martes, 9 de julio de 2013

CRASH

- Autora: Laura

- Twitter: @LauraBlackRoses

- Tipo: B.A.P, hetero, +18, idol x fan, Daehyun x fan, serial


CAPÍTULO 1: COMENZAR DESDE CERO

2 años antes...
-¡Libia!- la chica corrió hacia donde estaba la mujer de cabellos oscuros. La vio con un semblante serio y con los brazos cruzados sobre el pecho. La chica se inclinó ante la mujer.
-¿Si, señora?
-¿Cuantas veces te tengo que decir que los vasos largos van en ese estante de ahí? Te lo he repetido muchas veces- la chica no hacía más que disculparse- ¡No estás en lo que tienes que estar! ¡Eres una inútil!
-Lo siento señora no era mi intención, es que...
-¿Encima tienes la poca educación de interrumpirme?- la chica bajó la cabeza avergonzada. Todo el mundo en el bar estaba atento a la charla- ¡No tienes educación!- todo se quedó en silencio y la mujer empezó a reírse- ¿Pero como me he podido olvidar? No la tienes porque tus padres te abandonaron ¡Ahora entiendo porque lo hicieron! Sabían que iban a tener a una niña inútil que no sirve para nada...- la chica con la cabeza gacha frunció los labios  y sus ojos se estaban tornando acuosos.
-Usted no es nadie para decir eso de mí...- susurró
-¿Cómo dices? No te oigo... - la chica saltó como un resorte y señaló a la mujer con el dedo. No aguantaba más esa humillación hacia su persona. Que no tuviera una vida normal no quería decir que esa señora horonda tuviera derecho de dejarla en ridículo. ¿Quería pelea? Pues la iba a tener.
-¡USTED NO ES NADIE PARA DECIR ESO DE MÍ!- la mujer se sorprendió- Que yo sea huérfana y que no tenga a nadie que me quiera no quiere decir que tenga derecho a humillarme delante de todo el mundo- estaba formando un espectáculo, y la gente no dejaba de prestar atención- ¡Pero soy una persona, tengo mis sentimientos y esas palabras duelen!- las lágrimas empezaron a resbalar por sus mejillas- Que usted no esté satisfecha con su vida, no le da derecho a humillarnos a todos en público- señaló hacia sus compañeros sin apartar la mirada de la mujer- Ahora entiendo porque no encuentra marido señora Jang- y por instinto la mujer de cabellos oscuros le dio una bofetada a la chica, que sonó en toda la sala. El silencio se hizo más presente. La chica sorprendida por aquel acto, se llevó una mano a la mejilla y miró con odio a la mujer.
-¡FUERA DE MI ESTABLECIMIENTO IMPRESENTABLE MOCOSA!- la chica con odio y sin apartar la mirada de los oscuros ojos de la mujer, se quito el delantal y lo tiró con desprecio al suelo. Miró a sus compañeros que estaban sorprendidos uno por uno. Miro todo lo que la rodeó en ese tiempo y a la gente del lugar. Ya no tenía que aguantar más aquello. Con la cabeza alta, se fue- ¡Y NO SE TE OCURRA VOLVER O LLAMARÉ A LA POLICÍA!- escuchó a lo lejos.
Corrió, corrió como no había corrido en su vida. Las lágrimas salían de sus ojos sin parar. No sabía a donde iba, ella corría y corría sin rumbo. El tiempo tampoco la acompañaba mucho y empezó a llover, pero a ella no le importaba, quería estar lo más lejos posible de ese sitio, no quería volver ni tenía intención de hacerlo.
Después de unos minutos y de que las piernas le fallaran, Libia paró con el corazón encogido y con la respiración entrecortada por el llanto y la carrera. La lluvia le pegó el pelo a la cara y la ropa a su delgada figura. Cogió aire para tranquilizarse pero no lo conseguía, las lágrimas caían sin cesár.
Su vida era miserable. Se escapó de aquel orfanato porque no quería estar más allí. La primera noche que estaba fuera de ese lugar durmió en la calle. Su primer trabajo fue repartiendo leche, pero al ser chica no la dejaron y se hizo pasar por chico hasta que la pillaron. Luego estuvo deambulando por las calles en busca de trabajos. Encontró uno repartiendo publicidad de una tienda de cosméticos, otro en una pizzeria... hasta que encontró aquel bar de comida tradicional coreana. 7 meses estuvo en aquel lugar, aguantando las quejas de la señora Jang. Nunca se portó bien con ella, ni con ninguno de sus compañeros, los explotaba y les hacía ver que su vida era una miseria. Pero en especial a quién más manía le tenía era a ella porque le hacia frente. Y según la horonda señora Jang, "una mocosa no podía contestar a un mayor", hasta hoy, que ya no lo soportó más.
Fue andando hasta su pequeña casa, mojándose y con la mejilla colorada por el golpe. No sabía que iba a hacer ahora y como iba a costearse el vivir en aquel sitio. Tenía ahorrado como para vivir un mes sin trabajar, pero necesitaba desesperadamente un trabajo o se veía durmiendo en la calle.
Llegó al portal de su casa y sacó la llaves. Subió hasta el cuarto por las escalera ya que no había ascensor en el edificio. Cuando llegó a su planta vio a su vecina, la señora Park  y a su marido con su hijo en el pasillo. Parecía que venían de pasear. La mujer vio la tristeza de la chica y preocupada se acercó a ella.
-¿Qué te ha pasado en la cara cariño?- preguntó con preocupación la mujer. Le dio al niño a su marido y éste entró a la casa preocupado. La mujer se acercó y le dio un abrazo a la chica. Ésta no lo soportó más y empezó a llorar nuevamente en el regazo de la mujer. La señora Park empezó a acariciarle la cabeza, la chica estaba mojada, si, pero no le importaba, esa chica para ella era como su hija. Libia lloraba y lloraba- Ven, vamos a mi casa y me cuentas con más tranquilidad, ¿vale?- Libia no puso ningún tipo de excusa y siguió a la señora Park que la cogió por la mano- Espera aquí- y desapareció por el pasillo, dejándo a Libia secándose las lágrimas.
Libia miró el salón. Ya había estado más veces, pero le encantaba ese sitio. Las paredes eran de un color verde claro, le recordaba al color de las hojas de los árboles cuando llegaba la primavera. Una enorme ventana daba vistas a la ciudad. Ese edifício no sería gran cosa, pero las vistas eran preciosas, sobre todo de noche. Miró los sofás de cuero negro, esos asientos siempre le parecieron la cosa más cómoda del mundo.
Sintió como alguien le tiraba del pantalón en señal de aviso y vio al pequeño Jiho mirándole con esos grandes ojos marrones y con el chupete. Le enseñó un muñeco pequeño de un osito blanco. Ella se agachó y se puso a la altura del niño. El niño le dio el muñeco, le sonrió y se fue corriendo.
-Toma Libia- escuchó acercarse a la señora Park- Ropa seca para que te des una ducha- se la extendió.
-No es necesario...
-Insisto. Cógela y dúchate, o cojerás un resfriado- la chica asintió y cogió amablemente la ropa. Miró hacia donde se fue el niño y lo vio asomado en la puerta de la cocina. El niño le sonrió y la saludó con la mano. Una pequeña sonrisa se dibujó en el rostro de Libia.
Al entrar en ese impoluto baño, Libia abrió el grifo de la ducha y empezó a desvertirse. Se miró al espejo y vio a una chica débil, de ojos rasgados, grandes y grises, con el pelo castaño claro ondulado, que le llegaba al final de la espalda, de rasgos finos, labios medianamente gruesos  y con una nariz pequeña con un aro metálico en él.
Tras una relajante ducha, la chica salió del baño con la ropa que la señora Park le prestó. Una camiseta gris de mangas largas con cuello de barco, unos pantalones vaqueros ajustados y unas zapatillas lilas. Se cepilló el pelo y se lo secó. Al salir tímidamente, se dirigió al salón, donde estaba la señora Park y su marido. La vieron y el hombre se levantó.
-Os dejo solas- la mujer sonrió a su marido, y éste cogió al niño llevándoselo con él. La mujer miró nuevamente a Libia.
-Ven cariño, siéntate- la invitó a sentarse en uno de los sillones. Si, esos sillones eran realmente cómodos- Cuéntame, ¿qué ha pasado?
-Me han echado del trabajo- la mujer no dijo nada y se limitó a escuchar- La señora Jang me ha abofeteado y humillado delante de toda la clientela.  Yo no lo permití y le hice frente. Por eso me abofeteó y me ha echado- la mujer la seguía mirando- Y ahora no sé como voy a costearme el vivir...
-Por eso no te preocupes Libia- la interrumpió la mujer- Cuando puedas me pagas. Además, si por algo te has caracterizado siempre, es porque pagas tus deudas... y no me debes ninguna- le sonrió para tranquilizarla y se levantó sentándose a su lado. Le cogió las manos- Ya verás como las cosas te van a ir mejor- le acarició el brazo- Por eso, no te preocupes.
-Gracias señora Park, es usted muy amable...
-¡No me tutées! Me haces sentir vieja y arrugada. Sólo tengo 33 años- la chica bajó la cabeza avergonzada- Llámame Yon- las dos sonrieron- Bueno, ¿quieres algo de comer?
-No, gracias señora...- la mujer carraspeó- Yon- la mujer asintió con una sonrisa- Me voy a casa, necesito descansar. Pero gracias por la oferta.
-No es molestia querida. Ya sabes que tienes tu casa aquí cuando quieras- las dos se levantaron del sillón. La mujer la miró de arriba a abajo- ¡Te queda genial esa ropa! Quédatela
-Pero...
-Toda tuya. Ojalá entrara otra vez en ese pantalón- Negó con la cabeza con lástima. La chica le hizo una reverencia.
-Muchas gracias por todo- miró atrás y vio al marido con el niño, que le sonreía y la despedia con la manita. Iba a abrir la puerta pero escuchó al niño llamarla. Lo vio correr hacia ella con el peluche del oso, que le tendió.
-Creo que el pequeño Jiho quiere hacerte un regalo- miró al marido y le sonrió, y luego al niño, que cuando ella aceptó el regalo le dio un pequeño beso en la mejilla y se fue corriendo a los brazos de su madre. Les dijo adiós a los presentes y salió de la casa.
Cuando ella estuviera casada y tuviera una familia, si es que algún dia lo conseguía, le gustaría ser como aquella familia, humildes pero con un gran corazón.

6 comentarios:

  1. Omeeeee :a . Me encanto n.n . Quiero continuacion : )) ..

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  2. Unnie, ami realmente me gu$tó, la hi$toria e$ muy bonita e$peraré la continuación de tu hi$toria ^.^

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  3. Me encanto sigue pleaseeee
    Esta muy interesante y que mono el nino...

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  4. interesante!! amo a daehyun!!<3!! asi que la historia me encanta por favor continua... esta muy interesante!!

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