?

 - N-No...

 - Sunny -La mayor golpeó suavemente el mentón de la morena para que levantara la vista y la mirara, prohibiendo que sus lágrimas bajaran por sus mejillas al rozarle su piel con ambas manos- Deja de llorar, estoy aquí.

 - ¿E-Eres mi amiga?

 - Soy tu amiga, aunque me gustaría ser algo más.

 - ¿Eh? -Su mirada consiguió brillar con intensidad.

 - Cuando te vi llorar el primer día, supe que podría acercarme a ti tarde o temprano. No quería asustarte por eso primero pedí ser tu amiga. Siempre te veo llorando o gritando, o huyendo de mi y eso me duele. Quiero que me cuentes tus problemas y sentir que puedo ayudarte.

 - P-Pero yo...

 - ¿No te gustan las mujeres? Si es así, puedes borrar la parte que dije "me gustaría ser algo más" y quédate con el resto. Sirve para las dos cosas -Sonrió con sinceridad, acariciando las manos de la menor dulcemente- Lamento si te he molestado con el tema pero me ha preocupado el hecho de que corrieras así. ¿Quién es esa pelirroja?

 - Es Tiffany...

 - ¿Te molesta?

 - Ella... Murió por mi culpa. Yo la maté... -Se soltó del agarre y se arrodilló al suelo, llorando de nuevo. Taeyeon imitó su movimiento y le acarició el cabello.

 - Cuéntame qué pasó, estoy aquí para ayudarte.

 - ¿N-No estás asustada...? -Dejó que viera sus ojos y habló con voz temblorosa.

 - No.

 - ¿N-No vas a marcharte?

 - Me quedaré aquí.
***

Dejó de buscarlas, sabía que no conseguiría nada. Pronto voy a matarte definitivamente Sunny, ya lo verás, apretó los dientes y caminó con largos pasos hasta la plaza central de la zona comercial de Seúl. Había quedado con Jessica, esa rubia que ignoraba su verdadero destino. Tiffany esbozó una sonrisa dulce al verla que saludaba a lo lejos y le agarró de la mano cuando llegó a su lado. Escondió sus llamas, siempre lo hacía con ella. Había aprendido a dominar su poder y eso le había proporcionado el autocontrol suficiente para poder robar las almas de todas las personas que quisiera.

Su tiempo se agotaba, pero quería disfrutar hasta el último momento de todas las víctimas que pudiera conseguir. Debía aprovechar sus encantos aún siendo un fantasma, aunque pasear entre la gente significara sentir mucho calor y recordar su horrible muerte. No lo entendía, si ella murió antes, ¿por qué tenía menos tiempo de "vida" que Sunny? Yo fui la primera víctima... ¡No lo entiendo! Miró enfadada al cielo y apretó fuerte la mano de Jessica, captándole la atención.

 - ¿Ocurre algo Tiffany? -Acarició su mejilla y sintió el característico calor de la chica- Oye, ¿por qué siempre tienes una piel tan caliente?

 - ¿Quieres que te lo cuente?

 - Sí.

 - Vayamos a mi casa pues, allí estaremos más tranquilas.

***

Se sentaron en unas rocas, al lado de donde el río soltaba su agua para que se perdiera en el amplio lago. Taeyeon escuchaba atenta el pasado de Sunny y por algún motivo eso hacía que incluso le gustara más que antes. Suspiró, mirando cómo se movían sus labios, como sus ojos por una vez habían dejado de llorar, como sus manos se movían imitando el movimiento de la estrangulación... Sonreía. No era una historia para reír pero el hecho de conseguir que Sunny dejara sus miedos a un lado y confiara en ella le hacía sonreír.

 - ¿Te han dicho nunca que eres una chica muy rara?

 - Tú ya me lo has dicho dos veces.

 - Es que... otra persona ya habría salido corriendo.

 - Pero las amigas están para escuchar, ¿verdad? Llámame loca pero creo que si Tiffany te molestaba hasta ese punto no te culpo de que hicieras tal cosa.

 - ¿Hice bien...?

 - Aunque la venganza no sea algo muy bueno, yo creo que sí.

 - Pero ahora quiere matarme de verdad...

 - ¿Y qué debes hacer para que no pueda hacerlo?

 - Esperar a que su tiempo termine o irme yo antes.

 - ¿Irte?

 - Ascender. Dejar que mi cuerpo pueda reposar definitivamente en su tumba.

 - Así que realmente sí que eres un fantasma... -Sonrió.

 - ¿Qué te hace tanta gracia?

 - Hace ya unas semanas, me reí de ti sin conocerte. Me dijeron que eras un fantasma que vagaba por esa zona. Lo siento.

 - Da igual, no eres la primera que se ríe de mi. He sido la mofa de muchos durante mis años de vida y mis años... de muerta.

 - ¿Pero por qué tu hermanastra te trataba así?

 - Por una chica...

 - ¿Una chica? ¿No me dijiste que no te gustaban las mujeres?

 - Yo nunca llegué a decirlo, tú sola te creaste la respuesta equivocada... -Bajó la voz, sonrojándose levemente.

***

Supuestamente aún faltaban quince minutos antes de llegar a la casa de Tiffany pero la pelirroja estaba furiosa, llevando a Jessica hasta el lugar de su muerte. Una casa en ruinas y con señales de haber sido quemada que permaneció escondida por muchos, envuelta por las hiedras y otras plantas que se habían adueñado de ese lugar abandonado.

 - ¿Qué es este lugar?

 - ¿Conoces la historia de la chica que murió quemada aquí?

 - Una tal Hwang Miyoung, ¿no? ¿Era familiar tuya?

La mano que Tiffany tenía agarrada apretó con fuerza y comenzó a quemar la palma de Jessica, ignorando los gritos de dolor que comenzaron a escapar de su garganta. Tiró de ella y la besó bruscamente, abrazándola contra ella mientras mordía su labio inferior, consiguiendo que un poco de sangre tocara su lengua. Jessica se apartó de ella con un empujón y la abofeteó, sintiendo un calor intenso en su mano.

 - ¡¿Q-Qué...?!

 - Podrías haber muerto de otra manera pero veo que no quieres jugar -La pelirroja la agarró por ambas muñecas y volvió a besarle, llevándose el aliento de la rubia hacia su boca, robándole algo más que el simple aire.

Su alma, de un leve color rosa, desapareció en la boca de Tiffany, haciendo que esta sonriera levemente mientras dejaba que el cuerpo de Jessica cayera muerto al suelo. La miró. Qué pena, una chica tan bonita muerta por no querer seguir el juego, miró hacia el cielo y sintió un leve pinchazo en el pecho. Cayó de rodillas al suelo, notando como un repentino sudor bajaba por su frente.

 - ¡No es justo! ¡Ella me mató! -Gritaba al aire, sintiendo como algo la arrastraba hasta el suelo, empotrando su cara a la tierra aún quemada.

 - Te ves algo patética -Una risilla le hizo levantar la vista con esfuerzos, parecía que una tonelada de algo invisible se hubiera acomodado sobre su cuerpo.

Una chica de largos cabellos morenos y mirada oscura sonreía, sentada en uno de los trozos de pared derrumbados, con las piernas dobladas y uno de sus brazos aguantando su cabeza. Suspiró y siguió mirando a Tiffany, riéndose de su situación.

 - Esto es un aviso, Hwang. A la próxima realmente vas a ser arrastrada hasta el mismísimo infierno.

 - ¿Infierno?

 - Exacto -La chica saltó, mostrando unas largas alas negras que dejaron alguna que otra pluma por el suelo quemado- Tu vives de robar las almas de pequeñas vidas y nosotros vivimos de los fantasmas que no consiguen ascender. No vas a vagar toda la eternidad en la Tierra, a todo el mundo le llega la hora de encontrar la paz en el más allá o encontrar el sufrimiento eterno bajo tierra.

 - ¿Eres un ángel de la muerte? -La pelirroja notó como una gota de sudor bajaba por su nariz, cayendo al suelo, dejando una pequeña llama que se apagó en cuestión de segundos. Ese peso comenzaba a cansarla, no quería morir aplastada una segunda vez.

 - Veo que sabes de nosotros. Mejor, me ahorraré una larga explicación -Se arrodilló a su altura y le tocó la cabeza, llevándose unos mechones de su larga cabellera a la nariz para inspirar su aroma- Me llamo Yuri. Recuerda mi nombre Hwang, vas a ser mi mejor alma en pena.

 - ¡Nunca me tendrás! ¡Sácame esta cosa de encima, sea lo que sea!

 - Veo que eres geniuda eh -Sonrió pícaramente- Me gustan las mujeres con carácter.

Por alguna razón que Tiffany desconocía, su fuego no dañaba a Yuri, ni siquiera podía tocarla, era como si la morena tuviera una barrera anti-elementos. Esa sonrisa le molestaba, cerró las manos en puño y agarró tierra del suelo, dispuesta a tirársela a la cara para que dejara de ejercer su poder sobre su espalda, le estaba costando demasiado respirar.

No pudo hacer nada, Yuri se levantó y pisó ambas manos, haciendo que la pelirroja gritara de dolor.


 - Yo que tú, no haría eso -Volvió a sonreír y con un chasquido de dedos borró esa fuerza invisible- Siempre he querido un fantasma de fuego en mi colección, y tal como estás haciendo las cosas, pronto te tendré en mi infierno personal.

Desapareció con un gran impulso que la hizo volar cielo arriba, rompiendo la barrera del sonido y perdiéndose de la vista de la pelirroja. Por primera vez en mucho tiempo, Tiffany volvió a llorar.

***

Ascender significaba encontrar tu alma gemela en la Tierra y conseguir que esa persona aceptara irse contigo. Sería una paz indescriptible para las dos, pero no se encontraban casi nunca esas personas que quisieran auto-sacrificarse para ayudar a otra. Pocos fantasmas habían conseguido en tan poco tiempo conseguir el amor de dicha persona e irse con ella al más allá, pero la mayoría terminaban robando sus almas sin amor, condenándose a bajar al infierno. El poco tiempo del que disponían y las punzadas de dolor que caracterizaban cada hora que pasaba les hacían perder los nervios y actuaban por instinto de supervivencia.

 - ¿Puedo irme contigo?

 - No digas tonterías. No quiero robar tu alma, no te mereces morir tan pronto.

 - Pero me gustas, ¿qué tiene de malo eso?

 - Taeyeon, yo... -El sonido del móvil alertó que la castaña debería volver a casa, tenía planes y no podía fallarse a sí misma.

 - Debo irme, lo siento.

 - No importa, vete.

 - ¿Dónde podré encontrarte?

 - Aquí... -Sonrió levemente.

¡Lo he conseguido! ¡Sunny ha sonreído! Le respondió con una brillante sonrisa y se fue, subiendo poco a poco esa empinada colina por la que antes habían bajado. Si seguía el borde de la carretera llegaría a su casa en media hora.

Se miró en el espejo de su habitación al llegar, su ropa estaba sucia y llena de pequeños agujeros. Buscó en su bolsillo, esa lágrima negra seguía allí, sonrió, ya no quemaba, ahora era una simple joya gélida de brillante color y aura blanca. Suspiró, buscando un hilo y algo con que poder agujerear un poco la punta de dicha lágrima. Taeyeon, a veces eres tan cutre, rió para ella misma y pasó el hilo por el agujero que le había hecho a la lágrima. Se lo ató alrededor del cuello y sonrió, encerrándose en el baño.

***

Una suave mano acarició el hombro derecho de Sunny. La morena ya sabía de quién se trataba, algo así como su conciencia personificada, la chica que le ayudaba a superar el dolor y a sentirse un poco mejor consigo misma.

 - ¿Qué piensas hacer Sunny?

 - No lo sé... -Abrazó sus piernas y escondió el rostro entre ellas- ...me gusta pero... no quiero robarle la vida.

 - Pero sabes que podréis estar juntas luego si todo va bien.

 - Pero, y si no va bien, ¿qué?

 - Yo sé que irá bien. Confía en mí -La chica se levantó y se puso delante de ella, volando a pocos centímetros del suelo con sus amplias alas blancas.

 - ¿Cómo puedes estar tan segura... Yoona? Tú eres un ángel de la muerte, no puedes conocer mi sufrimiento.

 - Antes de serlo, fui una persona humana y también un fantasma, como tú.

 - ¿En serio?

 - Sí, y también fue una hipócrita como tú que mató a quienes le molestaban -La voz de Yuri rompió la calmada atmósfera que había entre las dos. Yoona frunció el ceño y se giró, mirando fríamente a la chica de alas negras- No me mires así. Llegar a ser un ángel de la muerte implica que has tenido que madurar en muy poco tiempo.

 - ¿Qué haces aquí? Yo no te molesto en las conversaciones con Stephanie.

 - No la llames así, es TIffany, sé algo más cariñosa Yoong.

 - Deja de llamarme así. Tú eres la primera que utiliza los apellidos para dirigirse, no me vengas con tonterías de nombres y vete, estoy conversando y sobras.

 - Hey, hey, no seas tan fría conmigo -Yuri acarició las plumas de Yoona y esta se apartó de ella- Vale, vale, ya veo que sobro. Iré a molestar a otra alma en pena pues. Adiós preciosa.

***

Todo pasó muy rápido. Acababa de debutar y la noticia le impactó de tal manera que sus piernas flaquearon y terminó desmayada al suelo. Primero fue Tiffany, ahora Sunny... Cualquier chica que amaba terminaba muerta. La excusa del cansancio siempre funcionaba pero cada vez la gente se lo creía menos, así que aprendió a sustituir sus ganas de llorar y gritar por un simple mareo.
Comenzó a creer que debía llevar una maldición o una cosa por el estilo. No era normal que las dos chicas a las que amó acabaran muertas en tan poco tiempo de diferencia...

Unos golpes suaves en su hombro la despertaron de la pesadilla. Se había quedado dormida en el sillón que acompañaba la cama de su madre en el hospital y comenzó a llorar en sueños. Una preocupada Taeyeon la miraba mientras le daba aire con su mano.

 - ¿Estás bien?

 - S-Si, ha sido solo una pesadilla -Se frotó el sudor de la frente y miró la pantalla de su móvil. Había la foto de una chica conocida para Taeyeon, aunque la viera del revés sabía de quién se trataba.

 - ¿Es Sunny?

 - Sí... ¿La conociste?

 - La conozco. D-Digo, la conocí -Sonrió nerviosamente y se sentó a su lado- Claro... Sunny está muerta, fue una gran amiga.

 - Es raro, nunca me habló de ti, Taeyeon.

 - Yo le dije que no lo hiciera. No quería problemas.

 - ¿Problemas?

 - Yo ya me entiendo -Le acarició el hombro y sonrió, mirando un momento a la señora Choi para luego volver a fijar la vista en la morena- ¿Fue alguien importante para ti?

 - Fue mi novia...

 - Oh... Así que la chica por la que se pelearon Sunny y Tiffany era ella... -Tragó saliva e imaginó lo duro que debería haber sido para Sooyoung soportar el peso de esas dos pérdidas.

 - Aunque según unos fue mejor que desapareciera, no sería bien visto que saliera con una chica tan... sencilla como ella.

 - ¿Por qué dices eso?

 - La compañía no acepta que las parejas de sus cantantes sean pobres. Dicen que da mala imagen, es lo único que no me gusta de ese lugar.

Ni las dos chicas ni nadie del hospital sabía que allí se encontraba Sunny, espiando detrás de la puerta, llorando en silencio, disculpándose por algo que ella no había elegido. No se dejó ver por nadie, ni por Taeyeon.

Entró en la habitación y se quedó de pie, delante de la morena, rozando su mejilla de tal manera que Sooyoung sintió un escalofrío recorrer toda su espalda. La castaña miró al suelo, sonriendo levemente, quizás la más bajita no se dejaba ver pero había dos cosas que la delataban. Una era el frío repentino que la lágrima colgada en el cuello de Taeyeon comenzó a emanar, y la otra fue el agua que apareció mágicamente en el suelo.

 - Quizás Sunny ya no está contigo pero creo que sigue amándote esté donde esté. Era una chica preciosa y sé que habría llorado si te hubiera visto como estás ahora. ¡Debes sonreír!

 - Ya es lo que hago, pero todo el mundo se siente débil alguna vez... Yo no soy la excepción.

 - ¡Seguro que está bien! -Sonrió y comenzó a toser- Lo único que debes hacer es seguir adelante, sé que se preocupa por ti.

 - ¿Te encuentras bien? -Taeyeon asintió mientras se giraba y se tapaba la boca- ¿Qué haces aquí?

 - Vine a hacerme una revisión para que no tuviera ninguna lesión mal curada, y ya que estaba aquí pues... -Se miró la palma de la mano, tragó saliva y se escondió la mano en el bolsillo, frotándose los labios rápidamente- ...vine a visitar a tu madre. Veo que aún no ha despertado.

 - En realidad sí, lo único que ahora está durmiendo.

 - Oh, bueno Sooyoung, volveré otro día, acabo de acordarme que tengo algo que hacer.

 - Está bien, cuídate.

 - Tú también -Taeyeon salió corriendo de allí, siendo perseguida por Sunny.

Se refugió hasta su casa, mirándose al espejo del baño, sintiendo unas ganas tremendas de llorar. Tragó de nuevo pero escupió algo que tenía rondando por la boca desde que había tenido ese ataque de tos en el hospital. Lo que menos quería ver, lo tenía delante de ella, bajando lentamente por el baño hasta perderse por el desguace de este: sangre. Lo siento señorita Kim pero al comprobar sus daños vimos que tenía tisis. Nosotros no podemos hacer nada, a lo mejor viajar a Estados Unidos... No podía pagarse tal viaje.

La morena la espiaba desde la puerta del baño, aún no dejaba verse, no sabía cómo animar a la chica que tanto le había ayudado, que en tan poco tiempo había logrado hacerle sonreír de nuevo, hacer que sus lágrimas parasen y sentir una calidez en sus labios que su piel ya había olvidado. Suspiró, tragó saliva y atravesó la puerta, poniendo una mano en el hombro de la castaña que seguía tosiendo.

 - Dime Sunny... ¿duele morir?

 - No duele... Duele lo que te hacen antes si es que eres asesinada por alguien.

 - Quiero irme contigo.

 - Pero...

 - Ya me viste con Sooyoung, me estás viendo ahora, ¿verdad? Me estoy muriendo y si tengo que morir prefiero irme contigo que quedarme sola.

 - P-Pero Taeyeon...

 - ¡Te quiero Sunny! ¡Me gustas! Y quiero pasar el resto de mi eternidad contigo... -Su voz se fue apagando cuando más se acercaba al final de la frase. Quería ser correspondida.

Era un pensamiento demasiado egoísta pero su corazón pedía el amor de esa chica. Sintió una calidez en su mano, la morena le estaba acariciando el dorso de esta. Taeyeon miró a la mano y luego sus ojos ónice se clavaron en los oscuros y brillantes de Sunny, algo le decía que iba a oír un no de su boca y huiría.

Pero para su sorpresa, no fue así. Sintió una punzada en el pecho, seguido de un fuerte aire frío en sus labios. La mayor tuvo que cerrar los ojos porque se estaban secando en cuestión de segundos y la falta de oxígeno la asustó los primeros momentos, relajándose luego al sentir un beso sobre sus labios. Fue algo mágico, no podía describirlo de ninguna otra manera.


Era la primera vez que Sunny robaba el alma de alguien a través del beso, a través del ritual que debía seguirse para poder ascender. Un calor creció dentro de ella y seguidamente cerró los ojos, notando como flotaba, agarrando la mano de Taeyeon para que fuera con ella.

***

Estaba aburrida lanzando piedras a río, sentada en una roca y quemando una rosa con su otra mano. Bufó molesta y el mismo peso que Yuri ejerció sobre ella en la última amenaza volvió a aparecer. Esta vez, pero, se abrió una brecha en el suelo que le obligó a arañar la tierra en busca de algo donde agarrarse. Las llamas rozaban sus piernas, eran unas llamas diferentes, de un leve color negro que se comían el fuego de Tiffany. Su cara de terror se hizo más visible cuando vio a Yuri aparecer delante de ella, pisando sus dedos para que se soltara y cayera al infierno.

 - Te dije que serías mía, Hwang. No te preocupes, los primeros dos mil años duelen pero luego ya te acostumbrarás, seguro que ahí te reencontrarás con la gente que seguía tus pasos y acabaron muertos, ya verás, será divertido después de todo.

***

Su cuerpo fue enterrado en el lugar donde su familia reposaba. Sooyoung entró en una depresión contra la que luchó más de un año, culpándose de que todo el mundo con el que entablaba amistad o amor acababa muriendo. Su madre pudo reabrir el negocio y colgó una pequeña placa en homenaje a Taeyeon, ella era la más joven de sus clientes, algo así como una segunda hija. Seguro que con Sunny estarás bien... Sonrió con melancolía y recordó la felicidad que tuvo su hija al estar con esa bajita morena, esa chica con la que debían viajar juntas antes de su debut pero que fue encontrada muerta junto al lago. Estrangulada por alguien del que nunca se encontraron pistas.

***

Sabía que habían pasado semanas antes de que pudiera abrir los ojos. Una oscuridad la envolvía y oía a la gente habla a su alrededor. La realidad donde había descansado hasta que su cuerpo se materializó de nuevo era un paisaje negro, sin ningún lugar reconocible, pero cómo a la vez. Dejó de taparse la cara y miró a su alrededor, estaba sentada en un banco de la ciudad, algo alejada de la gente, mirando desorientada a los edificios que la rodeaban, intentaba situarse en un punto exacto de Seúl.

 - Hola Jessica -Una chica morena de alas blancas y sonrisa cálida apareció delante de ella.

 - ¿Quién eres? -La rubia se sentía débil y asustada. Un millón de preguntas se formularon en su cabeza en menos de dos minutos, comenzando por querer saber por qué la gente no decía nada al ver a esa chica que parecía realmente un ángel.

 - Podemos decir que soy tu ángel de la guarda. Ven conmigo -Yoona le tendió una mano y sonrió- voy a enseñarte como ascender.

1 comentario:

  1. hola! debo comentar porque en serio AMEEEE esta historia! es el shot que mas me ha gustado... es tan hermoso!! imaginar a Sunny asi afdhgdfahdsghgh *w* no se pero lo ame! gracias por compartirlo!!! bss

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