martes, 19 de marzo de 2013

PROMESAS, RENCORES Y PERDONES



- Autora: Sagitariogothic



- Tipo: Big Bang, idol x fan (T.O.P x fan; sin descarte de posible pareja con G-Dragon), hetero, +18, serial



CAPÍTULO 1

Otro día más para ir a la escuela, resoplé.
No hacía más que ir a estudiar, volver a casa e ir a trabajar. Recordé que mis padres no me hablaban pues había conseguido que me dejaran irme a Seoul, a estudiar, con la condición de que no contara con ellos para nada. Esto era así porque mi padre nunca había entendido mi manía con los coreanos y todo lo que tuviera que ver con ellos además de que no entendía por qué su hija tenía que irse de casa nada más cumplir los 18.
Así que aquí estoy, muerta de cansancio por mi trabajo y habiendo sobrevivido a mi primer año en corea.
Suspiré, me senté en la cama y miré el techo un segundo antes de levantarme, desperezándome como un gato para meterme en la ducha y prepararme para el día de hoy.
Tras desayunar un zumo y una tostada rápida, salí de casa. Era un día soleado, fresco y el aire parecía más limpio de lo normal debido a que había llovido la noche anterior.
Recordé que me había olvidado la bandolera de mi dibujante favorita en mi habitación y entré convencida de que llegaría tarde, para no hacer mudanza en mi costumbre.
Mi apartamento era pequeño o más bien casita baja, esta constaba de una sala amplia en la que se encontraba la cocina, una mesa para comer y un sofá de dos plazas pegado a la pared enfrente de una televisión. La cocina era simple, armarios blancos, vitrocerámica, nevera, horno y el fregadero. Esta se encontraba a la derecha según entrabas, a unos pocos metros estaba la mesa con cojines de colores rojos y por último a unos diez pasos estaba el sofá en uno de los extremos de la sala a una distancia de unos veinte pasos de la televisión.
Era muy grande pero acogedora. Entre la mesa de comer y el sofá había un pasillo  los suficientemente grande para una puerta enfrente de la otra, la puerta de la derecha era mi cuarto y la de la izquierda un baño con su bañera, lavabo y un pequeño tendedero replegable.
Entre corriendo a la habitación que consistía en un armario de dos puerta en madera oscura a la izquierda de la puerta, la cama a dos pasos según abrías la puerta con la colcha en azul marino y cojines blancos colocada de forma horizontal a la puerta, un baúl a los pies de esta, una mesilla de noche en el lado derecho con una lámpara de color azul y un poco más lejos del baúl a los pies de la cama había una ventana, en la pared de la cual se encontraba un pequeños escritorio con una silla de madera normal y corriente.
Colgada de la silla estaba mi bandolera de tela negra con un gato negro de ojos verde pintado, cogí la bandolera y salí de mi casa corriendo escaleras abajo.

Se me olvidaba comentar que mi casita se encontraba en la mitad de una escalera interminable de hormigón y una cuesta endemoniada, que cuando subías parecía que te quedabas sin pulmones y sin corazón.
Oí el ruido de alguien al para con una moto en el cachito de acera que se veía al final de la cuesta. Sonreí.
Hay estaba mi amor platónico, Chae moo shin, era como se hacía llamar y nadie sabía cuál era su nombre real.
Este escultural coreano *¬* se encontraba subido en su moto negra, creo que era una kawashaqui , no estaba segura pues de motos no entiendo nada.
El chico coreano por el me temblaban hasta las rodillas era alto, delgado pero con algo de musculo, pelo moreno corto, rostro delicado pero con pose de duro, ojos castaños, labios finos, y dos cicatrices pequeñas en la ceja derecha en forma de raya. Conmigo siempre había sido bueno aunque un poco seco, esto era así porque vivía en la última casa de nuestra escalera interminable.
Sonreía al verle con el uniforme de la escuela y el casco entre las piernas, andaba escribiendo en el teléfono cuando yo llegué al pie de la escalera con una sonrisa. Este alzó la cabeza al oír el ruido de mi bota militar negra contra la acera.
-Hola Eve.- tras babear por él unos minutos sonreí de lado y le miré tragando saliva.- vas a llegar tarde… otra vez.
-gracias por el dato- pasé por su lado y le di la espalda con mi yo interno saltando de alegría.
-ehy! –me giré despacio al oír su voz grave y rota. El solo paso el casco a su espalda para que lo viera.- sube.
Me mordí la mano antes de subirme a la moto como si de un caballo se tratase, pasé mis brazos por su cintura y sonreí. Estaba que me moría con su olor, arrancó con cuidado la moto y se internó en la calles de Seoul a toda velocidad.
Tras unos minutos me di cuenta de que no íbamos a la escuela por lo que me erguí en la moto separándome de él.
-¡moo shin! ¿A dónde vamos?- él solo me miró con una sonrisa.-¡ moo! ¡La escuela esta por allí!
Señale a mi espalda y el solo me miro en el paso de peatones. Resignada me agarré a él hasta que salimos de la ciudad y se metió por unas callejuelas pequeñas, al cabo de un rato solo veía árboles y más árboles a los lados.
Cuando llegamos a lo que parecía la cima de esta pequeña montaña aparcó en un lado de una explanada libre de árboles, le miré mientras giraba la cabeza para mirarme.
-sígueme.-sonreí no muy convencida.
Me bajé de la moto de un salto y, tras quitarme el casco se lo tendía a él. Este lo guardó y me quito la bandolera mirándome a los ojos para meterla bajo el asiento de la moto.
Hecho a andar para internarse bajo los árboles, hacía un poco de frío en la cima así que me abrazaba el tronco mientras andaba detrás de él.  De repente paró y vi que estábamos al borde de un precipicio desde el que se veía todo Seoul a lo lejos, no me preocupé, había una barandilla de madera.
-hace mucho que te conozco- le mire cuando me agarró de la muñeca y me apoyó la espalda contra un árbol.
-s-sí…- le miré sorprendida.
-y nunca te he dicho mi nombre- su voz era dura de nuevo.
-n-no, nunca.- apoyó la frente en la mía.
-Me llamo Seunghyun… - me quedé callada mientras me miraba.- me han aceptado como trainer en YG… y… bueno, quería que supieras mi historia.

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