lunes, 10 de junio de 2013

BLACK 'ND ROSES

- Twitter: @GetUp_01

- Tipo: Hetero, menores 18, Block B, Idol x fan, serial



CAPÍTULO 1


Estaba llovido bastante ese día, mi móvil no tenía cobertura en este antro de colegio, por lo que no podía pedir un taxi y el autobús no pasaba hasta dentro de dos horas por la puerta del viejo edificio, por llamarlo de alguna manera. Como odiaba aquel sitio. Peor que la cárcel, allí al menos te ponen algo más parecido a la comida. No quería perder mucho tiempo más en el porche, resguardándome de la lluvia, así que puse mi cartera sobre mi cabeza, y eché a correr hasta llegar a una cafetería. Tardé alrededor de cinco minutos, pero ese tiempo, bajo la lluvia, se hace eterno.
    Una vez dentro, donde sí funcionaba la cobertura, llamé a casa para que pasaran a recogerme, a lo que me saltó el contestador y, frustrada, me obligué a entrar en el aseo y ponerme la ropa que había usado en gimnasia para no llevar la ropa mojada puesta. Al salir me senté en el primer sitio que pillé, a mitad del local, lo más lejos que pude evitando las frías ventanas que daban vista a la calle. Cuando parase un poco saldría, para no volver a mojarme tanto. La ropa la guardé en una bolsa, evitando que hiciese contacto con los libros, y al asegurarme de todo aquello levanté la mano para pedir.
-Un café, solo, por favor -dije fingiendo una sonrisa.

   El camarero me miró sonriendo y asintió. No era un hombre joven para mí, pero tampoco se le veía demasiado viejo, quizá tendría entre 28 y 34 años. Al poco se escuchó el sonido de la puerta al abrirse, además de escucharse con mayor fuerza el sonido de la lluvia. Yo revisaba los mensajes y los correos en el móvil mientras esperaba mi café, estaba tan concentrada que no me percaté de su presencia.
    Por el rabillo del ojo pude ver a un chico alto y rubio. Era raro ver a alguien así, por lo que alcé la vista. Se había sentado en la mesa de mi izquierda. Me quedé completamente embobada, mirando sus rasgos, y sus ojos castaños, que comenzó a mirarme también. Mi mirada era seria y neutral, no mostraba emociones de ningún tipo.
    A los pocos segundos llegó mi café a la mesa. Le eché el sobrecito de azúcar y lo removí para evitar quemarme. Cuando parecía algo más frío le di un sorbo; aún estaba algo caliente, pero con una temperatura soportable. Aquel chico me seguía mirando, con curiosidad y con una sonrisa en la cara. Lo primero que pensé fue que se estaba riendo de mí.
    Cerré los ojos instintivamente, no quería mirarle, así que seguí removiendo el café y bebiendo de poco en poco. Noté como esa persona se levantaba, y escuché el chirrido que se produce al arrastrar una silla demasiado cerca de mí. Abrí los ojos y me encontré con sus ojos castaños. Me sorprendí, sinceramente, y me sobresalté un poco.
-¿Se te ofrece algo? -pregunté de manera impasiva y tranquila.
-Me sorprende ver a una señorita tan guapa por esta cafetería de mala muerte, eso es todo. Tengo... cierta curiosidad.
-Esta "señorita" prefiere resguardarse de la lluvia a esperar por el autobús.
-No has traído paraguas, ¿verdad?
-No es asunto tuyo.
    El chico sonrió, cerrando sus ojos a causa de esto, él sabía perfectamente que no traía un paraguas conmigo. Su sonrisa me parecía preciosa, pero giré la cabeza terminando mi último trago de café.
-Hay mucho rufián suelto, espero que tengas una tranquila vuelta a casa, princesa -dijo apoyando el codo en la mesa- Te acompañaré hasta tu casa.
-Vivo muy lejos, tengo que coger el autobús -dije cortante.
-Pues esperaré al autobús contigo, ¿te parece?
-Puedes hacer lo que te plazca, es un país libre.
    El chico se rió ante mis palabras y pidió una Coca-Cola. Me mantuve callada todo el rato, no pensaba entablar una conversación a no ser que él comenzase a hablar. Miré el reloj, faltaban 20 minutos para que llegase el autobús, y localicé mis cosas para tenerlas a mano. Él tenía mi móvil en sus manos, como si nunca hubiese visto uno.
-Deja eso -intenté quitárselo, pero me esquivó- Es privado.
-Es divertido... Cógelo -se dedicó cinco minutos a ponerme el móvil delante y retirarlo cuando lo iba a coger.
-Venga, dámelo, dentro de poco va a venir el autobús y... Ah, ha dejado de llover.
    Él miró por la ventana y yo aproveché para quitarle mi teléfono. Victoria, pensé.
-¡Tramposa! -exclamó.
-Ladrón -musité.
-Qué remedio, me tendrás que dar tu número por compensación.
    ¡Tendrá cara! Cogí mis cosas y pagué por el café. Salí por la puerta. Es verdad que ya no llovía, así no tendría que acompañarme. Salí por la puerta y me giré para despedirme, pero lo tenía delante; creo que aún si no llueve, me acompañará.
    Tragué saliva. Era realmente alto, deberá medir entre 175 y 185 centímetros. Impresionaba a la vista, ya que su cara portaba los rasgos de un gangster británico y un mafioso italiano. Cuando pocos minutos antes lo había visto sonreír no me pareció tan... intimidante. Daba hasta miedo. Me cogió de la cabeza y me empujó hacia fuera.
-¿Quieres perder el autobús, preciosa?
-Demasiado tiempo he perdido ya contigo como para perderlo más.
    El chico volvió a sonreír, no tan alegre como antes. Él iba tres pasos más adelantado que yo, y yo iba mirando el suelo. Llegamos a la parada del autobús a pocos minutos de que pasara. Él se giró para verme y me despidió con una sonrisa.
-Adiós preciosa, espero que nos volvamos a ver -dijo acercándose a mí y dándome un suave beso en la mejilla.
    Mi corazón dio un vuelco; él se alejó a paso ligero por la dirección que habíamos venido, girándose un par de veces para alzar la mano y volver a decirme adiós. Yo estaba tan distraída pensando en el beso en la mejilla que después de que ya se hubiese ido levanté la mano y le despedí. Me rocé el sitio en el que me había besado. Aún sentía la presión de sus labios tocando mi piel y un rubor subió hacia mis mejillas. Cuando llegó el autobús me subí y pagué, aún algo atónita por la anterior situación. Mi corazón latió nuevamente al recordarlo.
    Creo que iba a ser una tarde muy larga.

1 comentario: