- Autora: @DisabledComplex
- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan
CAPÍTULO 20
Caminé hasta la clase, contemplando los pasillos, pensando que hace algún
tiempo me pasaba todo el día aquí. Entré intentando no hacer ruido para no
interrumpir la explicación, pero nadie me echó cuenta.
Me senté
en el primer sitio que vi, al final de la clase, sacando un cuaderno para
apuntar el esquema que estaba en la pizarra.
Acabé de
escribir justo cuando acabó la clase, lo apunté todo. Nos dijeron que pronto
haríamos varias prácticas en el laboratorio, cosa que no me quería
perder.
Salí a
encontrarme con mis amigas, necesitaba hablar con ellas, hoy me quedaría.
Esperé en la puerta hasta verlas salir.
- Nos
abandonas por tus novios, ¿eh? - rió Raquel.
- Hoy
prometo quedarme con vosotras - sonreí.
- Eso
dices siempre - dijo Iris mirándome de reojo.
-
¡Mentira! - exclamé, riéndome - Subid al coche, anda.
Las llevé
a su casa, aparcando donde pude y subiendo con ellas. Dejé la maleta donde
solía dejarla siempre y me senté en el sofá, suspirando.
- Lo
echaba muchísimo de menos - eché la cabeza hacia atrás.
- Igual
que nosotras a ti - dijo Raquel entrando a la cocina.
- Ya no
tengo a nadie con la que pasarme el día canturreando - se sentó Iris a mi lado.
- Míralo
por el lado bueno, más tiempo para tus clases de baile, ¿cómo las llevas? - le
pregunté.
- Bastante
bien, como siempre, estoy montando una coreografía - sonrió.
- Ay, tú
qué puedes... - me resigné, nunca supe bailar.
Iris cogió
el mando y encendió la tele, dando muchas vueltas, encontrándose noticias y más
noticias. Encontramos el único canal donde echaban dibujos animados, lo
dejamos. De repente sonó la canción de "One Piece" y Raquel vino
corriendo con nosotras.
- ¿Y la
comida? - reí.
- Se está
haciendo - dijo pasota, mirando la pantalla.
Vimos gran
parte del episodio, hasta que Raquel dijo que ya tendría que estar listo todo.
Puse la mesa con Iris mientras ella nos servía: arroz. Al verlo, me estiré
hasta la repisa, encontrando un bote con salsa de tomate.
Comimos,
hablamos y reímos, recordando viejos tiempos y no tan viejos, sólo de cuando yo
vivía aquí. En parte me duele decir que esta ya no es mi casa, pero por otra
parte... Me he acabado acostumbrando. Les pregunté sobre mi habitación, la
dejaron tal y como estaba, pero sin mis cosas, conservando mis pósteres y
tonterías varias.
Acabamos
de comer y recogimos las cosas, volviendo al sofá. La tarde empezó por
"¿Una película?" y acabó con un "Son ya las 10 y todavía estoy
aquí". El tiempo con ellas se me pasaba volando.
- Lo
siento, tengo que irme ya, mañana nos vemos - dije levantándome.
- ¿Seguro?
- se levantó Raquel tras mía.
- Me tiene
que pasar algo gravísimo para no venir mañana - sonreí y abrí la puerta.
- Adiós,
anda - me dio un abrazo y yo salí, cerrando ella la puerta tras mía.
Bajé las
escaleras y busqué el coche, recordando donde lo dejé. Llegué rápidamente a mi
casa, mi nueva casa, la verdad es que no había nada de tráfico.
Entré
corriendo, estaba calentita en el coche y al salir me impactó el fresco. Nada
más que girarme, ya vi a G-Dragon esperándome.
- ¿Dónde
estabas? - dijo sorprendido, pero más sorprendida me quedé yo con el tono con
el que lo dijo.
- Estuve
todo el día en casa de Iris y Raquel, nos pusimos a ver películas y ya sabes -
sonreí - Hoy hace fresquito, ¿eh?
- Te
espero para cenar - me miró, sonrió y se fue.
Puede que
me empezara a acostumbrar a esto, me empezaba a... encantar. No tendría
problemas si todos los días de mi vida fueran tal y como hoy.
Fui hacia
mi habitación y me puse un pijama calentito, siempre he sido muy friolera.
Busqué mis zapatillas bajo la cama y las arrastré, para salir hacia la cocina.
Iba a abrir la puerta pero alguien llamó.
- ¡Ya voy!
- reí.
- ¿Se
puede? - se asomó Taeyang.
Yo me
quedé perpleja, asintiendo. Este entró y se puso en frente mía, tan... normal.
- Quería
hablar contigo - dijo seriamente.
- D-Dime -
intenté decir.
- Sé que
nuestra relación no puede volver a ser lo mismo desde... Lo que pasó, pero
viendo que te vas a quedar aquí bastante tiempo y que, bueno, te echo de
menos... ¿Podríamos estar... bien? - miró al suelo, vergonzoso.
- Claro,
no hacía falta ni que me lo preguntaras - sonreí y busqué su mirada - ¿Has
cenado ya? - pregunté.
- Sí, iba
ya a dormir, hoy he madrugado - me contestó.
- Bueno,
yo tengo bastante hambre - puse una mano en mi tripa - Hasta mañana - me
despedí y salí con él.
Él fue
hacia su habitación y yo hacia la cocina, dirigiéndose cada uno a un lado del
pasillo. Llegué y ya todo estaba listo: la comida, los cubiertos, él...
- Qué bien
me cuidas - reí.
- ¿Ya en
pijama? - me miró - No sé de qué me sorprendo.
- Parece
que no me conoces - me senté.
Empezamos
a comer sin hablar, mirándonos a veces, hasta que nos lo acabamos.
- Estaba
muy bueno - dije.
- Bueno,
voy a ver la tele - se levantó y recogió lo suyo.
- Estoy
cansada... - me excusé mientras le imitaba.
- De
acuerdo, hasta mañana - se despidió y se fue, dejándome un poco... cortada.
Era un
poco frío, supongo que él sí que no se había acostumbrado, aunque en teoría... suspiré
y sacudí la cabeza, soy tonta. No somos nada, ¿o sí? Ya a mitad del pasillo,
corrí hacia el salón para verle a él solo en la oscuridad solo iluminado por la
luz que salía de la televisión.
- Buenas noches - irrumpí en la habitación.
Me miró,
sonrió satisfecho y volvió a mirar la televisión, volviendo a dejarme como
antes. ¿Me habrá escuchado? Seguro. Me di por vencida y me fui, no podía pedir
más.
Llegué a
mi habitación, echándome en la cama, tapándome con una sábana y recordando su
voz, esa vez que me decía algo parecido a que me quería, tontas ilusiones. Lo
mejor sería alejarme, pero los dos sabemos que ya es demasiado tarde. Buscando
maneras de intentar no dejarme llevar, me dormí.
El despertador me asustó y lo apagué rápidamente, intentando no
despertar a nadie. Me preparé a mí y a mis cosas, con tranquilidad y me asomé
al pasillo. Misión cumplida, estaban todos durmiendo. Caminé hasta la cocina y desayuné, pensé en tomarme un café pero
prefería las bebidas energéticas. Recogí las cosas sin hacer mucho ruido, para
ir a coger la maleta, pero alguien se puso en mi camino.
- ¿Quieres
que te lleve? No pareces estar muy despierta - rió Taeyang.
- Estás en
pijama, no voy a hacer que te cambies - contesté.
- No me
importa - se dio la vuelta y fue hacia su habitación, ignorándome - Espérame en
el salón - y cerró la puerta.
Fui a
buscar la maleta y una chaqueta y le hice caso. Acabé un martes por la mañana
sentada en el sofá esperando a que Taeyang me llevara a la universidad. No me
lo hubiera imaginado hace unos... ¿Dos días? Pensaba que mi anterior vivienda
en el sótano iba a durar más tiempo.
- ¿Vamos?
- se asomó Taeyang por el marco de la puerta.
Me levanté
y le seguí hasta el coche, sentándome en el asiento del copiloto.
- Hacía
tiempo que no... - dijo Taeyang saliendo de allí.
- Lo sé -
le miré.
- Bueno,
¿cómo has dormido? - intentó buscar un tema de conversación.
- Bien
pero poco, tenía pensado pasar por alguna tienda para comprarme algo, sólo para
no dormirme en medio de la clase - reí.
- Está
hecho - me guiñó un ojo.
Poco
tiempo después estábamos parados en frente de una de estas típicas tiendas en
las que hay de todo un poco. Taeyang hizo que le esperara allí mientras él
compraba. Volvió con mi ansiada bebida y con alguna que otra chuchería.
-
¿Quieres? - me ofreció.
- No,
gracias - dije mientras abría la lata.
- ¿Tienes
prisa? - me preguntó, sorprendiéndome.
Miré el
reloj, la verdad es que era algo temprano, así que le dije que no. Él encendió
el motor hasta llegar a aparcar donde siempre, al lado de la universidad.
- ¿Te
apetece sentarte un rato? - se sentó en un banco en frente de la puerta, yo le
imité.
Por unos
segundos un silencio incómodo se quedó con nosotros, escuchándose solo mis
sorbos.
- Me da la
sensación de que tendríamos que hablar de bastantes cosas - se confesó Taeyang.
- ¿Cómo te
ha ido desde que me fui? - le pregunté, acabándome el contenido de esa lata.
- Bien,
¿dónde estuviste? -
- Con
Block B - me quité la maleta y la puse en el suelo.
-
Entiendo... - miró al suelo.
- Creo que
volveré con ellos, no sé... - dudé.
- No
tienes por qué, quédate - le miré, su expresión cambió, como si no hubiera
querido decir eso.
- No
quiero causar más problemas - contesté, mentí.
- Los que
causamos los problemas somos nosotros, si no fuera por nosotros tendrías una
vida... normal - sonrió, tenía toda la razón del mundo.
- Siempre
puedo volver a mi vida, o desaparecer - dije mirando a nada.
- Te
encontraría - abrió los ojos y añadió muy rápidamente - te encontraríamos.
- No me
encuentro ni yo, dudo que nadie lo hiciera - le miré, queriendo darle otro
sentido a la frase.
- Espero
que no estés cien por cien segura de eso - me quitó la mirada, tímidamente.
La gente
ya estaba empezando a llegar, así que miré hacia un lado para ver a Iris y a
Raquel mirando sorprendidas, sonriendo.
- Ya están
ahí mis amigas, luego te veo - me levanté y cogí mi maleta.
- Toma las
llaves - me las lanzó y las cogí al vuelo.
Me acerqué
a mis amigas, dándole la espalda a Taeyang, así que no sé qué hizo, supongo que
andar calle abajo.
- Si es
que ahí hay amor - bromeó Iris.
- Y
verdadero verdadero - le siguió Raquel, riendo.
- No lo
creo - las ignoré.
Entré
caminando delante de ellas escuchándolas hacer bromas e imaginando cosas. Me di
la vuelta y sonreí para dirigirme a mi clase.
La mañana
fue normal, tan normal como lo había sido siempre, demasiado raro. Puede que
estuviera empezando a tomar un ritmo de vida estable... Lo dudo.
Entre
apuntes, actividades sin hacer y explicaciones perdidas, intenté entender todo
lo que pude, así que la hora de irse llegó rápido.
Me
encontré con mis amigas en la salida, pero decidí volver y comer en "mi
casa", para poder estudiar. Bueno, intentarlo. Así que saqué las llaves de
mi bolsillo y tardé poco en acabar en la puerta de esa casa, entrando y
soltando la maleta y la chaqueta para llegar rápidamente a la mesa, sentándome
a comer.
- Hola -
saludé y me senté en mi sitio preparado.
- A mi
lado otra vez, señorita - rió Daesung.
- Es un
placer para mí - sonreí mientras él me servía la comida.
Empezamos
todos a comer. Sintiendo como G-Dragon me miraba de reojo acabé hablando con
Daesung, como siempre, pero algunas sonrisas se me escapaban cada vez que
alguien rozaba mi pierna bajo la mesa.
- ¿Cómo
están Raquel e Iris? - llamó Taeyang mi atención.
- Muy
bien, están deseando verte - "conmigo" añadí en mi pensamiento.
- A ver si
un día de estos salimos a comer los cuatro, si quieres, claro - sonrió.
- Pues
claro, la última vez me lo pasé muy bien - le devolví la sonrisa mientras
sentía que esos ojos ya no estaban sobre mí, sino sobre Taeyang.
Miré a
G-Dragon, me sonrió y se levantó, recogió sus cosas y pasó tras mía, saliendo
de esa sala. Poco después acabé de comer, haciendo lo mismo y volviendo a mi
habitación. Surqué el pasillo para abrir la puerta y encontrarme a G-Dragon sentado
en mi cama, esperándome.
- Hola -
sonrió, una sonrisa... bueno, su sonrisa.
- Hola -
le contesté buscando mis libros.
- ¿Tienes
que estudiar? - se levantó.
- Sí - le
dije sin mirarle, pero no me contestó, así que me giré, encontrándomelo de
frente.
- Una pena
que no te vaya a dejar - y volvió a sonreír.
Me empujó
contra él, envolviendo mi cintura con su brazo, besándome. Mis libros quedaron
entre nosotros y mis brazos no dejaron de aguantarlos, mientras intentaba
oponerme. Este, se despegó de mí y me quitó los libros, tirándolos encima de mi
cama y volviendo a juntarnos.
- No, no,
no, espera - conseguí decir con dificultad - Es verdad, tengo que estudiar, por
favor.
- Me gusta
que me trates así, de por favor - rió - Si tan empeñada estás... - se separó de
mí - Si no entiendes algo y necesitas que te dé alguna que otra clase, ya
sabes donde estoy - dijo divertido, asentí y se fue.
Abrí la
maleta y saqué más libros y apuntes, sentándome en la cama y rodeándome de
ellos. Me intenté organizar pero eran tantas cosas que decidí no mirar cuanto
era, simplemente, estudiar.
Me sumergí
en los libros pero algo rompió mi atención: el timbre. Me abrí paso entre todos
esos papeles y salí al pasillo para ir a abrir, pero se me habían adelantado.
Ante mis ojos, la imagen era bastante... curiosa. G-Dragon había abierto
la puerta, así que ahora mismo estaba cara a cara con Zico.
G-Dragon
lo miró con enfado disimulado, lo sabía, le conocía, mientras Zico lo miraba
con sus aires vacilantes, como siempre. G-Dragon se giró para mirarme.
- Creo que
es para ti - me adelanté en ese pasillo y me puse entre ellos dos.
- He
venido a recogerte, coge tus cosas - me informó Zico.
- No se va
- le contradijo G-Dragon.
- Claro
que se va, no sé cómo todavía está aquí - se empeñó Zico.
- Si está
aquí es por algo - sonrió G-Dragon.
Estaban
hablando de mí, pero nadie me tenía en cuenta, aunque prefería callarme, tenía
miedo a lo que podría pasar ahora mismo.
- Porque
la obligas, creo que es obvio - Zico se apoyó en el marco de la puerta, pasota.
- El que
la está obligando a irse eres tú - levantó G-Dragon una ceja.
- Perdona,
habló el secuestrador - rió Zico.
G-Dragon
se enfadó, pero intentó disimularlo, ignorando ese comentario. Tenía que cortar
eso, pero la verdad es que no sabía cómo.
- Yo me
voy a la biblioteca - dije y fui a recoger mis cosas.
Me giré,
los dos estaban en silencio, pero tan pronto como llegué a mi puerta, escuché
un tenue "es mía" por parte de G-Dragon.
- ¡Ann,
por aquí te confunden con un cacho de carne! - gritó Zico, riéndose y llamando
mi atención.
Oh no.
adsdads ojala que GD se quede con ella :B xD
ResponderEliminarCon un "cacho de carne" xD
ResponderEliminarWow muy buen capitulo
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