martes, 11 de junio de 2013

I HATE YOU BECAUSE I LOVE YOU

- Autora: @AkiShawol

- Tipo: Minho x fan, SHINee, +18, serial, hetero (aunque puede haber yaoi con personajes secundarios)


CAPÍTULO 4: BANANA MILK



El aire se volvía cada vez más fresco a medida que pasaba el tiempo, pero eso no impidió que los dos jóvenes charlasen alegremente, sentados en uno de los bancos del parque, cercanos al acuario. Al parecer, Taemin era un gran amigo de Minho, casi como un hermano, y él solía espantar a las fans, ya que, supuestamente, como era el pequeño no había riesgo de violaciones, había dicho riendo.

Victoria se frotó los hombros cuando una pequeña brisa fresca le descolocó el cabello. Tembló. De repente dejó de sentir frío, pues unos pequeños y débiles brazos la rodeaban por los hombros, protegiéndola del frío de la noche.

- Venga, vámonos – le susurró Taemin. Esta situación se estaba poniendo algo incómoda pero por alguna extraña razón… le gustaba. Asintió y dejó que el jóven la guiara hasta un pequeño café cercano, donde estarían al calor - ¿Qué quieres tomar?
- Creo que tomaré un café muy cargado – contestó frotándose los ojos. Taemin hizo una mueca con la boca, como si esa idea le repudiara - ¿Qué le pasa al café? – tal vez es demasiado jóven, pensó.
- No le pasa nada al café – repuso – pero quiero que pruebes algo que va mucho más allá de cualquier bebida corriente, habidas y por haber. ¿Te parece bien? – dijo sonriente, ¿quién podía decirle que no ahora?

El camarero llegó y Taemin, siempre tan jovial, le pidió lo de siempre, pero que sean dos. Victoria temía que fuese algo demasiado exótico, ya que no era muy dada a probar nuevas cosas. El camarero llegó dos minutos más tarde con dos vasos de… ¿batido?

- ¿Qué es esto? – le preguntó, levantando el vaso en el aire, intentando adivinar - ¿Batido de vainilla?
- Mucho mejor que eso – contestó Tae, dando un gran sorbo a su vaso – Es Banana Milk, pruébalo, ¡está genial!

Victoria se llevó el vaso a los labios, dubitativa. Dio un pequeño sorbo.


- ¡Qué rico! – exclamó para ella, para Tae y para el resto del local. El contenido no era batido de vainilla como había pensado, aunque si que sabía un poco a vainilla, pero en su mayoría era plátano con leche, con un toque dulzón.
- ¡Te lo dije! – se regocijó el chico. Vic dio otro sorbo largo y Taemin la acompañó. Dejaron los vasos y rieron - ¿Qué te apetece hacer ahora?
La joven se miró las manos, tímida:
- N-no… lo sé – le temblaba la voz y temía que el chico se diese cuenta – Lo estoy pasando de maravilla y… y…
- ¿Y?
- Pues que no me gustaría irme a casa todavía… - El muchacho rió a carcajadas. La idea de seguir “de fiesta” le agradaba - ¿Qué es lo que te hace tanta gracia?
- No vayas – contestó simplemente.
- ¿Que no vaya?
- Sí, eso he dicho – se le dibujó una enorme sonrisa en la cara, como si esa idea fuese la mejor del mundo.
- ¿Te has vuelto loco? ¿Cómo quieres que no vuelva a casa?
- Fácil – apoyó los codos sobre la mesa y se estiró un poco por encima, para estar lo más cerca posible de Victoria. Susurró: no tienes más que venir a la nuestra. Te presentaré a los chicos y… podrás ver a quien-tu-y-yo-sabemos.

Victoria notó como un inmenso calor le recorría las mejillas y devió la mirada avergonzada.

- ¡Vamos! – gritó Taemin – los dos sabemos que te mueres de ganas por verlo – la joven miró distraída hacia el suelo, como si este fuese una interesantísima obra de arte – Admite que antes interrumpí tu desnudo mental.
- ¡¿QUÉ?! ¿Se puede saber de qué estás hablando? No tengo ningún interés en… - dudó – él.
- Venga pequeña – dijo riendo a carcajadas – vámonos.


Los dos jóvenes caminaban por una avenida, en dirección desconocida para Victoria. La noche estaba empezando a caer y el frío se hacía notar más. Ella tiritaba. Él la miraba impotente. Lo único que tenía para protegerla era sus débiles brazos, que apenas alcanzaban a cubrirle los hombros. Los dos supiraron.

- ¿Estás bien? – preguntó Taemin, rodeando a la chica por los hombros.
- Sí – tembló, pero no por el frío, sino por el tacto suave y delicado de Taemin - ¿A dónde me llevas? Mi casa no es por aqu-
- ¡No te preocupes! – de repente se le iluminó el rostro. Este chico se emociona por cualquier cosa, pensó – Antes has dicho que no querías irte, ¿verdad? – ella asintió – ¡Deseo concedido!

Esto no le pintaba bien. Nada bien.

Siguieron caminando unos cuantos minutos más hasta deternerse frente a una enorme cerca que tapaba casi toda la vista a lo que se escondía detrás: una casa de ladrillo y tejado de pizarra con miles de ventanas enormes que dejaban entrar una gran cantidad de luz al interior.

- Es preciosa – susurró la chica.
- ¿Lo es, verdad? – contestó orgulloso


Atravesaron el inmenso jardín delantero y abrieron la puerta. Dentro, tres rostros se dieron la vuelta a la vez.

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