domingo, 30 de diciembre de 2012

B. vs B.


- Autora: @DisabledComplex

- Tipo: BIG BANG, Block B, B.A.P, serial, hetero, +18 (mucho XD), idol x fan



CAPÍTULO 20

Caminé hasta la clase, contemplando los pasillos, pensando que hace algún tiempo me pasaba todo el día aquí. Entré intentando no hacer ruido para no interrumpir la explicación, pero nadie me echó cuenta.
Me senté en el primer sitio que vi, al final de la clase, sacando un cuaderno para apuntar el esquema que estaba en la pizarra.
Acabé de escribir justo cuando acabó la clase, lo apunté todo. Nos dijeron que pronto haríamos varias prácticas en el laboratorio, cosa que no me quería perder.  
Salí a encontrarme con mis amigas, necesitaba hablar con ellas, hoy me quedaría. Esperé en la puerta hasta verlas salir.

- Nos abandonas por tus novios, ¿eh? - rió Raquel.
- Hoy prometo quedarme con vosotras - sonreí.
- Eso dices siempre - dijo Iris mirándome de reojo.
- ¡Mentira! - exclamé, riéndome - Subid al coche, anda.

Las llevé a su casa, aparcando donde pude y subiendo con ellas. Dejé la maleta donde solía dejarla siempre y me senté en el sofá, suspirando.

- Lo echaba muchísimo de menos - eché la cabeza hacia atrás.
- Igual que nosotras a ti - dijo Raquel entrando a la cocina.
- Ya no tengo a nadie con la que pasarme el día canturreando - se sentó Iris a mi lado.
- Míralo por el lado bueno, más tiempo para tus clases de baile, ¿cómo las llevas? - le pregunté.
- Bastante bien, como siempre, estoy montando una coreografía - sonrió.
- Ay, tú qué puedes... - me resigné, nunca supe bailar.

Iris cogió el mando y encendió la tele, dando muchas vueltas, encontrándose noticias y más noticias. Encontramos el único canal donde echaban dibujos animados, lo dejamos. De repente sonó la canción de "One Piece" y Raquel vino corriendo con nosotras.

- ¿Y la comida? - reí.
- Se está haciendo - dijo pasota, mirando la pantalla.

Vimos gran parte del episodio, hasta que Raquel dijo que ya tendría que estar listo todo. Puse la mesa con Iris mientras ella nos servía: arroz. Al verlo, me estiré hasta la repisa, encontrando un bote con salsa de tomate. 
Comimos, hablamos y reímos, recordando viejos tiempos y no tan viejos, sólo de cuando yo vivía aquí. En parte me duele decir que esta ya no es mi casa, pero por otra parte... Me he acabado acostumbrando. Les pregunté sobre mi habitación, la dejaron tal y como estaba, pero sin mis cosas, conservando mis pósteres y tonterías varias. 
Acabamos de comer y recogimos las cosas, volviendo al sofá. La tarde empezó por "¿Una película?" y acabó con un "Son ya las 10 y todavía estoy aquí". El tiempo con ellas se me pasaba volando.

- Lo siento, tengo que irme ya, mañana nos vemos - dije levantándome.
- ¿Seguro? - se levantó Raquel tras mía.
- Me tiene que pasar algo gravísimo para no venir mañana - sonreí y abrí la puerta.
- Adiós, anda - me dio un abrazo y yo salí, cerrando ella la puerta tras mía.

Bajé las escaleras y busqué el coche, recordando donde lo dejé. Llegué rápidamente a mi casa, mi nueva casa, la verdad es que no había nada de tráfico.
Entré corriendo, estaba calentita en el coche y al salir me impactó el fresco. Nada más que girarme, ya vi a G-Dragon esperándome.

- ¿Dónde estabas? - dijo sorprendido, pero más sorprendida me quedé yo con el tono con el que lo dijo.
- Estuve todo el día en casa de Iris y Raquel, nos pusimos a ver películas y ya sabes - sonreí - Hoy hace fresquito, ¿eh? 
- Te espero para cenar - me miró, sonrió y se fue.

Puede que me empezara a acostumbrar a esto, me empezaba a... encantar. No tendría problemas si todos los días de mi vida fueran tal y como hoy. 
Fui hacia mi habitación y me puse un pijama calentito, siempre he sido muy friolera. Busqué mis zapatillas bajo la cama y las arrastré, para salir hacia la cocina. Iba a abrir la puerta pero alguien llamó.

- ¡Ya voy! - reí.
- ¿Se puede? - se asomó Taeyang.

Yo me quedé perpleja, asintiendo. Este entró y se puso en frente mía, tan... normal.

- Quería hablar contigo - dijo seriamente.
- D-Dime - intenté decir.
- Sé que nuestra relación no puede volver a ser lo mismo desde... Lo que pasó, pero viendo que te vas a quedar aquí bastante tiempo y que, bueno, te echo de menos... ¿Podríamos estar... bien? - miró al suelo, vergonzoso.
- Claro, no hacía falta ni que me lo preguntaras - sonreí y busqué su mirada - ¿Has cenado ya? - pregunté.
- Sí, iba ya a dormir, hoy he madrugado - me contestó.
- Bueno, yo tengo bastante hambre - puse una mano en mi tripa - Hasta mañana - me despedí y salí con él.

Él fue hacia su habitación y yo hacia la cocina, dirigiéndose cada uno a un lado del pasillo. Llegué y ya todo estaba listo: la comida, los cubiertos, él... 

- Qué bien me cuidas - reí.
- ¿Ya en pijama? - me miró - No sé de qué me sorprendo.
- Parece que no me conoces - me senté.

Empezamos a comer sin hablar, mirándonos a veces, hasta que nos lo acabamos.

- Estaba muy bueno - dije.
- Bueno, voy a ver la tele - se levantó y recogió lo suyo.
- Estoy cansada... - me excusé mientras le imitaba.
- De acuerdo, hasta mañana - se despidió y se fue, dejándome un poco... cortada.

Era un poco frío, supongo que él sí que no se había acostumbrado, aunque en teoría... suspiré y sacudí la cabeza, soy tonta. No somos nada, ¿o sí? Ya a mitad del pasillo, corrí hacia el salón para verle a él solo en la oscuridad solo iluminado por la luz que salía de la televisión.

- Buenas noches - irrumpí en la habitación.

Me miró, sonrió satisfecho y volvió a mirar la televisión, volviendo a dejarme como antes. ¿Me habrá escuchado? Seguro. Me di por vencida y me fui, no podía pedir más. 
Llegué a mi habitación, echándome en la cama, tapándome con una sábana y recordando su voz, esa vez que me decía algo parecido a que me quería, tontas ilusiones. Lo mejor sería alejarme, pero los dos sabemos que ya es demasiado tarde. Buscando maneras de intentar no dejarme llevar, me dormí.
El despertador me asustó y lo apagué rápidamente, intentando no despertar a nadie. Me preparé a mí y a mis cosas, con tranquilidad y me asomé al pasillo. Misión cumplida, estaban todos durmiendo. Caminé hasta la cocina y desayuné, pensé en tomarme un café pero prefería las bebidas energéticas. Recogí las cosas sin hacer mucho ruido, para ir a coger la maleta, pero alguien se puso en mi camino.

- ¿Quieres que te lleve? No pareces estar muy despierta - rió Taeyang.
- Estás en pijama, no voy a hacer que te cambies - contesté.
- No me importa - se dio la vuelta y fue hacia su habitación, ignorándome - Espérame en el salón - y cerró la puerta.

Fui a buscar la maleta y una chaqueta y le hice caso. Acabé un martes por la mañana sentada en el sofá esperando a que Taeyang me llevara a la universidad. No me lo hubiera imaginado hace unos... ¿Dos días? Pensaba que mi anterior vivienda en el sótano iba a durar más tiempo. 

- ¿Vamos? - se asomó Taeyang por el marco de la puerta.

Me levanté y le seguí hasta el coche, sentándome en el asiento del copiloto.

- Hacía tiempo que no... - dijo Taeyang saliendo de allí.
- Lo sé - le miré.
- Bueno, ¿cómo has dormido? - intentó buscar un tema de conversación.
- Bien pero poco, tenía pensado pasar por alguna tienda para comprarme algo, sólo para no dormirme en medio de la clase - reí.
- Está hecho - me guiñó un ojo.

Poco tiempo después estábamos parados en frente de una de estas típicas tiendas en las que hay de todo un poco. Taeyang hizo que le esperara allí mientras él compraba. Volvió con mi ansiada bebida y con alguna que otra chuchería.

- ¿Quieres? - me ofreció.
- No, gracias - dije mientras abría la lata.
- ¿Tienes prisa? - me preguntó, sorprendiéndome.

Miré el reloj, la verdad es que era algo temprano, así que le dije que no. Él encendió el motor hasta llegar a aparcar donde siempre, al lado de la universidad. 

- ¿Te apetece sentarte un rato? - se sentó en un banco en frente de la puerta, yo le imité.

Por unos segundos un silencio incómodo se quedó con nosotros, escuchándose solo mis sorbos.

- Me da la sensación de que tendríamos que hablar de bastantes cosas - se confesó Taeyang.
- ¿Cómo te ha ido desde que me fui? - le pregunté, acabándome el contenido de esa lata.
- Bien, ¿dónde estuviste? - 
- Con Block B - me quité la maleta y la puse en el suelo.
- Entiendo... - miró al suelo.
- Creo que volveré con ellos, no sé... - dudé.
- No tienes por qué, quédate - le miré, su expresión cambió, como si no hubiera querido decir eso.
- No quiero causar más problemas - contesté, mentí.
- Los que causamos los problemas somos nosotros, si no fuera por nosotros tendrías una vida... normal - sonrió, tenía toda la razón del mundo.
- Siempre puedo volver a mi vida, o desaparecer - dije mirando a nada.
- Te encontraría - abrió los ojos y añadió muy rápidamente - te encontraríamos.
- No me encuentro ni yo, dudo que nadie lo hiciera - le miré, queriendo darle otro sentido a la frase.
- Espero que no estés cien por cien segura de eso - me quitó la mirada, tímidamente.

La gente ya estaba empezando a llegar, así que miré hacia un lado para ver a Iris y a Raquel mirando sorprendidas, sonriendo. 

- Ya están ahí mis amigas, luego te veo - me levanté y cogí mi maleta.
- Toma las llaves - me las lanzó y las cogí al vuelo.

Me acerqué a mis amigas, dándole la espalda a Taeyang, así que no sé qué hizo, supongo que andar calle abajo. 

- Si es que ahí hay amor - bromeó Iris.
- Y verdadero verdadero - le siguió Raquel, riendo.
- No lo creo - las ignoré.

Entré caminando delante de ellas escuchándolas hacer bromas e imaginando cosas. Me di la vuelta y sonreí para dirigirme a mi clase. 
La mañana fue normal, tan normal como lo había sido siempre, demasiado raro. Puede que estuviera empezando a tomar un ritmo de vida estable... Lo dudo. 
Entre apuntes, actividades sin hacer y explicaciones perdidas, intenté entender todo lo que pude, así que la hora de irse llegó rápido. 
Me encontré con mis amigas en la salida, pero decidí volver y comer en "mi casa", para poder estudiar. Bueno, intentarlo. Así que saqué las llaves de mi bolsillo y tardé poco en acabar en la puerta de esa casa, entrando y soltando la maleta y la chaqueta para llegar rápidamente a la mesa, sentándome a comer.

- Hola - saludé y me senté en mi sitio preparado.
- A mi lado otra vez, señorita - rió Daesung.
- Es un placer para mí - sonreí mientras él me servía la comida.

Empezamos todos a comer. Sintiendo como G-Dragon me miraba de reojo acabé hablando con Daesung, como siempre, pero algunas sonrisas se me escapaban cada vez que alguien rozaba mi pierna bajo la mesa.

- ¿Cómo están Raquel e Iris? - llamó Taeyang mi atención.
- Muy bien, están deseando verte - "conmigo" añadí en mi pensamiento.
- A ver si un día de estos salimos a comer los cuatro, si quieres, claro - sonrió.
- Pues claro, la última vez me lo pasé muy bien - le devolví la sonrisa mientras sentía que esos ojos ya no estaban sobre mí, sino sobre Taeyang.

Miré a G-Dragon, me sonrió y se levantó, recogió sus cosas y pasó tras mía, saliendo de esa sala. Poco después acabé de comer, haciendo lo mismo y volviendo a mi habitación. Surqué el pasillo para abrir la puerta y encontrarme a G-Dragon sentado en mi cama, esperándome.

- Hola - sonrió, una sonrisa... bueno, su sonrisa.
- Hola - le contesté buscando mis libros.
- ¿Tienes que estudiar? - se levantó.
- Sí - le dije sin mirarle, pero no me contestó, así que me giré, encontrándomelo de frente.
- Una pena que no te vaya a dejar - y volvió a sonreír.

Me empujó contra él, envolviendo mi cintura con su brazo, besándome. Mis libros quedaron entre nosotros y mis brazos no dejaron de aguantarlos, mientras intentaba oponerme. Este, se despegó de mí y me quitó los libros, tirándolos encima de mi cama y volviendo a juntarnos. 

- No, no, no, espera - conseguí decir con dificultad - Es verdad, tengo que estudiar, por favor.
- Me gusta que me trates así, de por favor - rió - Si tan empeñada estás... - se separó de mí  - Si no entiendes algo y necesitas que te dé alguna que otra clase, ya sabes donde estoy - dijo divertido, asentí y se fue.

Abrí la maleta y saqué más libros y apuntes, sentándome en la cama y rodeándome de ellos. Me intenté organizar pero eran tantas cosas que decidí no mirar cuanto era, simplemente, estudiar. 
Me sumergí en los libros pero algo rompió mi atención: el timbre. Me abrí paso entre todos esos papeles y salí al pasillo para ir a abrir, pero se me habían adelantado.
Ante mis ojos, la imagen era bastante... curiosa. G-Dragon había abierto la puerta, así que ahora mismo estaba cara a cara con Zico.
G-Dragon lo miró con enfado disimulado, lo sabía, le conocía, mientras Zico lo miraba con sus aires vacilantes, como siempre. G-Dragon se giró para mirarme.

- Creo que es para ti - me adelanté en ese pasillo y me puse entre ellos dos.
- He venido a recogerte, coge tus cosas - me informó Zico.
- No se va - le contradijo G-Dragon.
- Claro que se va, no sé cómo todavía está aquí - se empeñó Zico.
- Si está aquí es por algo - sonrió G-Dragon.

Estaban hablando de mí, pero nadie me tenía en cuenta, aunque prefería callarme, tenía miedo a lo que podría pasar ahora mismo.

- Porque la obligas, creo que es obvio - Zico se apoyó en el marco de la puerta, pasota.
- El que la está obligando a irse eres tú - levantó G-Dragon una ceja.
- Perdona, habló el secuestrador - rió Zico.

G-Dragon se enfadó, pero intentó disimularlo, ignorando ese comentario. Tenía que cortar eso, pero la verdad es que no sabía cómo.

- Yo me voy a la biblioteca - dije y fui a recoger mis cosas.

Me giré, los dos estaban en silencio, pero tan pronto como llegué a mi puerta, escuché un tenue "es mía" por parte de G-Dragon.

- ¡Ann, por aquí te confunden con un cacho de carne! - gritó Zico, riéndose y llamando mi atención.

Oh no. 











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